/0/8210/coverbig.jpg?v=38d3a5406f88f7c78c690ecfd5a3c2cf)
Él me va a escuchar. ¿Como es posible que sea tan ogro? Me saca de mis casillas.
Antes de que fuese a hacer otro de sus espectáculos molestos decidí que sería mejor ir y subirme al auto.
- Tan linda señorita Bachelet, cuándo hace las cosas cuándo se le indican.
- Las haría mucho mejor y cuando se me piden, si al menos la persona que solicita tuviese tantos modales así como le sobra el dinero.
-¿Ahh sí? ...
Preguntó.
Antes de seguir hablando una voz molesta resonó por todo el vacío estacionamiento interrumpiendo lo que tenía por decir. Su postura se volvió tensa y antes de darle tiempo a la persona allí afuera de echar su mirada dentro del auto, él se salió dando un portazo al lindo Mercedes.
Siempre pasa eso, siempre algo o alguien interrumpe los momentos importantes donde me imagino una buena retahíla de cosas por decir, y cuando digo buena es buena.
- ¡Osito grandulón!
Desde dentro del auto pude ver a una chica super alta, de cabello corto de un color dorado, con unos rizos muy lindos y cara como hecha de porcelana. Ella en realidad era hermosa, además tenía este acento muy marcado como rusa o italiana no sé, europea en sí.
Su cara derrochaba felicidad por cada poro.
Mi querido jefe en cambio tenía una postura tensa, no podía ver su rostro ya que él se encontraba de espaldas.
- Marilyn, ¿Qué demonios haces aquí?
Su voz dura, exactamente igual a la de hace un rato cuándo alzó la voz para hablarle a Palmer.
La sonrisa de la chica se borró inmediatamente.
- ¿No te alegras de verme? - Preguntó ella haciendo un puchero.
- ¿Quién en su sano juicio se alegraría de ver a una mujer como tú?
- Después de lo de aquella noche, creí que todo estaba bien. Quise darte una sorpresa.
Su voz ya sonaba con un tono de lo más molesto, era linda y de apariencia casi angelical, pero lo que tenía de hermoso lo tenía de exasperante y totalmente desagradable a nivel de comportamiento.
>> Osito, ¿Acaso no me extrañas? - Está vez arrastro el sonido de cada palabra.
Se abalanzó a su cuerpo quedando guindada de su cuello. Él en un movimiento rápido se zafó de ella haciendo que esta quedara de pie nuevamente dónde se encontraba.
No me gusta para nada el chisme pero vaya que me entretiene y bastante. Este está caliente y jugoso, además tengo la vista completa para mi.
- Te voy a agradecer que te marches y no vuelvas a molestarme más nunca en tu mísera vida, lo que pasó esa noche fue un desliz por la borrachera pero ya no volverá a pasar.
Algunas lágrimas se deslizaron por el rostro de la mujer.
Sentí pena, no es como si yo fuese una chismosa carente de empatía. Tengo sentimientos.
>> Tú sabes lo que hiciste, tú lo sabes. Aquello que pude haber sentido por ti lo tiraste por el caño tú sólita.
- Amor pero...
- AMOR NADA, MALDITA SEA MARILYN.
El estruendoso grito de mi jefecito volvió a lograr que me estremeciera.
Marilyn no se inmutó ni un poco, solo lágrimas bajaban por su rostro.
>> Estoy comprometido ahora con alguien más, espero que te quede claro y no vuelvas a buscarme. Mi novia me espera en el auto, adiós.
Ella seguía ahí parada con lágrimas manchando su perfilado rostro.
Por un momento incliné mi cuerpo hacia adelante para asomarme por la ventanilla a ver si en realidad había una chica allí dentro en la parte de adelante.
Pero al lado del chófer no había absolutamente nadie.
Entonces caí en cuenta, quizás se refería a mi.
Ay florecita, ¿Pero qué haces?
- ¡Mateo!
Exclamó la rubia de repente.
>> Hablaré con mi padre, le pediré que cierre todos sus tratos con tu empresa. Además de eso le diré todo lo que me has dicho y como me has tratado. Créeme me las pagarás todas.
Está vez estaba resaltando su verdadera personalidad yo creo, se ve tal cual como una muñeca endemoniada.
- Has lo que más desees. Total, mi empresa no necesita de las de tu padre ni de las de nadie, en cambio no puedo decir lo mismo de las suyas.
Se dio la vuelta dándole la espalda a la rubia.
Ella tuvo la osadía de volver a replicar.
- Mateo por favor...
Suplico, al ver que no tuvo efecto, añadió:
>> Hace poco conocí gente extremadamente peligrosa.
Él otra vez volvió a darse la vuelta para encararla.
- Puedes conocer al mismísimo diablo si quieres Marilyn, nada de lo que digas o hagas cambiará mi visión y convicción de ti. Además que no se te olvide que yo también suelo ser peligroso.
Ella tenía los cojones para amenazarlo.
Además estoy confirmando mi teoría de que aparte de egocéntrico y peligroso esa aura de maldad que denota su ser es cierta, él lo dijo. Él es peligroso.
Mateo, mateito... ¡Qué miedo me das!
¿Hasta dónde eres capaz de llegar molesto?
Oh sí... Esto en definitiva es una mala idea. Aunque está tan bueno.
¿En qué otras facetas será malo también?
Imposible Agnes Sofía, ¿Como puedes pensar en esas cosas, en momentos como estos?
A pesar de que el chisme estaba bueno, en su momento me aburrí. Ellos seguían en su batalla de quién le habla más feo a quién, o quién amenaza peor a quién.
Ellos en su disputa y yo muriéndome de hambre, que feo caso.
Aburrida ya de la situación, del lleve y trae que ambos tenían. Recosté mi cabeza en el vidrio de la ventana a mi lado.
Pasó un largo rato que se me hizo eterno como miles de horas a pasos de caracol, cuando al fin sentí cuándo mi querido jefe abrió la puerta del auto.
No dijo palabra alguna así que yo tampoco quise acabar con el incómodo silencio que reinaba en el auto.
El auto se puso en marcha y pude ver como la chica de apariencia de ángel se abalanzaba sobre el.
Gritando como una completa loca.
- ¡Mateo! ¡MATEO! no puedes dejarme.
Corría mientras le daba fuertes golpes al auto que iba a paso lento, muy lento para mi gusto.
>> Abre la maldita puerta, detén el auto. Quiero ver a la maldita que se está robando a mi hombre.
Mis alarmas se encendieron, si esa mujer lograba así sea romper un vidrio, iba a verme era a mi ya que yo era la única mujer en el vehículo.
Definitivamente en mis planes no está tener otro problema más que añadir a mi extensa lista de gigantes problemas que llevo a cuesta, no señor.
Con una valentía que ni sé de dónde saque le hable fuerte al conductor.
- Apresurese, pise el acelerador lo más que pueda y saquenos de aquí.
La rubia loca seguía gritando mientras que el conductor haciendo caso a mi petición aceleró el auto.
Mi vista iba justo al frente de los pasillos del estacionamiento.
La tierna florecita de veran parecía cansada, sus manos iban puestas en su cabeza, sobando sus sienes . Se le veía afligido.
Supuse que quizás aquella mujer sí le importaba.
Me puse una mano en el corazón y quise consolarlo. No tenemos una buena relación, incluso creo que nos odiamos mutuamente, pero me da pena verle así. A él o a cualquier persona.
Voltee mi vista hacia atrás para darme cuenta que aquella mujer se había arrodillado a mitad del camino y se le veía al parecer llorando.
Regresé mi vista y toda mi atención a mi jefe y me decidí a hablarle.
Colocando mi mano en una de las suyas y dando un fuerte apretón, le hable:
- Sea cual sea su problema y su relación, créame que el sol saldrá y todo estará bien.
- Pequeña pulga, me olvidaba que aún estabas aquí.
Quise matarlo pero su expresión algo risueña, apaciguó mis intenciones.
- Si ya puede hacer chistes supongo que ya se encuentra bien.
Quise alejar mi mano de la suya pero él me lo impidió. Tomándome fuerte, expreso:
- Gracias, lamento que haya tenido que ver todo ese espectáculo.
- No pasa nada.
Le sonreí.
>> Ahora tengo algo que cotillear con las chicas de la oficina, estarán encantadas.
Mi carcajada resonó en el auto y él me observaba atento.
- Me complacerá castigar a la persona que ose a regar un chisme mío en mi empresa.
De inmediato me callé y mi postura se puso recta, tan recta como si me fuesen introducido un palo en el trasero.
Intente nuevamente quitar mi mano de la suya pero, fracase.
Esta vez quien se echo a reír a carcajadas fue él, su risa era tan gutural y varonil como él.
Diferentes corrientes eléctricas me recorrían el cuerpo.
Y es que su mano llevó la mía a sus labios para depositar un tierno beso en ella, a la vez que el auto se detenía y un grueso y firme :
- Ya llegamos.
Salió de sus labios.
**************