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-Boca cerrada, ¿bien?, nos vemos en clase solamente, hasta que estés seguro de que tus acosadoras se cansaron de buscar -le advertí a mi amigo mientras nos íbamos alejando en el pasillo.
Bufó en desacuerdo-. Me desagrada la idea, pero está bien -se cruzó de brazos, pero luego se colgó al mío-. ¿Puedo ir contigo al estadio? -me miró con ojitos de perrito abandonado y rodé los míos.
-¿Que parte de no podemos estar juntos por qué hay locas psicópatas tratando de molestarme la existencia? -cuestioné obvia, quitándole de mi brazo.
-Amy, no seas mala, quiero ver el entrenamiento -dijo, fingiendo sufrimiento y me di tres golpes suaves en la cien, sin poder creer que mi mejor amigo podía comportarse de diferentes maneras a cada instante.
Parecía como si tuviese alguna clase de personalidad múltiple.
Le hacía falta un psiquiatra.
-¿No me vas a dejar en paz hasta que te diga que si? -lo miré de reojo y el negó, decidido a molestarme hasta el campo si hacía falta-. Evan estará allá.
-No voy por Evan, Amy, por Dios -rodó los ojos-. Voy por Matt y los demás que si juegan.
Le di un golpe-. Oye, no seas malo.
-Bien, pero llévame -rodé los ojos y asentí.
-Bien, por qué tengo que contarte algo -organicé mi ropa y salí con él detrás como un perrito faldero.
-¿Es tan interesante como para rendirte ante mi? -preguntó curioso y salimos del edificio de las clases, para caminar hacia el estadio que estaba justo detrás-. Eso no suele pasar seguido.
-Me estoy empezando a arrepentir.
-¿Por qué eres tan mala?
Sonreí corto y lo abracé a lo que empezó a hacer pucheros tiernos. No entendía por qué hacia eso, sabiendo que me pondría inquieta.
Lo quería tanto que inclusive en nuestras peleas más fuertes por la situación con Evan y lo que yo soportaba en mi vida, seguíamos estando juntos. Nos habíamos vuelto inseparables.
-¿Solo quieres hombres sudorosos para la vista? -cuestioné y llegamos a la entrada del inmenso lugar, donde custodiaba un celador.
-No hay nada más interesante que hombres sudorosos corriendo detrás de un balón -levantó los hombros y el hombre sentado en una silla, nos sonrió.
Ya me conocía él y su otro turno, por las tantas veces que había acompañado a Evan a entrenar con sus compañeros.
Ingresamos al lugar y lo primero que cayó a nuestros ojos fue el campo verde, donde estaban los hombres que conocíamos corriendo de una lado a otro.
Lucas no pudo evitar dar un grito de euforia.
Normalmente los entrenamientos eran privados y solo si los jugadores invitaban a alguien, era que los dejaban pasar y como yo ya era parte de ellos, ya que me conocían por ir a todos lados con Evan, menos a sus partidos, entonces era más sencillo acercarse al equipo.
Todos tenían clases diferentes, pero habían sido elegidos para ese equipo por su complexión y lo buenos que eran para correr detrás de un balón.
Matt era muy rápido, apesar de que su amigo más cercano era uno de los corredores, pero también bloqueaba a los jugadores muy bien y se abría paso por el tamaño de su cuerpo.
Habían elegido a un buen quaterback.
En realidad en el equipo habían bastantes jugadores, más de quince, pero Evan era escasamente seleccionado para jugar con los once que debían estar en la cancha. No entendía por qué y él jamás hablaba al respecto, pero participar del equipo le ayudaba a su currículum y tenía pensado hacer intercambio, por lo que le daba puntos haber sido parte del equipo de fútbol americano de su universidad.
Bajamos las gradas hasta llegar a las primeras, donde podíamos ver más, pero claramente Lucas no me iba a dejar desaprovechar la oportunidad de estar en un estadio rodeados de hombres grandes y fornidos, a los que se les pegaban las camisas por el sudor.
Sobre todo a la de Matt.
-Vamos más cerca -me tiró del brazo.
-Lucas -quejé.
-No digas nada, yo quiero verlos más cerca, por favor -siguió en el mismo plan y no pude evitar rodar los ojos.
-Yo quiero sentarme aquí, allá podrían golpearme con el balón -dije tratando de no dejarme llevar, pero a fin de cuentas, a pesar de su aura femenina, él seguía siendo un hombre y tenía mucha más fuerza que yo-. Lo dice la voz de la experiencia.
-No voy a permitir que me hayas dejado entrar contigo, para que no pueda ver a esos hombresotes con la excusa de que tú me invitaste y no parecer un obsesionado -comentó mientras nos acercábamos, pero decidí dejar de poner resistencia y ceder a sus peticiones.
Al estar en las escaleras para bajar a donde ellos se sentaban a descansar y observar el partido, él me agarró fuerte el brazo. Lo miré mal, ya que me lastimó.
-Estoy nervioso, lo siento -sonrió con emoción desbordada y yo negué divertida.
-Yo ya estoy acostumbrada, aunque la primera vez tampoco me importó.
-Bueno, pero... Alto -no terminó de decir, cuando me detuvo de golpe.
-¿Que sucede?
-Gwen -dijo y llevé mi mirada hacia el lugar que él lo hacía, llevándome la inesperada sorpresa de verla allí, pero luego recordé que ella estaba saliendo con Matt. Era lógico que ella le pediría algo así.
-Es la saliente de Matt, había olvidado que ella ahora podía venir -me crucé de brazos y Lucas parecía preocupado.
-¿Y que hacemos?, ¿Nos quedamos?
-¿Te quieres ir? -lo miré intrigado y él negó-. Entonces camina -lo tiré del brazo que tenía atado al mío y escuchando como se quejaba por verla a ella, ya que le tenía cierta rabia a ella por como nos tratábamos las dos, nos acercamos a los hombres-. Evan -llamé, atrayendo la atención de todos los que estaban cerca y Lucas me apretó de nuevo sorprendido.
-Hasta que llegaste -dijo y enseguida cambió su expresión al ver a Lucas-. ¿Te obligó?
-Callate -dije, pero alguien apareció al lado de él.
-Amy, no sabía que tú tenías también -dijo Gwen, mirándome un tanto amenazadora, como si acabase de robarle un pase de oro que creía que solo ella tenía.
Traté de no rodar los ojos por notar esa clase de cosas.
-Lo ha hecho desde que entré al equipo -respondió por mi Evan y sonreí a la par que él. A la mujer al lado no le aprecio gustar en nada escuchar eso, ya que asintió un tanto molesta y se alejó hacia el campo.
Matt no estaba cerca. Él estaba jugando con cuatro de sus compañeros en el campo con un balón de fútbol, como si no fuese suficiente que tuviesen que correr tras de un balón y agarrarlo con las manos.
-¿Sucede algo entre ustedes? -cuestionó curioso mi amigo y levanté los hombros.
-Envidia, nada del otro mundo -observamos los tres a la mujer que se acercaba con significado hacia Matt, para tratar de presumir que estaba con el quaterback más deseado de la comunidad.
-No sé que le vió Matt, es horrible -esta vez habló Lucas, integrandose a la conversación. Ya no me tenía agarrada, parecía más confiado-. Él tenía mejores gustos, pero va de picada.
-Es un buen sexo -comentó alguien más que nos estaba escuchando y se trataba del receptor del equipo; era un hombre de complexión grande, moreno y podía derribar un autobús si se le daba la gana. Sonreí al igual que Evan, mientras que Lucas no disimulaba que le había entrado como bala de sorpresa este hombre-. Hola Amy, ¿es amigo tuyo? -señaló a Lucas y asentí.
-Si, se llama Lucas -lo adelante a mi, pero él parecía muy tímido-. Lucas, él es Jerry, pero le dicen Grandote.
-Un placer Lucas -dijo el receptor y mi amigo trató de responder con un estrechamiento de manos.
-Es un poco tímido al principio, pero cuando entra en confianza, aveces ya ni lo quieres tener enfrente -dije como broma, tratando de aplacar los nervios que le daban a Lucas y no era por timidez.
Él era demasiado sexual y se ponía en ese estado cuando le gustaba lo que veía; era como un animal buscando de comer y sabía que por su cabeza estaba rondando la idea de devorarlo entero.
No tenía nada que ver con timidez. Lucas era muy social y se le media a las personas.
-Bueno, siempre da gusto tener nuevos invitados -sonrió-. ¿Ya sabes de la fiesta de aniversario de la universidad?
-Si, Evan me lo dijo.
-¿Van a participar? -preguntó y miré a Lucas, quien dejó de lado su timidez, para ver mi rostro expectante.
Estaba claro que aún no le había informado al respecto, a pesar de que la fiesta aún no se había informado a todos los estudiantes. Solo muy pocas personas, incluyendo a Gwen, lo sabían.
-¿No pensabas decirme? -quejó.
-Si, por eso te dejé venir -rodé los ojos y me lo llevé a un lado. Evan se fue con Jerry a la cancha para participar con Matt y los demás del equipo en el juego.
No había visto al entrenador, por lo que imaginaba que estaban tratando de calentar a su manera.
Caminamos por el pasto, tomados de la mano y él seguía esperando que yo le dijese algo.
-Ellos ofrecieron su fraternidad para celebrar el aniversario de la universidad y del equipo. Pensaba decírtelo después, por qué no sé si quiera ir -dije y él abrió los ojos.
-¿Como? -me detuvo y me tomó de los hombros-. Amy, es la fiesta de aniversario. ¿Sabes la locura que se va a armar y no quieres participar?
-No lo sé, mi abuelo está enfermo y me está costando salir. Me da miedo que le suceda algo -me encogí de hombros y él me dió un abrazo pequeño.
-Lo sé, pero, ¿y si le dejas una cámara para vigilarlo por tu celular? -preguntó y lo miré frunciendo el ceño.
-¿Estás loco?, ¿De donde voy a sacar yo para hacer algo así? -me crucé de brazos.
-Yo tengo otro celular en casa, los podemos enalzar. ¿No te parece?
Respiré hondo mientras le veía. Estaba tratando de convencerme de nuevo, a como diera lugar.
¿Como podía rechazarlo?
-Yo... -no pude terminar de decir nada, cuando un estruendoso golpe me dió en la parte trasera de la cabeza y escuché el grito de Lucas.
Me agaché por inercia, sosteniendo mi cabeza.
-Carajo -me quejé.
Yo sabía que me volverían a pegar, por eso odiaba hacerme cerca del campo; no podían controlar las ansias de jugar brusco y yo odiaba que me golpearan. Y más la humillación.
-¡Perdón, perdón! -escuché la voz de alguien y enseguida unos brazos envolvieron mi cuerpo-. Como lo siento, Amy, no te ví -se disculpó la persona que me golpeó y acariciaba la zona dañada. Me dejé llevar, por qué eso me había dejado medio desorientada.
¿Como seguía consiente después de semejante cosa?
-No entiendo que tienen contra mi -dije mientras me quejaba.
-Nada, lo juro -dijo y enseguida noté el tono de voz, como también la mirada intrigante de mi amigo, como si se le acabase de revelar un ángel enfrente.
Era Matt.
Quien me tenía agarrada y me estaba sobando la cabeza era el quaterback imposible, el cual mi amigo alababa como si fuese un Dios Griego y me estaba tocando.
Me puse incómoda enseguida, pero luego ví de reojo el rostro de Gwen enardecido y cruzada de brazos.
No podía hacer nada contra mi si su saliente había sido el que causó el daño y trataba de arreglarlo de ese modo; imaginaba que el trato y la confianza lo había tomado por haber estado tantos meses acompañándolos en sus entrenamientos y reuniones.
Era parte de casi todo loq ir hacían, casi como una hermana pequeña, a pesar de que me regañaban aveces por no participar de los partidos, pero era muy diferente un estadio vacío a uno enloquecido por mujeres y hombres.
No me gustaba estar en un lugar lleno de tantas personas y más si gritaban.
No me interesaba en nada Matt, pero si podía sacar de quicio a la mujer que me creía entre sus garras, no iba a desaprovecharlo.
-Mirame, ¿estás bien? -me rodeó el rostro con sus manos y me obligó a mirarlo.
Evan apareció en mi campo de visión y gruñí para mis adentros; sabía que él quitaría el lugar del rubio para el revisarme.
-Me acabas de golpear en la cabeza y ahora me duele, ¿te parece eso estar bien? -respondí con obviedad y él tensó la mandíbula.
Me envolvió en sus brazos de nuevo, tratando de molestarme y animarme para no seguir con mi genio.
Mi cara se pegó a su camisa mojada por el sudor y entró a mis fosas nasales el olor corporal de su cuerpo, por lo que traté de apartarlo, pero no me dejó.
Ya eso era poco higiénico. El estaba bañado en sudor y podría ducharse en los vestidores, pero yo no. Yo tenía que esperar a llegar a la casa y no quería andar oliendo a sudor de hombre por toda la universidad.
-Pobre de ti, siempre terminas golpeada por esta manada de gorilas -escuché decir a uno de los paradores del equipo, que se acercó a nosotros. Matt le miró mal sin dejar de abrazarme-. ¿Que?, eres el tercero en este año. Primero fue Jerry, después fue Stefan y ahora tu.
-Fue sin querer -volvió a repetir.
-Quítate Apone -dijo Evan, tratando de quitarme de encima a Matt.
-¿Acaso no ves que la estoy atendiendo yo, Harding? -respondió de la misma manera el quaterback.
-No creo que el causante de su golpe sea la mejor persona para atenderla -quejó de vuelta, tratando de quitarme de sus brazos.
¿Que estaba pasando?
Parecía una pelea de dos hombres por una mujer, pero no había nada de por medio. Si lo estuviese viendo en una película, seguramente me estaría riendo como una loca por lo que estaba viendo.
-¿Estás celoso acaso, Harding? -achinó los ojos el mayor y yo abrí los míos.
¿Ahora que pasaba?
¿Por qué parecía que se retaban entre los dos?
Yo seguía con mi rostro aplastado en el pecho del rubio, sin poder enojarme por lo asqueroso que la estaba pasando, ya que la situación me llevaba por encima.
¿Acaso se iban a pelear por algo tan estúpido?
¿Lucas por qué no intervenía?
Seguramente le daba pánico enfrentarse contra su crush.
-¿Celoso?, ¿Estás idiota o que, Matt?, ya déjala -me tomó de la mano de nuevo, pero seguían en ese mismo limbo de tratarse.
-Bueno, ya basta. ¿Que es este lío entre los dos, muchachos? -reconocí la voz de la mujer que ingresó al campo, atrayendo la atención de todos.
Se trataba de Meib, la segunda del entrenador y también enfermera. Ayudaba a los chicos con sus lesiones, además de que les acompañaba a todos lados. Era más como su mejor amiga, a pesar de que era mayor y no estudiaba en la universidad.
-Matt no quiere soltar a Amy -le dijo Evan y ella frunció el ceño.
-¿Y tienes algún problema con que él la abrace? -cuestionó, tomándolo por sorpresa.
-La golpeó con el balón.
-Fue sin intención -se defendió Matt.
Parecían niños pequeños. No pude evitar rodar los ojos.
-A ver, ya dejenla en paz los dos. Sueltala Matt, voy a revisarla -le ordenó al quaterback y él por fin me liberó de ese encierro sudoroso, donde sentí todas las formas de sus músculos en mi rostro. Sin embargo, si no hubiesen estado envueltos en sudor, seguramente lo habría disfrutado-. ¿Donde te pegó? -preguntó y señalé la zona, pero no era tan grave ya. Solo estaba tratando de provocar a Gwen, pero ya no era necesario tanto show.
Odiaba que todos me estuviesen viendo como una víctima.
-Bueno, no fue tan grave, por lo que haber discutido fue una estupidez -señaló ella y los miró-. Son un equipo, no se vuelvan a pelear por una chica -advirtió y ellos asintieron.
-Yo no estaba...
-Pah, pah, silencio -interrumpió a Evan y él rodó los ojos. Todos por fortuna se dispersaron y solo quedó Lucas cerca nuestro-. ¿Estás bien?
-Si, no fue nada.
-¿Entonces por qué no intervenía tu?, eso me pareció muy extraño -me miró curiosa y yo traté de no sonreír.
-Solo estaba provocando a alguien.
-Entiendo -asintió-. ¿Hablas de la que se está pegando como un chicle a nuestro quaterback?
-Si. Matt no me interesa.
-Me lo imaginé. ¿Te cae mal?
-Algo así, más bien la uso para mi convenciencia mientras ella cree que es al revés, pero fue divertido ver su rostro a punto de estallar -levanté los hombros y ella sonrió cómplice.
-Eres mala.
-Lo sé.
-¿Alguien me explica que fue lo que pasó? -esta vez intervino Lucas, confundido.
Fijé a Matt, quien con Gwen en brazos, miraba fijamente a Evan. Ambos parecían estar combatiendo con las miradas, parecían dos niños pequeños.
-Hombres -suspiré-. Solo quería provocar a Gwen.
-Ah, entiendo, pero, ¿era necesario hacer eso frente al hombre que me gusta? -pareció indignado y triste, por lo que lo abracé.
-Tranquilo, Matt no me interesa.
Él rodó los ojos y me dejó abrazarle.
-Tienes que confesarme todos los detalles de cómo te sentiste en su pecho, ahora -exigió y Meib lo miró curiosa, pero dió una sonrisa divertida.
-Estos jóvenes -negó ella y se alejó después de darnos un movimiento de mano.
-Si no me dices, te va a costar -advirtió el moreno y sonreí.
-Si, te puedo decir lo asqueroso que se sintió tener la cara pegada al cuerpo de un hombre mojado de sudor -rodé los ojos y lo tiré para ir a sentarnos en las gradas, evitando otro riesgo de que me golpeasen.
-Todos los detalles.
-Si, si.