-Señora Carina, su adorada niñita que es muy querida por todos, incluso por mí- guarda silencio unos segundos, como si analizara lo que va a decir- Ella se peleó con alguien- suelta finalmente y mi cara debe de estar roja como un tomate de la rabia que tengo.
-¿Hela es eso cierto?- pregunta papá algo serio.
No hablo y la respiración se me torna algo pesada.
-Helaa..- mamá menciona mi nombre para que responda.
-Mamá lo siento vale, no pu..no pude controlarme- murmuro aguantando las ganas de abalanzarme encima de Owen y dejarle varias marcas en su carita.
-¿Por qué no dijiste nada Hela María?- interroga papá con voz ronca.
-Lo siento papá- bajo la cabeza.
-Dejemos esto para cuando lleguemos a casa, este no es lugar para discutir y no vamos a arruinar esta maravillosa cena, ¿verdad cariño?- habla mamá.
-Claro- responde papá.
Me paro de la mesa sin pedir permiso y sin disculparme. Salgo a al patio donde se encuntra la piscina de los O'kelly y me siento en el borde para relajarme y tratar de controlar mi ira.
¿Cómo este imbécil pudo hacerme eso?, él me había sacado de allí, me había ayudado de cierta forma y por un momento bajé la guardia, por un momento pensé que podíamos ser amigos, que dejaríamos nuestra rivalidad a un lado, que tonta fui.
Me siento en el borde de la piscina y dejo que los pies me cuelguen.
No sé qué pasará en casa. Seguro que mamá y papá se decepcionarán de mí. No quiero que vuelvan a decepcionarse, no quiero ver sus miradas tristes. A veces pienso que no merezco unos padres tan geniales como ellos, tan atentos, tan cariñosos, tan auténticos. Cada día se esfuerzan por ser mejores padres para mí, por darme lo mejor y por quererme de sobra, pero creo que yo no me esfuerzo para ser mejor hija y me duele, me duele porque ellos lo dan todo y yo no doy casi nada. No es justo, ¿verdad?, bueno la vida no es justa.
Siento los pasos de alguien y no me giro a mirar, sé quién es y si me equivoco y es alguien que me quiere matar pues mala suerte para mí
-Hela...- habla con voz dolida.
-¿Qué quieres Owen?- suelto a la defensiva sin mirarlo.
-¿Estás bie..
-Sí Owen, estoy súper bien, es más me atrevo a decir que de maravilla.
-No me mientas.- murmura.
-No finjas que te importa.- me levanto y lo encaro- ¿Ahora es que piensas en lo qué hiciste?, tú provocaste esto imbécil. Cada acto tiene una consecuencia, ya sea una mala o una buena. En este caso va a ser una mala, muy mala créeme.
-Hela yo lo sien..
-No te atrevas a decir lo siento!- grito- No puedes decirlo porque no lo sientes, tú no sientes nada Owen.
-¿Puedes dejarme hablar?
-No, no puedo. No quiero escuchar tu voz, no la soporto, ¿lo entiendes?
Él me mira con cara de decepción y no sé por qué. Me da igual, que se joda el cabronazo. Cuando intento irme él me agarra por la muñeca y me pega a él. Me tenso de inmediato y dejo de respirar por un momento. Sus ojos están fijos en los míos, no hablamos, no nos movemos, solo estamos mirándonos...
Doy tres pasos atrás y el da tres pasos adelante. Me fijo en que si doy un paso más caigo a la piscina, y con un poco de suerte el caerá también. Me lo pienso bien y decido hacerlo. Cuando doy el último paso, él trata de sujetarme, pero soy más rápida que él y la jalo. Caemos al agua los dos. Mierdaa!, está helada.
¿Qué pensabas mi loca?, ¿qué iba a estar calentita?
El frío me da un latigazo literalmente y tengo ganas de llorar, pero no lo hago por educación.
Busco a Owen y no lo veo, mierda donde se supone que está este imbécil.
-Owennn, esto no es gracioso- sentencio algo asustada.-¿Owen?
Al ver que no responde miro hacia atrás y lo veo tratando de salir. Es como si se estuviese ahoga... mierdaaa, se está ahogandooo.
-Owenn- gritoo y nado rápido hacia él.
Lo agarro por la cintura y dejo que se abrace de mí. Le falta el aire y está agitado. Lo ayudo a controlar su respiración para que al menos pueda decir algo o no sé. Estoy nerviosa que te cagas, no sé que hacer, no sé cómo sacarlo. Este mastodonte pesa demasiado.
-Owen, dime algo.
No dice nada, solo se queda abrazado a mí, temblando.
-Owe..
-Calláte, eres muy ruidosa cuando te lo propones.- dice y río suavemente.
-Lo sé.- admito.
Me quedo callada, no sé qué decir.
-No sé nadar, siempre tuve miedo de intentarlo- confiesa de la nada y hace que me sienta peor de lo que ya me sentía.
-Yo, yo no sabía.
-Claro que no y aunque lo supieras igual me hubieses tirado.
-No te pasases, no somos iguales.- Owen se tensa al escucharme decir eso.
-Lo siento.
-Calla ya por Dios. Mejor ayúdame a llegar hasta la orilla.
Él pone de su parte y logramos salir. Veo una toalla cerca y corro a por ella.
-Aquí tienes imbécil- le lanzo la toalla y él se la tira encima a la velocidad de la luz.
-¿Tengo que agradecerte?- pregunta con ambas cejas enarcadas.
-Mejor vete a la mierda.- le respondo y lo dejo ahí tirado en el césped.