Capítulo 4 El dilema

"¡Bastarda!", Talon señaló a Bonnie. "¿No entiendes? ¡Es el fin de nuestra familia si no te casas con él! Te criamos durante tantos años y ¿así es como nos pagas? ¿Cómo puedes ser tan ingrata?".

Bonnie sostuvo la mano de su madre con más fuerza y dijo con aire inexpresivo: "Entonces puedes considerarme una hija ingrata".

Nunca antes se había mostrado tan reacia a cumplir con su deber de hija, pero si lo que su padre pretendía era venderla al mejor postor, ella nunca aceptaría el compromiso.

"Bonnie, te sugiero que medites tus palabras antes de decir algo cruel". La mirada de Gavin destellaba admiración hacia Bonnie, pero cuando se dirigió a Talon ese sentimiento se transformó en odio.

El rostro de Talon se crispó de molestia ante las palabras de Gavin, y lo miró poniendo los ojos en blanco. Entonces, notó que Bonnie estaba recogiendo su voluminoso vestido de novia como si se preparara para marcharse. No podía permitirlo, así que salió corriendo de súbito y se arrodilló frente a ella.

"¡Papá! ¿Qué estás haciendo?", dijo Bonnie en estado de pánico. Trató de levantarlo, pero sus fuerzas no le permitieron ni siquiera hacer que se moviera.

"Bonnie, por favor ayúdame", suplicó Talon. Observó cómo los rasgos de su hija se suavizaban por el efecto de la compasión y supo que todavía tenía esperanzas. Con lágrimas en los ojos, comenzó a rogarle: "Bonnie, si no te casas con él, será el fin de nuestra familia. ¡Mi vida terminará!".

"Aunque fuéramos a la quiebra, seguiríamos siendo más ricos que la mayoría de las familias", dijo Bonnie a la vez que retiraba la mano de su padre.

Sabía cuál era la situación económica de su familia, y aunque se declararan en quiebra, estaban lejos de perder totalmente su patrimonio. Solo tendrían que llevar una vida un poco más sencilla en el futuro.

"¡No! No es así", dijo Talon mientras negaba con la cabeza. Lanzó una mirada furtiva a Gavin. No quería revelar su sórdido pasado frente a él, ni siquiera a su esposa e hija. Temblaba de ansiedad mientras se preparaba para confesar.

Gavin se burló al comprender lo que estaba sucediendo, se acercó a Bonnie y le dijo: "Tu padre tiene razón. Si no nos casamos ahora, será el fin de su vida".

"¿Qué quieres decir?", preguntó ella bruscamente, pues no lograba descifrar la mirada de Gavin.

"Que tu padre habla en serio". Parecía que Talon no se atrevería a decirles la verdad todavía, así que la mejor manera para convencer a Bonnie era amenazarla y hacerle creer lo terrible que era la situación. "Está bien si rechazas mi propuesta, pero mañana tendrás que enterrar el cadáver de tu padre. ¿Eso te hará feliz? El hombre que te obligó a casarte hoy morirá mañana".

Estas palabras paralizaron a Bonnie. Sintió que el miedo recorría su columna vertebral.

Miró detenidamente a su padre, lo vio temblando y con una mirada desesperada en su rostro. La ridícula amenaza de Gavin parecía cierta.

Después de calmarse, le preguntó a su padre: "¿Qué pasó hace veinte años para que le tengas tanto miedo?".

"Nada. Nada de lo que tengas que preocuparte, Bonnie". Talon miró a todos lados menos a los ojos de su hija, la cual compartió una mirada de preocupación con su madre. Tenían un mal presentimiento, pues Talon prefería arrodillarse y suplicarle a su hija antes que decirles la verdad.

"Si tu padre no está dispuesto a hablar, ¿Por qué tienes que forzarlo?".

Bonnie reparó en el hecho de que ya Gavin no llamaba a su padre "Sr. Talon". Probablemente porque ahora había menos invitados, y ya no tenía que fingir amabilidad.

"Bonnie, tienes que confiar en mí", dijo su padre mientras se le acercaba de rodillas. Las lágrimas corrían ahora por su rostro. Vio que Bonnie permanecía impasible y trató de volverse hacia su esposa. "Cariño, hemos estado casados por tantos años. ¡No puedes dejarme morir!".

"Papá, levántate", dijo Bonnie en voz tan baja que Talon apenas la podía escuchar. Levantó la mirada hacia el rostro de la hija, cuyos ojos miraban por la ventana, sin comprender.

"¡Bonnie, no puedes ser tan despiadada! Sigo siendo tu padre. ¡Es mi sangre la que corre por tus venas!". Había una leve sonrisa en el rostro de Gavin que hizo que Talon le temiera más. Comenzó a llorar con más fuerza.

"¡Levántate!", gritó Bonnie enojada. No podía soportarlo más. Las lágrimas comenzaron a correr por el rostro de la chica.