Owen siempre ha sido alguien intolerante, en la escuela lo soportan por su fama de bad boy( aunque en realidad creo que todo es una fachada para que no lo lastimen o alguna de esas mierdas) y por destacarse en el baloncesto. Siempre que está jugando las chicas se derriten literalmente por él, le tiran hasta brasiers y yo tipo: ayy no chicas que mal están no es para tanto, vayan a un psiquiatra que les hace mucha falta, locass que están todas.
Bajo las escaleras con un vestido amarillo y me encuentro a una mamá sonriente preparando uno de sus pasteles favoritos( el de chocolate), ¿no les había contado que mi hermosa madre hace unos pasteles de chocolate increíbles?, bueno pues ya saben.
-Cosa hermosa- llamo su atención abrazándola por detrás y dándole un beso en la mejilla.
-Caramelito, ¿cómo dormiste?
-Bien mami. Caramelito suena a empalagosa, quita quita- suspiro.
-Vale, caramelito no. ¿Qué te procupa chunchi?
-La cena de hoy- mamá deja el pastel en el horno y se vira hacia mí.
-¿Por qué tendría que preocuparte?, somos muy amigos todos.- afirma mirándome confundida.
-Sí tienes razón, es solo que ya sabes a veces me pongo un poco tonta y tal.
-Lo sé hermosa, por cierto, ¿dónde está Hades?
-Bebé está en su jaula, justo ahora le llevaré la comida.
-Come demasiado ese bichito en forma de conejo.
-Mamá no le digas bichito, es tu nieto. Deberías de estar orgullosa por darte un nieto tan guapo. Y sí, realmente come demasiado.
-A ver cuándo me vas a dar uno de verdad.
-Mamá no pinches. Te traigo uno de verdad y me sacas por la ventana.
-Ni tanto Hela, el día que pase eso, porque sé que va a pasar, estaré encantada de cuidarlo y darle amor.
-Que tierna mami, pero ni lo sueñes.
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Las horas han pasado volando ya son las 8:25pm. No quiero ir, no quiero ir y no tengo otra opción.
Relájate mujer, ¿qué puede salir mal?
¿En serio me preguntas?, sabes que todo va a salir mal.
Si tú lo dices..
Shh calla ya y déjame buscar algo adecuado para la ocasión.
Abro el armario y empiezo a sacar ropa. Cada que estoy apurada nunca aparece un buen outfit, que feo todo.
Pasan diez minutos y termino por escoger un momo mitad blanco y mitad negro con una blusa negra corta y unos air force blancos. Suelto mi cabello, que me da por los hombros, me hago un deslineado sencillo, aplico un poco de brillo labial, tomo un bolso de mano plateado, cuento hasta cinco y bajo.
-¿Ya estás lista cielo?- pregunta papá cuando me ve bajando las escaleras.
-No, solo vine a avisar que me faltan los zapatos- ríe sonoramente y cuando llego hasta él me acuna entre sus brazos.
-No pierdes esa manía de responder con sarcasmo.
-Y tú no pierdes la manía de preguntar cosas ilógicas papá- digo riendo.
-Bueno que, ¿nos vamos?- interroga mamá llegando hasta nosotros.
-Claro- aseguramos papá y yo al mismo tiempo.
Salimos de nuestra casa por la puerta principal, yo quería salir por la trasera y así nos evitamos que los vecinos nos vieran, aunque esos no están pendiente a nada.
Tocamos el timbre de los señores O'kelly y de inmediato nos abrieron.
Amo esta casa, creo que le hace competencia a la mía. Está pintada de blanco, tiene ventanas de cristal( es lo que más me gusta cabe destacar), buena vista, tiene materiales de fabricación de alta calidad, se encuentra distribuida, con estancias amplias y proporcionadas. Cada dormitorio está equipado con su baño independiente y, en el caso de la habitación principal, se distribuye en el mismo espacio un vestidor y un baño en suite.
Entramos y los adorables O'kelly nos reciben con alagos y abrazos.
-Vamos a la mesa por favor- manifiesta la señora Ana.
La seguimos entre risas y nos sentamos.
-Y buenas querida, ¿tienes novio?- averigua Ana.
-No- respondo con media sonrisa
-¿Cómo no?, con lo hermosa que eres.
-Lo sé- le muestro una sonrisa sincera.
Mis padres y los de Owen empezaron a hablar de cuando eran jóvenes y salían a las fiestas que se hacían en los bares más recomendados de la ciudad.
Yo me concentré más en comer unas galletas que habían en uno de los platos del medio, porque todavía no han servido la cena. Dios tengo un hambre, estoy al punto de decir que se callen y que sirvan porque la comida es sagrada, con eso no se juega.
-Buenas noches- expresa la cosa que tanto detesto y me tenso un poco. Todo iba bien hasta ahora.
-Buenas noches precioso- expresan mis padres. ¿Precioso? Tsh, ¿de dónde?, preciosa yo y no lo presumo.
-Hela, ¿por qué no se saludan?- indaga la señora O'kelly.
-¿Quiénes?- pregunto con confusión.
-Tú y Owen.
-Oh, perdón no me había percatado de su presencia.
Me levanto sin arrastrar la silla, dirijo mi mirada a Owen y le sonrío. Doy cinco pasos, llego hasta él y le doy un abrazo, mientras le digo al oído:
-Compórtate imbécil, esta noche vamos a ser los mejores amigos.
>>Owuiii queridooo- hablo con voz irritante y le agarro los cachetes como si fuese un bebé.- ¿Cómo estás tesorito?, hace días que no hablamos, ¿acaso ya no quieres a tu pequeña Helita?
-Claro que te quiero Helita- responde con evidente molestia y sarcasmo.- ¿Cómo no querer a alguien como tú?
-Ves?, estos niños se adoran Thomás y tú diciendo que se odiaban.- espeta la madre del espécimen.
-Ya veo- es todo lo que dice mi padre.