Capítulo 8 8

Pasó una larga semana de estudio, donde traté de sobrellevar más trabajos de los que podría imaginar, ya que siempre había esa época del corte en el que estaba repleta de trabajo y parecía que no me daba tiempo de tener una vida social, pero pude enfrentarlo y salía de la universidad casi anochecido el cielo.

Mi celular sonó.

¿Un Freeze?

Lucas <3

Rodé los ojos. Ya era viernes y mi amigo ya quería perder la cabeza, a pesar de que no habíamos tenido una buena semana. No podíamos estar demasiado tiempo juntos por lo de las locas psicópatas y él no iba tan bien que digamos en algunas materias, por qué no estaba entendiendo lo que hacíamos.

Siempre le dije que debía prestar más atención a los estudios, que a los hombres y las relaciones frustradas.

No puedo, debo cuidar a mi abuelo.

Yo

¿Y un heladito no más?

Lucas <3

Plis.

Lucas <3

Rodé los ojos.

Bien, solo un helado y no más.

Yo

¡SII, te amo!

Lucas <3

Me lo imaginé gritando como un loco y no pude evitar sonreír, pero entonces como si fuese parte de algún tipo de broma, volví a chocarme con alguien y por poco dejé caer mi celular.

-¿Amy? -escuché la voz de alguien que recordaba y traté de no hacer una nueva. Su sonrisa perfilada, mientras yo me arreglaba la ropa me puso un tanto inquieta.

-Perdona, fue sin intención -dije, pero entonces noté que habían cuatro hombres detrás de él observando la tétrica escena y no pude evitar sentirme bajo un foco.

Entré en pánico.

Odiaba la atención y más si eran masculinas.

-No te preocupes, ya se me hizo costumbre -se lamió los labios y por alguna razón lo noté casi como si me hubiesen llamado. Me di cuenta que le había visto demasiado y me incorporé.

--Si, bueno,...

-¿Vas a algún lado? -me interrumpió y lo fijé firmemente, curiosa de su interés.

-Si, iba a comer helado con mi mejor amigo -respondí y veía de reojo a sus compañeros, imaginaba yo. Estaban particularmente intrigados de que él los hubiese dejado a un lado para hablarme.

-¿Hablas del que te llevó cuando nos conocimos? -señaló atrás, como si tratase de decir el pasado.

-Si, ese -me crucé de brazos y como si hubiese invocado al demonio, el mencionado apareció en mi campo de visión.

Cuando me vió, me saludó frenéticamente con el brazo y una sonrisa grande, pero luego se fijó que estaba con personas que ninguno de los dos conocía.

Le di una señal de que esperara y comencé a pensar un tanto ensimismada.

Mi amigo Lucas me había dicho tantas veces me dejase llevar aunque sea un poquito y comenzara a tener vida social.

«-El destino los hizo chocarse por una razón.»

Rodé los ojos ante las palabras que recordaba de él y decidí aventurarme aunque sea un poco, nadie podría perder a las alturas de la vida que llevaba.

Probablemente no sería tan terrible si no dejaba que me importara demasiado.

-¿Podemos acompañarlos? -preguntó y miré a Lucas de nuevo, como si tratase de decirle con la mirada que me salvara de tener que salir con desconocidos, pero él pareció notar que algo estaba pasando y como todo mejor amigo en desacuerdo con tus deseos, no intervino.

Estaba segura de que él quería que me liara con alguien, que dejara de ser aburrida y volviera a mis andanzas, pero esa no era la idea. No estaba en momentos de volverme loca y perder la noción del tiempo.

Ví los ojos cafés del hombre frente a mi y asentí, derrotada. No sabía cómo negarme amablemente.

-Si, de hecho, él no está esperando allá -señalé al moreno y él dió un saludo un tanto femenino hacia Kyllian; sonrió en mi dirección después de notarlo y suspiré.

Era un mujer hambrienta, pero con mucha fuerza de voluntad.

-Entonces vamos -animó y caminamos los cinco hacia Lucas, quien parecía demasiado intrigado. Ya no tenía esa mirada tímida como cuando estábamos con Matt, era diferente, más oscura y un tanto emocionado.

Tal vez le había gustado alguno de los hombres que teníamos al lado, a los cuales no les sabía el nombre todavía, pero seguramente no los volvería a ver jamás.

Dos de ellos se despidieron, ya que tenían una clase pendiente y quedó una pareja de gemelos; de llamaban Tom y Tomas. Ambos terminaban llamándose igual. Ya que aveces le decían Tom a los dos.

Fue increíblemente innecesario llamarlos así sus padres, como si hubiesen creído que iban a ser una copia del otro, pero por los pocos minutos llevaba viéndolos, uno de ellos no conversó mucho y tenía una mirada lasciva, al contrato de su hermano Tom, quien no paraba de hablar. Parecía una radio y sonreía, a diferencia del otro.

Ambos tenían el cabello rojizo y eran un poco más altos que Kyllian, pero casi no se notaba.

-Alla es la heladería -dijo Lucas, señalando el lugar y se apresuró a estar a mi altura.

Kyllian no se había apartado de mi lado desde que empezamos a caminar lejos de la universidad, por lo que vió claramente la señal de mi amigo comía que tenía que alejarse ahora así.

El moreno esperó a estar unos dos metros de ellos y me rodeó el brazo.

-Amy -me miró con los ojos abiertos.

-¿Que?

-No me vengas con babosadas, Amy. ¿Notas como te mira? -preguntó en un susurro grave, ya que trataba de no hablar muy alto y que de pronto ellos escuchasen-. Parece como si viera a un animalito buscando macho alfa -me sacudió y gritó, lo que les llamó la atención.

-¿Que dices?, claro que no me mira así -lo empujé para que dejara de imaginarse cosas.

-Amy, tienes que darte cuenta, ni niña -dijo indignado-. Todos los que hombres que te ven, siempre lo hacen como si te quisiesen dominar. ¡Es horriblemente excitante! -volvió a sacudirme como un maniático y está vez lo hice retroceder con más fuerza-. Tienes que revelarme tu secreto, ya.

Rodé los ojos-. Solo míralos como ellos quieren que los veas; como si tuvieran el control total sobre ti -le guiñé un ojo y quedó con los labios medio abiertos.

-¿Y como hago eso?, yo lo intento y parece que estuviese pidiendo ayuda psiquiátrica -resopló-. Siempre me dominas con esa mirada y eso que también me gustan los pen3s -frunció los labios.

-Supongo que me sale natural.

-Y tampoco eres tan bonita que digamos -hizo una mueca y le di un golpe.

-Es hermosa -respondió alguien más y mi amigo no paró de mirarme después de escuchar a Kyllian.

Ya se nos había acercado y no tenía la menor idea de cuánto había escuchado, por qué no les había puesto atención después.

Lamí mis labios para ocultar una sonrisa y Lucas me dejó con una mirada llena de significado antes de ir a buscar la mesa en la que no sentiríamos.

-¿Así es como coqueteas con las chicas? -pregunté curiosa, mientras ingresaba al lugar con él.

-Así es como lo hago contigo -rodé los ojos con una sonrisa y me invitó a ingresar al lugar abriendo la puerta por mi, sin embargo, lo miré fijamente cuando colocó su mano en mi espalda baja y él también pareció notar que algo había pasado después de haber hecho eso.

Sus pupilas se dilataron y se volvieron más oscuros de lo que ya eran, lo que me dió a entender enseguida la teoría de mi mejor amigo.

Si me miraba como que quería de mi.

¿Dominarme?

Eso era imposible, si yo manejaba sus sentidos con los míos, pero podía darle la impresión de que así era.

Era más divertido así.

Nos sentamos con los demás, teniendo a mi lado a Lucas y a él. Ambos estábamos más pegados, ya que esa era la idea.

¿Y si me dejaba llevar?

¿Por qué precisamente había sentido eso con él?

Me recosté en la mesa, tratando de poner atención ala conversación que estaba teniendo mi amigo con los gemelos sobre las diferentes carreras que ellos tenían, pero sentí el roce del brazo de Kyllian rodear mi cintura inocentemente y acercó su torso discretamente a mi espalda.

Lo observé de reojo y mordí mis labios.

Estaba claro que era algo que ambos queríamos.

-Tomas terminó antes que yo su proyecto de grando, con Kyllian y otro de nuestro grupo. Fue difícil lo que hicieron, ¿no? -preguntó Tom al hombre que me tenía con los pelos de punta y que trataba de liberar a una bestia hambrienta de mi interior.

-¿Ah?, si -respondió rápidamente, pero claramente atrajo la atención de mi amigo Lucas, quien enseguida notó que él estaba demasiado pegado a mi, pero me dio una mirada cómplice e hizo una mueca extraña, donde se le notaba la lengua por encima de su mejilla.

Enseguida lo entendí.

Levanté los hombros, sin saber que pasaría.

Ni siquiera el frío del helado bajó la temperatura que se estaba acumulando poco a poco en mi interior, como si ya no hubiese vuelta atrás de lo que sentía.

-¿Que tal si vamos a dar una vuelta en el parque?, hace buen tiempo -dijo Lucas y los gemelos asintieron, de acuerdo.

Kyllian y yo los seguimos de cerca, hasta que en un momento mi amigo volvió a liberarse para tenerme sola. Me tomó del brazo y bajo la mirada oscurecida del castaño, nos ocultó en unos arbustos.

Me miró con la boca abierta y yo mordí mi lengua.

-Te quiere devorar, amiga -murmuró emocionado y me sacudió.

-Lo sé, yo también quiero lo mismo -suspiré y está vez mordí mis dedos-. Tengo ansias, bastante.

-Yo te dije que la abstinencia sexual era lo peor, pero tú nunca me haces caso -bufó y fruncí el ceño.

-La abstinencia sexual no existe, Lucas.

-Claro que si y eres una viva representación de ello. Mírate, estás sudando y tu cuerpo está rogando por contacto físico. ¿Por qué no lo aprovechas? -preguntó como si acostarse con alguien solo fuese como saludarlo y respiré hondo.

Tenía razón. Había aguantado por tantos meses las ganas de acostarme con alguien, de recibir contacto físico y de simplemente perderme en el placer, que me sentía como una bestia sedienta y sin intenciones de detenerse.

-No puedo, tengo que volver a casa. Mi abuelo... -me interrumpió.

-Tu abuelo estará bien y sé que desde allá él pensaría lo mismo; tienes que salir de esa rutina dañina y disfrutar -salió del escondite y me hizo mirar hacia donde estaba Kyllian parado frente a los gemelos, quienes se había acomodado en una banca-. Se le notaba bueno atributos, tal vez en su pantalón también haya algo parecido -dijo y tensé la mandíbula.

-Odio saborearme algo que ni siquiera he probado.

-Ese es el punto, te lo quieres comer. Ve, allí está, dispuesto solo para ti -señaló con significado y yo no sabía que hacer-. Si no lo haces tú, voy a terminar por comérmelo yo.

Sonreí divertida-. Eso no de hace entre amigos.

-Hablamos de sexo, no de amor. Es sin compromiso -acarició mi cabeza-. Si no vas, voy a terminar obligando a Evan que te quite la abstinencia por la fuerza.

Lo miré extrañada-. Eso se llama violación.

-No si te gusta -hizo una mueca que me sacó una sonrisa y me dejé llevar por él hacia los hombres de nuevo.

Era increíble que ya fuesen a salir de la universidad; ya dieron por hecho su trabajo de grado y estaban esperando graduarse. Se veían hombres con educación y muy inteligentes, no todos lograban llegar al final incluso con honores, como le había escuchado decir a Tom de Kyllian.

Eso me parecía excitante, además de su compostura masculina. Era alto y se le notaba que tenía trabajados músculos bajo su ropa, podría incluso estar babeando por probar su piel, a pesar de que no llevábamos mucho tiempo conociéndonos.

Pero tenía unas inmensas ganas de devorarlo como si fuese carne fresca.

Y me ponía a mil que él también me diese las señales que yo quería y como las quería.

Lo único que nos guiaba la conexión de nuestros cuerpos con un único propósito, un único deseo que no podíamos evitar. No me importaba en absoluto sus sentimientos o lo que fuese a pasar después de habernos quitado toda la ropa, de habernos disfrutado el uno al otro, solo quería sentir placer inunando cada poro de mi cuerpo y llevándome la textura de su miembro en mi interior, a tocar las estrellas.

Pensar en estar desnuda frente a sus ojos me aceleró el pulso y tuve que me mantenerme un poco lejos para ignorar los jadeos que me provocaban la respiración agitada.

Le di una mirada de reojo a mi amigo y me metí en unos arbustos, que conducían hacia un pequeño parque que ya estaba solitario. Las estrellas y la falta de luz reinaban alrededor; podía verlas claramente gracias a que ese parque no tenía contaminación de energía.

A mi lado había un puesto de comidas que ya había cerrado y me escondí detras de ella, para tomar una respiración profunda. Podía escuchar las voces de Lucas y los gemelos a lo lejos, pero no pude siquiera pensar en ellos cuando alguien apareció frente a mi y me tapó la boca.

Estuve a punto de gritar de la sorpresa, pero Kyllian me detuvo y pegó su cuerpo completamente al mío.

Cuando estuvo seguro de que no haría nada, subió sus brazos por encima de mi cabeza y su rostro quedó frente al mío, a solo centímetros de rozarse.

-¿Por qué tan sola? -preguntó con su mirada excitada y no pude evitar sonreír.

-No estoy sola -dije y deslicé una mano por su pecho, donde por envolvía una camisa azul oscuro con estampados blancos. Pude sentir bajo mis dedos las formas de sus músculos y aunque no eran tan notables, me parecía igual de placentero.

Respiró hondo a mi tacto y lo sentí todo bajo mis yemas.

-Sin embargo, tengo frío -lamí por poco mis labios y no perdió ni un segundo al observarlos.

-Tengo algo que te puedes calentar -con sus ojos llenos de lujuria, tomó mi mano y la colocó en su entrepierna.

Sentí en ese momento se explotó algo dentro de mi y comencé a derretirse como una vela por mi intimidad.

Sentí la dureza y el tamaño de su miembro por encima del pantalón, lo que me prendió como un incendio imposible de apagar.

Mordí mis labios con fuerza, antes de aventarme a ese hombre con hambre; rodeé sus hombros con mis brazos y este me subió a sus brazos, por lo que tuve que amarrarme a su cintura.

Sus labios chocaron con los míos calientes y mojados, como si hubiesen estado soportando ese momento con mucha severidad.

••••••

-¿Y después que pasó? -preguntó Lucas comiendo unas palomitas en su cama, mientras yo terminaba de arreglarme.

Estábamos en su edificio de la universidad, después del ardiente encuentro con los muchachos y Kyllian en el parque.

-Tuvimos sexo, es todo -le resté importancia para que dejase de hacer un interrogatorio con insistencia.

Recordarlo me ponía mal y acababa de bañarme.

-¡No, no es justo! -quejó-. Detalles, niña, detalles sucios -exigió y se deslizó en la cama para poder estar más cerca de mi y rodé los ojos.

Menos mal su rommie no estaba o no podría soportarlo de ese modo.

-¿Como era?

Lo miré frunciendo el ceño-. ¿Que cosa?

-Como era su... -señaló su entrepierna un tanto exagerado y rodé los ojos-. ¿Era como un rompe ovarios?

Bufé-. No, no era como un rompe ovarios, estaba bien.

-¿Grueso?

-Lucas, no te voy a dar detalles -acomodé mi ropa, para sentarme en la cama con él.

-¿Te lo hizo en cuatro? -me miró insistente y resoplé.

No me iba a dejar en paz hasta que le contase lo que había pasado, como lo había hecho y como es que no había salido sucia después de que casi me puso de cuatro en el suelo y arrastró mi rostro por el pasto para tenerme en una posición completamente sumisa.

-Escuchamos sus gemidos -confesó y se tapó el rostro mientras se reía con emoción.

-Ay, no -me tapé el rostro-. ¿Como podría ver a sus amigos después de eso?, lo hicimos en un lugar público.

-Ellos también son hombres sexualmente activos, si supieras que Kyllian es el más cuerdo de ellos, así como tú entre los dos -levantó los hombros y lo escuché atenta-. Pero lo importante, es que lo disfrutaste, ¿cierto?

Lo miré de reojo. Tal vez no había sido el lugar más adecuado para tener una intimidad de ese tipo, ya que pudo habernos visto alguien, pero si lo había disfrutado.

Fue demasiado palcentero que esperaba con ansias volver a verlo, a pesar de que me parecía demasiado querer buscarlo para eso. No era propio de mi y odiaba el descontrol, él no tener el poder en mis manos para manejar algo tan simple como la sed sexual.

-Si lo disfrutaste, ¿no? -me instistio.

-Si, mucho, de hecho -dije y pegó un grito al cielo, antes de sacudirme como un loco.

-¡Que rico! -sonrió en grande-. Esto hay que celebrarlo -se paró rápidamente de la cama para ir en busca de algo, pero en ese mismo instante sonó mi celular en su mesa de noche.

Era el número de la vecina de mi abuelo. Contesté enseguida, frunciendo el ceño.

-Amy.

-Ay, Dios mío, querida, menos mal me contestas -dijo con su voz preocupada y no pude evitar sentirme alarmada.

-¿Que sucede?, ¿Esta todo bien?

-No, tu abuelo salió a buscarte y lo vieron desmayarse por las escaleras -informó y sentí que mi corazón se detenía; todo a mi alrededor se volvió nulo y solo podía prestar atención al celular y cada sonido que salía de él.

-¿Esta bien?, ¿Donde esta?, ¡voy para allá! -me levanté como resorte de la cama a buscar mis cosas para salir en carrera, llamando la atención de mi amigo, quien se asustó un poco por mi reacción.

-No, linda, no vengas, está en el hospital. Hace unos minutos se lo llevó la ambulancia -dijo y mi pecho ardió.

Me pasé las manos por el cabello desesperada.

-Esta bien, iré de inmediato. Gracias por avisarme.

-Fue un placer linda, cuida de tu abuelo -terminó de decir y colgué.

Me puse la mochila en los hombros y Lucas me detuvo.

-Oye, ¿que pasó? -me obligó a mirarlo a los ojos y sabía que podía leerme perfectamente.

-Mi abuelo, se desmayó. Trató de salir a buscarme y cayó por las escaleras -dije y su rostro se transformó enseguida a uno preocupado-. No debí salir.

-Te acompaño -corrió a su armario, en busca de un abrigo.

Ya era muy tarde de la noche y yo todavía seguía fuera. Si me hubiese ido antes tal vez él estaría bien y lo tendría que estar yendo a verlo en un hospital, que estuviese peligrando su vida más de lo que ya lo estaba.

            
            

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