Mis pensamientos eran un caos desde hace una semana, lo sucedido con Aiden me sorprendía pues normalmente no habría actuado así, no podía admitir mis sentimientos frente a él y mucho menos podría admitirle el hecho de haber lo usado para darle una lección a Ethan, me avergonzaba tanto que no podía ni mirarle a la cara, y como toda persona madura que soy he estado evitándolo, no quería hablar del tema y tan solo mirarle me hacía recordar todo.
La escuela ya era difícil y lidiar con Ethan y sus encuentros sexuales los cuales siempre terminaban conmigo sufriendo por el dolor de aquella conexión sin cortar, Angela quien se había dispuesto a hacerme la vida imposible, y ahora mi amigo a quien bese volvía todo aún peor.
Tome cada clase intentando evitar las miradas que Ethan, Angela y Aiden me dedicaban cada dos o tres veces, estos querían torturarme mentalmente y es que pareciera que no tuviese suficiente con mi propia conciencia recriminándome a cada segundo, eso incluyendo a mi espirito de lobo, aquel que se molestó conmigo por mi actitud. Cada día me era más difícil encontrar escusas para decirle a mis amigos.
La clase termino con el sonido estruendoso del timbre, salte rápidamente de mi lugar para evitar que cualquiera de aquellos tres decidiera detenerme, yo parecía estar huyendo del infierno mismo y siendo perseguida por demonios. ¿Y si esto era un castigo por desafiar a la diosa luna?, ¿acaso planeaba hacerme sufrir desde que me unió a ese pedazo de idiota? De un momento a otro sentí una fuerza que me jalo a uno de los salones, y el culpable de tal acción, mi mate, era fácil saberlo por su aroma, ¿cómo diablos no note su cercanía?, me sumergí tanto en mí, pensando en un millón de opciones para salir de esta y evitar toparme con uno de los tres involucrados y sin darme cuenta le di la mejor oportunidad de atraparme.
Ethan cerró la puerta detrás nuestra, me jaloneo colocándome sobre la gran mesa, se paró frente a mi impidiéndome escapar de él, coloco sus manos a cada lado y me dedicaba miradas de esas que ya me habían matado mil veces, sus expresiones cambiaban tan pronto se formaba una. Era evidente, Ethan estaba furioso, este sería mi fin, el probablemente querría matarme, que alfa no lo aria después de tal humillación. Su silencio me estaba matando de los nervios, no sabía para que me había llevado hasta ahí y mi mente me jugaba mal, creando una y mil maneras en las que podría morir ese día.
- aléjate de Aiden- ordeno rompiendo aquel silencio y causando que mi corazón saltase. - ese tipo no es lo que tú crees, el jugo con tu mente y causo que tu casi... -tenía una expresión que causaba terror puro - el casi te hace suya y eso no se lo perdonaría -
Tome aire, intente no perder la compostura y que no se notase lo mal que me ponía la situación y aquella cercanía.
- y tu quien te crees para decirme que hacer? -
- tu eres mía -
- y cuando acepte eso? -
Intente zafarme de la posición en la que estábamos pues cada vez él estaba más cerca, su aroma se colaba cada vez más a cada respiro, de esa forma no controlaría mi parte lobo, ella tomaría control y aria que los deseos de la diosa se cumpliesen.
- eres mía, yo no acepte tu rechazo recuérdalo -
- claro que lo recuerdo bien -
-si él se acerca de nuevo a ti lo mato -
- eres un idiota sabes?, ¿reclamas que te pertenezco pero que haces tu?, follarte a una tipa diferente cada día, y finges demencia, ¿acaso no eres consciente del dolor que me causa? Así que no seas idiota y acepta el rechazo así no tendrás nada que te impida follar con el pueblo entero -
Él se quedó en silencio ante mi reclamo, su agarre se suavizo y aproveche para soltarme, pero este me tomo del brazo jalándome de nuevo a la misma posición, pero con más cercanía.
- no aceptare el rechazo no importa cuánto lo pidas, tú eres mía - dijo suave mientras se acercaba a mí, sabía que querría besarme y ladee el rostro negándome a ello, pero este continuo su trayecto hasta mi cuello besando el lugar donde anteriormente lo había hecho Aiden. Sentí una corriente eléctrica por todo mi cuerpo, me estremecí al contacto y coloqué una de mis manos sobre su pecho, su corazón latía tan fuerte que sonaba como tambores.
- déjame ir - suplique en susurros
- no - dijo besando nuevamente y esta vez ya no me resistía, aquella fuerza estúpida que la diosa ponía sobre cada pareja, hacía de las suyas. Mi cuerpo, no, mi corazón se dejaba llevar sintiéndome completo con el ahí, sus labios llegaron a los míos y estos se unieron en un beso lleno de necesidad uno por el otro, y no una necesidad sexual, para nada era así.
- lo ves?, tú me amas-
- aléjate de mí - dije recuperando mi control, lo empuje para separarnos levemente, mi respiración estaba agitada - tu no has hecho nada para que yo te ame. -
- deja de ser tan terca-
- eres un idiota -
- ok lea ahora empezamos con los insultos infantiles -
El me acerco con fuerza, me tomo de la cintura, presiono su cuerpo contra el mío, se acercó a mí, pero nuevamente desvíe el rostro negándome a besarlo, pero ese no era su propósito y me di cuenta muy tarde. Mi cuello ardió, podía sentir el aliento de Ethan que chocaba contra mi piel y un frio comenzó a recorrerme la espalda, él se separó y la presión que sentía se fue, el idiota me había marcado en contra de mi voluntad.