La llamada
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Capítulo 9 IX

Cuando por fin terminamos de empacar el resto, nos ponemos en marcha para volver a casa, es la primera vez en muchos años que me siento ansiosos de volver al pueblo. Durante el viaje nos agarró una terrible tormenta, nos tocó a muchos ayudar en la cubierta y fue bastante difícil ya que las olas azotaban con bastante fuerza el casco de la nave y la lluvia no ayudaba en nada.

El barco se mecía de un lado a otro con brusquedad, entre todo el caos, pude divisar a Clemens que estaba amarrando las cuerdas de las velas, pero una enorme ola nos embistió y él cayó al agua, pude escuchar como uno de los marineros grito a todo pulmón "¡Hombre al agua!", enseguida le entregué las cuerdas que estaba agarrando que se habían soltado y me fui a auxiliar a Clemens, pude escuchar a mis espaldas como me decían que no valía la pena, que seguramente él ya estaba muerto, pero no iba a permitir que Njörðr se lo llevará y menos si eso traía la tristeza de mi Eir.

Sin dudarlo ni un segundo me tiré al mar y busqué al hombre, que, al verme, se notaba claramente sorprendido por mi presencia, entre todo el ruido y los fuertes truenos resonando por todo el lugar, apenas se escuchaba lo que me decía, pero alcancé a escuchar que me dijo "¿¡Que haces aquí?! ¡Podrías morir!", me limité a decirle que lo hablaríamos cuando llegáramos a la nave. Le grité a Clemens que se sostuviera de mí mientras nadaba hasta el barco.

Con la ayuda del resto, subimos a la proa, ambos estamos jadeando, puedo escuchar una fuerte risa nerviosa de Clemens, que no para de darme las gracias por haberle salvado la vida, le dije que no me agradeciera ahora sino hasta que hayamos regresado a casa, ya que la tormenta sigue. Pasó mucho tiempo antes de que la tempestad acabara y para cuando por fin las aguas se calmaron, pudimos ver el sol en el horizonte, todos dimos gracias a Odín de que nos permitiera volver a casa y a Njörðr de que se tranquilizara.

Han pasado varios días desde que estamos en altamar, pero afortunadamente llegamos con bien a casa, muchos han saltado de alegría al escuchar como el vigía gritaba a todo pulmón que hay tierra a la vista, caminé hacia la proa y vi a la distancia el puerto de nuestro pueblo. Antes de llegar, Clemens se me acercó.

-Gracias.

-No tiene nada que agradecer.

-Claro que sí, de no ser por ti, joven Ragnar... ahora mismo no estaría de regreso en casa.

-No quería que mi futura esposa estuviera triste el día de nuestra boda, además de que tengo que hablar contigo y su esposa sobre la dote.

Clemens me mira directo a los ojos, no dice nada, pero puedo notar en su mirada que no quiere que me case con su hija e incluso me lo confirma después de un rato, pese a que anteriormente me había dado su permiso. Me explica que, está consciente de que tiene que casar a sus hijas pronto, pero no quiere hacerlo con algún guerrero e incluso había pensado en mandarlas a otras aldeas, al escuchar esto, tensé el cuerpo... de tan solo pensar de que otro hombre pose sus ojos en mi Eir hace que la sangre me hierva.

-Entiendo su preocupación, señor Clemens, pero como le dije, estoy decidido a casarme con ella.

-No entiendo su... fascinación con mi pequeña Eir, ella no es como las otras mujeres, tiene un carácter.... algo difícil y no creo que ustedes se lleven bien.

-Eso déjamelo a mí, sé que ella y yo nos vamos a llevar bien.

-Joven Ragnar... de verdad agradezco mucho el haberme salvado la vida- Resopla con fuerza y se soba la frente con las yemas de sus dedos. -Bien... sé que no voy a poder convencerlo de lo contrario, así que.... apenas lleguemos al puerto, lo espero en mi casa en compañía de sus testigos para hablar de la dote- Suelta con harta resignación, parece que el pobre hombre ya no puede con su vida.

-Me parece bien y descuida Clemens, voy a cuidar bien de Eir.

Me dedica media sonrisa para después irse, me limito a observarlo hasta que desaparece de mi vista, regreso la vista al horizonte, esperando con ansias ver a mi futura prometida, espero que esta vez pueda verla y no se me escape como siempre lo hace.

Llegamos a la costa, puedo escuchar como el barco choca levemente con el puerto, haciendo un sonido hueco, enseguida bajan la rampa y empiezan a descargar las cosas, antes de bajar del barco, puedo ver a Eir a la distancia, no voy a negar que me gusta verla entre la multitud y más aún cuando nuestras miradas se terminan encontrando. No pude evitar que mi corazón se acelerara, ninguno de los dos aparta la mirada... es como si ella me estuviera desafiando y me gusta.

Al final he tenido que romper el contacto visual ya que me han pedido ayuda con algo. Mientras ayudo a descargar las cosas, veo a la distancia a Eir abrazando a su padre con mucha fuerza, esa hermosa sonrisa dibujada en su rostro es lo único que necesito ver para estar tranquilo, me alegra ver que ella no está llorando de forma desconsolada por la posible pérdida de su padre.

Eir.

Por fin puedo sentirme tranquila ahora que mi padre ha vuelto a casa, me alegra mucho haber acompañado a Annika hasta aquí, aunque ella ha venido a ver si podía encontrarse con Ragnar, es una lástima que haya sido yo quien lo vio primero, esa expresión tan seria en su rostro me da algo de miedo, pero supongo que no puede evitar ser así.

Caminamos de regreso a casa para darle las buenas noticias al resto de nuestra familia, en el camino, pude notar que mi padre tiene algo, le he preguntado si ocurrió algo en el viaje, pero él dijo que no, dedicándome su típica sonrisa paternal, me abrazó con mucha fuerza para después revolverme el pelo como siempre lo hace. Aunque finja esa sonrisa, sé que algo ha ocurrido... espero que no sea nada malo.

                         

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