El día de la fiesta.
El nuevo grupo masculino, ha recibido tanta aceptación, que todo en la empresa es un caos. Claramente favorable, pero, caos al fin. Por lo que, siendo las nueve de la noche, sigo en mi trabajo, al lado de mi jefe, mientras su hijo, encargado de las finanzas, ordena todo tipo de documento que de inmediato, debo tener a la mano.
- Aurora, necesito el reporte de gastos para el lanzamiento del video del grupo ahora, por favor. - dice sin levantar su mirada del documento que observa atentamente.
- Se llama Selena, no Aurora, Nathaniel. - le regala mi jefe mientras yo le entrego el documento.
- Lo siento, aun no me familiarizo con su nombre.
- Sería bueno que tuvieras una secretaria. Eso, podría darte un poco de tiempo para recordar cosas que no contengan número y quizás, pueda tener una nuera y nietos pronto, ¿no crees? - pregunta mi jefe y su hijo, respira profundo rodando los ojos con frustración.
- Dios mío, ¿por qué debes tocar este tema en el trabajo y delante de personas extrañas?
- Hijo, deberías medir tus palabras - dice su padre y yo me quedo inmóvil sin saber que hacer - Selena, ya puedes marcharte, nosotros vamos a marcharnos también. Así qué, no te vamos a necesitar por hoy.
- Por mí no hay problema si debo quedarme a trabajar. - murmuro ansiosa de tener una excusa para no ir a la fiesta.
Antes me sentía valiente. Pero, al saber que hoy es el día donde veré a mi ex pareja alardear, no me agrada mucho la idea y ya no hay manera de retroceder, a menos que tenga que quedarme a trabajar hasta tarde.
- Por mí tampoco hay problema, padre. Si quieres descansar, puedes hacerlo. No tengo ningún inconveniente con ello. Nosotros podemos...
- No - dice mi jefe serio - Nadie más va a trabajar hasta mañana. El cuerpo también necesita descansar y ustedes deben aprovechar el tiempo libre para relajarse o disfrutar. Así que, señorita Thompson, puede marcharse y tú, Nathaniel, arréglate, vamos a salir y no voy a aceptar ninguna clase de excusa, ¿lo entiendes?
Sabiendo que ya no existe alguna posibilidad de quedarme, tomo mis cosas y me marcho hacia la pequeña moto que me espera en el parqueadero de la oficina. Mientras me preparo para salir, veo como la puerta del ascensor se abre con mi jefe y su hijo, quien tiene cara de pocos amigos y es por ello que, desaparezco, antes que termine siendo otra vez, la extraña de la conversación familiar.
Manejo vatios kilómetros y además abro la puerta cuando observó a una mujer que me está matando con la mirada a tal punto que me sorprende siquiera poder moverme. Porque sí, Cata se ha tomado muy enserió lo de la fiesta. Tanto, que la sala parece una habitación de preparación para una gran noche.
- Te estaba llamando.
- Sabes que cuando trabajo, debo tener el teléfono apagado o en el escritorio. Por lo que, no entiendo tu reclamo.
- Son más de las diez de la noche, la fiesta empezaba a las ocho, ¿no crees que debería estar molesta porque casi arruinas tu noche liberada de tu vida y preocupaciones diarias?
- Cata, no exageres tanto. Es solo una fiesta y ya.
- Ve a ducharte. En el baño ya está la tina lista. Entra en ella y exfolia hasta el alma. Porque vas a lucir radiante o me dejaré de llamar Cataleya.
- Pero...
- Ve, Selena. Si no quieres que lo haga yo, ve. - me advierte y de inmediato, camino hacia el baño, sabiendo que ella se atreve a eso y más.
Como lo había dicho, todo el baño huele a coco. Una aroma bastante increíble y que nunca había usado para ducharme. Pero, ¿cómo voy a despreciar el esfuerzo de Cata para hacerme ver y sentir increíble?
Aun no convencida de toda esta locura que yo inicie, me desvisto y ducho hasta que Cata me saca casi arrastrando de la relajante tina que se lleva toda la carga de mi trabajo. Cuando salgo del baño, observo el increíble vestido blanco con detalles rojos tan magníficos, que parece que la parte donde van mis pechos, fueran rosas que dejan caer sus pétalos como una cascada que termina en la parte final de mi vestido.
Causando que la tela que casi rosa el suelo, sea el final y acumulación de hermosos pétalos que a la vista, lucen increíbles y la verdad, los detalles en las mangas, como si fueran pequeños diamantes, le dan un toque especial a todo el estilo que por si solo, luce hermoso.
- No creo que en la antigüedad alguien haya usado un vestido así. - murmuro sorprendida
- Es del estilo de antes, con toques modernos. No lo notarás. - dice restando importancia, mientras yo coloco mis pies en el medio del vestido, para después, ver como me ayudan a colocar este.
- Creo que es mucho, ¿Cuánto vale esto?
- Un pretendiente me ayudó a conseguirlo. Así que, es gratis. - responde como si nada y yo trago duro.
- Eso quiere decir que ni vendiendo todos mis órganos, podré pagar algún daño de este vestido, ¿no es así?
- Si se daña, será porque el diseñador no confeccionó bien el vestido. Así que, no te preocupes por ello y disfruta. Hoy será la noche. - dice colocando los accesorios, mientras yo me cuestiono si usar bragas diminutas son buena combinación con dicho vestido.
Después de casi una hora y cuestionarme muchas veces si es buena idea toda esta locura. Cata, me lleva hasta la parte trasera de su auto, ya que, mi vestido ocupa más de un puesto y me lleva hasta la dichosa fiesta donde sin entrar, ya me quiero ir.
- Cata, no creo que sea buena idea ir así. Tengo un mal presentimiento. - murmuro con el corazón galopando con violencia.
- Despeja tus preocupaciones. Estoy segura que podrás disfrutar un poco si despejas tu mente.
- Pero...
- Ponte el antifaz y nunca digas tu nombre real.
- ¿Por qué?
- Porque esta noche no eres Selena. Esta noche eres la Diosa. - asegura Cata y yo sonrió al ver su entusiasmo, antes de finalmente colocarme el antifaz y con su ayuda, salir del auto mientras mis pechos están por explotar al tener tan ajustado la parte superior del vestido.
Miro la entrada y como todo es demasiado elegante para mi gusto. Por lo que, sonrió al ver que quizás mi vestido no fue demasiado, sino, lo apropiado. De repente, alguien me empuja y yo doy un paso hacia adelante, mientras mi amiga me arregla la parte de atrás del vestido.
- Entra rápido y despeja tu mente. Hoy eres libre de nombre, pasado y cualquier ataduras que tengas, solo así, podrás triunfar frente a ese bastardo.
- ¿No vas a entrar?
- No es posible. Mi manager me mataría si lo intento - murmuro y yo asiento para después, retirar profundo y entrar.
Al ser tan tarde, no hay quien me reciba y es por ello que me debato entre fingir que entro y esperar a que Cata se marche, para después irme a otro lado o entrar. Mientras pienso en mi ruta de escape, choco con algo fuerte como una pared, al punto que me hace tambalear, pero, son unos brazos los que me rodean para que no caiga, lo que me hace ver que no es una pared, sino, un hombre.
- ¿Estás bien? - dice una voz fuerte y varonil.
Rápido, finge que te duele mucho. Porque si su traje o él sufrió algún daño, te costará millones pagar dicha deuda. Pero si los dos están heridos, cada quien se haría cargo de su propio a herida. - dice mi mente de inmediato y yo llevo mi mano a mi frente mientras me quejo.
- Ay, me duele mucho - gimoteo y el hombre frente a mí, ríe, haciéndome quedar en ridículo.
- Eres buena actuando, pero, creo que mis años en el entretenimiento, me ayuda a saber que es actuado y que no, aunque sea muy buena actuación - dice el hombre y yo maldigo para mis adentros.
Rayos, ahora sí quedé en ridículo ¿era este mi mal presentimiento?