-Sebastián -replica Yuri mientras jadea de cansancio-. Estamos cerca amigo mío, no falta mucho para llegar a nuestro hogar y tomarnos unas buenas malteadas.
-Que bien amigo, te escuchas muy cansado deberías parar y descansar.
-No puedo parar ahora -responde Yuri con serenidad-. Si lo hago no podré caminar más, ademas tú estás más cansado que yo.
Sebastián pierde la conciencia de nuevo.
-¿Sebastián? Otra vez, cada vez se va más rápido, si no me apresuro él acabará muriendo en mis hombros.
Yuri en un esfuerzo para salvar a su amigo apresura los pasos, acción que lo degradaría más rápido, 15 minutos después su visión comenzó a nublarse, ya excedió los límites del cuerpo humano, 30 minutos después las alucinaciones comienzan a presentarse y no de buena manera; observaba a su alrededor criaturas dos veces su tamaño, perros furiosos con cadenas alrededor de sus cuellos que llegaban a las manos de una sombra que mide 6 metros de altura, una flota de barcos de la Segunda Guerra Mundial pasaron por su lado utilizando la arena como si fuera el mar, disparando los ensordecedores cañones unos contra otros y con sus tripulantes riendo diciéndole burlas a gritos, entró a un túnel donde sus paredes sobresalían personas que gritaban de agonía y con sus manos intentaban detener a Yuri, mientras más se adentraba al túnel todo se tornaba cada vez más oscuro hasta llegar a un punto de total oscuridad donde voces que le susurraban al oído.
A este punto la voluntad de Yuri se estaba quebrantando comenzó a experimentar emociones muy fuertes sus pasos eran cada vez más lentos, su cuerpo comenzaba a temblar, perdió el equilibrio y dejó caer a Sebastián mientras que el mundo se le hacía extraño momentáneamente, su cerebro no estaba funcionando bien, sus lágrimas salieron sin previo aviso y por último su cuerpo cayó en la arena, sintió un gran escalofrío por todo el cuerpo y se dio cuenta con la poca conciencia que le quedaba que estaba convulsionando.
«¿Este será mi final? -se dijo-. ¿Así es como se siente morir? Parece que ya no hay vuelta atrás. Perdón mamá, perdón Sebastián después de todo soy un humano como cualquiera, tengo las debilidades que cualquiera, vivo como cualquiera y puedo morir como cualquiera, fui un idiota al creerme alguien invencible» Su corazón se detenía poco a poco al igual que las convulsiones, sus pulmones perdían fuerza, su cuerpo se dejó de mover, su corazón dejó de latir, sus pulmones dieron su último suspiro, las pupilas se dilataron dejando su mundo oscuro y su conciencia se esfumó marcando así el fin de el gran Yuri.
Se levanta del suelo y observa su alrededor.
«Entonces esto es estar muerto -se dijo-. No se siente el calor del desierto, ni el viento y tampoco la arena que estoy pisando, esto me hace entender que ya no pertenezco a este mundo»
Yuri observa el cuerpo de Sebastián que yace descansando sobre la arena y observa su propio cadaver.
«Ni siquiera me dio tiempo -se dijo-. De cerrar los ojos antes de morir, que patético me veo, bueno me iré a despedir de Sebastián, de Nina y de mi madre»
El se acerca a Sebastián y se despide con dos palmadas sobre su hombro, se da media vuelta y sigue el camino hasta su casa. Luego de horas caminando llego a su localidad cuando el sol se ocultó y la luna estaba empezando a mostrarse y lo primero que hizo fue a visitar a Nina, atravesando puertas y paredes se adentró en la casa de su mejor amiga y lo que encontró fue a una Nina apagada acostada en su cama que sollozaba.
«Está no es Nina -se dijo-. Se supone que ella es una persona fuerte y valiente, una pequeña chica que con su alegría inunda al corazón de sentimientos positivos ¿por qué se podría a llorar de esta manera?»
-No llores mi pequeño sol -dice Yuri al tiempo que pone su mano sobre el hombro de Nina y le da un beso en la mejilla. Nina sintió aquel gesto y se dio cuenta de que Yuri ya no estaba.
-Yuri -replica-. No puedo, vuelve por favor, tienes que volver tú y Sebastián tienen que volver.
El mete sus manos él sus bolsillos da media vuelta y se va caminando en dirección a la casa de su madre. Una vez allí la encuentra sentada realizando papeleos de su trabajo en la mesa de la cocina, Yuri se sienta para acompañarla y se queda observando detenidamente el trabajo de su mamá y se da cuenta de que sus manos temblaban.
«Siempre me impresionó tu fuerza -se dijo-. Lograste tantas cosas estando sola»
Yuri se levanta y se coloca al lado de Lucy su madre y se da cuenta de que ella repentinamente dejó de escribir dejando su firma a medias escrito en la hoja de papel, deja caer sus lagrimas porque siente la presencia de su hijo, el coloca la mano en su hombro y se inclina para darle un beso en la mejilla. Lucy llora desconsoladamente mientras que Yuri se va de lo que era su casa con el corazón partido en dos.
«¿Y ahora que hago? -se pregunta Yuri mientras camina por una calle solitaria-. Se supone que al morir debería ver un túnel o qué demonios me lleven o no se qué pero no está pasando nada ¿O acaso quede en el limbo? De verdad que sería estupido, ni yo mismo me aguantaría»
Una criatura alada desciende rápidamente del cielo oscuro de la noche y Yuri se detiene al ver tal cosa y lo observa detenidamente hasta el momento que aterriza suavemente sobre el suelo y se da cuenta de que la criatura tiene forma humana pero con alas y logro deducir que se trataba de un ángel. Yuri se queda parado con sus manos en los bolsillos mientras que el ángel se acerca caminando.
-Me imaginaba que tu entrada sería más épica -dice Yuri-. Ya sabes con luces del cielo y de manera épica, con una armadura de plata o de oro, pero tú triste realidad son esos harapos que llevas puesto.
-Deberías respetar más a tu hermano mayor-. Dice el ángel gravemente.
-¿Cómo? -dice Yuri confundido.
-Yuri Grey, hijo de Lucy Grey y Yahveh.
-¿Qué? ¿Quién es Yaveh? Se supone que mi papá era un tal Max y que murio en medio de un asalto.
-Ja, ja, ja, de verdad que eres estupido, tú padre es el padre creador del universo y yo soy tu hermano mayor, uno de tus hermanos.
Yuri atónito da dos pasos hacia atrás tratando de encontrar una respuesta lógica para lo que estaba diciendo el ángel.
-¿Pero cuando? ¿Cómo? -le pregunta Yuri.
-No lo se, solo se que mi padre se acostó con un mugriento mortal y el resultado está aquí hecho trizas.
-Hablando de respeto deberías respetar a tu madrastra.
-¿Te crees gracioso? -le pregunta el ángel al tiempo de que saca su espada escondido entre los harapos y amenaza a Yuri colocándola en su cuello.
-¿Todos los angeles son así de intensos? Además ¿Cómo matarías algo que ya está muerto?
-Cierto -replica el ángel mientras baja la guardia-. Si te matara ahora tú alma reviviría reconstruyendo sus moléculas, espera ¡Eso es!
-¿Qué pasa?
-Escucha bien, eres hijo de Yahveh eso te convierte en un ser divino por así decirlo, ya que sigues siendo mortal pero a la vez deberías ser inmortal, no creo que tú mente mortal logre entender eso.
-Claro que lo entiendo pájaro desplumado, bueno más o menos.
-Ya sabía que no lo entenderías, mírate, llevas mucho tiempo en la tierra después de morir y nadie te vino a avisar a qué lugar irías, al cielo o al infierno; eres un ser divino o más bien medió divino y nosotros al morir déjalos de existir, tú solo dejaste tu cuerpo de carne que pertenece al mundo terrenal y quedó tu alma divina la cual nadie puede reclamar, solo Yahveh lo puede hacer y tú contienes un 1% de su poder, esto debería causar ciertas incompatibilidades por tu cuerpo mortal.
De la nada comienza a aparecer poco a poco una cadena blanca como la nieve y con un brillo tenue del pecho de Yuri y al observarla la cadena seguía todo el camino por donde Yuri pasó antes.
-¿Qué es esto? -pregunta Yuri.
-Esa es la cadena que mantiene el lazo entre tú alma y tu cuerpo todos los mortales tienen una, aún no está cortada lo que confirma mi hipótesis.
-¿Entonces puedo volver?
-Claro que si puedes volver, existen dos tipos de inmortales; Aeternus y Aeternitas. Aeternus te dará vida eterna, no importa lo que te pase, tu alma no morirá, pero tú poder será el mismo, en cambio Aeternitas te dará vida eterna pero si te pasa algo que cause tu muerte no podrás revivir, ah pero obtendrás un poder increíble.
-¿Y cuál tengo yo?
-Aeternus, el mismo de Yahveh, ahora hay que probarlo, solo necesitas concentrarte, imaginar y sentir que regresas a la vida, tienes que darlo por hecho en tu cabeza, también puedes hacer cosas como...
Repentinamente la cadena comienza a jalar a Yuri con mucha fuerza interrumpiendo las palabras de aquel ángel y haciéndolo pasar por todos los lugares a una gran velocidad que se asemeja a la del sonido llevándolo así hasta su cuerpo, abriendo sus ojos y inhalando una gran e intensa bocanada de aire al tiempo que levanta su torso de la arena.
«¿Estoy vivo? -se dijo al tiempo de que tocaba sus extremidades y su rostro-. En serio estoy vivo entonces no fue un sueño y hasta me siento un poco mejor creo que con esta energía podré llegar sin muchos problemas hasta nuestro hogar»
Yuri comienza a observar su alrededor y se da cuenta de que Sebastián aún está acostado sobre la arena.
«Carajo aún duerme -se dijo-. No puedo creer que aún duerma aunque creo que es mejor así, si yo estuviera así de débil también durmiera para ahorrar mucha energía, bueno ya se la dirección a donde debo ir, no me importa si aún es de noche, no hay tiempo para descansar»
Toma a Sebastián y se lo lleva sobre sus hombros de nuevo siguiendo el camino que ya había tomado antes.
-Siempre fuiste un débil Sebastián -dice Yuri-. Desde que nos conocimos siempre trataste de hacer y dar el bien a los demás desde el primer momento, no se de donde salía tanta bondad y sobretodo con todo lo qué pasó, todo lo que pasaste, siempre mantenías tu sonrisa y hacías reír a todos y hasta te hiciste mi mejor amigo, de mi, de alguien muy distinto a ti ¿cómo lo logras? ¿Cómo puedes ser buena persona? Mierda, me acabo de dar cuenta de que en realidad tú eres el fuerte aquí, de la bondad nace la fuerza para soportar la incoherencia en la maldad.
Luego de horas de camino el sol comienza a salir dando así el inicio del quinto día y Yuri aún no había llegado a su destino, pues se le olvidó considerar que el peso de Sebastián lo retrasaría.
-No puedo caminar más -dice Yuri-. Debo tomar un descanso.
Con sus temblorosos brazos muy cuidadosamente deja a Sebastián reposando sobre la arena y con sus temblorosas piernas se acuesta durmiéndose en muy poco tiempo. A cabo de unas horas el fuerte sol del medio día obliga despertar a Yuri.
-¡Que dolor de cabeza! -exclama Yuri al tiempo que mira al sol-. ¡Me estás cocinando él cerebro sol asqueroso!
Rápidamente se levanta y toma a Sebastián para seguir con el camino lo más rápido posible.
-Yuri -dice Sebastián con un tono de voz muy baja.
-¡Sebastián! ¿Me escuchas? ¡Tranquilo amigo estamos muy cerca! ¡Aguanta un poco más!
-Dile a mi mamá y a mi hermana que las amo.
-Cállate y no te esfuerces, tú serás quien les dirá eso.
El sol se estaba poniendo, había una pareja joven que caminaban por una calle casi solitaria, agarrados de la mano están felices hablando de lo más simple y de pronto entre los árboles se ve una figura extraña, la pareja se alejaron dando varios pasos hacia atrás y cuando la luz del sol tocó a aquella figura ellos no pudieron evitar gritar del miedo al ver tal escena, pues no eran más que Yuri y Sebastián en aspecto casi cadavérico.
En ese mismo momento Yuri cae de lleno al suelo y la pareja no dudan mucho para socorrerlos, tratando de despertarlos al tiempo de que llaman a emergencias.
Más de 200 km en 6 días a pie, en condiciones extremas y con la moral en el suelo. Yuri; el chico de la justicia a puño de hierro, el que ataca con fuego al fuego, un imbécil, tarado y egocéntrico para los buenos pero la peor pesadilla para los malos. Sebastián, el chico de la paz, el que ataca con agua al fuego, el bueno, el cariñoso y el amable para los buenos pero el pacificador para los malos.
Yuri era la representación del bien encerrado en el mal y Sebastián era la representación del mal encerrado en el bien, eran completamente diferentes, deberían ser como agua y aceite, pero aquel bien que tiene Yuri encerrado era compatible con el gran bien de Sebastián y el mal que que tenía Sebastián era compatible con el gran mal de Yuri, así se formó una gran amistad, donde ambos aceptaron sus diferencias y formaron un equipo donde Yuri domina el mal y Sebastián dominaba el bien.
Cuando el mal y el bien se unen se convierten en grandes bestias que unidos pueden lograr lo que sea.