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Dylan le echó una fría mirada.
En cuanto Cassie lo vio reaccionar de esa forma, se apresuró a explicar sonriente: "Este... Quise decir que si me entero de que tienes o tenías otra relación, pediré el divorcio. Porque no tengo intenciones de ser la tercera en discordia".
Lo odiaba tanto como odiaba a Alice, ¿cómo estaría dispuesta a ser aquello que detestaba?
Sin embargo, no podía negar que un bastardo y una ramera hacían una pareja perfecta. Solo que la idea de imaginarlos juntos le causaba repugnancia.
Luego de escuchar su petición, Dylan replicó:
"Está bien, a condición de algo más".
"¿De qué?", preguntó ella arrugando el ceño.
"Si tomas la iniciativa de pedir el divorcio, no te pagaré nada".
¡Los capitalistas no son más que sanguijuelas!
Al notarla distraída, Dylan preguntó: "¿Y? ¿Qué opinas?".
"De acuerdo, acepto", contestó frunciendo los labios.
Mientras lo decía, tomó el bolígrafo y ojeó el convenio. Luego de firmarlo rápido, se lo devolvió.
Su elegante escritura quedó a la vista.
Dylan asintió satisfecho. Levantó la barbilla y le indicó: "Cámbiate. Primero visitaremos a tu padre; mañana, a tu madre".
¿A mamá?...
Los ojos de Cassie se atenuaron cuando Dylan la mencionó.
Si bien no era su hija biológica, no tenía nada que envidiarle a una familia común. Después de todo, ellos la habían criado con mucho cariño.
Cassie estaba tan preocupada por el secuestro de su padre que casi lo olvida.
En el momento en que Dylan la vio inmersa en sus pensamientos, le dijo al oído con claridad: "Puedes llorar, pero no exageres. De lo contrario, te cobraré los intereses por el préstamo".
Cassie se secó las lágrimas con el dorso de sus manos y aspiró su nariz. Lo miró y le dijo: "Espérame afuera. Voy cambiarme".
Después de asentir con ligereza, Dylan se dio la vuelta y dejó la habitación.
Cassie salió con una cálida chaqueta de plumas y una bufanda gruesa envuelta alrededor de su cuello. Llevaba el pelo recogido con una coleta alta que le hacía lucir muy fresca.
Estaba mucho mejor después de haber dormido. Se metió las manos en los bolsillos y dijo: "Vamos".
Dylan asintió con la cabeza y caminó por el pasillo junto a ella.
"Cámbiate de sitio, ¿sí?", preguntó de pronto.
Para él, su vivienda ya estaba demasiado deteriorada como para vivir en ella.
Cassie tardó un rato en reaccionar, pero finalmente entendió: "No hace falta. Hemos vivido allí durante años. Además, no creo que mi padre quiera mudarse".
Dylan volvió a mirarla y expresó: "¿Necesitas que te recuerde el decimocuarto término de la quinta página del contrato? La parte B aceptará realizar incondicionalmente todo aquello que le pida la parte A, siempre que no vaya en contra de la línea de fondo".
"Como quieras", dijo con cierto desdén.
En la sala del hospital
Dos personas se pararon junto a la cama de Sean. "Sean, tengo que contarte algo. Pero, por favor, no culpes a Cassie".
Dylan y Cassie no tardaron en llegar a la sala. Desde lejos pudieron oír una voz.
Antes de que dijera algo más, la puerta se abrió con un fuerte golpe.
Los tres que estaban dentro miraron al mismo tiempo.
Además de Sean, estaban Alice y Adam.
Cuando Cassie los vio allí, su rostro quedó helado. Intentando reprimir su ira, les dijo: "Salgan de aquí antes de que haga algo".
Al verla reaccionar así, Alice no pudo evitar reírse por dentro. Fingió no saber nada y preguntó: "Cassie, ¿qué ocurre?".
En tanto que Adam la saludó con calidez: "Cassie, ¿llegaste?".
Él siempre había sido un hombre vanidoso. No iba a dejárselo tan fácil luego de que ella le había sido infiel.
Cassie se sentó en el sofá para tranquilizarse. En su interior, su sangre seguía hirviendo de rabia.
¡¿Para qué cuernos había ido?! ¡¿Acaso para quejarse ante su padre?!
Luego de relajarse apenas, Cassie les volvió a advertir: "Adam Shen, Alice Qi, lo diré una última vez. Será mejor que se larguen por su cuenta antes de que pierda la paciencia".
Apoyado contra la puerta, Dylan contemplaba la escena muy entusiasmado:
'¿Adam Shen? Ese nombre me suena familiar...
Oh, ya sé. ¿No es el responsable de la nueva filial del Grupo Hooey?
Así que son ellos...'.
Sean no sabía lo que había pasado entre ellos, pero estaba seguro de que se iban a agarrar a trompadas.
Así que trató de calmarla y le aconsejó: "Cassie, no seas grosera. Ellos vinieron a visitarme".
Cassie se burló de eso. Tiró su bolso en el sofá antes de levantarse y se volvió hacia Alice, quien le sonreía.
La agarró por el cuello de la ropa y le dijo bruscamente: "No eres bienvenida".
Tan pronto se dio cuenta de que iba a golpearla, Dylan dio un paso adelante y apartó sus manos.
Cassie lo miraba con asombro: '¡¿Pero qué está haciendo este hombre?! ¡¿Se puso de su lado?!'.
Sin esperar nada, Dylan movió la mano e hizo entrar a los guardaespaldas. Cassie lo miró aún más desconcertada: '¿Y ahora? ¿Qué pretende?'.
Dylan desvió su penetrante mirada hacia Adam. Sus ojos brillaban una frialdad tan extrema que hizo que la atmósfera se sintiera más opresiva. En un tono profundo, les ordenó: "Sáquenlos".
Esta vez, le tocaba a Adam estar confundido. Miró a Cassie y le gritó: "¡Eres una sinvergüenza! Me engañaste mientras aún estabas conmigo. Ahora te unes a tu amante para intimidarme, ¿no?".
Cuando Sean escuchó eso, su expresión cambió drásticamente, y preguntó: "Cassie, ¿qué está pasando?".
Cassie nunca esperó que Adam quisiera vengarse luego de haberle fallado. Incluso tuvo el descaro de causar problemas en el hospital. ¡Y encima frente a su padre!
Cassie realmente no tenía buen gusto para elegir hombres.
Mientras les echaba una aguda mirada a los guardias, Dylan les preguntó: "¿No entienden?".
Su voz no era tan fuerte, pero sonaba muy intimidante.
Los guardaespaldas no querían arriesgarse a perder sus trabajos, así que los sacaron de inmediato.
Uno de ellos les alertó: "No vuelvan a pisar esto".
Adam estaba tan enfurecido que se puso rojo. Enojada, Alice les gritaba: "¡Cretinos! Cassie, ¡no eres nada sin su protección! ¡No he terminado contigo!".
Cansado de sus quejas, Adam gritó impaciente: "¡Basta! ¡Esto es culpa tuya!".
Alice lo miró atónita: "¡¿Qué?! ¡¿Me gritaste?!".
Sintiéndose más humillado, Adam caminó tenso hacia adelante. Ahora sentía que los odiaba mucho más.
'¡¿Pero quién diablos era ese hombre?! ¡¿Por qué la defendió de esa manera?!', se preguntaba.
En la sala del hospital
Sean se quedó estupefacto luego de que los expulsaran del cuarto: '¿Qué eminencia ha traído mi hija? ¿Tanto poder tiene?'.
Dylan extendió la mano y dijo con cortesía: "Señor Bo, es un placer conocerlo. Mi nombre es Dylan Lu. Esos dos, no sé si lo sabe, eran el exnovio y la ex mejor amiga de Cassie. Ella no hizo nada indecente. Fueron ellos quienes la traicionaron primero. Cuando se enteraron de que estaba cortejando a Cassie, vinieron aquí para difamar su buen nombre".