En el amor y en la guerra todo se vale, ¿no?
img img En el amor y en la guerra todo se vale, ¿no? img Capítulo 3 Pelea.
3
Capítulo 10 Tequila+Owen+idea=nada bueno img
Capítulo 11 Huida. img
Capítulo 12 Momento de tensión. img
Capítulo 13 Es él img
Capítulo 14 Yo los conozco.. img
Capítulo 15 Para img
Capítulo 16 Necesito un favor. img
Capítulo 17 Lo que hice por él. img
Capítulo 18 Nadie me pone como tú. img
Capítulo 19 Gracias a él img
Capítulo 20 Esto no se va a quedar así img
Capítulo 21 Sé que esto me va a meter en problemas img
Capítulo 22 Por listos. img
Capítulo 23 Lo dejé todo por un momento img
img
  /  1
img

Capítulo 3 Pelea.

Paso una plancha por mi flequillo para que quede tal y como quiero, termino de aplicarme rimel y brillo labial para salir de casa e ir a la universidad.

A veces quisiera no sé, tener a una amiga a la cual pasar a buscar para ir juntas a la uni, salir de fiesta, maquillarnos, compartir pulseritas, resumen: esas cosas que hacen las amigas, pero creo que nunca la tendré. Cuando estaba en la secundaria le pegaba a todos y todas, creo que por eso nadie se acercaba a mí, supongo que ni yo me acercaría a alguien así tan agresivo. Siempre he tratado de controlar mis ataques de ira pero me es imposible y no he buscado ayuda porque simplemente no me interesa buscarla, prefiero jugar a que me sé controlar y ya está.

Aprieto el acelerador, porque no quiero pensar más en eso de tener amigas, ni en mis ataques de ira. Siento como el aire me da en la cara y despeina mi cabello.

Llego a la universidad minutos después y aparco la moto donde siempre. Agarro las llaves, miro al cielo, suspiro y me doy ánimos para entrar a clase.

-Buenos días profesor.

-Buenos días señorita María, le quería preguntar algo, ¿puedo?

-Sí, aunque ya me está preguntando algo- murmuro y una risita amenaza con salir.

-Bueno a lo que iba: ¿por qué no asistió ayer a clase?

-Ah, eso- aprieto los labios y sujeto el asa de mi mochila- Me sentía un poco mal, por lo que decidí coger algo de aire en las gradas.

-¿Segura?

-Sí profesor, gracias por la preocupación- él asiente y yo me dirijo a mi puesto.

Saco el cuaderno de apuntes y tomo algunas notas que me servirán para el seminario que orientarán dentro de unas semanas.

Media hora después toca el timbre y voy al comedor en busca de un jugo y un sandwich. Muero de hambre madre mía. Cuando voy llegando veo al espécimen sentado con la rubia oxigenada de ayer y paso por su lado sin mirarlo y con la cabeza en alto. Justo ahora no estoy para inmadureces, ni pleitos.

Mi estado de ánimo cambia en cuestión de segundos, supongo que soy bipolar o algo así. De repente estoy súper feliz y de la nada empiezo a sobrepensar las cosas y me deprimo. Me he dado cuenta de que no tengo término medio, o estoy muy feliz o estoy muy deprimida. Mamá me dijo que siempre que cambiara de humor pensara en algo que me gustara mucho, en algo que me hiciera sonreír o que cantara. A veces me funciona y a veces no.

Voy y pido un jugo de manzana y me siento en la mesa que está en frente del espécimen y no le presto atención. No había otra maldita mesa, no hombre esto es una cosa pero bárbara. Me quedo mirando un punto fijo hasta que siento un grito y me alarmo.

Cuando veo de donde proviene el grito me paro y me dirijo hasta el espécimen y la rubia oxigenada para chismosear, porque sí señores soy doña chisme.com, el chisme es mi pasión. Al llegar veo que esta cabeza de chorlito está gritando porque un conejito pequeño que no tengo ni la menor idea de donde salió, se durmió en sus pies, me quedo mirando la escena por unos segundos hasta que me doy cuenta de sus inteciones de pisar al inocente conejito y rápidamente corro hacia ella y la empujo.

La rubia cae sentada en el piso y yo me agacho a recoger al hermoso conejito blanco de ojos grises que está asustado e indefenso. Lo estrecho entre mis brazos y paso mi nariz por su pequeña cabecita, me voy a girar pero siento que la rubia me empuja y me desestabilizo por unos segundos, logro ubicarme en tiempo y espacio y miro a la asquerosa rubia oxigenada con rabia.

Pongo al conejito en mi mochila y me dirijo hacia donde está la rubia mirandome con una sonrisa burlona en su rostro.

Tranquila muñeca que esa sonrisa te la voy a borrar de un putazo justo ahora.

Llego hasta ella y la agarro del cuello.

-¿Qué te hace creer que puedes tocarme?- escupo mirando como se tensa.

-Lo hiciste primero perra.

-Sí, lo hice primero, pero fue porque ese pobre animalito al que ibas a pisar vale más que tú y todos los que te rodean.

-¿En serio crees que esa mierda vale más que yo?, que equivocada estás, es una simple rata, n

¿no ves?, es un animal asqueroso y sucio.- agarra mi mano y la aparta de su cuello para luego darme una cachetada que me deja atónita.

Ya colmó mi paciencia. Odio que maltraten a los animales y además me acaba de tocar.

Sí, definitavamente me acaba de dar una cacheta.

La miro con rabia y le pego un puñetazo en la nariz que la hace retroceder, entonces aprovecho para arremeter contra ella y darle la paliza del siglo, uno, dos, tres, cuatro ...perdí la cuenta de cuantos golpes le he dado. Intento contenerme pero no puedo y sigo golpeando hasta que siento que me zafan de ella y me llevan a la fuerza hacia el estacionamiento.

Camino enrabiada y me doy cuenta de que estoy llorando, perdí el control nuevamente . A mis padres no les va a gustar, se van a enojar y a decepcionar. Me duele un poco la mano derecha y me quedo mirándola fijamente.

Pasan unos minutos y levanto la mirada para encontrarme con los ojos verdes de Owen. Tiene el cabello negro desordenado. Lleva una camisa negra y jeans ajustados.

-Esto se te quedaba- dice casi en un murmuro estendiendo mi mochila.

-Gracias- la agarro y saco al lindo conejito para pasarle la mano.

-Hela...

-Owen no quiero escucharte.

-Solo quería acercarte a casa.- lo miré confundida ya que según el me odia, entonces si me odia tanto porque quiere acercarme a casa?, bueno lo dejaré pasar por hoy.

-Vale- él asiente y caminamos hasta mi moto en silencio.

            
            

COPYRIGHT(©) 2022