De tu Sangre Tomaré, El Alma que Robaste
img img De tu Sangre Tomaré, El Alma que Robaste img Capítulo 8 Pesadillas
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Capítulo 10 Guerra anunciada img
Capítulo 11 Me lastima img
Capítulo 12 Nudo en la Garganta img
Capítulo 13 Se enamoró y Casó img
Capítulo 14 Inmovilidad y Pesadilla img
Capítulo 15 No con él img
Capítulo 16 Peligroso img
Capítulo 17 Es una Orden img
Capítulo 18 Mi dulce Esposo img
Capítulo 19 Brujo img
Capítulo 20 Condición img
Capítulo 21 Batalla Interna img
Capítulo 22 Último Beso img
Capítulo 23 Adiós, Fin img
Capítulo 24 Especial I img
Capítulo 25 Especial II img
Capítulo 26 Especial III img
Capítulo 27 Especial IV img
Capítulo 28 Especial V img
Capítulo 29 Especial VI img
Capítulo 30 Especial Final img
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Capítulo 8 Pesadillas

Pov. Seokmin.

Corro desesperadamente por unos enormes campos de trigo sin mirar hacia atrás, sé que me está persiguiendo, puedo sentirlo muy cerca, ¡Dios, qué hago!, corro lo más rápido que puedo, siento las piernas cansadas pero si paro, estoy seguro de que ese ser me atrapará, no puedo permitir que eso suceda, no puedo.

-¡Oh, no, Dios mío!- grito al ver un enorme muro frente mí.- ¡No puede ser!- volteo y veo a ese ser a unos quince metros de distancia, moriré, estoy seguro que moriré.

Siento las lágrimas mojar mis mejillas por el miedo y la desesperación que siento, ¡No, no, no!, Miro hacia arriba y esa cerca enserio está muy alta, mi corazón palpita a mil por hora y realmente estoy muy asustado.

-¡Seokmin, toma mi mano!- me quedo estático al escuchar aquella voz, aquella voz del hombre que amé mucho, las lágrimas caen en proporciones mucho más grandes, alzo la mirada y lo veo, veo a Myungsoo sonriéndome mientras estira su mano para ayudarme a subir.- ¡Vamos, mi amor! ¡Tómala!- sin pensarlo dos veces le doy la mano y logro subir con él al gran muro.

Lo quedo mirando por unos segundos hasta que recuerdo que una enorme sombra negra me perseguía, con terror volteo la mirada hacia la dirección por dónde venía aquel ser que me perseguía pero no veo nada, absolutamente nada.

Respiro profundo y volteo bruscamente para mirarlo, no lo puedo creer, no puedo creer que él esté frente a mí, me sonríe ampliamente mostrándome sus perfectos dientes, no soporto más y me abalanzo a sus brazos, estrechándolo fuertemente, lo aprieto a mi cuerpo como si no hubiera un mañana, no lo dejaré ir, no lo haré nunca.- ¡Te amo, Myungsoo! ¡No me vuelvas a dejar solo!- grito entre sollozos por la emoción que siente mi corazón, el palpitar de mi corazón se hace cada vez más intenso por el solo hecho de volver a verlo, me separo poco a poco y nuestras miradas se cruzan.

-No me gusta verte llorar, te ves más guapo sonriendo.- él limpia mis lágrimas y asiento ante su declaración, alzo la mano y acaricio su mejilla para confirmar que es real y que no se trata de alguna fantasía o sueño, toco su mejilla y sí, es real, es tan real como el viento, tan real como las palomas que llegan del sur en otoño, tan real como el aire que respiro, tan real como mis sentimientos por él.

-Myungsoo, mi padre, él...

-Tu padre no se interpondrá entre nosotros, él no impedirá que seamos felices.- mi novio entrelaza nuestras manos y me sonríe.- Escapémonos, vayámonos hasta el fin del mundo, donde nadie pueda encontrarnos.- escuchar aquellas palabras me hacen sentir un intenso dolor en el pecho, lo miro y acaricio su mejilla sintiendo mis lágrimas manchar el extraño camisón que traigo puesto, lloro tanto como puedo porque esas fueron las palabras que él me dijo la noche antes de su muerte.

Lo miro con mucho dolor en los ojos hasta que veo como aquel extraño ser que me perseguía aparece detrás de él. - ¡Cuidado!-abro enormemente la boca al ver cómo le clava una estaca en el pecho, su blanca camisa se mancha de sangre y no puedo detener mis lágrimas, lo sujeto fuertemente entre mis brazos llorando desconsoladamente...-¡No! ¡Myungsoo! - grito desgarradoramente viendo como de a pocos sus ojos se cierran lentamente, cierro los ojos con fuerza porque la herida que cerré hace tiempo se ha vuelto abrir.- ¡Myungsoo! ¡Mi amor, no te vayas!

-¡Seokmin, despierta!- de un pronto a otro escucho aquella voz gritarme, abro los ojos de golpe y me encuentro con un panorama totalmente diferente, estoy en una habitación, dejo de moverme quedándome totalmente quieto, ¿Dónde estoy?- en nuestra habitación.- sorprendido volteo la cabeza en dirección de aquella voz y la realidad me golpea, respiro agitadamente sintiendo como los recuerdos de mi actual vida llegan como bombardas.

-Lujan...- digo en un suspiro.

-¿Estás bien? Tuviste una pesadilla.- dice acariciando mi cabello, bajo la mirada y me doy cuenta de que está desnudo.- Le puedo pedir a Yiying algún medicamento.

-No, así está bien, gracias.- digo de inmediato, no quiero incomodar a nadie.

-No lo harás pequeño.- me sonríe con sus perfectos dientes blancos que por alguna razón encrespa mi piel, aquellos dientes se me hacen muy familiares pero no logro recordar de dónde.

-¿Qué hora es?- él permanece en silencio por unos minutos antes de volver a verme serio.

-Son las cuatro de la mañana según el reloj humano.- me habla seco, ¿Qué sucede?- Soñaste con Myungsoo, ¿No es así?

Suspiro antes de asentir.- Sí.

-Cuéntame.- alzo la mirada porque creí que él ya lo había leído de mi mente.- Quiero escucharlo de tus propios labios.- lo escucho decir antes de bajarse de la cama y dirigirse hacia la mesa donde está una botella de lo que supongo es vino, coge una copa y se sirve un poco.- ¿Quieres?- me pregunta pero niego porque soy intolerante al alcohol.

-Es la primera vez que sucede después de haber ido a la iglesia.- él vuelve a la cama y me mira con atención.- No esperaba verlo, yo, yo estaba escapando de un ser extraño, no pude ver el rostro del que me perseguía, de pronto me quedé sin salida, había un enorme muro frente a mí, sin embargo, cuando creí que todo estaba perdido, Myungsoo apareció y me ayudó a subir, él se veía tan real que...

-Le dijiste que lo amabas.- volteo a mirarlo sorprendido pero era algo absurdo de mi parte porque debía suponer que ya lo sabía, sin intimidarse continuó bebiendo de su vino.- Le gritaste que no te dejara.- su expresión es dura.- Es gracioso porque él ya está muerto, sin embargo, sigues pensándolo.- sonríe pero sé que no es sincero en su acto, toma la última gota de vino que queda en la copa y me mira.- Eres mi esposo, Seokmin.

-Lo siento, Lujan, pero...- me quedo en silencio un momento al sentir su respiración chocar contra mi mejilla.- no puedo controlar mis sueños.- digo con un atisbo de temor, vi la agresión de Jongin hacia mi primo y sinceramente no sé de lo que Lujan pueda ser capaz de hacerme.

-Jongin no es un buen tipo.- dice simplemente antes de alejarse rápidamente de mí.- Él está enfermo, tu primo solo tuvo mala suerte.

-¿Qué?- lo miro preocupado, es mi primo, mi sangre, trato de bajarme de la cama para ir a verlo pero justo como sucedió en la cocina Lujan me lo impide.- Dijiste que él estaría bien.- frunzo ligeramente el ceño porque me ha mentido, no soporto a las personas mentirosas.

-No soy un mentiroso, Seokmin, él estará bien.- lo miro fijamente a los ojos y con suavidad me deshago de su agarre.- Solo si aprende cómo manejar a Jongin.

-Quiero verlo.- digo de inmediato poniéndome de pie.- Ahora, Lujan, quiero verlo ahora.- no alzo la voz pero espero que él sepa que estoy siendo serio.

-Está durmiendo.- dice sin moverse de la cama.- Y Jongin está viendo como duerme, está acariciando su mejilla y está arrepentido por haberlo tratado de esa forma.

Escucho sus palabras sin dejar de sorprenderme por su habilidad, sin embargo, él puede estar mintiéndome.- ¿Eres sincero?

-Lo soy, tu primo está soñando con sus padres, está limpiando una herida que al parecer tiene su madre en el esternón. - abro enormemente los ojos porque él no tenía forma de saber aquello.- Interesante...

-¿Qué es interesante?

-Su padre le es infiel a su madre y Jungsoo es el único que lo sabe.- niego frenéticamente porque mi tío sería incapaz de hacer eso.- Si no me crees pregúntaselo, pero eso será después, mi amor.

Asiento rendido porque él tiene razón tendré que preguntárselo después.- Entonces, ¿Mi primo está bien?

-Luro.- "Te lo juro"

Respiro profundo y camino hacia la puerta.- Iré a la cocina, ¿Deseas que te traiga algo?- le pregunto con amabilidad abriendo la puerta.

Me mira de pies a cabeza y me sonríe.- ¿Irás así?

-¿Eh?- le pregunto curioso parpadeando las pestañas rápidamente dudoso.

-Cariño, anoche hicimos el amor, estás desnudo. - ¡¿Eh?! De inmediato me miro y estoy desnudo, completamente desnudo, se me había olvidado, de inmediato siento mis mejillas arder.

Corro a la cama y me pongo el camisón que Lujan me regaló, ya que vine aquí sin ropa aparte a la que tenía puesta, Lujan me ha dado prendas de su armario pero me quedan un poco grande.

Me paro frente a él y me aclaro la garganta.- Entonces, ¿Te traigo algo?

-¿Quieres que te acompañe?- niego rápidamente.

-No es necesario.

-En ese caso, en la parte de arriba de la heladera hay una de esas botellas.- me señala la botella de vino.- tráeme una.

Asiento y salgo de inmediato, recorro los pasillos, ya he memorizado el camino así que llego sin dificultad, la cocina es extremadamente grande, por lo que, tardo un tanto encontrar lo que buscaba, Yiying dijo que podía utilizar lo que quisiera y así lo hice, pronto el día aclarará, decido hacer el desayuno tanto para mí como para mis primos, pongo a cocinar el arroz, hago huevos revueltos y preparo el café, lo dejo en la estufa para que no se enfríe, busco la botella de vino de Lujan y se lo llevo, lo encuentro parado junto a la ventana viendo a través de ella.

Pongo una mano sobre su hombro para que me voltee a ver, voltea y me sonríe.- Demoraste.- dice y le entrego la botella.

-Estoy haciendo el desayuno.- asiente mientras tanto voy hacia la cama para tenderla.- ¿Qué clase de vino es? No tiene el año de cosecha...

-¿Vino?- lo miro confundido.- Esto no es vino.

-¿Entonces?

-Es sangre.- me quedo quieto mirándolo y trago duro.

-¿Sangre humana?- le pregunto nervioso.

-No, en realidad, no es de humano, es de dragón.- frunzo el ceño porque los dragones no existen, nunca existieron.- También suelen decir que no existimos, pero aquí nos tienes.- Tiene razón.

-Pero cómo, dónde lo consiguen.- le pregunto terminando de hacer la cama.

-Nuestro patriarca nos dejó una gran reserva en el lado Este de nuestro territorio, los dragones ya no son accesibles así que su sangre es como oro para todos nosotros, bueno, al menos eso era cuándo éramos solteros, ahora que estamos casados ya no lo consumiremos a menudo, solo para ocasiones especiales. - me sonríe con su hermosa sonrisa y me abstengo de hacer más preguntas.

-De acuerdo, iré a la cocina, dejé el arroz haciéndose. - salgo y rápidamente llego, veo a través de la ventana y puedo ver que sigue nevando.

-¿Te gusta la nieve?- Yiying llega junto a mí, volteo y niego.

-No, en realidad prefiero el otoño o el verano.- soy sincero, él toma asiento con dificultad por su enorme vientre, me da mucha ternura.- ¿Cuánto tiempo te falta para dar a luz?- espero no incomodarlo con mi pregunta.

-Dos semanas, más o menos.

-¿Enserio? No parece, bueno, quiero decir, como estás de aquí para allá creería que todavía te faltan dos meses pero no dos semanas, es que estar embarazado debe ser complicado y eso, pero tú...- sí, en definitiva, me enredé en mis palabras, por lo que, me callo avergonzado.

Él me sonríe mostrándome su lindo hoyuelo.- Es difícil pero Yifan me ayuda mucho, ya sabes, controlar a estos niños no es fácil.

-Me lo imagino.- nos quedamos en silencio un momento, apago la estufa porque el arroz ya está hecho.- ¿Cómo llegaste a esta familia, Yiying?- le pregunto rompiendo el silencio que nos envolvía.

-Me enamoré.- me sirvo una taza de café y le ofrezco un poco a Yiying que me lo recibe de pura cortesía por obvias razones, me siento frente a él para conversar.

-Yifan da un poco de miedo.- sonrío.

-Lo sé, la primera vez que lo vi, me escondí detrás de mí choza.- ¿Choza? Alzo una ceja.

- Oh, creí que también te habían obligado a venir como a nosotros.

-No, vine por voluntad propia, en realidad, lo seguí.- él ríe fuertemente que me contagia así que termino riendo también.- Él no lo supo hasta que me descubrió en su armario.

-¡Es enserio! ¡Esto es muy divertido!- le pongo atención para escuchar su historia.- ¡¿Cómo?!

-Hace ciento treinta años era un brujo.- abro los ojos enormemente.

-¿Brujo? ¡Eras un brujo!- mi euforia me sorprende incluso a mí mismo.

-Sí, los brujos también solemos ser inmortales pero como me enamoré de Yifan y ya que luché tanto para conquistarlo, decidí convertirme en vampiro.- hice un gran "O" con la boca.

-A Baek y a Jungsoo les encantará esta historia.- aseguro conociendo a mis primos, rápidamente una idea cruza por mi cabeza así que decido preguntarle.- La transición de humanos a vampiros, ¿Duele?

Él achina los ojos y se pone a pensar.- Es un dolor soportable, solo son algunos casos dónde el humano muere pero no son tan comunes.

-¿En serio mueren?

-Sí, por eso, tanto tú como tu primo tendrán que alimentarse bien.- asiento frenéticamente porque ya que me ha dado esta información, personalmente me encargaré de que así sea.

-¿Ya no eres brujo?- le pregunto.

-No, ya no, ellos me desterraron porque aborrecen a los vampiros.- pudo notar la tristeza en sus palabras.

-Lo siento.- le digo sincero acariciando su mano.

- Está bien, ya lo superé, ahora soy feliz con mi esposo y más aún a la espera de mi pequeño.- sonríe tratando de ocultar su nostalgia.

-¿Cómo se llama el esposo de Sejun?- decido cambiar de tema.

-Teo, él y Jongin son hermanos de sangre.- dice simplemente y abro los ojos enormemente.

-¡¿Hermanos?!- me calmé porque mi exabrupto no es una conducta adecuada.- ¿Cómo? Jungsoo es el esposo de Jongin.

-Hay dos modos de convertirse en vampiro, la primera es irse con tu esposo a la cueva y hacer el ritual por lo que dure la noche luna de sangre que es por toda una semana, y la segunda, es el día dónde la luna de sangre sale en todo su resplandor, ese día los vampiros solteros suelen escaparse e ir de casería, Jongin llegó a la familia por eso, Sejun lo mordió...- Yiying no terminó de contarme por escuchamos un estruendoso sonido proveniente de afuera.

Los dos nos miramos angustiados pero justo cuando nos íbamos a levantar para ir a ver qué sucedía el cristal de la ventana de la cocina se rompió, ambos nos acostamos en el suelo y escuchamos tremendo alboroto afuera, el sonido era insoportable, realmente nos ensordecía, cerré fuertemente los ojos porque era como un pitido que dañaba mis tímpanos.

-¡Hemos vuelto para llevarnos lo que nos pertenece!- el grito de una gruesa voz masculina me erizó piel.

Fin Pov.

            
            

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