Afuera ya no había lluvia pero el suelo seguía lleno de barro. Por lo que opté por usar zapatillas de escalar. Cuando vi la hora por última vez me quedaban quince minutos para poder llegar. Así que me dispuse a salir lo más pronto posible.
Salí con demasiado cuidado para no generar ningún sonido extraño que pueda despertar a mis abuelos.
Comencé a caminar por el camino interno que daba al río. Debía pasar por más cercos pero no importaba, quería disfrutar de la plenitud del aroma de ese lugar. Además así también me acostumbraba a manejar mi velocidad y agilidad.
El camino fue casi un juego para mi, en donde corrí, salté, y hasta di volteretas. Al llegar al último cerco ya me quedaban sólo siete minutos. Bajé corriendo y crucé el cerco que daba al río. Ahora sólo quedaba el último cerco el cual daba al claro.
Me sorprendía ver esos detalles que antes no notaba, los olores, los colores y los sonidos del lugar que te daban calma. Crucé el cerco y me encontré con un montón de árboles y de maleza. Una extraña emoción se posesionó de mi. Esta era la primera vez que entraba a un bosque real. Nunca antes había podido y si bien, era pequeño, ya que podía ver la salida desde la entrada, era totalmente maravilloso.
Al salir del bosque me encontré con un claro vacío. Miré la hora y vi que faltaban tres minutos para las seis. Dónde demonios estaría ese idiota. No parecía haber algún lugar donde poder esconderse por lo que sólo significaba que aún no llegaba.
Me senté en una roca y esperé a que los tres minutos llegaran a su fin, pero nada cambió. El claro seguía igual de vacío.
Caminé y rodeé el claro por completo. Corrí, salté y volví a dar volteretas... golpeé cosas y di patadas y golpes al aire. Corrí de un extremo a otro en varias ocasiones para poder mejorar mi tiempo. Dos horas estuve haciendo eso sola en el lugar y seguía igual de sola que cuando llegué.
Un ruido de ramitas quebrándose me alertó y al voltear, el chico molesto del día anterior venía caminando con una calma increíble lo cual me hizo molestar y enfurecer.
Al verme molesta dio una sonrisa irónica, lo que sólo me enfureció aún más.
"No se suponía que debía llegar a las cinco de la mañana y ser puntual." Dije casi gritando de la rabia.
"Sí, dije que tú debías llegar a esa hora, no que yo también llegaría." Dijo él burlándose lo que sólo me hizo enojar más.
"Eres un..."
"Bien, vamos a comenzar con tu entrenamiento. La primera lección es abrir tu mente y percibir cosas. No es tan fácil como suena así que esto requiere de toda tu total concentración."
"Y cómo quieres que haga eso, estando tan enojada como lo estoy ahora."
"Ese es el punto, te hice llegar antes sólo para que perdieras los estribos y tuvieses una dificultad. En una batalla real, no estarás en un lugar tranquilo, habrá alboroto y tendrás que tener todos tus sentidos despiertos para poder percibir la presencia del enemigo."
"Eres un idiota." Dije molesta. Pero aún así me acerqué para esperar su indicación. Sabía que él aprovecharía eso, por lo que sólo me dispuse a controlarme y acceder a lo que me explicaba."
"Lo primero que necesito que hagas es que cierres tus ojos, que intentes hacerte una con el lugar y que percibas de donde voy a aparecer."
"Cómo..."
"Lo sabrás cuando lo hagas. Ahora cierra tus ojos y haz lo que digo." Dijo él con severidad. Aunque había cierto brillo de burla en sus ojos.
Molesta me senté en el suelo y cerré mis ojos intentando hacer eso que dijo de... hacerme una con el lugar. Aunque no sabía como hacerme una con el lugar si él no me lo explicaba, pero aún así lo averiguaría sola. No le daría en el gusto de tener que hacerle preguntas a un idiota como él.
En pocos segundos, comencé a sentir como si mi cuerpo creara raíces en la tierra. como mi ser flotara con el viento, como si mi yo se hiciera uno con el agua... Abrí los ojos de inmediato al notar que había comenzado a llover.
"Cierra los ojos, no te distraigas con pequeñeces." Dijo él con una sonrisa irónica pero con seriedad en sus ojos.
Hice caso y cerré los ojos. Volví a concentrarme y sentí nuevamente como si cuerpo creara raíces con la tierra, como si flotara con el viento, como si fuera una con el agua que caía... y como si el ambiente me llenara de calor en mi interior.
Podía sentir por completo como el agua caía en la tierra y era como si cayera sobre mi. Escuchaba como el viento rosaba las hojas y lo sentía en mi piel. El calor del lugar me abrazaba y el agua me hacía recorrer lugares...
En un segundo la presencia de Erick estaba a mi izquierda, luego de la nada estaba a mi derecha. A veces se alejaba y otras me rodeaba a una distancia prudente. No pude evitar sonreír, estaba percibiendo su presencia y donde se ubicaba. Podía sentir cuando aparecía y desaparecía en segundos.
"No entiendo de que te ríes. Tan rápido enloqueciste al no poder lograr nada." Dijo Erick, dejando que su voz llegase con el viento.
"Me río porque puedo saber donde estás sin siquiera abrir los ojos, lo he sabido desde hace ya un tiempo. Aunque no sé cuanto tiempo llevo."
"No mientas, sólo llevamos quince minutos."
"No soy una mentirosa." Dije con seriedad pero sin abrir los ojos. "Sé que estás parado al lado de la entrada o salida del pequeño bosque." Dije y noté como él se sorprendía. En un segundo cambió y luego apareció al otro extremo, sobre un árbol. " Ahora estás en la copa del árbol a mis... 3 en punto."
"Eso es sólo suerte de principiante." Dijo él molesto. Estaba logrando que se molestara, no me vendría mal un poco de venganza por las dos horas que me tuvo esperando.
"Vamos, no seas tan fácil, sé que puedes complicarlo un poco más." Dije riéndome y lo escuché gruñir. En un segundo su presencia desapareció del claro. Simplemente no estaba, lo que sólo me dio una idea. "¿Estás en el río?" Pregunté alzando la voz y luego su presencia volvió a hacerse notar, entonces hasta el momento mi límite era el claro. No estaba tan mal para ser la primera vez que lo hacía.
"Estás con los ojos abiertos, eso es trampa."
"Los tengo cerrados y a menos que tenga ojos en la espalda o visión de rayos x, no podría haberte visto en esos lugares." Dije con orgullo.
"Bien, entonces veamos si logras saber donde estoy."
Desapareció nuevamente pero podía ver que estaba cambiando constantemente de lugar. No duraba ni un segundo en un lugar cuando ya cambiaba a otro. Estaba tan desesperado que comenzó a hacer eso sólo para distraerme pero no lo lograba, sabía donde estaba en cada segundo, aunque no me diese tiempo de decirlo.
"Vamos... en verdad vas a cambiar de un lado a otro en menos de un segundo sólo para que no alcance a decir tu ubicación." Dije casi riéndome y de pronto su presencia apareció frente a mi.
Abrí los ojos de golpe y retrocedí. Este estaba demasiado cerca, pero aún así no sentí su respiración. Sólo sentí su presencie y reaccioné evitándolo. En sus ojos podía ver la molestia que sentía.
"Y bien..." Dije intentando recomponerme y disimular. "Ya que cumplí con esta tarea cual es la siguiente." Dije en tono desfiante.
"Bien princesita. Quiero que tomes este papel y concentres tu energía en él." Me entregó un papel que era muy delgado y parecía que se quebraría.
"Para que es esto."
"Los brujos tenemos un elemento de la naturaleza como nuestro, elemento que podemos manipular. Este papel, nos dirá cuál es tu elemento y trabajaremos con él."
"Y cuál es el tuyo." Dije curiosamente.
"Tengo dos, lo que es extraño, pero aún más extraño es que sean opuestos."
"Quieres decir... dos elementos que no se complementan."
"Controlo el fuego..." Dijo él haciendo aparecer una llama en su palma. " Y también el agua." Dijo con la otra mano manipulando las gotas de la lluvia para apagar el fuego, pero este por algún motivo no se apagaba.
"Si son opuestos... porque no..."
"Eso es lo extraño." Dijo él mirando los elementos en sus manos, por un instante parecía una persona cuerda y simpática, no tan desagradable como había estado siendo desde el día ayer. Pero luego volvió a la normalidad. Me tendió el papel y me observó.
Tomé el papel con dos dedos. Tal como él me lo estaba tendiendo. Y me quedé observándolo fijo. Debía concentrar mi energía en el papel... pero como podría...
Y de la nada el papel reaccionó de diferentes modos. Tanto para mi sorpresa como para la de él. Una esquina se quemó, la otra se humedeció. La tercera esquina se endureció y la cuarta se cortó. Noté la sorpresa e incertidumbre en sus ojos. Me quitó el papel y negó con la cabeza volviendo su mirada hacia mi.
"Hazlo de nuevo. Debe haber un error..." Dijo él, dándome otro papel. No entendía que significaba eso, pero volví a tomar el papel entre los dedos. No sabía bien como hice lo anterior pero ahora intenté concentrarme. Una corriente eléctrica me recorrió hasta llegar a la punta de los dedos y volvió a suceder lo mismo.
Me quedé observándolo, esperando una respuesta pero este parecía perdido en sus pensamientos. Que significaría eso que había sucedido con el papel. Sería algo malo o algo bueno...
"Eres una caja de sorpresas princesita." Dijo él hablando finalmente. "Felicidades, eres capaz de controlar los cuatro elementos.
Grande fue mi sorpresa al escucharlo decir eso. Yo... controlar los elementos... eso no podía ser cierto. No podía ser verdad, es decir yo no podía... yo...
"Para tu suerte, Renato y Víctor controlan los otros dos que yo no tengo. Así que podremos orientarte en cuanto a estos." Dijo él sonando demasiado amigable. "Por ahora daremos por terminado el entrenamiento del día. Nos veremos nuevamente mañana aquí mismo, pero a la ocho de la mañana. Ven preparada, practicaremos tipos de lucha."
Dicho eso, desapareció. Y aunque intenté sentir su presencia no logré percibirla por lo que ya debía de estar lejos.