Capítulo 4 Propuesta

Una hora después

Hablando de todo lo entretenido del espectáculo, se nos pasó el tiempo y olvidamos el incómodo momento, hasta que el hombre que no se da por vencido, aparece en escena con un camarero a su lado.

- Chicos, perdonen que los interrumpa pero, me gustaría pedirles disculpas a ambos. - dice Maddox y tanto mi acompañante como yo, lo miramos extrañados por su comentario.

- ¿Por qué la disculpa?

- Por no haber sido un buen anfitrión. - responde Maddox

- La casa es de Clara, no tuyo. Así que, jamás serás anfitrión. - responde mordaz mi compañeros de conversación.

- Dejemos de lado nuestros malos entendidos. Eso solo le hace daño a Clara y no lo merece. Por eso, he venido aquí a hacer un brindis, donde olvidamos todo lo que nos mantiene en este enfrentamiento continuo - dice Maddox, mientras sirve las copas - y avanzamos para mantener una relación menos conflictiva.

- No estoy interesado en relacionarme contigo.

- Pero, aunque no lo quieras, nos vamos a relacionar y eso le va a causar dolor a Clara. Así que, hagámoslo por ella.

- ¿Vas a fingir que te preocupas por ella?

- Es mi esposa. Aunque no lo creas, la amo, cuidó y me preocupo por ella. Por eso, estoy dando este paso contigo aunque sé que no te agrado. Solo te queda dar un paso a ti - comenta Maddox sonriendo y yo retrocedo intentando escapar de este incómodo brindis. Pero, el hombre con el que he pasado la noche, me detiene sosteniendo mi brazo y es Maddox quien se enfoca en ese movimiento, con bastante interés

- Esta bien, haremos el brindis. Pero, no quiero hacerlo con vino. He tomado bastante y voy a conducir. Así que - dice llamando a un mesero - tráeme dos jugos de naranja, por favor.

Maddox sonríe con dificultad, pero, no sé marcha o se da por vencido. Por lo que, cuando traen las dos copas de jugo, el hombre me extiende una a mí y él toma la suya para finalmente hacer un brindis.

- Brindemos por tener paz. Brindemos deseando que ninguno de nosotros se entrometa en el camino del otro - dice el hombre para después chocar las copas y posteriormente beber de la copa - ya hicimos el brindis, vete.

Aun con el brindis, se puede ver que los inconvenientes que han tenido, se mantienen firmes. Por lo que, esta vez, Maddox retrocede y gracias a ello, la tensión entre nosotros se disipa.

- ¿Es necesario mantenerse así? Estar constantemente enfrentándose, ¿a quien beneficia? Porque me parece que a ninguno de los implicados.

- No me agrada.

- Entonces, no dañes tu noche. Ignora que existe y disfruta la noche.

- Eso haré. Por lo menos, lo intentaré. - murmura y al poco tiempo, somos rodeados por varias chicas que comienzan a hablar con mi compañero de noche.

Al ya sentirme de más, me alejo para observar un poco más el gran salón en el que nos encontramos y como incluso los músicos, tocan canciones del periodo que representamos con trajes tan extravagantes.

Por donde paso, observó las miradas sin disimulo de muchas personas y es por ello que camino hacia el balcón solitario donde me abrazo al recibir el frío de la noche. Solo pasaron cinco minutos hasta que escucho la voz fría de Maddox detrás de mí.

- Por fin te encuentras sola, Selena. - murmura y yo no me esfuerzo en girar a verlo - te ves hermosa.

- Siempre lo he sido

- No, estas distinta. La tela fina y los accesorios costosos te lucen. - murmura y yo miro fijamente hacia el paisaje. Algo más interesante que Maddox

- Bueno, no veo la diferencia entre un precio o el otro. Vestirme con telas finas o no, no me hacen mejor, ni mi vestimenta me hace más deslumbrante. Después de todo, la tela fina no hace milagros en un cuerpo terrible.

- Tienes razón. Siempre has sido hermosa y tú cuerpo es magnífico. Por eso, quiero hacerte una propuesta.

- No estoy interesada en propuestas y menos, si depende de ti. - respondo tajante para después intentar regresar por donde vine, pero, él me impide pasar.

- Deja de ser tan rencorosa. Nosotros tuvimos nuestros momentos agradables. Tanto, que me fue difícil traicionarte.

- Sí, se nota cuanto has sufrido por ello. - respondo y él me sonríe.

- Bueno, no puedo mentirte. No me ha ido mal. En estos pocos meses, he viajado, comido lo que quiera y comprado cuanta cosa deseo sin pensar en el valor de cada cosa. En cambio contigo, debía medirme en todo. Cada peso gastado, estaba lleno de mortificaciones y reproches al no saber si se llegaría a fin de mes. Afortunadamente, pude salir de eso.

- Estas buscando excusas.

- No quería ser conformista con la vida que teníamos. Merecía más y sabía como. Por eso, es que ahora estoy donde estoy y tú sigues igual, trabajando horas extra para sobrevivir al mes, privándote de pequeños placeres como ir a la playa o siquiera comprarte ropa necesaria. Pero, eso puede cambiar Selena. Puedo hacer eso por ti. - dice decidido y yo sonrió al saber a que se refiere.

- Entonces, tu invitación era para decirme tu propuesta, ¿no es así?

- Te extraño, Selena - responde y yo sonrió carente de gracia.

- ¿Estás bromeando ahora?

- Lo sigo en serio.

- Acabas de decirme que no te ha ido mal.

- Lo tengo todo en aspecto material. Pero, mi corazón sigue latiendo por ti, Selena.

- Te sugiero que vayas al cardiólogo, quizás un aparato que coloquen en tu corazón, te ayude en tus latidos. Porque, yo ya no estoy interesada y mucho menos, creo que ese sea mi trabajo.

- Estas siendo bastante fría conmigo. Es como si ignoraras todo el tiempo que pasamos juntos.

- Lo recuerdo, Maddox. Es por eso que no estoy interesada en seguir pensando en momentos que solo fueron pasajeros y sin importancia.

- Jamás fueron sin importancia. Por lo menos, no para mí.

- Para mí si lo fue- respondo directa - No nos digamos mentiras, a ambos nos fue bien, ¿no me ves?

- Lo veo y por eso, puedo asegurarte que conmigo tendrás ese estilo de vida. Porque yo puedo quitarle dinero a Clara y ayudarte en lo que necesitas.

- ¿Me ves alguna limitación? Mis manos y todo mi cuerpo están en perfectas condiciones es. Si quiero tener algo, trabajo para ello

- Conmigo también vas a trabajar, pero, de otra forma.

- No soy una prostituta, Maddox. No me vendo por placer.

- ¿Me vas a decir que en pocos meses obtuviste todo eso con tu trabajo como mesera? - pregunta en tono burlón.

- ¿No te han dicho? Ahora tengo un mejor trabajo. Cuando te fuiste, mi suerte mejoro y por eso, puedo darme estos lujos por mi propia cuenta.

- ¿Es verdad? Porque dudo que puedas darte tanto lujo en tan poco tiempo. - dice acercándose a mí y yo no me alejo. Hacerlo, demostraría que le temo.

- A diferencia de ti, si sé como obtener las cosas sin que otro me lo patrocine. Yo no soy un parásito, como tú. Así que, no busques contagiarme y déjame seguir viviendo en paz y feliz, algo que nunca pude lograr en los años que estuvimos juntos.

- No me has olvidado y nunca lo harás, tú y yo lo sabemos - dice decidido y yo niego marchándome.

- Loco.

- Señorita, ¿desea una copa? - pregunta y yo asiento, tomando una, teniendo claro que ya es momento de marcharme.

Con la copa en mano, la observó unos segundos y la bebo directamente hasta que quede sin una gota de licor.

Hasta aquí estoy en esta estúpida fiesta - me digo mentalmente.

            
            

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