La llamada
img img La llamada img Capítulo 4 IV
4
Capítulo 10 X img
Capítulo 11 XI img
Capítulo 12 XII img
Capítulo 13 XIII img
Capítulo 14 XIV img
Capítulo 15 XV img
Capítulo 16 XVI img
Capítulo 17 XVII img
Capítulo 18 XVIII img
Capítulo 19 XIX img
Capítulo 20 XX img
Capítulo 21 XXI img
Capítulo 22 XXII img
Capítulo 23 XXIII img
Capítulo 24 XXIV img
Capítulo 25 XXV img
Capítulo 26 XXVI img
Capítulo 27 XXVII img
Capítulo 28 XXVIII img
Capítulo 29 XXIX img
Capítulo 30 XXX img
Capítulo 31 XXXI img
Capítulo 32 XXXII img
Capítulo 33 XXXIII img
Capítulo 34 XXXIV img
img
  /  1
img

Capítulo 4 IV

-Mi padre es quien los rechaza, no yo- Vuelve a reírse de forma ligeramente burlona. -No le he preguntado la razón por la cual hace esto, pero imagino que no ve que ninguno de ellos sea digno de mi mano y no lo digo por ser arrogante, lo digo por su actitud.

-En efecto, ninguno de ellos es digno de ti.

Vuelve a abrir los ojos de par en par, sorprendida por mis palabras, pero es verdad, ninguno de esos hombres es digno de desposarla ni mucho menos compartir lecho con ella. Doy un paso en su dirección y ella enseguida se levanta de su lugar, encogiendo su pequeño y delicado cuerpo, la forma en como me mira es de miedo, tengo ganas de decirle que no tiene nada que temer, al menos no de momento, ya que, cuando la despose.... ahí sí tendría que tenerme miedo, ya que no pienso dejarla descansar en nuestra noche de bodas ni en ninguna de las noches posteriores. Pero en estos momentos no entiendo porque me mira de esa forma, quizás tiene mucho que ver por la expresión de mi rostro, por más que trato de suavizar mi expresión, parece que no lo consigo, así que dejo de intentarlo.

He pegado mi cuerpo al suyo, mirándola desde arriba, ella no aparta la mirada, pese a que tiene mucho miedo, encorvo mi espalda hasta llegar a Eir, poso una de mis manos sobre su mejilla y acerco mis labios a los suyos. Mi cuerpo se estremece al sentir su delicada piel, es suave y tersa, mi cuerpo enseguida reacciona a ella, menos mal no se ha dado cuenta, esta tan perdida en mi mirada, que no se ha fijado.

Sus mejillas se ruborizan, su cuerpo ha dejado de temblar, su cálida respiración golpea con suavidad mi rostro, aumentando mis ansias por hacerla mía. Sin poderlo resistir, tomo posesión de sus labios, que apenas hacen contacto con los míos, ahogo enseguida un gruñido de placer, es la primera vez en mi vida que pruebo unos labios tan suaves y delicados. A ella se le escapa un pequeño y disimulado gemido, esto hace que su rostro se ponga más rojo que antes.

Eir coloca sus pequeñas manos sobre mis hombros y entierra sus uñas sobre mi piel, esto hace que pase mis brazos por su cintura y la levante a mi altura apoyándola contra el árbol. Mientras nos besamos, nos miramos a los ojos, el deseo desborda por cada poro de mi piel y noto esa chispa en sus ojos, pero también veo temor. Una vez que estoy satisfecho por sentirla, me separo de ella, que toma grandes bocanadas de aire y la deposito con suavidad en el suelo.

- ¡Ragnar! - Exclama molesta mientras golpea mi abdomen con algo de fuerza. - ¡No hagas eso, no está bien!

Se gira sobre sus talones y empieza a caminar, refunfuñando molesta por lo que acabo de hacer. No aparto la mirada mientras camina, contoneando de forma suave sus caderas, ya que tiene que moverse entre piedras y raíces. Una vez que desaparece de mi vista, tomo una gran bocanada de aire y la dejo salir con suavidad, miro hacia abajo y veo que todavía tengo mi entrepierna dura.

-Parece que voy a tardar un rato en tranquilizarme- Murmuro suavemente mientras me siento en el lugar donde estaba Eir hace unos momentos.

Durante los siguientes meses he estado observando a Eir a la distancia, deleitándome con su andar por la aldea ¿Cómo es que no me había percatado antes de su presencia? Viéndola caminar, se me hace imposible que ella pase desapercibida de esa forma, cada vez que me mira ella me dedica pequeñas sonrisas discretas, ligeramente coquetas, por más que trato de devolverle el gesto, simplemente no puedo, pero, aun así, ella lo sigue haciendo y me alegro que lo haga, ya que eso hace que mi día vaya mejor.

Han pasado unos días en que noto que ella ya no me quiere mirar, incluso evita toparse conmigo. Ahora mismo me estoy preparando para salir de viaje otra vez, mis mejores amigos Acke y Egil me han dicho que hay varios guerreros han estado molestando a Eir, todo por no haber concretado un compromiso, pero lo cierto es que, es su padre quien no quiere casar a su hija. Espero que Clemens no se ponga difícil conmigo.

Una vez que tenemos todo preparado, empezamos a subirnos a las naves, como de costumbre, mi madre se despide de mí, en esta ocasión, mi padre se va a quedar. A unos metros de nosotros, veo a Clemens despedirse de su familia, entre ellos se encuentra Eir, que abraza a su padre con fuerza, al notar mi mirada sobre ella, desvía los ojos y después se gira sobre sus talones, dándome la espalda.

El barco zarpa y a la distancia se escucha como la gente grita palabras de ánimos para todos nosotros, deseando que volvamos con bien a casa. Durante el viaje, escucho como nuestro curandero rechaza las dotes ofrecidos por su hija, esto me da una extraña sensación de haber vivido esto antes, justamente viendo al curandero en el casco del barco, que curioso.

Caída la noche, veo a Clemens parado a la distancia, mirando el mar, perdido en sus pensamientos. He aprovechado esta oportunidad para acercarme a él y preguntarle sobre los constantes rechazos que les da a los guerreros. Él me dice que lo hace porque sabe que ellos no se tomarán enserio su matrimonio con su hija, que simplemente quieren mostrarla como trofeo por haber sido alguno de ellos quien ha logrado la titánica hazaña de casarse con ella y que no piensa aceptar esto, que está esperando al hombre indicado para su pequeña.

Entiendo su punto de vista y él tiene razón, Clemens es demasiado observador e inteligente, no me impresiona que logre mantener a esos idiotas lejos de Eir y me alegra que lo haya hecho, eso me da tiempo para juntar para el dote. Se gira hacia mí y nos miramos directo a los ojos, luego me dedica media sonrisa para luego regresar la vista al frente.

-Si tú ofrecieras tu dote, muy probablemente no lo pueda rechazar.

            
            

COPYRIGHT(©) 2022