Capítulo 10 Lidiar con los problemas

Gavin vio la mirada inocente en el rostro de Bonnie y pensó de inmediato en el hecho de que las sirvientas prácticamente no la habían alimentado hoy.

Él entendió a la brevedad qué era lo que había ocurrido.

"Vete".

Si bien Gavin ya había aclarado su mente, no significaba que tuviera que darle explicaciones a Bonnie. No había necesidad de que él le explicara nada.

Bonnie se levantó del sofá, sorprendida ante la petición de Gavin.

"¿Me estás pidiendo que me marche? ¿No deberías prepararme una habitación?". ¿Dónde quería que durmiera? ¿En los pasillos?

Bonnie estaba agradecida de no tener que compartir la cama con él. Sin embargo, incluso si dormía en el pasillo, fácilmente cogería fiebre, ya que era una fría noche de otoño. Si lo hacía, lo más probable era que amaneciera en el hospital la mañana siguiente.

Gavin también se dio cuenta de lo ridículo que sonaba. Levantó la muñeca para mirar la hora en su reloj con diamantes incrustados

y advirtió que ya era pasada la medianoche. Los criados ya se habían acostado y sería demasiado lío pedirles que prepararan una habitación para Bonnie.

"Entonces, ¿quieres quedarte en esta habitación por esta noche?". Las piernas largas y fuertes de Gavin acortaron la distancia mientras se acercaba a ella. "¿O quieres dormir conmigo?", le susurró al oído.

Su aliento cálido le hizo cosquillas en el área sensible debajo de la oreja, su respiración se entrecortó e inmediatamente todo el cuerpo de la mujer se puso rígido.

"¡Tonterías! ¿Quién quiere dormir contigo?", Bonnie tartamudeó en respuesta.

Gavin aprovechó su altura y observó cómo el rubor de Bonnie se extendía desde sus mejillas hasta su cuello y la punta de sus orejas. Él resopló y dijo: "Ve al estudio y duerme allí".

Ella no necesitaba dormir en el pasillo ni con alguien demente como él. De hecho, escucharlo decir que podía dormir en el estudio fue un alivio.

"¿Dónde hay almohadas y una colcha?". Ahora que habían solucionado un problema, se presentaba otro, ya que solo había una colcha en la cama tamaño king y Bonnie sabía que no tenía tanta suerte como para poder quedársela.

Si se la quedaba, Gavin no dudaría en hacerla dormir en el pasillo.

"Hay ropa de cama de repuesto en el estudio. Ve y búscala en el armario". Hizo un gesto con la mano hacia Bonnie, ya cansado de su conversación.

"Bueno. ¡Muchas gracias!", dijo Bonnie, fingiendo una voz alegre antes de poner los ojos en blanco. La mujer se dirigió al estudio y, abriendo la pesada puerta de madera, observó la habitación.

Era bastante espaciosa, con un área de más de treinta metros cuadrados. Habían enormes estanterías contra la pared, llenas de libros desde el techo hasta el suelo. En el centro del estudio había una alfombra de felpa negra y, a un lado, un par de sillas de estilo europeo con un juego de té sobre una mesa de té de vidrio.

Cerca de la ventana francesa, una elegante mesa de madera completaba el majestuoso aspecto de toda la habitación.

"Bueno, tiene un gran talento para el diseño de interiores", murmuró Bonnie para sí misma. Luego caminó hasta el armario y sacó un juego de ropa de cama. Gavin estaba en lo correcto. En el mueble había una colcha mullida y una almohada que olía estupendo. Sin duda dormiría esta noche, pensando en sábanas recién lavadas y secadas bajo los cálidos rayos del sol.

Se envolvió en la colcha y se acurrucó en la reposera que estaba cerca de la ventana francesa.

Todo le parecía extraño; su esposo no la había golpeado ni regañado y se había enfadado cuando descubrió que las criadas no le habían dado de comer hoy. Tampoco había querido que ella sintiera frío. Bonnie se preguntó por qué Gavin se había casado con ella.

"Probablemente solo quería cortar la relación entre las familias Meng y Xia", pensó en voz alta. Sin embargo, tan pronto como lo dijo, negó con la cabeza. Eso no tenía sentido, ya que, si ese fuera el caso, él solo habría tenido que evitar que ella se casara con Neil y no habría tenido necesidad de casarse con ella después.

"No tengo la menor idea. ¡Uff! Será mejor que me duerma". Cuanto más pensaba en ello, menos lo entendía. Los pensamientos solo le causaron más dolor de cabeza, así que decidió olvidarse de todas sus preocupaciones hasta la mañana siguiente

y ahí descubriría lo que Gavin realmente quería Ya sería momento de lidiar con los problemas.

Mucho después de que Bonnie se durmiera, Gavin se apoyó en la cabecera de su cama en el dormitorio principal. Tenía su computadora y sus auriculares inalámbricos encendidos mientras hablaba con alguien por teléfono. Era medianoche y todavía estaba ocupado.