"Te pareces a aquella mujer que murió bajo aquel árbol."
De pronto, siento mi cuerpo tensarse y enfriarse como un Iceberg, frunzo el ceño al recordar sus palabras hasta que con gran fuerza aparto su cuerpo del mío.
Nuestras respiraciones están agitadas y nuestros labios están rojos, mi corazón palpita rápidamente pero hay muchas preguntas sin respuesta que quiero hacer.
Necesito saber por qué la mencionó, que tiene que ver aquella mujer con todo ésto.- ¿La conociste?- es obvio, pero de alguna forma tengo que iniciar con esta conversación.
Sus dedos peinan su cabello hacia atrás antes de mirarme fijamente pero sin acercarse.- Sí.
-¿Por qué la mencionaste?- su simple respuesta me descolocó un poco, esperaba que fuera más explicativo con aquello.
-¿Cuántos años tienes?- lo miro serio porque está tratando de cambiar el tema.
-Eso no importa ahora, solo quiero saber por qué la mencionaste.- mi miedo inicial ha desaparecido completamente.
-Si respondes a mi pregunta, yo responderé a la tuya.- a pasos lentos se acerca a mí pero a medida que él se acerca tontamente retrocedo hasta chocar contra la cama.
Está muy cerca, trago duro porque en esta situación debería de gritarle o maldecirlo pero no puedo, mis padres me han educado de una manera tan tradicional, que si digo alguna grosería mi cuerpo siente la necesidad de ir a un confesionario, de lo contrario no puedo dormir con la tremenda culpa.-T-tengo Veintidós.- sonríe para luego alejarse dándome la espalda.
-Tienen la misma edad.- una vez más frunzo el ceño confundido y atormentado por tanto misterio.
-Tienes que responder a mi pregunta.
-¿Te han dicho que eres muy curioso?- abro lo más que puedo mis ojos porque este hombre no para de tomarme el pelo.
-Sí, me lo han dicho.- pongo una mano sobre su hombro como llamándolo para que me mire.- Dijiste que confíe en ti, pero no puedo hacerlo porque no respondes a mi pregunta.
-Está bien, pero antes respóndeme algo.- lo miro rendido porque el padre Benito siempre nos ha dicho que debemos ser pacientes.
-De acuerdo.
-¿De dónde sacaste la libreta que le diste a Yiying?- alzo las cejas porque no esperaba que su segunda pregunta fuera tan irrelevante como la primera.
- Mi madre me la dio en mi cumpleaños número dieciocho.- vi como lentamente se cruzó de brazos.
-¿De pronto, sabes de dónde la sacó tu madre?- lo pienso un poco pero de inmediato niego con la cabeza.
-No, ¿Por qué?- tengo curiosidad sobre esto.
-Nada.- una vez más es cortante con su respuesta y me sonríe.
-¿Ahora sí me dirás?
-¿Qué cosa?- siento como una vena de la rabia se hace visible en mi frente, estoy a punto de perder los pap... "Y que el Señor encamine vuestros corazones al amor de Dios, y a la paciencia de Cristo." Recuerdo las palabras del padre Benito, cierro los ojos y respiro profundo.
-¿Pensando en otro hombre que no soy yo?-abruptamente abro los ojos ante su pregunta.
-¿T-tú cómo supiste eso?-siento un tanto inestable mi respiración.
-Puedo leer la mente.- me sonríe ampliamente, trago duro antes de dar un par de pasos hacia atrás.- Y he estado escuchando todo lo que has dicho en tu mente desde que llegamos, e inclusive desde que estuviste en el gran salón de la casa de tu tío.
Mis ojos no logran abrirse tanto como quisiera porque eso sería algo realmente imposible, mi boca se abre por la impresión y me siento muy avergonzado con todo lo que ha pasado.
-No te sientas avergonzado.- lo miro horrorizado porque no tengo privacidad ni siquiera en mi mente.- Y gracias por el cumplido que me hiciste aquella vez.
-Haz...- me aclaro la garganta.- ¿Haz escuchado todos mis pensamientos hasta este momento?
-Sí y tienes razón.- se acerca completamente a mí, enreda una de sus manos en mi cintura y besa mi cuello.- Debes ser paciente conmigo.
Una vez más siento mis piernas temblar, tengo nuevamente miedo.- Por favor, suéltame.- con mis manos trato de sacar su brazo de mi cintura pero él parece que me sujeta incluso más fuerte.
-Enójate, quiero que te enojes.- ¡Qué le sucede! ¿Por qué quiere que lo hag... No pensaré más porque estoy seguro de que me escucha... me escuchas, ¿Verdad?- Así es, vamos, enójate y muéstrame tu verdadero temperamento.
-Lo siento, pero no caeré en tus juegos.
-¿Seguro que no quieres jugar conmigo?
-No.
-Bien, veamos si después de esto no quieres hacerlo.
-¡Ah!- doy un profundo grito cuando soy arrojado sobre la cama, él se posiciona sobre mí y empieza a besar mi cuello con hambre.- ¡Déjame, bájate de mi cuerpo!
-No, cariño.- me muevo frenéticamente tratando de apartarlo pero no logro hacerlo.- No me apartaré hasta que de tus hermosos labios salgan maldiciones.
-¡Te equivocas, no soy esa clase de persona! ¡Por favor, apártate, no conseguirás nada!- sujeta mis dos manos sobre mi cabeza con una sola de sus manos antes de empezar a besar mi pecho, con su mano libre arranca mi camiseta.
Una de sus manos baja hasta mi intimidad.- ¡No, no, por favor, no lo haga!
-Lo siento, solo necesito comprobar una cosa.- Sin decir más, baja mi pantalón junto a mi interior liberando mi miembro, las lágrimas bajan por mis mejillas porque esto realmente es mucho para mí, él empieza a masajear la punta de mi miembro fuertemente, mi cuerpo se calienta por el ambiente pero no puedo dejar de llorar porque es una sensación muy placentera y prohibida.
-¡Por favor, no lo hagas, te lo ruego!- no me hace caso y continúa haciendo aquello, su mano sube y baja por mi largo hasta llegar a la punta y masajearla.- ¡Somos hombres, esto no es de dios!
-Dilo y te suelto.
-¡No puedo! ¡No puedo hacerlo! ¡Mi alma se condenará y tendré que pedirle a dios perdón por toda la eternidad!- grito desesperado hasta que siento un gran tirón en mi miembro erecto, una deliciosa sensación se apodera de mi vientre bajo hasta que...- ¡Maldición!- me corro en su mano, ¡No, no y no! cierro fuertemente los ojos llorando mucho más fuerte por lo que acabo de decir, él se aparta de mí y deja mis manos así que tapo mi rostro por la vergüenza... "¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se acuestan con varones".
¡Lo siento! ¡Padre, lo siento mucho! ¡Juré no volver hacerlo y míreme! Lloro desconsoladamente por mis pecados, esto está mal, todo está mal.
Continúo llorando como si eso fuera a limpiar mi alma impura, siento como sube mis pantalones hasta mi cintura, abrochándomelo, noto un gran peso al lado mío pero no quiero mirarlo, él está mal, es un ser vil.
De un pronto a otro sus brazos me rodean y me apega a su cuerpo, trato de alejarme pero él me arrulla como si fuera un niño.- Particeps peccati, Et optime ordinantur...- sus palabras llenan de aflicción mi corazón, no sé cómo, pero extrañamente entiendo lo que acaba de decir así que lloro tanto como puedo en sus brazos.
"El pecado compartido, es el mejor dirigido."
Lloro por lo que se sienten horas, sus manos acarician mi cabello mientras las mías se aferran a su camisa, poco a poco mis sollozos se van calmando y acallando.
-¿Deseas contarme tu historia?-respiro pausadamente pero rápidamente recuerdo su habilidad y me siento sobre la cama.
-¿Acaso ya no la sabes?
-Tan solo escuché un leve conflicto en tu mente pero ninguna historia tras ella.- hago una mueca antes de voltear a mirarlo una vez más.- De todas formas me enteraré tarde o temprano pero si no quie...
-Te lo contaré, ya que, de todas formas lo sabrás y no quiero que malentiendas.
-Prometo no interrumpir.- asiento y sujeto nervioso mi camisa que ha salido fuera de mi pantalón.
-Me gustan los hombres.- volteo a mirarlo para buscar alguna reacción suy...
-Eso ya lo sabía, no te preocupes, soy bisexual.
-Desde que era un niño me han gustado los hombres, en un principio, creí que era por mi edad, un niño de siete años que le gustan o agradan sus amiguitos.- una sonrisa torcida se posó en mis labios.-Pero aquel gusto o como lo llamaba mi padre "abominación" no desapareció nunca.- una lágrima rodó por mi mejilla.- creí que era anormal, en mi adolescencia me apartaba de todos mis compañeros por temor a ser marginado, tenía el autoestima por los suelos y la vida no era color de rosa, cuando cumplí quince.- sonreí amargamente.- al colegio llegó un alumno nuevo llam...
-Myungsoo...- rápidamente voltee a mirarlo sorprendido.
-¿Lo conociste?
Vi cómo se rasco la nuca para luego sonreírme un tanto ¿Nervioso? O será mi imaginación.- Es tu imaginación, solo lo leí en tu mente.
Asentí rápidamente.- Prometiste no interrumpirme.- digo achinando los ojos en su dirección.
-Lo siento, continúa.
- Nuestra tutora me dio como tarea ayudar al chico nuevo, nos presentaron y rápidamente nos hicimos buenos amigos, fuimos al parque de diversiones, boliche, a patinar, a...
-...Esquiar, montar caballo, a nadar.- lo escuché decir todo aquello sorprendido porque realmente tiene una fantástica habilidad.- acampar, a jugar futbol, a bailar.- Qué raro, ya no estoy pensando en Myungsoo pero Lujan continúa diciendo todas las cosas que hicimos, tal vez, su habilidad se extiende mucho más allá de lo que pensé, sonrío y bajo la mirada pero frunzo el ceño al percatarme que Lujan tiene los puños cerrados.
-¿Lujan, estás bien?- toco su hombro al verlo con la mirada un tanto perdida pero sin dejar de mencionar las actividades que hicimos.
Voltea a verme un tanto sorprendido antes de sacudir su cabeza y mirarme.- Sí, estoy bien, solo continúa.
-Bien, como decía, hicimos muchas cosas y pasó lo que no quería que pasara.- siento un dolor en el pecho.- me enamoré de él, un hombre.- agaché la mirada por la vergüenza.- en un principio, pude controlar mis sentimientos pero fue difícil así que finalmente se lo confesé, me sentía una abominación, un ser sin escrúpulos, un bicho raro pero si no se lo decía hubiera continuado ahogándome en mi cobardía.- sonreí levemente por los hermosos recuerdos que desfilaban en mi cabeza.- Para mi sorpresa, él me correspondía, fue el mejor día de mi vida, nos hicimos novios, me entregué a él y nos amábamos mucho, pero un día...- mis ojos se llenaron de lágrimas al recordarlo.- un día lo encontraron muerto en el bosque.- di un desgarrador grito de dolor al acordarme de ese oscuro día en mi vida.- creí que mi padre lo había hecho, así que decidí reclamárselo pero él me lo negó diciéndome que era la primera vez que escuchaba sobre mi relación, ¡Fui un tonto, Lujan! ¡Yo mismo se lo estaba confesando en ese momento!- grité por la frustración que sentía debía dejar salir.- Desde aquel día, me enviaron a escuchar charlas con el padre Benito, pasaba horas de horas rezando junto a él y cuatro compañeros más, escuchaba misa durante el día pero lloraba por él en las noches, era un dolor insoportable, así que un día me dije ya no más, por ello, me entregué a dios a través de mis oraciones y lo dejé partir, juré nunca volver a enamorarme de nadie porque si lo hacía volvería a pecar, trato de hacer mi mejor esfuerzo porque estar metido en la iglesia me hizo dar cuenta que amar para mí era un pecado...- sentí las lágrimas bajar por mis mejillas.
-No es un pecado amar a alguien.- sentí las manos de Lujan acariciar mi mejilla antes de hacer que lo voltee a ver.- Siento mucho haber hecho lo de hace unos momentos pero necesitaba comprobar que no eres un ángel, eres un humano que siente y dice lo que piensa cuando se frustra, no estás mal, no estás pecando, estás dando a conocer tus emociones y sentimientos.
-Gracias.- digo tímido desviando la mirada.
-¿Por qué?
-Por reconfortarme.- sonrío cálidamente.- cuando maldecí me sentí mal pero también sentí como si un gran peso hubiera sido sacado de mis hombros, así que, gracias por eso.
-¿Lo amabas mucho?- me pregunta sin separar su mano de mi mejilla.
-Fue mi primer amor y creo que nunca nadie podrá llenar el vacío que él dejó en mi corazón.- dije sincero cerrando los ojos ante su cálido tacto.
- Fue lo mismo que dijiste aquella vez.
-¿Eh? ¿Cuándo?- abro enormemente los ojos ante su aseveración.
-Cuando comiste aquella fruta para quitarte la vida.- ladeo la cabeza para mirarlo porque realmente no entiendo de lo que me habla.
-No entiendo.
-Eres mío, ahora.- no sé si sus palabras tienen un significado oculto o simplemente está lanzando palabras al azar.- Y te haré el amor.
Sin darme cuenta ya me encuentro bajo su cuerpo, bajo su tacto, sus penetrantes ojos me miran fijamente antes de agacharse para besarme, dejo que lo haga porque curiosamente su ser me da calidez y resguardo, sé que no es Myungsoo pero al menos espero que me ayude a enterrarlo en mi corazón, hay muchas preguntas en mi cabeza que requieren de una urgente respuesta pero creo que debo dejarlo a un lado por ahora.
Necesito disfrutar este momento, quiero sentirme amado por él, sé que todo esto es necesario para la salvación de este hombre y si tengo que darle mi cuerpo para que viva, lo haré, ahora él me tiene en sus manos y no quiero que sea de otra forma.- Haz que olvide, por favor.- digo al sentir sus labios besar y morder mi pecho.
-Lo haré.- sin más, vuelve atacar mis labios, besa desesperadamente mi cuello y mi hombro, ambos nos paramos y nos quitamos la ropa con apuro, se vuelve abalanzar a mi cuerpo y me hace sentar de cuchillas sobre él.- Sabes cómo se hace, ¿Verdad?
-Sí, lo sé.- soy sincero, así que lo haré, lentamente y sin apuro beso su cuello y sus tan apetecibles labios, sus manos recorren mi cuerpo mientras nos besamos, me aparto un poco de su cuerpo y él pone sus dedos frente a mi boca, los chupo tanto como puedo antes de volver a besarnos.
-Ah...- gimo al sentir la introducción de un dedo en mi interior y su mano masturbando mi miembro, mete otro más y con ambos entra y sale de mi entrada.
-Estás muy apretado.-dice antes de besar y chupar mi cuello a su antojo, nuestros cuerpos están realmente muy calientes, mete un último dedo y ya me siento en el paraíso, se siente tan bien, había olvidado el delicioso placer que se siente al tener un orgasmo.
-Ah... entra en mí...ah.- gimo sin vergüenza alguna porque quiero sentirlo, si el padre Benito me escuchara no permitiría que entre a la iglesia nunca más.
-Lo haré si prometes decir muchas maldiciones.- me aparto con los ojos muy abiertos, antes de sonreírle inocentemente y asentir frenéticamente.
Rápidamente cambia nuestras posiciones y de nuevo estoy debajo de su cuerpo.- Me quemaré en el infierno.
-Estoy dispuesto a acompañarte.- vuelve a besarme con mucha pasión, nuestros labios se mueven en una sincronización única y exquisita, él se mete entre mis piernas y mueve las caderas simulando penetrarme, siento una deliciosa fricción de nuestros miembros al rozarse de esa manera.- Quiero morderte.- susurra profundamente en mi oído.- Y hacerte mi esposo.- besa mi cuello para luego bajar y pasar su lengua por mis tetillas erectas, se siente tan bien.- ¿Quieres ser mío para toda la eternidad, Seokmin?
Estoy hecho un lío de emociones que me vale todo, así que asiento muchas veces, enredando mis brazos alrededor de su cuello para volver a besarlo, mi miembro pulsa por el placer que siento.
Sus labios bajan hacia la zona más arriba de mi clavícula, siento su lengua lamer en aquel lugar antes de sentir un tremendo dolor cuando clava sus dientes en mí.- ¡Ah! ¡Duele, Lujan, duele mucho!
-Lo siento, pero no puedo parar con esto.- dice aquello contra mi piel, trato de respirar profundo y concentrarme en cualquier cosa para no sentir tanto dolor.
Sus manos se meten por debajo de mis rodillas y me las alzan abriéndome mucho dejando mi entrada a la vista.
-¿Qué harás?
-Te haré mío.- son sus palabras antes de penetrarme de golpe, siento un poco de dolor pero ésta no se compara con las pulsaciones en mi hombro e inicio de mi cuello.
Se queda quieto por un momento antes de sentir cómo succiona mi piel, puedo sentir la sangre salir de mi cuerpo y ser absorbida por Lujan, no me muevo hasta que él termine de hacerlo, me succiona profundamente antes de apartarse de mí y volver a besar aquella zona.
-Gracias por volver a mí.- susurra en mi oído.
-Nunca me he ido.- levanto las cejas porque aquellas palabras salieron de mi boca sin ser pensadas, no sé por qué lo dije, sinceramente no lo sé.
Lujan ligeramente se inclina hacia arriba antes de empezar a penetrarme con mucha rapidez, me da duras estocadas que apenas me dejan respirar.- Ah... Lu...Ah... sí, sí... más duro, por favor.- gimo tanto como puedo al escuchar las obscenas palabras que susurra en mis oídos, cada vez me excito más y más, la piel me quema a la vez que siento montones de espasmos de placer recorrer mi cuerpo, Lujan jadea contra mi oído.
-Ah... recuerda lo que te dije...Ah...estás muy estrecho.- asiento frenéticamente antes de sentir que me rompo.
-Lujan, Ah... ¡Demonios! fóllame d-duro... más duro, sí, sí ahí, justo ahí.- digo al sentir como la punta de su miembro choca directamente contra mi punto de placer.
Las duras embestidas que Lujan me da me hacen perder la cabeza, me masturbo yo mismo fuertemente antes de sentir un cosquilleo en mi vientre y correrme entre nuestros cuerpos.
Gimo muy alto disfrutando de mi orgasmo, la sensación realmente es deliciosa y placentera, Lujan alza su cuerpo y me penetra incluso más fuerte, antes de correrse dentro de mí.
Nuestras miradas se cruzan, nos miramos fijamente a los ojos antes de sonreírnos, él se inclina y vuelve a besar mis labios, morderlos y acostarse junto a mí.- Quería que me montaras pero creo que será para la próxima.
Asiento y dejando el pudor a un lado me abrazo a su cuerpo.- Lo haré con mucho gusto.
-Sí, claro, "Tendré que buscar a un cura para confesarme", mi trasero.
Le doy un leve manotazo en el pecho.- Hey.- baja la mirada y besa mi frente.
-Está bien.- nos quedamos en silencio por un momento antes de sujetar mi cuerpo y hacer que me acueste sobre él, estira su mano y se saca un anillo.- Dame tu mano.
Hago lo que me dice y de inmediato me lo pone, observo el anillo que me puso el cual tiene un reloj de arena grabado en él.- Gracias.- le digo y beso sus labios.- Siempre quise tenerlo en mi dedo.- me sorprendo por decir aquello, abro enormemente los ojos y él puede notar mi sorpresa.
-Eres mi esposo ahora.- se ríe un poco para luego mirarme.- También puedo hacer que las personas digan lo que yo quiero.
Achino los ojos porque hay tantos misterios que descubrir pero no sé si tenga el tiempo para hacerlo.
-Tienes todo el tiempo del mundo para hacerlo porque eres mi esposo y lo serás por toda la eternidad.
Fin Pov.