Capítulo 3 Ángeles caídos

Cuando entré al edificio del gran instituto en el que trabajaba como psicóloga pude ver a Danae de lejos con su grupito de amigas, entre ellas estaban Silvia, que no era para nada de mi agrado porque me recordaba a las malas influencias que había tenido a mi alrededor cuando yo tenía su edad. No hacía demasiado tiempo atrás. Pero también estaba Xavi, su amigo de la primaria, y él si que me gustaba. Aunque intenté quitarme aquellos pensamientos porque como psicóloga clínica infantil y juvenil, no me estaba permitido juzgar a los menores.

Sonreí a Danae de lejos pero ella me dio la espalda, no era fácil para ella durante su plena adolescencia que su madre trabajase allí, en su instituto, y evaluase a compañeros suyos. Por suerte, no tenía a nadie muy cercano a ella, aunque aquello cambiaría aquel día porque en la lista de aquel mes de noviembre la dirección había inscrito a Silvia.

Todos los alumnos comenzaron a entrar a las aulas nada más sonó la alarma estridente de inicio de la jornada escolar que tanto destestaba. Cuando entré a mi pequeño despacho sentí paz, cerré la gran ventana que daba al enorme patio del instituto y desde la que podia ver las hojas de los numerosos árboles cayendo. Me preparé otro café en la cafetera espresso que tenía solo para mí y luego me senté y encendí el ordenador. Aquel lunes no tendría demasiado trabajo, como de costumbre, no podía quejarme, aquel trabajo estatal era un auténtica ganja: pocas horas, tardes libres y un sueldazo. Aunque igualmente debía estar en primera línea por la gran responsabilidad que conllevaba.

No siempre había tenido aquella suerte, que realmente yo misma me había ganado.

Miré por la ventana, vi como caían las hojas, aquel día era muy frío, pegué un sorbo al café y no sé como mi mente volvió a momentos que creía haber olvidado.

"Me vi reflejada en los ojos de color azul intenso de Alan, no podía negar que estar en su casa aquella noche cálida fue como estar en una especie de sueño que por fin se había hecho realidad después de años.

Enseguida, con su mano derecho me acarició suavemente la cara, y entonces yo cogí con ambas manos los lados de su camisa y lo apreté contra mí con fuerza, no podía negar ni un minuto que deseaba aquello como nunca antes había deseando nada.

_Esta noche te va a ser fácil. Para eso he venido hasta aquí_ dije provocante y con toda la honestidad del mundo, estaba harta de ser una chica buena y hacer siempre lo correcto.

_¿De verdad? _ me preguntó insinuante.

_Sí, si quieres puedes jugar conmigo esta noche.

Él se quedó callado sorprendido por mi respuesta.

_Ah y no me importará que no me contactes mañana _ dije con una sonrisa.

Y era cierto, no me importa, lo único que quería era pasarlo bien, hacerlo mío de una vez, y ser suya, solamente por una noche. Al día siguiente, yo quería seguir con mi vida, como si no hubiese sucedido nada, aunque no fue así... había algo en mí nefasto que atraía a los hombres, para bien, y también para mal.

Me cogió de los muslos y me elevó sobre él, y yo solté un pequeño grito de sorpresa.

Al salir del salón, recorrió despacio el largo pasillo conmigo en brazos, entró en uno de los cuartos y me dejó sobre la cama, cayendo él encima de mí.

Cuando me di cuenta Alan ya estaba dentro de mí y se movía con fuerza, muy rápido e intensamente. Sostuvo mis muñecas con sus manos y yo rodeé con mis piernas sus caderas, aquello me gustaba demasiado, nuestras respiraciones inundaban toda la habitación y lo que yo más deseaba era tener el control final, sentir que yo tenía más poder sobre él como no lo había tenido en el pasado. Así que con un impulso acabo él sobre la cama y yo me puse sobre Alan a horcajadas. Puse las manos sobre su pecho y empecé a moverme, perdiendo completamente el control y él gimió fuerte."

Pero antes de que sucediera eso yo había estado a punto de sentar la cabeza y ser por fin una mujer casada. Tenía que admitir que de verdad quería ser esa versión seria de esposa perfecta que solo piensa en lo demás, aunque no fuera mi verdadera versión, pero yo quería serlo. Podía echarle la culpa a Alessandro, por ser demasiado intenso y pasional, por hacerme perder la confianza de nuevo en él, y herirme. Pero dentro de mí sabía la verdad, que había dudado en muchas ocasiones sobre lo nuestro y la boda, y no podía excusarme solamente por ser una obsesiva pura.

"_¿Dónde has estado?

Alessandro apareció dos horas más tarde con su cara inocente y ni siquiera se mostró sorprendido por mi pregunta.

_Trabajando, como hago cada día _ dijo con tono frustrado.

_¿De verdad estabas trabajando? _ le pregunté sin evitar subir el tono de voz.

_Claro _ exclamó también enfadado.

_¿Quieres dejar de mentir de una maldita vez y decirme dónde has estado?

_¿Pero qué te pasa Selena? ¿Estás loca o que diablos te ocurre?

_¡Para de decir que estoy loca!

_¡No te lo diría si no te pusieses así!

_He ido a buscarte y no estabas trabajando _ dije esta vez con un tono más calmado. Quizás se trataba todo de un malentendido, podía ser que hubiese salido por otra puerta...

Alessandro se giró confundido y se detuvo.

_¿Me estás controlando?.

_No, no te estoy controlando. Solo quería darte una sorpresa.

_Sí, una sorpresa... _contestó irónicamente.

_Vas a desviar el tema como lo hiciste en Londres con esa amiguita tuya especial.

_¿Por qué tienes que sacar siempre lo mismo en cada jodida discusión que tenemos? No hice nada, ni siquiera me di un beso o tuve ningún tipo de acercamiento con esa chica.

_Me dejaste como una imbécil delante de toda la universidad. Estábamos en el mismo campus estudiando, ya estábamos juntos y tú estabas tonteando públicamente con Nicol."

Alessandro me decepcionó, de nuevo, justo antes de casarnos. Y me dolió dejarlo pero tuve que hacerlo por mí, debía amarme antes a mí que a él... y sabía perfectamente que lo que hice no me excusaba de haberme acostado con Alan, porque lo había hecho porque realmente era algo que sentía, no fue por despecho o para olvidarlo, yo deseaba hacerlo. Y, supongo que Alessandro, también lo sabía en su interior, y por eso después de haberme salvado la vida se marchó de nuevo de Tarragona.

A veces me preguntaba si aunque fuera un mínimo pedazo de su corazón seguía perteniéndome y si antes de dormir aún pensaba aunque fuese durante una milésima de segundo en mí.

_Hola Selena. _ María irrumpió en mi despacho sin ni siquiera llamar a la puerta y me sobresalté. _Oh perdona, ¿Te he asustado? _ me preguntó con una sonrisa sarcástica. _Solo venía a traerte a Silvia, es su primera vez y necesitaba que le mostrase el camino.

_No te preocupes, gracias María. _Aquella zorra conserje que sustituía a la principal me demostraba diariamente que yo no era de su agrado, me hacia desprecios diarios, decía a todos adiós menos a mí, irrumpía en mi despacho sin tocar... podía haberle diágnosticado celos enfermizos, aunque en realidad evaluándola desde fuera simplemente podía ser una mujer frustrada de cuarenta años que no había cumplido ninguno de sus sueños. ¿Cómo podía odiarme? Si ni siquiera me había dado la oportunidad de conocerme... seguramente veía algo en mí que le molestaba, sería una fan oculta, deseándo secretamente tener una minimamente de mi esencia inocente.

Cuando se fue, me deshice de ese pensamiento algo narcicista rápidamente, aunque fuese realmente lo que pensaba.

_Hola Silvia.

Ella ni siquiera me contestó, me lanzó una mirada agresiva y se sentó en la silla de enfrente a la mía.

_Muy bien, sí, puedes sentarte _ dije irónicamente.

Silvia era esa clase de niña que una madre no quiere que se junte con su hija adolescente: hipersexualizada, con un piercing en el labios, el pelo tintado con mechas rubio platino como si fuese la actriz principal de la controversial película Thirteen, y con un tatuaje en la tripa de una especie de luna oscura. ¿Quién tatuaría a una menor de edad? Pensar que no le habían pedido DNI me preocupaba bastante ¿Y si llevaba a Danae con ella a hacerse su próximo tatuaje y ella también decidía hacerse uno?

_Vaya veo que tienes más de quince faltas sin justificar, varias de ellas a primeras horas de la mañana. ¿No te gusta madrugar?

_Pues no mucho la verdad _ me dijo siguiendo mi sarcasmo habitual, y yo levanté mi mirada del informe de dirección algo desafiante, para después volver a él, tampoco quería ser demasiado cruel con aquella niña malcriada.

_Ohh, y hay más. Agresión verbal a varios profesores, involucrada en el robo de un móvil a una estudiante menor que tú, acoso y amenzas a un estudiante de primero en la puerta del centro la semana pasada... vaya has venido al sitio correcto por lo que veo.

_¿Van a darme un premio aquí?

_Mejor aún, de mi informe depende parte de tus cualificaciones finales.

_Tener poder sobre la vida de los demás debe ser guay.

_Dimelo tú Silvia, que parece que disfrutas haciendo la vida de otros compañeros más difícil para sentirte mejor en la tuya.

Los lunes me encantaban, igual que los viernes, terminaba a las doce y media de la mañana y tenía casi todo el día para mí, ni siquiera habría mi consulta privada, yo sinceramente tenía todo el derecho a amar los lunes. ¿He dicho ya que mi trabajo principal era una auténtica ganga? Aunque aquel día había salido con un sabor amargo después de haber tenido mi primer acercamiento con Silvia, pero pronto aquella sensación cambió al encontrarme con Dylan.

_¿Te vas ya?

_Sí, los lunes solamente vengo tres horas y media.

_Eres una privilegiada.

_Bueno, veo que tú también lo eres.

Él era profesor de química y, además, especificamente, el tutor de mi hija Danae. Había llegado nuevo en septiembre y tenía vacante durante todo el año, y desde que había empezado había sentido esa clase de conexión eléctrica que me costaba sentir, y que a la vez me asustaba tanto experimentar. Como ya dije yo tenía una atracción fatal para los hombres y me metía en situaciones en las que no debía meterme.

_No, que va... solo hoy, tengo que ir al médico a hacerme un test.

_¿Van a confinarte a ti también?

_No creo, tengo la vvacunación completa, pero es por protocolo, me han enviado un mensaje de que he tenido contacto estrecho con un positivo. Un jilipollas de las clases de boxing que solo sale de fiesta.

_Espero que salga bien _ dije sonriendo, miré fijamente sus ojos color esmeralda, él también se quedó fijamente mirandome. ¿Dylan también podía sentir aquella aura de tensión mágica que se creaba entre nosotros?

_¿Qué haces ahora?

_Mmm, nada la verdad, iba a comprar al super cosas que me faltan y luego ir a casa a preparar la comida para Danae.

_Oh, tu hija es tan...

_Responsable.

_Sí, responsable para su edad _ dijo sonriendo, tenía unos dientes blanquísimos.

Cada día me gustaba más. Pero enseguida me deshice de aquel pensamiento.

_ ¿Tú eras igual cuando tenías su edad?

Dudé durante algunos segundos y él siguió mirándome dijamente.

_Sí, claro _ dije intentándo parecer convincente ¿Dije ya que siempre había sido una actriz magnífica?

_Lo suponía... Selena, esto... tengo una hora antes de ir al ambulatorio a hacerme la prueba ¿Quiéres tomar un café?

Yo lo miré algo dudosa.

_Invito yo _ dijo rápido.

No sabía si era lo correcto tomar un café, ¿Tomar un café ? Ya sabía a lo que llevaba tomar un café... pues a más cafés, a más encuentros, a una cena en su apartamento y noches esporádicas de sexo salvaje, y luego... aún peor... a amor, a engancharse a mí, y yo de él, a intentar poseerme y tener a un hombre de nuevo metiéndose en mis asuntos y decisiones.

_La verdad es que tengo un poco de prisa. Danae es responsable aquí, pero no en casa, tiene su habitación patas arriba.

_Entiendo...

Sonreí sintiéndome algo incómoda, me había costado rechazar aquel café que parecía tan delicioso, al menos desde fuera.

_Si quieres te acercó a tu casa.

Me gustaba que me insistiese, incluso me ponía aún más, Alessandro era igual, aunque Dylan parecía menos complicado que los hombres de mi pasado.

_Me vendría bien para ser sincera.

_¡Genia! _ dijo sin fingir su entusiasmo. _ Tengo mi coche aparcado a unas calles, no había sitio esta mañana en el aparcamiento.

_Es algo que no entiendo, hacen menos plazas que trabajadores _ dije quejándome.

Nos fuímos juntos, el frío helado me pegó en la cara, la ciudad estaba aún más tranquila que de costumbre, caminando no pudé evitar pensar que verdaderamente hacíamos una buena pareja.

Sacó sus llaves y abrió su coche blanco, ...., debía tener dinero para permitirselo, yo entre las facturas, la licencia de autónoma y Danae, como familia monoparental no podía permitirme un coche por el momento. Bueno, sí podía, pero quería recortar gastos, tenía grandes planes para Danae y yo, debía darle lo que yo no había tenido.

_¿Entonces tuviste a Danae muy joven no?

Dylan conducía por precaución por la larga avenida de las universidades Sescelades, faltaba poco para llegar a mi casa.

_Sí _ dije algo seca.

_¿Con que edad ?

_Aún era una niña _ dije de nuevo algo cortante para que no siguiese preguntando, no me gustaba hablar de aquello y parece que lo captó enseguida.

A los dos minutos justo llegamos enfrente del bloque en el que estaba mi apartamento.

_Esta zona es muy tranquila, está bien para vivir. ¿Siempre has vivido aquí?

_No, antes vivía en el centro, pero era un estudio, por eso lo vendí y con el dinero cojí este de dos habitaciones.

_Claro debía ser incómodo estar con Danae en una sola habitación.

Yo evité contestar, no me gustaba cuando intentaban adentrarse demasiado en mi vida y no pensaba ni en sueños decirle que cuando tenía mi estudio aún Danae no vivía conmigo.

_Muchas gracias por traerme _ dije con una sonrisa mientras salía del coche.

_De nada. Nos vemos mañana Selena.

_Que vaya bien el test y des negativo _ dije haciéndome la simpática.

_Gracias _ dijo mirándome con aquella mirada verdosa que me encantaba... tanto.

Me dirigí al portal, podía sentir como se alejaba mientras seguramente seguía observándome, miré por el cristal mientras abría la puerta y pude comprobarlo. "Deja de mirarme, veté " pensé en mi cabeza, no era buena para él, lo sabía, lo mejor era no empezar ningún tipo de relación fuera de lo profesional, las relaciones solo acababan en dolor.

La tarde transcurrió normal, nada interesante, solo hice un par de tostadas con salmón. No tenía que preparar ninguna comida porque Danae no vendría a comer a casa, pero había mentido a Dylan.

Dormí un par de horas, continue el libro Donde se rompen las olas y luego acabé el día en una bañera de espuma.

Cuando salí, ya estaba oscuro, miré el reloj y eran las ocho y media, Danae estaba a punto de llegar con el bus que la dejaba justo enfrente. Miré por la ventana, aún no podía verla, así que calenté de nuevo la sopa que había hecho y preparé una ensalda, en casa no comíamos carne, solo a veces yo, porque ella era vegetariana.

Cuarenta minutos después llegó, entró por la puerta sin mirarme pero al menos dijo hola.

_¿Qué tal el entrenamiento?

_Bien _ me contestó sin darme importancia. _ Voy a ducharme.

_Vale, te espero aquí para cenar.

Yo estaba sentada en el sofá, con los platos preparados sobre la pequeña mesita de madera perfecta para dos, y justo enfrente la gran televisión en la que apareció la primera muerte en los informativos nacionales.

"Ha aparecido el cuerpo de una menor de edad en un gran descampado cerca de la zona de las petroquímicas del barrio de Bonavista. La menor de catorce años de edad ha sido identificada como ...., había sido reportada por la familia hacía una semana."

_La conozco _ dijo Danae sobresaltada irrumpiendo en el salón.

_¿De qué la conoces?

_Conocía a una amiga mía, es... bueno,... era de Bonavista.

_¿No sabía que conocieses a gente de allí?

Danae contestó a la defensiva.

_Todos los jovenes de las ciudad nos conocemos los unos a los otros, no lo sabes porque tú ya no era joven.

_Okay... _ dije zangándo el tema.

"La víctima presentaba signos de violencia, el caso se encuentra bajo secreto de sumario y se esperan los resultados de la autopsía. Por el momento los progenitores no han hecho ningún tipo de declaración".

_¿Quién le haría algo así a una niña de catorce años?

Danae siguió contemplando el informativo.

_Pobres padres.

_En Facebook llevaban desde que desapareció compartiendo su foto en busca de informaciones.

_¿En Facebook? Espera...¡¿Tienes Facebook?!

Danae me miró algo asustada al darse cuenta de que ella misma me lo había desvelado.

_Sabes que no me gusta que tengas redes sociales, no es adecuado para tu edad.

_¡Es gracioso que tú hables de lo que es correcto o no hacer siendo menor de edad! _ dijo enfadada con ironía antes de desaparecer del salón y encerrarse con pestizo en su cuarto.

_¡Danae!... ¡Por lo menos llévate la comida!... Cada vez estás más delgada, necesitas alimentarte para rendir en los entrenamientos.

Después de aquello no tardarón mucho en aparecer nuevas niñas en descampados de las afueras de la ciudad, hermosas como ángeles caídos a los que les habían arrebatado su inocencia y vida.

            
            

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