Capítulo 4 Enfadarse

Lily seguía gritando: "¡Damon! Ya deberías estar seguro de lo que pienso sobre ti, no soy una mujer vanidosa que se regodea con sus amigas por tenerte. Si no me interesaras de verdad, ¿cómo podría haber venido a tu casa contigo? ¡Confía en mí, por favor! ¡Créeme!".

"¡Está bien! ¡Te creeré! Pero deja ya de gritar", Damon retrocedió unos pasos y se acercó de nuevo a ella con una sonrisa malévola. "Ya que quieres quedarte, ¿qué te parece si te tomas una taza de té con mi mamá ahora mismo?".

"Ah... ¿Está tu mamá aquí? Tal vez sí es mejor que me vaya, ya nos veremos nuevamente por ahí", respondió de inmediato con un rostro pálido de temor. No tenía ni la más remota intención de encontrarse con Cynthia en la casa.

Cynthia era famosa por ser una mujer despiadada, los rumores decían que todas las amantes de su marido fueron expulsadas del país sin contemplación. Ninguna de ellas tuvo la oportunidad de engendrar un hijo ilegítimo, fueron borradas de la faz de la tierra como si no existieran.

La gente sabía que esa mujer era una fuerza poderosa que debían tomar en cuenta.

Damon subió las cejas en un gesto interrogante cuando Lily le dio la espalda para irse. Luego, llegó a su nariz el olor del perfume que le había dejado mientras la tenía sobre su brazo; se supone que ese aroma era el epítome del amor verdadero, pero a él le parecía que en ese momento no era más que un lujo barato.

Cynthia, que observaba todo desde la ventana, le dijo a uno de sus empleados: "Averigua ahora mismo toda la información que puedas encontrar sobre esa modelo, quiero saber quién es, qué hace y cómo llegó a conocer a mi hijo". Los ojos entrecerrados de la mujer delataban con frialdad sus intenciones.

"Sí, señora", respondió el sirviente y salió con premura de la habitación.

Cynthia estaba a punto de irse finalmente luego de haber cerrado las ventanas de vidrio, pero antes de salir le ordenó a Sheryl con el ceño fruncido: "No pienses demasiado lo que acabas de ver, lo único que necesito de ti es que estés lista y te prepares para esta noche".

Horas después llegó la noche y el dormitorio estaba tan oscuro como el día anterior.

Un suave sonido de agua cayendo salía del baño, minutos después salió Damon con toda la imponencia de su cuerpo y la escena que se desarrolló frente a él era exactamente igual a la de la noche anterior.

"¿Necesitas un poco de vino para que te infunda coraje?", sirvió con cuidado dos copas de vino y agarró una para él. Su voz adquirió una cualidad magnética y su hermoso rostro era irresistible, nadie sería capaz de rechazar cualquier petición de un hombre como él.

"No, gracias", negó Sheryl con firmeza, y la imagen del rostro encantador que vio durante el día desde la ventana apareció en su mente.

Tomando un poco de vino, Damon la miró fijamente con una ceja levantada y le ordenó: "Ven acá".

Sheryl se tomó unos instantes para respirar, tranquilizar los latidos de su corazón y calmarse antes de caminar hacia él. "La noche está un poco aburrida, ¿qué te parece si te cuento una historia para pasar el tiempo?", preguntó la chica.

Damon solo hizo girar la copa entre sus dedos sin decir absolutamente nada, no estuvo de acuerdo pero tampoco la rechazó.

Sheryl dijo: "Érase una vez...".

Pero el hombre la interrumpió:

"¿Alguna vez has escuchado lo que ocurre en 'Las mil y una noches'? La historia relata que un rey se casaba cada día con una mujer distinta, y la mataba al día siguiente para casarse de nuevo. Era un monstruo a los ojos de todos en el reino. Pero entonces, un día, apareció una mujer que le contó una historia interesante todas las noches de manera que al día siguiente no la mataba para seguir escuchando sus cuentos. El rey no le dijo, pero incluso se enamoró de ella".

"¿Y ella también se enamoró de él?", preguntó Sheryl atónita, no podía creer que una mujer pudiera enamorase de un asesino.

"Bueno, yo no soy el rey. ¡No tengo paciencia para escucharte contar mil y una historias!".

Damon le acarició la mejilla con delicadeza y dejó suavemente su copa a un lado, se inclinó sobre ella como una sombra y presionó sus labios en su boca. Sintió cómo mordía con fuerza su labio inferior.

Los ojos de Sheryl se abrieron por la sorpresa, su corazón empezó a latir con una aceleración repentina que retumbaba dentro de su pecho.

¡La estaba besando!

El único sonido en la habitación era el roce de sus labios entrelazados con pasión. Separó los labios el hombre un instante para ordenarle con voz ronca pero firme: "¡Esta noche quiero verte el rostro!".

Parecía que estaba intrigado por ella, por saber cómo era.

'No dejes que te vea la cara', la advertencia de Cynthia llegó a su mente como una voz flotante. De repente se quedó congelada sin poder moverse.

Se había dejado llevar por lo que Damon le estaba haciendo hasta que se mordió el labio inferior con fuerza, le latió de dolor y frunció el ceño preocupada. En su intento por alejarse de él se golpeó la cadera contra la mesa de vinos con un sonido estruendoso.

Damon estaba furioso por el comportamiento de Sheryl.

Ella era consciente de que él la odiaba desde el instante en el que entró por la puerta luego de la orden de Cynthia, y ahora parecía que su interés en ella disminuía por su falta de respuesta.

¿Cómo podía un hombre arrogante como él invertir tanto tiempo en una mujer?

"Tu mamá dijo que serían tres días. Cuando esos tres días terminen, no regresaré aquí nunca más", Sheryl ni siquiera se molestó por el dolor en su cadera.

Los ojos de Damon se encendieron peligrosamente mientras la miraba amenazante: "Aún quedan dos días. ¿Dónde lo quieres hacer?".