Mis botas se hunden en la nieve y cada vez que doy un paso adelante, este suena de forma chistosa, mi instinto de niña sale a flote y me pongo a brincar entre la nieve, olvidando por unos instantes la tediosa y pesada labor que voy a tener entre manos apenas los barcos arriben en el puerto. Mi diversión se ve interrumpida cuando mi amiga se cuelga de mi brazo y empieza a reírse, diciéndome que también extraña sus épocas de diversión infantil. Ella y yo caminamos al almacén mientras jugamos con la nieve.
Pasan dos días y no hay noticias, muchos se están empezando a impacientar, en especial mi madre, que tiene los nervios tan a flor de piel, que apenas puede dormir por las noches, no encontramos palabras para tranquilizarla, así que me he quedado a dormir con ella, esto la deja un poco más tranquila.
Como siempre, estoy haciendo mis recados cuando mi amiga Annika se cuelga de mi brazo y me grita al oído a todo pulmón "¡Ya llegaron!", creo que me ha dejado parcialmente sorda, ella no para de sacudirme con violencia y sin decir nada más, me arrastra hacia el puerto, trato de soltarme de su agarre, pero es tan fuerte que es imposible hacerlo, así que termino por resignarme a seguirla, ya que, no importa cuanto lo intente, ella no me dejará ir.
Como era de esperar, hay una gran multitud arremolinada en la orilla, esperando con ansias a que el barco atraque, pero creo que la más emocionada de todos es mi amiga Annika que no para de apretar mi brazo con fuerza. Un suspiro de resignación se me escapa, pero veo que mi amiga sigue sumergida en su emoción, tanto, que ignora por completo mi presencia o al menos eso aparenta.
- ¡Eir! - Vuelve a gritarme en el oído como si no escuchara bien. -¡Ya están por llegar! -Exclama con enjundia y mucho ánimo, tanto así, que se podría decir que es contagioso... claro, si es que a mí me alegrara que los guerreros vuelvan.
-Qué bueno- Le contesto con tanto desanimo, que me siento algo deprimida.
Al ver que se ha perdido en sus sueños mientras tiene la mirada puesta en el horizonte, me suelto de su agarre con suavidad y empiezo a alejarme lentamente. Esta tan perdida en sus pensamientos y sueños, muy probablemente eróticos, que ni se ha dado cuenta de que la he soltado o al menos eso creí hasta que, sin siquiera poder avanzar mucho me vuelve a tomar del brazo y me lleva arrastras a la orilla abriéndose paso a empujones de entre la multitud, con mucha dificultad sostengo los frascos entre mis brazos, había olvidado por completo que tenía que llevar esto.
-Ragnar debe volver en los primeros barcos como siempre-La emoción desborda por cada fibra de su ser y me lo demuestra, apretando con más fuerza mi brazo, no entiendo cómo es que tiene fuerza para apretar mi brazo, pero no para exprimir las pieles.... esta mujer es de lo más extraña.
-Qué alegría... pero me tengo que ir Annika, tengo que hacer una entrega y ayudar a mi madre a terminar de preparar todo lo necesario para atender a los heridos- Sé que eso es mentira, ya que tenemos todo listo, pero... la verdad es que no tengo ganas ni ánimos de quedarme a recibir al "gran y poderoso Ragnar", honestamente, prefiero evitarlo a toda cosa.
A estas alturas de mi relación con mi amiga, la conozco a la perfección y sé que en estos momentos me está ignorando por completo y que nada de lo que diga ahora mismo va a cambiar y ni seguir intentando soltarme de su agarre, mejor me quedo quieta a esperar a que termine el espectáculo, es lo mejor que puedo hacer ahora mismo. Algunos han empezado a gritar de alegría al ver a su gente volver y otros empiezan a preparar las carretas para bajar las cosas, pongo los ojos en blanco mientras veo el enorme mascaron de proa con forma de dragón se acerca de forma imponente, justamente en ese barco viajaba Ragnar.
Apenas la nave toca puerto, el enorme puente desciende desde el barco y los guerreros empieza a bajar, como siempre, tienen el pecho inflado de orgullo, muchos de ellos tienen cicatrices nuevas en la cara, algunos bajan con enormes sacos por lo poco que alcanzo a ver y distinguir, algunos traen semillas, frutas y vegetales, lo que si trajeron en abundancia es trigo. También logro observar que trajeron caballos, vacas, entre otros animales.... no me imagino como debió quedar el barco, pobres a los que les toque limpiar todo ese desastre.
-Bueno... ya te acompañé a que llegue el barco... ahora...- No estoy segura de cuantas veces he resoplado en este corto lapso de tiempo, pero han sido varias, de ese si estoy completamente segura.
Antes de que pueda terminar de hablar me vuelve a arrastrar, pero esta vez nos acercamos un poco más al puerto, nos quedamos paradas a unos metros para no estorbar. Mientras busco con que distraerme, puedo ver a la distancia un hombre grande, tanto de edad como de tamaño, con cabello y barba algo canosa, es el jefe de la aldea que está para recibir a sus hombres, a su lado se encuentra su esposa Birgitta, parece ansiosa por volver a ver a su hijo.
-No veo a Ragnar por ningún lado.
Al escuchar esto, resoplo y refunfuño con bastante fuerza, me lo dice como si me importara ese hombre, antes de que pueda poner mis manos sobre su cuello, tomo una gran bocanada de aire y me tranquilizo, lo que menos quiero es matar a mi mejor amiga.
Uno de los hombres que viajó en ese navío, escuchó las palabras de mi amiga y le dijo que Ragnar se quedó para terminar de subir algunas cosas que quedaron pendientes, al menos así fue hace dos semanas, que quizás ya deban de estar de camino a casa. Annika se ve aliviada, pero al mismo tiempo afligida porque su amorcito no llegó, al menos no de momento.