Y después, desde una perspectiva alta, podía verla a ella, a mi hija, corriendo, pero no lo hacía lo suficientemente rápido y yo quería gritarle que se diese más prisa, pero no podía , quería ayudarla pero era como si físicamente no estuviese allí, solamente fuese un observador invisible. Era un hombre fuerte y le pisaba los talones, y todo aquel lugar siniestro y alejado de la ciudad cada vez era más oscuro. Entonces la atrapaba. Y ella gritaba, un grito desgarrador, y me llamaba a mí, "mamá"como me llamaba cuando se quedaba medio dormida en el sofá los viernes y la levantaba para llevarla a la cama.
_¿Cómo te encuentras Silvia?, No tienes buena cara.
Ella me miró fijamente y desafiante como de costumbre. Aquella mañana el instituto estaba demasiado tranquilo, no se oía ni un murmullo proveniente de las clases de los alumnos. Supuse que estarían aún en estado de shock por las noticias sobre las niñas muertas, pero desde dirección no me habían dado la orden de dar soporte emocional por el momento, ya que no consideraban que afectara a esa parte privilegiada de la ciudad, de clase media alta.
_Tú tampoco.
_No estamos aquí para hablar de mí _dije algo a la defensiva aunque había dado en el clavo.
Silvia estaba pálida y tenía unas ojeras hasta los pies, como si no hubiera dormido, incluso como si se hubiese pasado toda la noche llorando.
_Volviste a faltar la semana pasada y no te presentaste a la visita conmigo. Deberé informar de ello al director y también llamar a tus padres para reunirme con ellos.
_Mi madre está muy ocupada.
_Entonces llamaré a tu padre. Con hablar con uno de los dos es suficiente.
_¿A mi padre?_preguntó confundida y sorprendida.
_Sí, sabes que debes implicarte y no lo estás haciendo.
Ella bajó la cabeza durante varios segundos y luego me miró pareciendo una niña completamente diferente, está vez asustada y triste.
_Selena, por favor, no lo llames.
_Estaba empezando a confiar en ti Silvia, y justo ayer me avisó tu tutora que has faltado varias horas de clase esta semana. Y además que acosaste a otra niña de tu clase a la salida el viernes pasado.
_Me portaré bien, lo prometo... pero por favor no lo llames. Dame una última oportunidad _ me suplicó como nunca antes lo había hecho, con sus ojos algo cristalinos y empañados por lágrimas que se resistía a dejar salir de ellos.
Acabé la mañana sintiéndome aún más rara, tenía una extraña premonición como si algo malo fuese a pasar y no me gustaba sentir aquello. Solamente me había sentido así tres veces en mi vida, dos de ellas había perdido a mis padres, y otra era cuando había estado a punto de morir en la playa principal igual que Evelyn.
Tampoco me había sentido bien después de mi consulta con Silvia, ¿Por qué se había puesto tan nerviosa? Parecía estar aterrada cuando había sugerido de llamar a su padre. Esa cría que el noventa y nueve por ciento del tiempo se mostraba ante los demás como una fiera, y que parecía no importarle absolutamente nada... No veía progreso en ella, ningún cambio positivo y eso me hacía sentirme insegura y cuestionarme mi profesionalidad.
Caminé hacia la puerta principal,la mañana era tranquila y afortunadamente no me había encontrado con la psicópata de la conserje. Mis tacones negros revotaban contra el pavimento, había ido demasiado arreglada a trabajar porque tenía por delante una tarde larga de consulta en mi negocio y debía dar una imagen linda y clásica, cuando lo único que deseaba era meter mi largo cabello negro en una larga coleta, ponerme el pijama y dormir un par de horas en la cama.
_Selena... _ oí como pronunció mi nombre y al girarme, corrió un poco para adelantarme.
_Últimamente parece que tenemos el mismo horario.
Dylan me sonrió y me perdí durante unos segundos en sus ojos verdes claros, era guapo y parecía ... ¿Bueno? Algo que no solía encontrar en los hombres.
_¿Quieres que te acerque?
_Voy a trabajar en un rato en mi consulta privada, no voy a casa.
_¿Dejas que te acompañe? _ insistió.
Ambos nos miramos, sonreímos a la vez, él abrió la puerta principal del instituto para que saliese y por un momento, juro que le hubiese dicho que sí. Si él no hubiese estado allí, fuera esperándome. Después de varios años.
Noté a alguien apoyado en un coche blanco y grande, justo enfrente, ante nosotros, y cuando lo miré me quedé completamente helada. No podía creer que él estuviese allí, que hubiese vuelto a Tarragona y me estuviese mirando fijamente con aquella mirada azul que me había traído en el pasado tantos problemas.
_Hola Selena _ dijo serio, y volver a escuchar su voz hizo que se me parase la respiración.
Alan estaba justo a unos metros de nosotros, impresionante como siempre lo había sido, observándome con sus ojos azules intensos e increíblemente atractivo y sexy apoyado sobre su coche caro. ¿Aún tenía la habilidad de ponerme nerviosa aunque fuese una mujer adulta y segura?
_Alan ... ¿Qué haces aquí? _ dije con un tono entrecortado.
Dylan pasó a estar a un segundo plano, porque Alan y yo habíamos creado una energía intensa y evidente en el ambiente. Estaba sorprendida, odiaba que hubiese vuelto, pero por otra parte también amaba volver a verlo.
_Necesito hablar contigo.
Ambos nos quedamos callados varios segundos sin decir nada, y no estaba confundida, tenía claro que yo también necesitaba escucharlo y hablar con él... y... bueno... necesitaba mucho más de él y él también de mí.
Entonces abrió la puerta de su coche blanco carísimo y yo fui directa hacía allí sin pensármelo dos veces .
_Lo siento Dylan, es un antiguo amigo, debo irme. Nos vemos mañana.
_Claro... _ dijo algo cortado sonriendo e intentando disimular el chasco que seguramente acababa de llevarse.
Fue como si acabase de perder mi capacidad de lo que estaba bien y no, y me dejé llevar como hacía mucho que no lo hacía. El simplemente subió a su coche y arrancó, y vi como Dylan miraba como nos alejábamos algo desesperanzado. ¿Quién en su sano juicio podría creer que Alan era amigo de una mujer? Y más con la tensión existente que se había creado en la atmósfera en tan solo unos segundos como en los viejos tiempos, era vernos y parecía que nuestros cuerpos estuvieron repletados de electricidad. Éramos como un imán positivo y negativo él uno para el otro, completamente diferentes pero que cuando nos encontrábamos hacíamos una fusión perfecta.
_¿Puedo invitarte a un café?_preguntó sonriéndome.
_No... mejor vayamos a mi casa, estaremos más tranquilos.
Danae iría a comer a casa de una amiga y después tendría entrenamiento de baloncesto. Envié un whatsApp a Andrea y le pedí que cancelase todas las visitas de la consulta.
"No me encuentro bien, necesito descansar "
"Te dije que debíamos contratar a alguien más, pero como siempre no quieres aceptar ayuda"
"Ok. Ya lo hablaremos mañana."
"¿Puedo llamarte?"
"No por favor, necesito dormir... varias horas".
"Vale, me quedaré esta tarde yo haciendo las cuentas del mes y luego recogeré a Danae".
"Gracias :) "
"Pégate un baño y descansa, te quiero".
Sí, Andrea y yo éramos una, pero si le decía que estaba con Alan me hubiese dicho de todo. Y tenía razón , yo siempre supe que él no era bueno para mí, pero de todas formas todo mi ser, principalmente mi cuerpo, se sentía completamente atraído por él.
Cuando llegamos a mi casa cerré rápido la habitación de Danae y encendí la calefacción, hacía bastante frío.
¿Encontrarme con Alan era lo que había creado esa horrible sensación premonitoria en mi corazón ? ¿Si era así por qué se sentía tan bien tenerlo de nuevo tan cerca?
_Me gusta tu casa, es bonita.
Y era cierto, pequeñita pero preciosa, toda blanca, con una decoración ni demasiado minimalista ni tampoco cargada. Y unas vistas estupendas, con grandes ventanas en el salón que dejaban entrar una luz increíble.
_¿Por qué has vuelto Alan?
Le pregunté directamente.
_Esperaba que me preguntases antes un ¿Cómo estás? o un ¿Cómo te va todo?
Yo me reí algo sarcástica.
_Supongo que estarás bien... _dije seria.
_He vuelto a ocuparme de los viñedos, aunque haya gestionado mis terrenos desde la distancia me he dado cuenta de que puedo sacar aún más beneficios si estoy aquí, instalado en Tarragona. Además, estoy a punto de sacar una nueva marca de vino.
Yo asentí algo nerviosa.
_Suponía que era por algún motivo económico...
A mí me importaba crecer profesionalmente y tener una buena economía, pero Alán estaba en otro nivel, el dinero parecía ser algo que formaba parte de su día y día y de todas las decisiones que tomaba.
_¿Me odias verdad? _ me preguntó directamente.
_¿Yo? ¿Por qué iba a odiarte?
Sí que lo odie durante un tiempo, porque me hubiese gustado por lo menos un adiós. Aunque entendía su huida, por todo lo que realmente había sufrido.
_Aunque no lo creas... me dolió dejarte. Pero por mi culpa casi mueres.
Fue lo mejor para ti, que me alejase de tu lado.
_Siempre fuiste bueno haciendo lo correcto y alejándote de mí _ dije de manera irónica.
_Oh... no sabía que me guardases tanto rencor. Además, tú no eres la misma Selena de la universidad. Cuando nos conocimos solo eras una niña.
Yo lo miré seria y algo enfadada.
_¿Eso no te importó con Evelyn?
_Ella no era inocente como lo eras tú..._ dijo algo triste, aún le dolía aquello y me sentí mala persona por sacar su nombre a la luz. Así que le dí la espalda por un momento dispuesta a dirigirme a la cocina.
_Prepararé café para los dos.
Pero Alan cogió mi mano e hizo que me detuviese, sentir de nuevo el tacto de su piel contra la mía fue como si miles de voltios recorrieran todo mi cuerpo.
Lo miré de nuevo algo confusa, comprendiendo enseguida que era realmente lo que deseaba de mí, que era lo mismo que yo deseaba de él.
_No hagas nada por favor... _dijo bajito.
Me atrajo hacía él despacio y yo me dejé guiar.
Oh dios, lo había extrañado tanto... aquello era estúpido, no era correcto. Pero solo quería fluir, dejarme llevar, relajarme y sentirme bien, sin presiones, y con Alan podría conseguir aquello fácilmente.
Puso su mano derecha en mi rostro y acarició mi piel despacio, mientras me miraba fijamente.
_¿Entonces qué quieres que haga?
_Solo quiero que estés aquí, ahora conmigo y que no pensemos.
Y entonces me aproximé aún más él, quedando los dos separados tan solo por unos pocos milímetros.
_Selena, he pensado mucho en ti _ me dijo justo repitiéndome las palabras de la última que habíamos estado juntos aquella noche en su coche hacía años en la playa principal.
_No hables Alan, por favor _ le dije rápida y enseguida lo besé, no quería escuchar aquello.
Solo quería olvidar y sentirme bien, nada de sentimientos, nada de dolor que me recordará el pasado aunque Alan formase parte de él.
Desabroché su chaqueta marrón y le ayudé a quitársela, él comenzó al mismo tiempo a desabrochar la cremallera larga de mi vestido negro. Enseguida la prenda cayó a mis pies, ante mis tacones y quedé solo con un juego de lencería oscuro trasparente.
Alan me lanzó una mirada intensa de deseo y puso sus manos alrededor de mis caderas, mientras besaba mi cuello lentamente. Yo desabroché como pude cada uno de los botones de su camisa blanca.
_Echaba tanto de menos tu olor...
Pero yo volví a besar sus labios para hacer que no hablase. Entonces él me cogió de los muslos y me elevó sobre él, igual que había hecho años atrás aquella noche que nos habíamos acostado en su casa, la única vez que habíamos dormido juntos.
_¿La habitación? _ preguntó en un suspiro.
_Recto _ dije mientras mientras estaba concentrada en besar su cuello.
Cuando llegamos me dejo sobre la cama despacio y me observó con una mirada que nunca antes había reconocido en él. ¿Yo le causaba dolor?... pero él quería estar allí conmigo, él no quería ser frío como yo lo era con él, y eso no me gustaba.
Se puso sobre mí y comencé a desabrochar su pantalón. Cuanto antes acabase todo sería mejor, solamente placer rápido y punto. Pero él metió su mano derecha en mi ropa interior y comenzó a acariciarme despacio, consiguiendo que suspirase y que gimiese su nombre. Entonces tiró hacia un lado con cuidado la tela de la lencería y acarició directamente mi clítoris, haciendo que me estremeciese aún más. Él también suspiraba en mi oído y disfrutaba de hacerme sentir aquello. Estaba mojada y enseguida introdujo en mi interior dos de sus dedos y consiguió que gritase aún fuerte.
_¿Quieres que siga así ? _ me dijo observándome sabiendo perfectamente lo que iba a responderlo.
_Sí... sí por favor Alan.
Y comenzó a hacerlo más intensamente, sin ser tampoco un ritmo demasiado rápido.
Pero no quería darle así mi cuerpo, no quería entregarme a él, quería mandar yo, controlar yo la situación, así me sentía más segura...
Metí una de mis manos en sus boxers y acaricié su miembro durísimo, cogiéndolo por sorpresa.
_Dios... _ dijo en un gemido.
Pasaron pocos minutos y acabé encima de él, como en el pasado, sintiéndolo dentro de mí y cabalgando sobre él con fuerza, lo odiaba pero a la vez sentía lo mismo que había sentido años atrás. Atracción, conexión... fuego. Él movía mis caderas pero acabé sujetando sus muñecas con mis manos sobre la cama y seguí dominando la situación. Extrañamente, de un momento a otro, me dio la vuelta, quedando él sobre mí y siendo él quien sujetó mis muñecas. Me sorprendió, sí, pero no podía negar que me encantó.
_También me gusta así... fóllame rápido. _ le dije con la respiración acelerada.
.En ese momento él dejo de sujetar una de mis muñecas y con esa mano acarició suavemente mi pelo, y a la vez bajo el ritmo mientras me miraba a los ojos.
_No quiero follarte... había pensado solo en hacerte el amor.
Algo se rompió dentro de mí cuando me dijo eso, y no dije nada. Simplemente acepté sus palabras, y con ellas también los recuerdos y el dolor que ambos sentíamos.
Él lo hizo, me hizo el amor durante tanto tiempo que perdimos la noción, lo único que existía éramos él y yo. Y él lo hizo todo porque hacía muchísimo tiempo que yo no hacía el amor. Alan me enseñó a recordar como se hacía y como era sentirlo de nuevo.