Cuando termino me pongo un pijama porque sé que no voy a salir a ningún lado, recojo mi cabello en una mini coleta y me acuesto. Sí señores esta es mi triste y pobre vida. Agarro el mando y prendo el televisor para ver Scooby-Doo, ¿infantil?, na, no creo. Puedo tener cincuenta años y aún así seguiría viendo esos muñes. Al cabo de unos minutos siento mis ojos pesados y caigo rendida en los brazos de morfeo.
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Me despierto de un salto por una horrorosa música que viene de afuera y al pararme por la ventana veo al espécimen de mi vecino con una maldita fiesta montada en su casa, pero lo lindo es que solo son él y dos de sus amigas, vamos lo que me faltaba: fiestecita privada. Ya esto es el colmo, son las 12:00am y...esperen, ¿ por qué dormí tanto?, nada en fin, detalles que no vienen al caso. ¿Cómo mis padres no se han quejado?.
Bajo las escaleras a ver si encuentro a mis padres abajo y no están, ¿dónde se habrán metido estos señores?.
No sé qué hacer, quiero seguir durmiendo pero el espécimen no me lo va a permitir, con su fiesta privada y música horrible, es que a eso que él esta escuchado no se le puede llamar música.
Por inercia salgo y camino en dirección al patio de su casa y al llegar busco los alta voces y los desconecto, al fin siento que mis oídos están en paz. Doy la vuelta para irme y siento que me agarran del brazo.
-¿Quién mierda te crees qué eres para venir a mi casa, desconectar mi equipo e inturrumpir mi fiesta?
-Emm deja lo pienso- cierro los ojos y me pongo la mano en la cien.- Ah ya sé!, soy Hela María Benett la vecina que estaba placidamente durmiendo hasta que pusiste esa horrorosa música, mucho gusto.- estiro mi mano para que la tome y la aparta de un manotazo.
-No te hagas la listilla conmigo Hela.
-No me hago Owensito, yo soy, y, ¿por favor me puedes soltar?- hago un puchero.
-No- me dijo y apretó el agarre, por tercera vez en mucho tiempo me vuelvo a fijar en esos ojos verdes que se parecen tanto a los míos y me pregunto como alguien tan ostinado y arrogante puede tener unos ojos tan hermosos y cautivadores.
¿Te gustan sus ojos?
No, nunca dije eso. Te encanta sacar las cosas de contexto hija mía.
-Vamos Owen deja a esa perra aburrida y ven a divertirte- exclamó una rubia oxigenada.
-¿Qué dijiste?- rompí el contacto visual con Owen, lo aparté y quedé de frente a la rubia oxigenada con complejos de modelo de revista.
-Que eres una perra aburrida, ¿lo repito?
Y se queda tan ancha, pégale.
Iba a agarrarla del cabello y darle una paliza pero Owen me cargó como si fuese un costal de papas y me sacó de su patio.
-¿Qué escenita fue esa María?, ya no eres una niña para estar queriendo pegarle a todo el que te diga algo o te mire feo. Se supone que tienes diecinueve años, lo que significa que tienes que ser madura Hela.
-Déjame en paz, que esto fue por tu culpa, además yo le pego a quien quiera y cuando quiera- digo encogiéndome de hombros y haciendo muecas extrañas.
-Madura de una vez Hela.
-Habló de putas la tacones.
-¿Por qué eres así Hela?
-Porque así me parieron, no sé digo yo.
-Cada día te aguanto menos Hela.
-¿Dime algo que no sepa?. No sabes el placer que me causa escucharte decir eso, es como música para mis oídos Owensito divino.
-Y aquí vamos otra vez con el "Owensito", te puedes ganar un pasaje con destino a casa de la mierda.
-¿Lo pagas tú?
-Hela, Hela. Me estás colmando la paciencia y te voy a matar, lo juro.
-Hijo solo preguntaba, quería saber si ibas a ser todo caballeroso como demuestras por ahí.
-¿Quieres qué sea caballeroso contigo Helita?
-No Owen. Fue sarcasmo.
-Lo mío también genia.
-Ayyy gracias, no me había dado cuenta.
-Dios eres tan ostinada.
-Dios eres tan imbécil e inmaduro.
-Oigan quién habla.
-En mi defensa, madurar es para frutas Owen y pues yo, soy un bombóm.
-Narcisista de mierda.
-Cabrón inmaduro.
-Niñata de los cojones
-Espécimen
-Hela...
-Owen..
Nos quedamos en silencio por un momento. ¿Qué acaba de pasar?, ¿a dónde tan tontos e inmaduros mis señores?. Él decidió romper el silencio:
-Mejor ve a dormir Hela, esta conversación no va a terminar bien.
-Sí, es lo mejor que puedo hacer, por cierto Owi te vas a cagar, porque ya apunté esta también.
Caminé hacia la puerta de mi casa y escuché que Owen gritó: -Voy a estar encantado de devolverte lo que me hagas. - Y eso me encendió por dentro, pero al mismo tiempo me gustó, ¿me gustó?, no, no puede ser.
Sí que te gustó bandida.
Sí, pero en el sentido de que voy a tener un buen rival, o eso parece.
Ya verá mañana en la universidad.
Entré a casa, me tomé un vaso de chocolate caliente, cerré todo y subí a mi habitación. Encendí las luces y miré por la ventana. Todavía estaban ahí pero no tenían la música puesta. Dios te amo, gracias por cumplir mis peticiones. Cerré las cortinas para evitar otra discusión y para evitar romperle la cara a uno de ellos. Me acuesto y me duermo enseguida. Mañana va a ser un día de diversión.