Capítulo 7 Diez millones

"Sheryl, ¿por qué te tardaste tanto? Te he estado esperando por un largo rato, aunque, por fortuna, la subasta aún no ha comenzado". Acto seguido, Lia Yuan la tomó del brazo para preguntarle en el oído: "¿Por qué estás tan interesada en esta subasta? Ya has pasado mucho tiempo recopilando información sobre todo esto. ¿De verdad el zafiro es tan importante para ti?".

"Siento curiosidad por su belleza", dijo Sheryl, mirando con nostalgia el zafiro encerrado en la vitrina de cristal.

"¡Déjame que te lo regale!", le ofreció Lia. "Puede que no tenga suficiente dinero en este momento, pero si se lo pido a mi hermano, ¡estoy segura de que me ayudaría!", agregó.

"¡No es necesario! ¡Solo quiero echarle un vistazo!". Los ojos de la mujer se iluminaron ante la oferta, no obstante, se negó con un movimiento de cabeza.

Desde la distancia, dentro de la zona VIP, el presidente de Zuo Group elogiaba la gema: "El zafiro es exquisito. Es raro ver una piedra preciosa como esta en una subasta".

"Me halaga que piense eso. Gracias". El presidente honorario de la subasta sonrió. Luego se volvió hacia el joven silencioso que estaba a su lado, y con un gesto cortés agregó: "No esperaba que nos honraras con tu presencia en esta subasta, Damon. Es un privilegio tenerte aquí. Espero que pronto tengamos la oportunidad de colaborar juntos".

Todos sabían muy bien que Damon era el heredero de la familia Tuoba, y que, tras regresar del extranjero, asumiría su posición como jefe de la empresa familiar.

"Claro, si llega el momento, así será". Enseguida, Damon levantó su copa. "Será una situación en la que todos salgamos ganando", añadió.

"Damon, eres tan excelente como tu padre en los negocios". La sonrisa del presidente honorario se amplió más mientras chocaba su copa en un brindis con Damon.

Por otra parte, aunque la actividad promocional ya había terminado, Summer no se atrevió a irse tan pronto. Por el contrario, la mujer se sentó con un grupo de funcionarios de alto rango y su mirada se desviaba hacia Damon de vez en cuando.

Sin embargo, el rostro del hombre parecía indiferente mientras observaba su entorno.

Después de un breve instante, el anfitrión anunció: "¡La subasta comenzará ahora!".

Entonces, todos aplaudieron a la espera.

"¡El precio inicial del zafiro es de cinco millones de dólares!", continuó el anfitrión.

Cinco millones era un precio inicial elevado, por lo que muchos se sorprendieron.

Al escuchar esto, el corazón de Sheryl se rompió en mil pedazos, porque si el precio inicial ya estaba en la asombrosa cifra de cinco millones, no podía ni imaginar cuál sería el precio final.

'Mira, mamá, el precio inicial del zafiro es de cinco millones. ¿Eso te hace feliz estando en el cielo?', meditó.

La mujer se arrepentía de haber ido a la subasta, pues la cruel realidad la estaba hundiendo rápidamente, y era posible que no pudiera recuperar el zafiro en esta vida.

En ese momento, Summer miró a Damon y luego hizo la primera oferta. "Cinco millones doscientos mil".

Al ser la primera postora, llamó la atención del público. Además, no era particularmente famosa, pero era muy hermosa, tanto que los hombres presentes estaban ansiosos por elevar sus pujas con la intención de impresionar a la bella mujer.

"Cinco millones quinientos mil...".

"Seis millones...".

"¡Siete millones!".

"¡No puedo soportar esto! ¡Es increíble! ¡Ese precio no es correcto!

¿Cómo puede el zafiro valer todo eso?". Sheryl despreciaba a los ricos con pasión y no pudo soportar esta conmoción ni un segundo más, así que se puso de pie al ver que las ofertas aumentaban exponencialmente. Debido a sus comentarios, algunos empleados de la subasta se fijaron en ella, sin embargo, no se atrevió a darles importancia.

Enseguida, Lia forzó una sonrisa tensa en su rostro, pues era lo suficientemente consciente de lo que sucedía como para regañar a Sheryl, de modo que le insistió: "Sé que esto te molesta, pero ¿puedes bajar la voz? ¡Por favor, siéntate! Si continúas molestándote así, es posible que te echen, ¡aunque también tendrían que echarme a mí! ¡Humillaré a la familia Yuan!".

"¡Esto es demasiado! El dinero es intrascendente para estas personas, ¿verdad? ¡Podrían ofertar millones sin siquiera dudarlo!", argumentó Sheryl con agresividad e inclinó la cabeza. Un momento después, cuando vio a alguien pujando de nuevo, maldijo: "¡Nunca había visto semejante espectáculo de dinero en toda mi vida!".

"Sheryl...", murmuró Lia apretando los labios, ya que no esperaba que su amiga reaccionara tan emocionalmente.

La mujer continuó vociferando: "¿Estas personas trabajan en un banco? ¿O tienen un cajero automático? ¡Ni siquiera se inmutan cuando lanzan las cifras!".

Sheryl estaba a punto de decir algo más cuando escuchó una voz fría gritar en la habitación, algo tan desconcertante que, por un segundo, pensó que lo había imaginado.

"¡Diez millones!".