Capítulo 5 Una boda ridícula

Talon estaba sorprendido por el repentino estallido de Bonnie y aunque tenía más cosas que decir, se contuvo.

Bonnie se sentía frustrada. Cerró los ojos, respiró hondo y los volvió a abrir. Su mirada estaba tan muerta como el frío invierno.

Mientras tanto, Talon la miraba expectante esperando su respuesta y un momento después, su hija abrió la boca para informarle su decisión.

"Está bien, me casaré con él".

Como ya todo estaba preparado para la boda, fue fácil continuar donde habían quedado. La única diferencia ahora era que había un novio distinto parado junto a Bonnie en el altar.

El sacerdote dio un profundo suspiro antes de regresar a la boda, convenciéndose a sí mismo de que lo que hacía estaba bien.

"Empecemos de nuevo, entonces. ¿Tú, Gavin Zhuo, aceptas a Bonnie Meng como tu legítima esposa?".

"Acepto".

Esta vez, Bonnie no pudo evitar contar el tiempo hasta que Gavin aceptó. No le tomó ni un segundo responder, eso fue extrañamente decisivo de su parte.

¿Por qué insistió en cumplir con su compromiso hace tantos años? ¿Qué estaba planeando? ¿Y cómo podía decidir un cambio tan radical en su vida sin siquiera pensarlo?

"¿La tomas como esposa para tenerla y sostenerla desde hoy en adelante, en lo bueno y lo malo, en la riqueza y la pobreza, en la salud y la enfermedad, para amarla y cuidarla desde este día y hasta que la muerte los separe?".

"Sí, acepto". Esta frase podía ser el juramento más romántico del mundo, pero el tono apático de Gavin la había despojado por completo de todo su valor. Por el tono en el que dijo esas palabras, parecían más de luto que de amor.

Cuando fue el turno de Bonnie, dijo que sí incluso más rápido que Gavin.

Mientras respondía, las comisuras de su boca se alzaron en una sonrisa apenas visible, y no sabía si era de amargura o de burla consigo misma.

Había determinado, hace poco tiempo, que tomaría sus propias decisiones en cosas como el matrimonio o su futuro. Pero ahora ni siquiera podía empezar a tomarse en serio esta boda con un hombre loco, aunque debería.

Afortunadamente, la boda terminó sin más eventos. El sacerdote casi se desmaya de rabia por la forma en que se desarrolló este casamiento, así que el resto de la programación tuvo que cancelarse. Gavin no le pidió a Bonnie que dejara a su familia y pasara la noche con él. Al contrario, fue inesperadamente amable; dejó que se quedara en casa unos días más y le dijo que la recogería en una semana.

La chica se paró en la puerta de la casa y vio cómo Gavin, su nuevo esposo, aceleraba dentro del auto. Una vez que desapareció, sintió cómo su cuerpo se desvanecía en alivio; después de todo, este día probó toda la paciencia y la fuerza que tenía.

"Bonnie, lamento no haberte podido proteger", dijo Rosa rodeando con los brazos a su hija.

"Está bien, mamá. No te culpo". Ahora mismo, en los brazos de su madre, Bonnie respiró un poco mejor y pudo sonreír. "Gavin debe tener algo sobre papá y no puedo dejarlo morir, ¿verdad? De lo contrario, ¿quién cuidaría de ti y de mi hermano?".

Si alguien tenía que sacrificarse, debía ser ella. Haría lo que sea para evitar el sufrimiento de su familia.

Al menos, de esta forma no viviría llena de culpa en el futuro.

De hecho, esto podría ser una forma de egoísmo pues era algo que la haría sentir menos culpable.

"Hermana, ¿no se suponía que debías asistir a tu banquete de bodas? ¿Por qué regresaste tan temprano?", preguntó Jett, su hermano menor, que tuvo fiebre ese día y no pudo asistir a la boda. Fue una suerte que no estuviera allí para presenciar el desastre. Estaba junto a la puerta de la cocina con una expresión de desconcierto en su rostro.

"Yo...". Hasta ese momento, Bonnie no se había dado cuenta de lo difícil que sería contarle a su hermano lo que había sucedido hoy.

"Ya no hay banquete de bodas", interrumpió Talon, el padre de ambos, mientras bajaba las escaleras y regañaba a su hijo. "Jett, toma tu medicina y descansa en la sala. Tengo algo que contarles a todos".

"Está bien", respondió el chico con obediencia. Estaba un poco confundido por lo que ocurría, pero podía sentir la fuerte tensión entre su padre y su hermana.

Cuando llegó a la sala, ya estaban todos sentados y esperándolo.

La tensión se podía cortar con un cuchillo.

"Papá, ¿qué pasó hoy?", preguntó Jett sin saber qué pensar. Lo primero que se le ocurrió fue que tal vez la familia Xia se había arrepentido del casamiento. Mientras más lo pensaba, más sentía que era lo que había pasado y estaba a punto de salir corriendo para golpear a Neil, pero su hermana le puso una mano en el brazo.

"No es lo que piensas, nosotros somos los culpables de lo que pasó hoy".