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Richard estaba apoyado en el respaldo del sofá, sacudiendo la cabeza en silencio ante el arrebato de su hermano. Edgar se acercó a él y le apretó el hombro. Me miró, su cabello aún cubría la mayor parte de su rostro ahora enrojecido. Parecía que teníamos mucho en común.
-Hola, Richard. Encantado de conocerte - Esperaba que tal vez si hablaba primero, se sentiría más cómodo.
-Igual también - El asintió. Parecía que iba a tener que trabajar duro para que se relajara a mi alrededor.
-Es tan bueno estar de vuelta - Edgar estaba positivamente radiante de emoción. Me encantaba ver a alguien tan contento con su familia. Él realmente quería pasar tiempo con ellos y eso reconfortó mi corazón, especialmente considerando que yo era hija única de padres divorciados. Estaba decidida a pasar mucho tiempo con mi papá este verano y realmente volver a conectarme con él.
-¿Podemos comer ahora? - preguntó Emmanuel.
Me reí y miré a Richard, quien todavía negaba con la cabeza hacia Emmanuel, pero me miraba a mí. Me dio una sonrisa tímida, antes de mirar hacia abajo. Tenía muchas ganas de conquistarlo. Las personas tranquilas, como Richard, siempre tenían las ideas más asombrosas, ya que eran grandes observadores.
-Vamos, niños. Vamos a hacer una barbacoa - añadió John. Edgar agarró mi mano y me llevó al patio trasero.
Parece que realmente no tenía nada de qué preocuparme por conocer a la familia de Edgar. Iba a ser un gran verano.
Mientras caminábamos hacia el enorme patio trasero, me di cuenta de que Helena había puesto mesas de picnic y sillas de jardín. Había racimos de globos atados por todo el patio y otro letrero de bienvenida a casa colgado en la cerca. Una de las mesas de picnic estaba cubierta de comida. Todo, desde maíz en la mazorca, hasta ensaladas y papas fritas. Gracias a Dios que fue inusualmente cálido para el último día de abril.
Me di la vuelta para ver a la mamá de Edgar sonriéndonos.
-Oh, Sra. Barrington, esto es increíble. Muchas gracias - Me sentí llorar de nuevo por la efusión de amor que sentí en esta casa con esta familia.
-Oh cariño - Se acercó, me limpió una lágrima de la mejilla y me dio otro abrazo. Empezó a susurrar en mi oído - Mariabella. Tú perteneces aquí. Está claro que haces a Edgar tan feliz. Tu papá es un gran amigo nuestro y habrías sido bienvenida aquí incluso si tú y Edgar no estuvieran saliendo - Me soltó, pero puso sus manos en mis brazos - Ahora, debes estar cansada de un viaje tan largo. ¿Te gustaría entrar y refrescarte? - Su preocupación por mí era tan dulce. Realmente había extrañado ese papel de madre en mi vida durante el último año.
-Gracias, eso sería genial, en realidad - Respondí - Oh, necesito tomar mi bolso del auto - Realmente quería mi cepillo para el cabello.
-Absolutamente, querida -.Se volvió y llamó a los chicos - Chicos. Vayan a ayudar a Edgar a traer sus maletas mientras esperamos a que papá termine con la parrilla.