Selección Antinatural
img img Selección Antinatural img Capítulo 5 Sebastián
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Capítulo 11 Lucha interior img
Capítulo 12 Recuerdos extintos img
Capítulo 13 Emociones eclipsadas img
Capítulo 14 Viaje a la verdad img
Capítulo 15 Recuerdos de Lucy img
Capítulo 16 Revelación img
Capítulo 17 Los adversarios img
Capítulo 18 Recuerdos de Max img
Capítulo 19 Recuerdos img
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Capítulo 5 Sebastián

-Yuri ¿recuerdas cuando nos conocimos? -pregunta Sebastián en aquella fría noche.

-Es una pregunta muy maricona pero si, si lo recuerdo.

-Éramos niños en aquel entonces, recuerdo que tenía 8 años y que tú tenías 7 años.

-No te confundas, yo tenia 8 años y tú 7 años.

-Yuri, yo te llevo un mes de diferencia en la edad.

-Está bien, está bien, carajo -replica Yuri sonriendo-. Tú siempre me quieres ganar en todo.

-Tantos años y aún sigues siendo más o menos el mismo, recuerdo que fue en medio de una pelea en la escuela. Yo me metí entre los dos para que no se pelearan.

-¡Ja! Si que lo recuerdo bien, era el primer día de clases y tú eras el nuevo del salón. Luego de eso me di cuenta de que eras de fiar y nos hicimos amigos, mejores amigos.

-Si, desde allí hicimos muchas cosas juntos, jugábamos videojuegos juntos, tocábamos los timbres de las casas y salíamos corriendo juntos, escuchábamos las mismas canciones juntos, éramos inseparables o más bien somos inseparables.

-¿Recuerdas aquella vez cuando tocamos el timbre de una casa y el dueño soltó sus perros?

-Valla que si lo recuerdo, tuvimos que saltar un muro para que no nos devoraran vivos ja, ja, ja.

-Ese día si nos pudimos reír y mucho, o yo diría risas causadas por los nervios.

-Si, ahora míranos ahora creo que llegamos muy lejos.

-Demasiado lejos, ahora estamos en un desierto caminando en una sola dirección con hambre, frío y con mucha sed.

-¿Crees que este sea el final de nuestro camino Yuri?

-Sinceramente no lo sé amigo mío, tal vez si seguimos la misma dirección encontremos la civilización.

-Aquí tengo el martillo, lo dejaremos en la arena apuntando en la dirección a la que vamos, para que al despertar, al siguiente día no nos desorientemos.

-¿Martillo? ¿Trajiste un martillo?

-Algo así.

-¿De donde lo sacaste?

-Solo estaba conmigo en el ataúd, con el pude escapar.

-Mierda, por un momento pensé que esto si era una broma.

-Ojalá amigo mío, sacando conclusiones esto está muy extraño ¿por qué dejarían un martillo en mi ataúd? Obviamente sabían que lo iba a usar para escapar.

-¡Pues claro! -exclama Yuri exaltado-. Pero Sebastián, no tiene sentido.

-Yuri creo que fuimos victimas de algún tipo de mafia y con esto nos dejaron un mensaje. Ellos querían que escapáramos del ataúd y que camináramos por el desierto sin rumbo, ellos querían que nosotros sufriéramos.

-¿Pero porque a nosotros?

-No lo se, lo que recuerdo del momento del secuestro fue que una camioneta se frenó al lado de nosotros bruscamente y salieron dos hombres armados, a ti te dieron un cachazo y te desmayaste mientras que a mi solo me metieron en la camioneta, así sin vacilar. Ya en la camioneta uno de ellos dijo "¿Y qué hacemos con el?" En ese momento me di cuenta que se referían a mi, decidí defenderme pero a los pocos segundos me ahorcaron hasta perder la conciencia y de allí no recuerdo más nada.

-Yo no recuerdo nada solo que estaba contigo, de allí ya no me llega más nada a la cabeza, mierda seguro que esto fue culpa mía.

-No te culpes Yuri, si fuera el caso que esto haya sucedido por lo qué pasó con Winder igual no sería tu culpa. No había necesidad de hacer esto, además ¿Dónde va a sacar dinero para hacer esto?

-Si lo dices así tienes razón Sebastián, pero aún siento culpa, no deberías estar pagando esto conmigo.

-¿Sabes? Aveces no eres un completo idiota amigo mío, sigue así, estás mejorando.

-Desgraciado de mierda.

-¡Ja, ja, ja! Descansa amigo, buenas noches.

Luego de esa pequeña charla los dos amigos sin prestarle atención al frío de aquel lugar durmieron plácidamente como bebés en los brazos de su madre.

-¡Bill no por favor! -exclama la mujer luego de ser golpeada repetidas veces.

-¡Callate perra! -exclama Bill.

-¡Papa basta! -exclama el niño que llora-. No le pegues más a mamá.

-¡Callate! O sino tú también vas a pagar.

-¡Sebastián! -exclama Yuri al tiempo que lo agita para despertarlo-. Apenas hemos pasado un día ¿Y ya tienes pesadillas? Vamos, levántate que aún faltan unas cuantas pesadillas más.

Ya es el segundo día y los dos siguen el camino en la dirección del martillo con la esperanza que ese sea el camino a casa y con la mitad de energía que la del día anterior, pero con la fe de que conseguirán civilización.

A la mitad del día se comenzaron a ver rocas en el desierto, pensaron que si habían rocas también podrían haber animales ocultos en ellas, hacían pequeñas paradas para buscar cualquier cosa que se mueva y que por ende se pueda comer, pues el estómago no les dejaba de rechinar y no iban a pensar dos veces en comerse hasta escorpiones, comida de 5 estrellas para los desamparados del desierto.

Luego de caminar y no encontrar nada para comer, se contrarían unas formación de rocas en forma de cueva que es perfecta para ser usado como guarida y de inmediato revisaron para encontrar algo de comer sin ningún éxito.

Ya el sol se está ocultando y se está llevando el calor, lo que debería ser un alivio pero está llegando la noche y se está trayendo el frío congela pelotas, el desierto no les daba momentos de tregua. La piel de los amigos se estaba comenzando a desconchar y ya han perdido el 20% de la masa corporal, esto pasa gracias a que nuestro cuerpo comienza a canibalizarse a si mismo cuando esté se queda sin energías y recursos empieza a "comerse" a si mismo para obtener la energía que necesita, este es un último recurso de emergencia que nuestro cuerpo comete por la supervivencia y si, esto también te puede pasar a ti si te ves involucrado en una situación extrema.

-Yuri -dice Sebastián-. Antes de morir necesito decirte algo.

-No me digas -replica Yuri sonriendo-. Vas a salir del closet ¿por qué esperaste tanto para decidirlo?

-No.

-Si lo vas hacer solo hazlo amigo tranquilo, aún seguirás siendo mi mejor amigo.

-Ponte serio -repone Sebastián.

-Ok -replica Yuri con su voz sarcásticamente más gruesa.

-Mi papá fue alcoholico y adicto a las drogas, humilló, amenazo y maltrataro física como verbal a mi mamá y no podía hacer nada, por mas que lo intentara no pude hacer nada, aveces nos teníamos que ir a dormir sin comer porque él se gastaba todo el dinero en sus vicios de mierda, hubieron momentos donde me metía en el medio para recibir sus golpes ¿y de que servía eso? De nada, porque al terminar conmigo seguía con ella y lo peor es que tuve que ver todo eso durante 11 mal paridos años, un día le dio un golpe muy fuerte en la cabeza de mi mama y ella empezó a convulsionar, yo fui corriendo a socorrerla y el solo salió corriendo de la casa y le dije con todo el odio del mundo "¡Cobarde hijo de puta! ¡Mira lo qué hiciste! ¡No vuelvas nunca más! ¡Ojalá te mueras! ¡Maldito miserable!" En el momento que salió de la casa un auto lo atropelló, pero el mal nacido se levantó y se fue. Luego de ese día nunca más lo volvimos a ver, mi mama quedo en el hospital en coma durante dos meses y luego de eso quedamos solos.

-Sebastián -replica Yuri-. Por lo menos quedaron solos y no mal acompañados por una escoria humana, ahora cálmate que estás llorando y no me gusta esas cosas.

-Mierda -dice Sebastián mientras se seca las lágrimas-. No me había dado cuenta.

-Por eso no te gusta pelear ¿Cierto? Claro que si, otra cosa no puede ser.

-¿Y tú Yuri? Nunca te he visto con tu padre.

-Pues si, es así, mi padre nunca estuvo, ni tampoco lo conocí y bueno mi mamá se las tuvo que arreglar sola.

-¿Y no la quieres ayudar?

-Pues si, pero creo que soy un caso perdido.

-Mm, yo quiero convertirme en médico y tener dinero para darle a mi mamá todo lo que se merece.

-Con razón eres un cerebrito.

-Y tú un burro sin remedio.

-¡Callece cerebrito! Llego la hora de dormir.

-No es fácil sobre una roca, ni porque esté plana.

-Disculpa su excelencia, pero no encontré algo mejor en esta zona.

-Desgraciado de mierda.

-¡Ja, ja! ¿Ahora quien se ríe?

«Nunca pensé que Sebastián tuviera sueños -se dice Yuri-. Nunca le pregunté tal cosa y solo pensé que el solo hacía las cosas por hacerlas, a veces me pasó de egoísta por andar pensando que todos son como yo y soy muy desconsiderado, ni siquiera sabía esa parte de su pasado y el si sabe prácticamente todo de mi»

Tercer día en medio del desierto, los dos amigos desde muy temprano partieron en dirección del martillo de Sebastián, luego de dos horas de camino las rocas comenzaban a desaparecer dejando solo arena por el camino. Luego de 6 horas de caminata sin comida y agua los dos amigos perdieron el 40% de la masa colporal, sus pasos son más lentos, sus labios están partidos, la vista se les nubla y la esperanza de sobrevivir son mínimas.

-¿Eso es agua? -dice Yuri exaltado-. ¡Sebastián es un río!

-¿Ah? -replica Sebastián confundido.

-¡Vamos Sebastián corre! -exclama Yuri al tiempo de que corre con todas sus fuerzas-. ¡El agua nos espera!

-¡Yuri allí no hay nada!

-¿Qué? Pero está allí mismo ¿estás ciego?

-Solo estás alucinando.

Yuri voltea a ver el río ilusorio y a Sebastián repetidas veces hasta que se quedó mirando fijamente al río, el brillo de los rayos solares que rebotaban con el agua cristalina lo llamaban a gritos, empezó a prestarle atención al sonido de la suave corriente del agua. Su cabeza no lo soportaba, la sed lo hizo ignorar el hecho de que el río era una ilusión y saltó de clavado encontrando entre la arena caliente la cruda verdad. Luego de eso Yuri se sentó en la arena dándole la espalda a Sebastián, tomó una palma de arena, se la quedó mirando y no pudo evitar llorar por la frustración. Apretó la arena muy fuerte y la lanzó bruscamente como si de una roca se tratara, Sebastián al notar todo esto se acercó a él para acompañar en aquella agonía emocional.

Esa noche los amigos durmieron sin tener una charla previa.

-¡Yuri despierta, despierta! -exclama Sebastián.

-¿Qué pasa?

-¡Esta a punto de llover!

De la nada cae una fuerte lluvia Yuri y Sebastián gozaban del agua, emocionados unían sus manos para reunir agua y tomar de ellas, corrían sin una dirección fija a través de la arena mojada mientras reían, no podían creerlo, era como un día de ensueño. Repentinamente el desierto comenzó a inundarse cada vez a mayor velocidad, Yuri no podía comprender nada, de un momento a otro Sebastián ya no estaba y comenzó a escuchar un gran estruendo atrás de él, se volteó rápidamente y lo que vio lo dejó atónito, una ola gigante aproximándose rápidamente hacia él, solo le dio tiempo de levantar sus manos para cubrirse por instinto y el agua lo golpea fuertemente.

-¡Mierda! -exclama Yuri mientras que sus ojos se abren al tiempo de que levanta su torso de la arena-. Solo fue un sueño, más bien una pesadilla ¿Por qué no pudo ser real? ¡Carajo!

Su cuerpo sudaba frío por las emociones fuertes, pero muy poco sudor, pues no le quedaba casi nada de agua en su organismo, el hecho de que siga vivo es un milagro por el hecho de que las principales causas de muerte no es por la falta de comida, sino más bien la falta de agua.

Cuarto día en el desierto, está vez despertaron más tarde que ayer y sin muchas ganas siguieron el camino del martillo de Sebastián, sus pasos eran lentos y arrastrados, no hablaban para no mal gastar energías y luego de 4 horas caminando Sebastián cae desmayado.

-¡Sebastián! -exclama Yuri preocupado-. No, no, no, oye abre los putos ojos, no te puedes morir de esta manera tan estupida. Yuri coloca su oído en la boca de Sebastián pero el viento del desierto no lo dejaba oír su respiración, con desesperación colocó su oído en el pecho de Sebastián, cerró sus ojos, se concentró y logró escuchar los latidos del corazón sintiendo así un gran alivio, tomo a Sebastián de sus brazos y piernas, lo carga en sus hombros multiplicando el peso de Yuri por dos y reduciendo su movimiento drásticamente, así siguió caminando dando pasos muy lentos y pesados, siguiendo la dirección del martillo de Sebastián hasta que caiga la noche.

-Yuri -dice Sebastián al tiempo de que me recupera la conciencia y tose.

-Hasta que despiertas -replica Yuri sonriendo.

-¿Qué pasó?

-Pues simple, te desmayaste, solo te faltaba la falda y ya serias una nena en potencia.

-Yuri, te juro que no conozco a una mierda peor que tú.

-¿Yo la mierda? Fui tú burro de carga durante 3 horas.

-¿En serio me cargaste todo este tiempo?

-¿Algun día dejarás las preguntas estupidas?

-¿Acaso me respondiste con otra pregunta?

-¿En serio te busco la falda?

-Ja, ja, ja, oye amigo, gracias.

-No fue nada, era obvio que no te iba a dejar alli.

-Y gracias por todo, fue bueno ser tu amigo.

-Deja el drama, lo dices como si fuera una despedida, mejor duerme que ya estás delirando, buenas noches amigo hasta mañana.

-Buenas noches Yuri... Adiós.

-No es adiós idiota, es un hasta mañana, ya hasta te equivocas con lo que dices.

Esa noche estaba especialmente cálida, el viento soplaba poco y las estrellas abrazaban todo el cielo. Yuri dormía plácidamente como si fuera en casa y lo despertó una pequeña caricia en su cabeza, al levantar su torso sintió la necesidad de voltear a la dirección del martillo de Sebastián y pudo observar como una parte del cielo se opacaba con la luz de la ciudad donde él nació, rápidamente se dio cuenta de que ya estaban cerca y solo sonrió mientras que observaba durante varios segundos la esperanza en forma de luz.

            
            

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