La llamada
img img La llamada img Capítulo 7 VII
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Capítulo 7 VII

-Vaya-De lo desanimada que está, ha dejado caer los hombros y me ha soltado, para mi gran alivio.

Sin mediar más palabras, se da media vuelta y empieza a alejarse del lugar, dejándome completamente sola, arqueo una ceja y resoplo otra vez con fuerza, observo como mi amiga desaparece entre la multitud, caminando como si fuera una Banshee, solo le falta el pelo enmarañado y gritar como una loca.

-Claro, me arrastra hasta aquí contra mi voluntad y luego me deja botada... vaya- Siseo molesta mientras empiezo a caminar a paso apresurado, he perdido mucho tiempo.

Antes de alejarme por completo, me doy media vuelta y veo a la distancia como muchos están empezando a recibir sus víveres; el invierno nos ha azotado con bastante fuerza este año, menos mal que lograron encontrar provisiones, espero que duren los suficiente para la siguiente estación. Alcanzo a distinguir al jefe Gregos supervisando la repartición de víveres junto a su esposa.

Llego a la choza de la anciana Agneta y toco a la puerta, me siento bastante apenada de haber tardado mucho tiempo, espero que la anciana no se enoje... aunque, nunca la he visto enojada, para ser honesta. Al otro lado escucho unos pasos, para después escuchar como la puerta se abre de un horrible rechinido, en eso, una mano huesuda y arrugada se asoma entre la oscuridad, haciendo que suelte un chillido de susto.

-Eir, pequeña-La suave y dulce vos de la anciana se escucha al otro lado, que susto de muerte me ha dado-Pensé que se había olvidado mi pedido- Ríe levemente entre dientes mientras abre más la puerta, invitándome a pasar, como siempre.

Me disculpo con ella repetidas veces y le explico lo ocurrido con mi amiga y su amorcito Ragnar, escucha atentamente a todo lo que digo mientras me sonríe amablemente, conforme voy hablando, le voy entregando sus cosas; la casa de la sacerdotisa está llena de muchos frascos, algunos de ellos no sé qué son y prefiero no saberlo, dan demasiado miedo. Cuando termino de relatar lo ocurrido, ella me sigue sonríe de forma amable, luego se da media vuelta y empieza a guardar sus ungüentos o al menos eso creo que son.

-Parece que el joven Ragnar sigue causando esa euforia en las jóvenes y no es para menos ¿Verdad, Eir? - Su tono de voz es picaron y parece que quiere insinuar algo. -Antes de irse, vino a verme, preguntándome su fortuna en el amor.

Pongo los ojos en blanco y le pregunto a la anciana que fue lo que le dijo, a lo cual, ella río con fuerza y me dijo que el camino del amor del guerrero estaba lleno de obstáculos, pero nada que no pudiera superar, lo típico de Ragnar. Antes de despedirme de la mujer, me toma del brazo y me dice que debo estar preparada para cualquier cosa, eso incluye que el amor toque a mi puerta, arqueo una ceja y le dije que estaba bien... que iba a mantenerme atenta o al menos eso creo. Una vez que la conversación termina me encamino de regreso a mi choza, en donde muy probablemente mi madre debe estar esperándome, lista para regañarme por mi larga ausencia.

Estoy parada a unos metros de distancia de mi casa y puedo ver a un montón de personas alrededor, me sorprende que todos ellos sean guerreros, ya que tiene bastante tiempo que me ausente, creí que a estas alturas ya no quedaría nadie o al menos muy poca gente, parece ser que primero enviaron a todos los heridos.... ¡Yey, que divertido! Me pregunto ¿Cuántos barcos más arribaron? No alcancé a ver si llegaron más o no, pero por lo visto, fueron como mínimo, la mitad de los barcos que se fueron. Del interior puedo escuchar a mi hermana y mis hermanos hablando fuerte para poner algo de orden o al menos eso intentan, en realidad.... nunca podemos mantener tranquilos a estos brutos, todos gritan y exigen ser atendidos, como si fueran lo más importante... bueno, lo son, son importantes, pero deben entender que no somos muchos para atenderlos a todos al mismo tiempo; los guerreros son fieros en combate y dan hasta el último aliento para conseguir la victoria, pero cuando se trata de mantener el orden son todos unos brutos sin sesos.

Dejo caer los hombros con suavidad, resignándome a la idea de que tendremos una noche bastante pesada, la verdad es que, creí que, a estas alturas del día, ya no habría nadie en la casa, ya que solo vi un barco atracar, imagino que debieron llegar más mientras hacia mi diligencia, en cualquier caso, debo entrar a mi casa a ayudar en todo lo que pueda. Tomo una gran bocanada de aire y contengo la respiración, ya que, desde mi posición puedo oler el sudor de esos hombres... qué asco, peor aún, que tendré que caminar entre ellos para llegar a mi casa.

Con toda la valentía del mundo, empiezo a escabullirme entre la multitud, abriéndome paso a empujones y codazos, en algunas ocasiones, puedo escuchar como los guerreros sueltan gruñidos de enojo y dolor, para luego girarse y ver quien les ha golpeado, menos mal que soy bajita y no alcanzan a verme. Una vez que he llegado a la entrada de mi casa, puedo escuchar con mejor claridad los gritos de los hombres exigiendo ser atendidos, ya que tiene cosas que hacer.... no es que ellos ayuden, la verdad, todo sería más fácil si se mantuvieran organizados y esperaran su turno, avanzaríamos más rápido.

Escucho como alguien le grita a mi hermana mayor Astrid, diciéndole que necesita que lo atienda cuanto antes, mi vista se pasea por la sala y veo que mi hermana sale del cuarto trasero, gritándole al hombre que se calle que está suturando la herida de alguien, que necesita concentrarse y que si sigue gritando lo va a sacar de la casa a patadas. El hombre le dice a mi hermana que pronto la hará su esposa, ella puso los ojos en blanco y regreso al cuarto.

            
            

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