Capítulo 4 Una noticia inesperada

Ela:

¿Cómo es posible de que estando ya acostumbrados al dolor, suframos cada vez más?

Mientras trataba de limpiarme el barro con el cuál me salpico aquel estúpido con su cutre deportivo, no paraba de maldecirle, ¿que clase de individuo vive en esta ciudad?, ¡como se le ocurre pasar por delante mía salpicarme de arriba a abajo e irse como si no hubiese pasado nada! . Lo peor de todo es que iba ahí en plan chulo, inalcanzable e inigualable pasando de todo como si era el único que existía y se encontraba en el centro de atención, en donde tenía que dar el espectaculo. ¡Dios como lo vea!, no me fije bien en su rostro ni tampoco quién era pero, no se librara de mi, ni él ni su coche, de verdad ¡Que falta de educación tienen los pijos ricos estos, solo me falta que donde vaya a estudiar sean igual!

Aunque no se porque pero algo me dice que lo conozco o lo he visto antes.

Tratando de calmar mis nervios y malhumor, terminé de ducharme y salí del baño llendo a mi maleta la cual aún estaba cerrado, normal, si con todo lo que ha pasado no me ha dado tiempo de nada. Abriendo la maleta, esparcí por toda la cama mi ropa, de la cual agarré un pijama así veraniego con short y camisa ligera para estar en casa y unas pantuflas cómodas de algodón. Al vestirme, guarde la ropa en el armario colocándola poco a poco, me di cuenta de que aún conservaba aquello, la foto, esa foto de mi padre, bueno ese hombre al que llaman padre. No recordé haberla metido en la maleta, pero, bueno aquí estaba, en la fotografía se le veía más joven, es más la foto estaba en un color muy antiguo no se apreciaba mucho ya que en comparación con las fotos actuales no tenía nada que ver. Según creo, la foto era antes del nacimiento de mi hermana o después, además ¡a mi que me importa no se porque demonios la sigo conservando!, pensé en el mismo segundo que la agarre y la rompí en pedazos dejándola caer en el suelo, saliendo de la habitación tras ello.

No debe de importarte una persona que para ti no existe, Ela.

Repetí esta frase dos veces en mi mente mientras la curiosidad me llevaba a ver el resto del apartamento, las vidrieras de cristal eran impresionantes, daban un toque bastante lujoso al apartamento y nada que decir sobre el enorme techo pintado de blanco que los días de sol seguramente iluminaria la casa aún mas de lo que esta. Adentrándome por el pasillo me encontré con tres puertas una a la derecha otra a la izquierda y la otra en el final del pasillo, en medio.

Inquieta otra vez por la curiosidad, decidi abrir cada una de ellas, la primera era el baño, la segunda resultó estar cerrada con llave, supuse que podría ser el cuarto de mi hermana ¿aunque que necesidad de cerrar la puerta cuando hasta el momentl vivía aqui sola?.

Supuestamente

Dejando de lado su habitación, me fije en la otra puerta, era algo más pequeña que las demas y estaba hecha de madera marrón oscuro, supuse que podría ser una especie de mini trastero, desván o incluso podría tener escaleras y resultaría ser un sotano. Abrí la puerta al instante, dandome cuenta de que ahi dentro no daba luz ya que estaba todo oscuro, con mi mano toque la pared encendiendo el interruptor y al iluminarse todo, me fije en todo lo de alrededor, entonces los ojos se me llenaron de agua, mientras que otra vez, mi pecho latía muy fuerte, otra vez, era lo mismo, el pasado, fotos del pasado, las cuales en ellas alguna vez fuimos felices, dejandome caer en el suelo de un movimiento incontrolado para agarrar las fotos, no respondía de mi, me venía a la mente el mismo suceso mientras me fijaba en la foto de mi madre, donde se le veía feliz, sonreía como solía hacer, a pesar de todo se le veía bien, sus ojos verdes brillaban tanto que cualquiera se alegraría. Su pelo castaño se le veía descuidado pero aún así se mantenía y ese vestido, castaño de mangas cortas que llevaba en aquella foto, era el que llevaba la última vez que estuvo en esta vida.

Cerré los ojos mientras me llevaba la foto a mi pecho, el pánico se estaba volviendo a apoderarse de mi, era una de las pocas veces que me daba un ataque más de dos veces, cuando estaba en Los Ángeles estaba tan alejada del mundo, que practicamente no sentía nada, ahora que veía esto, no podía contenerme, se me estaba dificultando la respiración, mi mente se llenaba de la culpabilidad, de aquel maldito día en donde mientras yo regresaba sonriente del instituto por haberme sacado la eso, mi madre estaba apunto de matarse.

¡Jodeer! ¡recuerdo todo como si hubiese sido ahora mismo!, la misma imagen estaba volviendo a aparecer en mi mente, como un abismo sin fin, las sensaciones y emociones se acumulaban una por encima de otra sin control, mi mente estaba vacia, solo pensaba en el pasado, tanto incluso que me sentía casi muerta, solo que aún respiraba y con un ataque de pánico encima.

Tratando de actuar, de hacer algo porque no podía estar así, tenía que apañarmelas yo sola como he hecho siempre para calmarme. Con los ojos aún cerrados tenía que recordar algún buen momento en familia algo que me haya alegrado un recuerdo bonito, ¡lo que sea con calmar esta maldita sensación!.

Sin embargo por más que trataba no podía, mi mente aún estaba en el pasado en ese mismo momento como mi madre estaba allí tirada, en el suelo temblando con la cabeza sangrando no respondiendo de sí misma y un montón de jodidos cristales que lo causaron todo, rodeaban su cabeza y partes del cuerpo que sangraban, yo sin entender muy bien lo que pasaba por la sorpresa me lancé al suelo a ella, levante su rostro poniendolo encima de mis rodillas a medida de recogia su cabello tratando de quitarle los cristales que tenía en su pelo, mis ojos se llenaban de lágrimas no sabía que podía hacer una niña de quince años, me envolvi en ella con mis brazos mientras gritaba y trataba de dejarla conmigo, que se mantenga conmigo, rápidamente actúe alcanzando su móvil que estaba muy cerca del suelo y marque el número de la ambulancia por el miedo la angustia ansiedad y pánico les dije la dirección sin explicarles tan siquiera el motivo aunque les dije que mi madre se estaba muriendo y que ¡porfavor viniesen cuando antes!, dejando el móvil de lado, me volví a aferrarme a ella, teniendo aún la posibilidad de que estaba conmigo y deseando que se quedará.

-Mamá porfavor, nunca te he pedido nada en la vida y ahora que quiero pedirte algo ¡porfavor no te vayas y me dejes!-las palabras salían quebradas de mi boca, mi pecho se estaba contrayendo, como si se fuese a detener, no podía con lo que pasaba no lo estaba aceptando ¡mi madre se estaba muriendo delante mía y no puedo hacer nada!-Mama porfavor ¡por el amor de dios respóndeme dime algo!-grité lo más alto posible , tratandl de hacerle saber que aqui estaba esperando a que abriese los ojos y en el momento lo hizo, tras levantar la mirada noté como sus ojos se entreabrian y cerraban aunque todo su cuerpo estaba débil, es más estaba pálida y muy fría lo que pasa es que no quería admitirlo.

-Lo siento Adelaida, perdóname hija, ¡se que nunca me has pedido pedido nada y ahora que lo haces no podré cumplirlo, lo siento ojalá hubiese sido de otro modo!, solo cuídate y no dejes que personas ajenas entren en tu vida-sus ojos se cerraron después de esas palabras, al mostrar una pequeña y última sonrisa. Sin embargo, yo grite saque todo desde adentró, los paramédicos aún no llegaban y mi madre se estaba despidiendo de mi, esto no podría estar pasando, alce a mi madre por encima de mi colocandola en mi pecho mientras la abrazaba y me aferraba aun más a ella.

-¿Porqué?-alce en tono alto mientras las lágrimas salian sin control y mi pecho latía tan fuerte que tras eso, no recordé nada más porque me había desmayado.

Con la cabeza inclinada mirando hacía ninguna parte sin presentar ninguna emoción, regresé al mundo del presente, con los ojos sollozos y con el ataque de pánico más calmado me levanté como pude saliendo de aquel cuarto, porque mi corazón ni mi salud es más ni mi estabilidad emocional iba a soportar más. Llendo a por mis pastillas antea de que sea demasiado tarde, me adentre como pude a la cocina agarrando un vaso de cristal, llenándolo con agua, trate de bebermelo como pude ya que mis manos no dejaban de temblar, estos malos ratos siempre son horribles, es más terribles, no os imaginais la idea de estar dependiendo de la vida o muerte solo por unos recuerdos, los cuales son imposibles de dejar atrás, porque al igual que todos tenemos un pasado oscuro malo o ya sea bueno o lo que sea, siempre estará ahí para recordarnos quienes somos.

Saliendo de aquella habitación porque no podía seguir viendo más, no iba a poder soportar tanto dolor a la vez, me fui en busca de mis pastillas, tenía que beberme alguna para relajarme o sino a saber que será de mi. Cogiendo una de las pastillas de mi bolso, fui a la cocina en donde me llené un vaso de agua mientras lo hacía sentía como no podía responder de mi y mis manos temblaban de forma incontrolada, me bebí el agua y de los nervios dejé caer el vaso. Todo el cristal rodeó el suelo, del susto que causó el ruido de los cristales me altere aún más de lo que estaba, pero aún asi lidie con mi nerviosismo y me agaché para recoger los cristales, mientras los recogía se me vino a la mente que mi madre, murió por culpa de la presencia de cristales, con los cuales se golpeó la cabeza, fue por eso que se fue, estos malditoa cristales tuvieron que darle más razones para sucidarse a mi madre, del enfado me levanté tirandolos a la basura, sin embargo no me di cuenta de que me había cortado la piel con uno de ellos hasta que vi sangre descender. Mierda, ¡ya lo que me faltaba!, me levanté del suelo y abri el grifo, mientras el agua, descendía observaba detenidamente como la sangre bajaba con el agua, no se porque pero de un momento a otro ver sangre salir de mis venas me calmaba.

Sin responder de mi, agarré un trozo de cristal que tenía cerca y comencé a rozar con el mi piel, esta se escogía y por más fuerte que introducía el cristal, salía sangre, sin control de mis acciones me deje llevar, por la autolesion, nunca había hecho algo así pero ahora que lo probaba puedo sentir que es mi posible vía de escape hacerme daño a mi misma.

El timbre de la puerta sonó interrumpiendo la locura que estaba haciendo, provocando que volviese en sí y tirar de un movimiento el cristal al suelo, mi manl estaba sangrqdo ¡que acababa de hacer!, ¡estaba loca o que me pasaba!, dios mio, rápidamente abri el grifo dejando salir agua otra vez limpiandome la sangre que salía sin control de mi piel, el timbre volvió a sonar, indecisa acabe por agarrar un trozo del rollo de papel que había encima de la cocina y me lo envolví en la mano, metí la mano en el bolsillo de short que llevaba traté de parecer calmada suspiré hondo y me dirigí a la puerta.

Al abrir la puerta, mi hermana estaba ahí, una enorme sonrisa se dibujo en su rostro al verme y sin pronunciar ninguna palabra sus brazos me envolvieron en un fuerte abrazo.

-Adelaida-sus palabras salían con mucha alegría y felicidad a medida que estrujaba con sus brazos más y más-¡me asustaste loca pensé que te paso algo! ¡Donde estabas que tardaste tanto en abrir!-traté de parecer lo más normal posible así que levante los hombros en un estilo de no te importa, pero claramente no iba a pillarlo.

-nada, en el baño no hace falta tanta preocupación, Lauren-noté que mi respuesta fue algo fría y me arrepentí por ello, debía de comportarme bien con ella, a pesar de todo es mi hermana pero ¡nadie le ha pedido que me obligue a venir a un sitio donde de momento solo pasan desgracias!

Un pequeño suspiro se adentro en sus palabras mientras se adentraba hacía dentro fijándose por un segundo en mi con sus ojos tan verdosos como los míos con el temor de que no se fijara en la mano que lleva un buen rato en el bolsillo sangrando y a saber que más.

-Lo sé, Adelaida, se que no querías venir aquí-añadió adentrándose al salón dejando de mirarme haciendo que un pequeño alivio se formé en mi interior

-has acertado-dije sin negarme-.Si fuese por mí, me hubiese quedado sola, no me apetece estudiar aquí ni mucho menos convivir con este tipo de "individuos", lo más seguro es que acabe siendo borde con todo el mundo, no le caeré bien a nadie y...-de tan solo de pensarlo comencé a meter un tema dentro de otro a medida que no se si tenía sentido lo que estaba diciendo.

-¡No digas eso Adelaida!-senti en su rostro esa horrible cara de pena que todos siempre ponen hacía mi.

-¡no me llames así! Solo Ela-alce un poco el tono ya que me alteraba que me llamaran de mi nombre completo, es mi nombre de nacimiento si, pero..., solo lo quiero conservar pronunciado por mi difunta madre.

-Vale, hermana tranquila no te alteres–estaba empezando a notar que algo no iba bien y era así, hasta hace unos minutos estaba casi por autolesionarme-.¿Te has tomado tus pastillas?

-Si-puse un poco los ojos en blanco

-Escúchame Ela, eres mi todo ¿vale?, lo único que queda de mi familia y si estas mal y sufres yo sufro el doble y lo sabes solo quiero que estés bien y feliz, no voy a permitir que te pase algo, te quiero mucho, has pasado por muchas cosas al igual que yo, pero debemos tratar de cambiarlo no olvidarlo, pero al menos mejorarlo, se que ha sido difícil para ti, el hecho de estar aislada en casa durante dos años depresiva, enferma sin querer ver a nadie ¡ y te entiendo hermana!-Sus palabras otra vez me dieron fondo, en mi corazón se sintieron, quería hacerle caso creer que todo iba a estar bien tal y como decía pero me sentía dentro de un agujero tanto mental como psicológico que resultaba difícil no digo que fuera imposible pero se veía complicado.

-Somos producto de nuestro pasado Ela, pero no tenemos porque ser su prisionero y lo sabes perfectamente -sus ojos tras sus palabras casi convincentes mostraban tristeza esperanza y alegría a espera de una respuesta de mi que ha decir verdad no iba a cambiar nada pero que podía hacer, como ya dije, no moriré sin intentarlo antes.

-¡Ah!-di un suspiró-esta bien, no moriré más de lo que ya estoy muerta así que no perderé nada por intentarlo

-¡No digas eso loca!-me volvió a abrazar sintiendo fuerte su brazo haciendo que mi mano aún escondida y ensangrentada comenzará a doler-Será emocionante, ya lo veras muchas sorpresas están por venir.

-Si si ya ya-me sentía incomoda con el dolor por lo tanto no prestaba mucha atención a lo que decía.

-Alguna sorpresa como..., tu hermana va a comprometerse y se casará.

Sus palabras no llegaron a entrar bien en mi cabeza pero al olvidarme del dolor de mi mano por un segundo me centré en lo que decía.

-espera espera ¿que?

–Sii y otra sorpresa es que..., nos mudaremos a otro sitio–sus palabras de incógnito y no ir directa al grano me alteraban demasiado ¿de que esta hablando esta?

-haber haber, ¿estas bien? ¿Tienes fiebre? ¿De que estas hablando que matrimonio ni que mudanza?

-Así es hermana me voy a casar con Jacob Hudges y nos mudaremos con la familia de mi futuro marido.

Esta estaba fumada ¿o que? ¿Cómo que matrimonio?

            
            

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