Capítulo 10 Recordando la primera vez

Al darse cuenta de que sus compañeras ya no estaban allí y se había quedado sola con Jason, Harlow sintió escalofríos. De pronto comenzó a temblar de miedo sin saber qué hacer y le comenzaron a correr gotas de sudor por las sienes al tiempo que se aferraba con fuerza a su camisón.

Verla así hizo que el hombre sintiera pena por ella aunque siguió aproximándosele.

"Mantén tu distancia de mí. ¡No te acerques más!", advirtió la chica.

Acto seguido agarró el vaso de la mesa para tratar de usarlo como defensa, pero le temblaban tanto las manos que ni siquiera podía mantenerlo firme.

En vista de que no había nadie más en la habitación, temía que él la atacara de nuevo. No obstante, estaba decidida a no permitir que eso sucediera sin importar que eso requiriera que arriesgara su vida luchando.

Por su parte, él podía leer el miedo en sus hermosos ojos, así que se acercó a ella con cautela, asegurándose de no asustarla más.

"¡Te lo advierto, no des otro paso más!", exclamó ella.

Jason ignoró sus gritos como si fuera solo una mosca que zumbaba alrededor de su oído. Si bien al principio no quería hacerle nada, ahora se sentía diferente, por lo cual sus labios se curvaron en una sonrisa juguetona.

Tras su débil advertencia, Harlow dio un paso atrás, pero en el instante en el que chocó su pie contra el de la cama, tropezó y cayó sobre ella.

Controlando su risa, él se inclinó para capturarla entre su propio cuerpo y el colchón, lo cual le permitió mirarla a los ojos a solo una pulgada de su rostro.

La jovencita estaba tan nerviosa que sintió como que se le adormecía todo el cuerpo, y debido a la proximidad del hombre pudo percibir el leve olor a tabaco en su aliento. Ella podía incluso ver claramente cada poro de su piel suave, su nariz perfilada y sus labios rosados, y al mirarlo a los ojos profundos, sintió como si pudiera perderse en ellos.

Este estudió su expresión mientras el largo cabello negro de ella caía extendido sobre las sábanas como si fuera una cascada y sus labios temblaban como si estuviera tratando de seducirlo. Sus grandes y hermosos ojos de cachorro le devolvieron la mirada, a través de la que pudo ver su pureza.

Con el corazón acelerado, el hombre no pudo evitar acercársele más, pero ella colocó su mano sobre sus labios y preguntó: "¿Qué haces? Te lo advierto de nuevo, si intentas hacerme algo, gritaré".

Los nervios la hicieron jadear, así que respiró hondo y Jason pudo notar en su pecho los pequeños moretones que subían hasta su pálido cuello.

"¿No quieres que te lo vuelva a hacer?", le preguntó mirándoselos aún.

A pesar de que la chica comprendió de inmediato que se le estaba insinuando, no podía dejar de sonrojarse, cosa que a él le pareció tan lindo que se le ensanchó la sonrisa. Entonces levantó juguetonamente uno de sus pies y lo puso entre las piernas de Harlow.

Mordiéndose el labio, esta dijo en voz baja mientras intentaba zafarse de su abrazo: "¿Puedes quitarte? No me siento cómoda".

Sin embargo, él ni se inmutó y en cambio le sonrió. "¿Ahora sí me recuerdas?".

"No te recuerdo ni a ti ni nada relacionado contigo".

"¿De verdad me olvidaste?", preguntó él con un puchero.

Enseguida le agarro un mechón de cabello que le rozaba el cuello, y en el espacio entre sus senos pudo ver el lunar negro oscuro en contraste con su piel pálida que brillaba bajo la luz del día.

"Ya te he visto desnuda... Tu primera vez fue conmigo, ¿recuerdas?", le susurró con sus labios rozando la oreja de la chica.