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Keyla ingresa a mi habitación y se sienta sobre la cama.
-Te vi muy mal en la mañana.
-Debi dar miedo.
-Pues realmente si -dice ella, agacha la cabeza y luego la vuelve ha alzar.
Se pone de pie y se pone de pie frente a la ventana de mi habitación, mira hacia afuera.
-Realmente llevas dos días en casa. Kay está impaciente por todo, no quiere que nadie se te acerque, porque...
-No quiere que recuerde, ya me lo dijo.
-Mi hermano tiene sentimientos por ti, quizá para ti esas semanas en el hospital son pocas, pero realmente ha pasado un año, un año donde Kay cambio demasiado, iba a la universidad y luego a verte...
¿Un año?
Mi cabeza comienza a darme vueltas. Quiero hablar pero ella sonríe y se acerca a mi.
-Papá dice que Kay cambio ese día que te encontró en el lago.
-¿Tu sabes dónde es? -le pregunto.
Asiente con la cabeza.
-Me puedes llevar.
-Si Kay sabe que te lleve perderá la cabeza.
-¿Me imagino que debes saber lo que me pasó? -le pregunto poniendo de pie y caminando hacia el balcón.
Niega con la cabeza, el viento le da en la cara moviendo su cabello negro de un lado al otro.
-No realmente, pero eres una de las razones por las cuales mi padre no deja que salgamos sin nuestra madre.
¿Madre?
Ella me muestra su reloj.
-¿Ella se tu mamá? -le pregunto sorprendida.
-No todo era como lo has visto, papá era feliz y sonreía muy seguido, un genio hasta que un día mataron a mi mamá -dice en voz baja.
Anuncian la hora del almuerzo y ambas salimos rápidamente hacia el comedor, pues si está el señor Franklin se enojara. Vemos a Julieta y a varias muchachas servir el almuerzo.
-Niños hoy su padre no podrá venir a almorzar, tiene mucho trabajo.
Kay me da una mirada rápida y nuevamente la vuelve a bajar.
-Uf es un alivio -dice Klaus, se sienta a mi costado.
-¿Cómo te sientes? -le pregunto.
-Bien, ya no me duele mucho el brazo, las piernas tampoco.
Le desordeno el cabello y él me muestra una dientes. Los empleados colocan primero una sopa roja delante de nosotros.
-Coman niños -dice la voz.
Kay se siente algo incómodo, pero comienza a tomar.
-Amelia -llama Klaus. Lo miro y él deja de tomar su sopa.
-Klaus termina rápido, sino le dirán a papá.
-Yo no diré nada -dice la voz.
Kay comienza a reírse, Klaus también y Keyla igual es la primera vez que veo reír a Kay, siempre sonríe.
-¿Sabes si tienes familia? -pregunta.
Keyla y Kay lo miran y niegan con la cabeza.
-Me imagino que debo tener familia. Quiza también tenga hermanos o hermanas...
-Lamento que no recuerdes. Se que papá te ayudará.
Keyla inclina la cabeza y mira con cierta curiosidad a Klaus.
-Papá es uno de los hombres más inteligente del mundo, es un genio, el programara a mamá para que te busque de manera fácil.
Kay suelta su cubierto y mira a Klaus.
-Anoche lo escuché hablando en una junta.
Lo que acaba de decir Klaus hace que sonría de la felicidad, siento la esperanza.
-No sabía que papá estaba planeando eso.
-Preguntale.
-Se molestará -dice mirando a su hermano menor.
La tarde pasa rápido mientras estamos jugando los cuatro a la pelota. Cuando llega la noche es una cena en silencio como era de esperarse.
Cuando todo están dormidos salgo de mi habitación para estar un momento en la sala.
-Amelia -escucho la voz llamarme.
-Dime.
-Ve a tu habitación, enciende la televisión.
Hago todo lo que ella dice, con cada paso que da va encendiendose la luz.
Cuando estoy en mi habitación la puerta se cierra sola.
-Ahora estamos las dos solas -dice ella.
-Pues si -es lo único que digo. Aún no me acostumbro a hablarle.
-Sientate en la cama, te mostrare unas imágenes.
-Kay...
-Mi hijo está enamorado de ti.
Del escritorio emerge una televisión y se enciende sola. Enamorado de mi. Por un momento pienso que es una idea loca, pero él se ha comportado como los chicos de las películas.
-¿Qué te pasó a ti? -le pregunto para cambiar el tema de conversación
-No tengo recuerdos al igual que tú, yo nací el 11 de agosto del 2018...
-Eres muy joven -le digo.
-No se me permite desarrollar sentimientos por ellos, se que son mis hijos.
En la pantalla se visualiza una imagen de los cinco en el lago.
-Pero...
-Los ritmos cardíacos de Kay son anormales, no duerme mucho siempre se despierta sudando en medio de la noche.
-¿Cómo puedes saberlo, si te apagan? -le pregunto.
Veo una imagen de ella sola, con un vestido rojo y un collar de perlas, su cabello al igual que la de sus hijos de un color castaño y esos ojos claros.
-Yo nunca duermo, siempre cuido de mi familia por eso yo sé quien eres.
Aparece una imagen mía, con un perro negro al costado sonriente, con un vestido Blanco.
-Amelia Albuquerque, desapareciste hace un año y medio de tu residencia vacacional en Bhali.
Ese perro... imágenes aparecen en mi cabeza, relacionadas a él. Una pequeña recibiendo una caja y sorprendiéndose de ese perro.
Mi corazón comienza a latir con fuerza.
-Amelia controla tus emociones,sino no podré continuar hablando contigo...
Intento controlarme.
-¿Tu creador, el señor Franklin sabe de esto? -le pregunto. Ella aparece en la pantalla y niega con la cabeza.
-Mi esposo es un genio, pronto lo descubrirá.
Sonrió y ella también.
-No quiero que Kay se quede solo.
No entiendo por donde va.
-Nunca dejaré Kay -lo afirmó muy segura de mi decisión.
-No puedes dejarlo Amelia, tú estás en peligro.
Da un sacudon la casa, luego otro.
-ALERTA, ALERTA INICIEN EVACUACIÓN.
La puerta se abre y la televisión comienza bajar.
Kay está en la sala con sus hermanos, los empleados también está en la sala.
-Inicien evacuación, se ha detectado desplazamiento en las ...
Kay y los niños salen corriendo. Todo estamos en el estacionamiento mientras vemos la residencia moverse por unos segundos que parecen ser eternos, veo a los empleados asustados con sus teléfonos en la mano llamando a sus familiares.
-Kay...
Su hermana lo aparta de nosotros.
Veo al señor Franklin salir con las manos negras, llenas de grasa.
-¿Papá?
-La computadora principal sufrió daños por el movimiento. Mañana haré que vengan los técnicos.
Asentimos con la cabeza todos.
-Julieta dile los empleados que pueden tomar sus cosas e ir a ver a sus familiares si lo desean, yo cubriré sus viajes y sus días que no vengan a laborar.
-Gracias señor.