Capítulo 3 3

Subí al segundo piso y me senté en una de los puff que había allí, de color naranja, probablemente, ya que no estaba muy conciente de lo que pasaba a mi alrededor. Solo esa cantidad de alcohol me sirvió para quedar lista para la noche; era malísima para tomar y cualquier cosa me caía como balde de agua.

A unos metros de mi, estaban haciendo una competencia de shots y habían dos hombres, cada uno en una punta de la mesa. Estaba el rubio que reconocí, era el tan famoso Matt, quarterback del equipo de fútbol y enfrente había otro que me llamó más la atención; su cabello era en tonalidades grises, casi tirando a negro y a juego sus ojos también lo eran. No tenía el cabello tan largo como para tapar sus cejas, pero la mirada furtiva que le enviaba al de ojos verdes, me congeló en el lugar.

Nunca lo había visto por la universidad, de ser así, probablemente lo habría recordado. Además de que era abuena recordando rostros, tenía una mirada que podría dejarte en tu lugar y ese brillo extraño en sus ojos me daba curiosidad. Aunque yo no era la única que lo había notado, ya que había un ejército de animales hambrientos detrás.

No perdí ni un segundo mi vista en él, como si mi vida fuese una cámara y acabase de poner la cámara lenta; tenía una camisa blanca que envolvía sus anchos hombros y torso, se veía todavía más grande e imponente cuando subía uno de sus brazos para tomar cada shot y yo quedé como una estatua, como si ese gesto se hubiese hecho parte de un bucle grabado en mi cabeza.

Cuando se incorporó para dar el último shot, dando por hecho que le había ganado a la estrella de la noche, me quedé sorprendida por la altura de ese hombre.

Negué al no querer pensar como quedaría si me pusiera a su lado, recta.

Matt desapareció a los baños, imaginaba que para botar todo el alcohol que había ingerido de golpe; podría darle un coma etílico si dejaba pasar mucho tiempo.

Suspiré y no perdí de vista al de ojos grises, esperando que esté también fuese al baño, pero no lo hizo en ningún momento y achine los ojos para no perderlo, pero se había alejado bastante de los presentes e incluso varias mujeres se alejaron de él al verlo caminar extraño. Se veía mareado y se sostenía de todo a su alrededor para no caer.

¿Nadie lo iba a auxiliar?, estaba probablemente tratando de detener su muerte y nadie le prestaba atención.

Ahí estaba el interés de los animales que le perseguían.

Bufé y rodé los ojos cuando cayó en alguna parte y lo perdí de vista.

-Alcohólicos -dije para mi misma, mientras caminaba hacia ese rincón oscuro donde le había visto caer.

Pasé a dos personas y allí estaba, recostado en el suelo, con la espalda pegada a un sofá, pero se veía bien por sus ojos y por la poca fuerza que tenía al tratar de levantarse.

Me agaché a la altura de su rostro y se inundaron mis fosas nasales de un olor muy varonil, mezclado con lo que probablemente era Whiskey y tequila. Le obligué con la poca fuerza que tenía a darse vuelta a un costado, para poder ayudarlo a vomitar; no había tiempo, ni fuerza para llevarlo a un baño.

Seguramente eso fue lo más asqueroso que tuve que hacer en mi vida y el futuro médico era mi amigo, por lo que estar tratando de salvar a un extraño de la muerte era impresionante.

Después de unos minutos, sentado en el sofá y bebiendo una botella de agua aún llevado del chiras, por qué estaba ebrio, me crucé de brazos.

¿Ahora debía abandonarlo?

¿Podría con mi consciencia?

-Estoy de puta madre -escuché decirle y me señaló sin siquiera abrir bien los ojos.

-Casi te mueres, idiota -respondí-. Debí dejarte...

-Ahí estás, Iah -me interrumpió una voz rasposa detrás mío y di un respingo al ver aparecer una sombra casi el doble que mi persona por mi lado. Le tomó el brazo al borracho y su mirada oscura cayó en mi; en un segundo mis piernas flaquearon y cada facción de su rostro se extrañó por mi presencia, pero me observó de pies a cabeza. Tenía otra botella de agua en las manos, por si ese hombre necesitaba más y estaba claro que podía oler el vomito, como también su camisa se había logrado manchar.

Preferí no hacer ningún movimiento, como si de ese modo no pudiese hacerme nada o no me notase. Tenía un tatuaje al final de su rostro, llegando a su oreja y del cuello del blazer que llevaba se notaba uno aparentemente más grande.

Ambos tenían la misma nariz.

¿Eran parientes?

-Heroína -dijo el tipo que había ayudado, tomándome desprevenida, ya que me envolvió con su brazo libre y me pegó a su cuerpo por completo.

Abrí los ojos como platos y traté de alejarme, por qué sentí la tela de mi vestido subirse al punto de que sentí frío en mis glúteos y él, aunque estuviese para comerse los dedos, estuvo a punto de morir por un coma etílico por no saber controlarse y estaba envuelto en vómito. Y para rematar, me había levantado del suelo con solo un brazo, lo que me hacía todavía más vulnerable.

Lo empujé, poniendo mis manos en su rostro y el hombre que le tiraba también ayudó.

Me limpié las manos en su camiseta antes de que se alejara y el de ojos negros no paraba de observar todo lo que hacía; rodé los ojos y me alejé de allí. Ya no me quería volver a encontrar con la misma situación con nadie; todo eso bastó para dejarme sobria de nuevo.

            
            

COPYRIGHT(©) 2022