Capítulo 8 Casi muerta de hambre

Antes de mudarse de la casa donde había vivido toda su infancia, Bonnie no podía imaginar la gran cantidad de ropa que tenía.

Dos de sus maletas grandes parecían burlarse de ella por no saberlo, mientras yacían repletas de prendas sobre la suave alfombra blanca.

'¿Exactamente, cuánto tiempo me tomará desempacar todas estas cosas?', se preguntó al dejarse caer sobre el suelo con una mueca de tristeza.

No es que no quisiera pedir ayuda, pues en la casa de Zhuo había muchos sirvientes. Pero Gavin debió ordenarles a todos, desde el mayordomo hasta el jardinero, que la ignoraran por completo.

"¡Al diablo con esto! ¡Puedo hacerlo yo sola!", exclamó. Después de quejarse durante unos pocos minutos más, la joven decidió revisar lo que había traído. Se levantó, abrió las dos maletas y, sorprendida, vio cómo toda la ropa se derramaba por el suelo como una avalancha.

Fue tanta, que pasaron dos horas sin que se diera cuenta.

Había desempacado casi todo cuando su estómago rugió, recordándole que necesitaba comer.

'No creo que Gavin sea tan tacaño como para no ofrecerme almuerzo, ¿verdad?', pensó palmeándose el estómago vacío mientras bajaba a buscar comida.

Lamentablemente, resultó que estaba equivocada.

Vio con desolación la mesa del comedor vacía y la gran cocina, nunca se había sentido tan pobre como en ese momento.

"¡Oh, Dios mío!", aulló Bonnie muy molesta.

Fue hacia la nevera para ver si había comida rápida, pero antes de que pudiera revisar, apareció una sirvienta que la detuvo.

"¿Qué está haciendo?", preguntó la mujer con una expresión estoica en su rostro.

"Tengo hambre, busco algo para comer", respondió Bonnie ignorando el tono grosero porque su prioridad en ese momento era alimentarse. Además, ella era prácticamente una invitada en esa casa, así que debía adaptarse y respetar sus reglas.

Bonnie siempre se había considerado una persona tranquila; pero la criada estaba poniendo a prueba su paciencia con esa actitud tan arrogante.

"La hora del almuerzo ya ha pasado, no queda más comida", respondió la mujer con altivez, como si estuviera dictando un decreto imperial.

La joven volteó los ojos fastidiada y preguntó pacientemente: "¿Dices lo mismo cuando Gavin pide comida?".

La criada sonrió con desdén: "El Sr. Zhuo es el dueño de la casa. ¿Usted qué es?".

'¿Usted quién es?'.

'¿Usted qué es?'.

Estaba bastante segura de haber escuchado a la criada preguntar lo último.

"Está bien, dime entonces cuándo sirven el desayuno, el almuerzo y la cena", ordenó Bonnie mientras se enderezaba sintiendo que solo un idiota seguiría librando esa ridícula batalla.

Pero no podía pasar hambre todos los días solo por no saber cómo era el sistema que cumplían en esa casa. Por eso preguntó cómo era el horario de las comidas, era más fácil.

"Cuando el Sr. Zhuo está en casa, la hora de la comida depende de él", respondió la otra finalmente.

'Lo sé. El Sr. Zhuo es el rey aquí, así que sus órdenes son ley. No tienes que repetirlo todo el tiempo', quería decir esto en voz alta pero se contuvo.

En lugar de lo anterior, preguntó: "Entonces, cuando él no está en casa, ¿a qué hora sirven las comidas?".

Obviamente, la criada estaba esperando que Bonnie hiciera esta pregunta porque sonrió victoriosa al responder:

"Cuando el Sr. Zhuo no está en casa, no usamos la cocina principal. Los sirvientes nos alimentamos en el comedor de la casa pequeña".

Bonnie apretó los dientes. Quería abalanzarse sobre la sirvienta y devorarla como si fuera un león arrancando la piel de su presa.

¿De verdad tenía que luchar para comer cuando Gavin no estaba en la casa? ¡Esto era demasiado!

Decidió asumirla como una batalla perdida, por lo que se retiró y esperó a que él regresara. Como consecuencia, sintió que estaría muerta de hambre cuando él llegara porque ya eran las diez de la noche.

Gavin regresó casi una hora después. Cuando se cambió los zapatos, descubrió que Bonnie lo miraba con los ojos llenos de expectación.

Echó un vistazo al reloj de la pared y se dio cuenta de que faltaban quince minutos para las once de la noche.

Se volteó para mirar a Bonnie con una expresión fría en el rostro y la enfrentó: "¿Qué estás haciendo? ¿Aún no has descubierto qué tipo de relación tenemos? No es necesario que hagas el papel de una ama de casa cariñosa".

'¿Qué le pasa a esta mujer?', pensó él.