Capítulo 8 Las rosas

Un silencio absoluto llenó todo el salón de subastas.

"Diez millones de dólares", ofreció Ken Qin, el secretario personal de Damon.

Todos sabían que él estaba haciendo una oferta de ese nivel en nombre de su jefe, que tenía todo el poder económico para considerar una cantidad de dinero tan exorbitante.

Después de eso, todos los demás detuvieron sus intentos de hacer una contraoferta cuando se dieron cuenta de que el zafiro pertenecería inevitablemente a Damon.

Se hizo un silencio tenso durante unos segundos, y de repente la multitud estalló en un aplauso ensordecedor.

La gente miraba a Damon con admiración y los asistentes lo elogiaban.

Con calma, el hombre se levantó y caminó hacia adelante en todo el esplendor de su imponente figura.

Summer se quedó atónita por el giro inesperado de los acontecimientos, y se dio cuenta de que él caminaba hacia ella; rápidamente apartó la mirada para evitar contacto visual con él.

El rostro de Damon se oscureció al ver que lo ignoraba, y se dio la vuelta para caminar ahora hacia Sheryl.

Lo último que esperaba Sheryl era que alguien le diera una palmada en el hombro en ese lugar, se giró para ver al hombre que la había tocado.

"Aquí tienes", dijo él, y le mostró lo que tenía en las manos.

Frente a ella había un enorme ramo de rosas, estaban tan rojas que parecían prendidas en fuego.

Los ojos de Sheryl se abrieron por la sorpresa: "¿Eso es un regalo para mí?". Recibió las flores y estaba a punto de sonreír encantada, cuando vio una tarjeta con la dedicatoria del regalo y el rostro se transformó en molestia.

Estaban escritas unas palabras que hablaban de matrimonio y que evidentemente no iban dirigidas a ella. Sin darse cuenta, la chica dijo en voz alta: "Summer...".

Arrojó el ramo haca atrás con desprecio y espetó: "Esa nota no es para mí, me parece que este regalo ha sido rechazado. ¿Cómo te atreves a dárselo a otra persona?".

Arregló el pelo con furia y luego miró a Damon quemándolo con los ojos ardiendo en fuego por la molestia. La expresión calmada en el rostro del hombre finalmente se rompió.

Era obvio que había sido un error, Sheryl se delató al haber murmurado el nombre de Summer frente a él.

"No soy el tipo de hombre que sigue las reglas", con una sonrisa sarcástica, Damon sostuvo el ramo y lo presionó contra el pecho de la joven. Había indignación en su voz cuando dijo en tono amenazante: "¡Fuiste tú quien nos escuchó a escondidas!".

"¡No seas ridículo!", reclamó Sheryl. "¡No estaba tratando de espiarte! ¡Ni siquiera se suponía que debías estar allí! Yo solo estaba usando el baño".

El razonamiento lógico de ella lo irritaba aún más porque no tenía cómo reclamarle.

"¿Escuchaste todo?", Damon se acercó a ella lentamente como un depredador, ignorando que todos a su alrededor habían comenzado a murmurar; deben sospechar que algo había sucedido entre los dos.

¡La situación se estaba saliendo rápidamente de control! Damon estaba perdiendo la tranquilidad con la que manejaba todo.

'¿Por qué está tan cerca de mí?', se preguntó Sheryl y dio un paso hacia atrás cuando el rostro de Damon estuvo directamente frente al suyo. Aunque se sentía intimidada por su actitud, no pudo evitar asombrarse por la belleza de su cara y le dijo en voz baja para que solo él la oyera: "Esa mujer debe estar ciega, de lo contrario, no te habría rechazado. Estoy segura de que aceptará el ramo de rosas si lo intentas nuevamente. Apuesto a que se enamoró de ti inmediatamente en el momento en que te vio por primera vez. ¡Debe amarte con todas sus fuerzas!".

Sheryl apretó la espalda contra la pared y entró en pánico cuando se dio cuenta de que no tenía ningún lugar adonde ir, así que levantó la cabeza y se obligó a sonreírle mientras continuaba: "Si te soy honesta, creo que tu problema es que no tienes idea de cómo deducir qué es lo que las mujeres quieren. Por ejemplo, no se me ocurre ninguna mujer en la actualidad a la que todavía le gusten las rosas. ¿No lo sabías? Es obvio que preferiría los lirios".

Después de estas palabras la mirada de Damon se transformó, su rostro ahora era indescifrable. Sheryl no sabía cómo interpretarlo, pero continuó alentándolo: "Damon, un hombre guapo como tú siempre debe tomar la iniciativa de perseguir a una mujer. Tal vez ella te amaba mucho pero es demasiado tímida para admitirlo".

Damon no se movió asimilando lo que escuchaba, sus ojos oscuros se entrecerraron.

"¡No intentes asustarme!".

La chica no tenía idea de lo que él pudiera hacer a continuación, así que siguió hablando: "Puedes gastar una cantidad absurda de dinero en ella y creo que te aceptará finalmente".

"Qué boca tan dulce tienes", el hombre se inclinó más hacia ella y le acarició suavemente los labios rojos como cerezas.

Sheryl recordó de repente cómo la había besado con anterioridad, las imágenes que pasaron por su mente la abrumaron al punto de sonrojarla.

"¡Pero tienes muy mala memoria!", él presionó con fuerza sus dedos sobre el labio inferior de la chica y se echó hacia atrás.

Por la conversación que había escuchado en el baño, Sheryl debería asumir que él estaba cortejando a Summer, incluso hasta pedirle matrimonio, pero ahora se negaba a aceptarlo.

Damon sintió que todas las palabras halagadoras que le había dicho eran con intención de burlarse de él.

Mirándola con suspicacia al ver que su rostro se había colorado, el hombre le dijo: "Ni siquiera te hice nada, ¿por qué te ruborizas?".

Sheryl estaba avergonzada por cómo se había dejado llevar por los recuerdos: "¡Claro que no! ¿De qué estás hablando?", refutó sin mucho convencimiento.

"No te enamores de mí", le advirtió Damon mientras se alejaba unos pasos de ella. No le gustaba ser observado por tanta gente, así que se volteó para irse sin decir una palabra más.

"¡Espera un minuto!", exclamó Sheryl con el corazón hundido como una naufragio dentro de su pecho. '¿Cómo pudo irse así?', pensó mientras lo veía alejarse después de su terrible advertencia.