-Lo hizo de maravilla señorita -dijo una mujer, mientras veía como Olivie, regresaba a su habitación, después de haber cantado en el concierto que había sido programado para hoy.
-Sí, el duque ciertamente quedo impresionado por usted, yo misma vi cómo se le iluminaron los ojos al oírla cantar -dijo otra mujer, mientras veía como Olivie se sentaba en una silla, y empezaba poco después a quitarse los adornos que llevaba en su vestido.
-Anastasia, Sarah, ¿Alguna de ustedes sabe que hablo el conde con el duque mientras yo estaba cantando? -pregunto Olivie, mientras giraba su vista, hacia las dos mujeres que la habían recibido, cuando llego a su habitación.
Estas dos mujeres, habían sido sus dos criadas más antiguas, quienes la habían atendido durante los últimos diez años, debido a las órdenes del conde.
-Pues, no, ¿Quizás estuvo dándole halagos al conde debido a usted? -dijo la mujer llamada Anastasia.
-Sí, quizás eso sea lo que paso -dijo la mujer llamada Sarah.
-No se... las expresiones que ambos hacían mientras hablaban, no parecían indicar eso -dijo Olivie, mientras giraba su vista para verse al espejo.
-Señorita, creo que esta exagerado demasiado -dijo Sarah, mientras se adelantaba para ayudar a Olivie a quitase su peinado.
Pero poco después de que ella, hiciera esto, la puerta de la habitación, se abrió de forma abrupta, y una mujer con vestimenta de criada, entro caminando atraves de ella.
-Señorita, el conde ordena que usted se reúna con él y el duque en el comedor principal -dijo la criada, poco después de entrar por la puerta.
- ¿El conde me ordena reunirme con él... y el duque? -dijo Olivie, mientras giraba su vista para ver a la criada que había dicho estas palabras.
-Así es... la están esperando en estos momentos -dijo la criada.
- ¡Esto debe ser muy bueno para usted señorita! -dijo Anastasia, mientras miraba emocionada a Olivie.
- ¿Bueno? ¿Por qué dices eso? -pregunto Olivie.
-Bueno para su carrera, quizás el duque desea darle su promoción -dijo Anastasia.
-Si eso es verdad, entonces usted podría llegar incluso a cantarle al príncipe elector de Brandemburgo -dijo Sarah, mientras miraba también con emoción a Olivie.
- ¿Cantarle al príncipe elector? -murmuro Olivie, mientras inconscientemente se imaginaba esta escena.
- ¡Rápido! ¡Tiene que ir a su encuentro ahora! -dijo Anastasia, mientras abanicaba levemente por los hombros a Olivie.
-Está bien, está bien, no tienes que hacer eso -dijo Olivie, mientras se levantaba de su asiento, y caminaba poco después para ir al encuentro con el conde de Wazburg, y el duque de Uckerman.
Después de un breve tiempo caminando, Olivie finalmente llego al comedor principal de la mansión del conde de Wazburg, y esperándola allí, se encontraban tanto el conde de Wazburg, como el duque de Uckerman.
-Sus señorías -dijo Olivie, a forma de saludo, mientras se inclinaba.
-Ven Olivie, siéntate con nosotros -dijo el conde de Wazburg, mientras le señalaba un asiento a Olivie, el cual estaba muy cerca de su asiento, y del asiento del duque de Uckerman.
-Como desees -dijo Olivie, mientras caminaba para sentarse en el asiento indicado por el conde.
Cuando Olivie, se sentó, no pudo evitar echarle unas miradas al duque de Uckerman, él, era un hombre de unos treinta años aproximadamente, quizás un poco más, tenía la piel blanca y el cabello negro, junto con unos ojos verdes, sus rasgos faciales eran considerablemente atractivos, y tenía cierto porte regio.
-Olivie, este es el duque de Uckerman, el duque Clais, y él ha viajado todo el camino hasta aquí, solo para poder oírte cantar -dijo el conde de Wazburg.
-Me halaga que allá hecho esto duque -dijo Olivie, en un tono muy formal.
-No tienes que agradecerme Olivie, sabes, originalmente creí que los rumores sobre tú canto, eran sumamente exagerados, pero al oírte cantar hoy... me eh dado cuenta de que los rumores, en realidad no le hacen justicia a la forma con la cual cantas -dijo el duque Clais.
-Gracias -dijo Olivie.
-Semejante voz, no debería quedarse solo en este único condado, debes compartir tú talento con el resto del país -dijo el duque Clais.
- ¿Con el resto del país? -murmuro Olivie.
-Así es... pretendo llevarte conmigo, yo te pondré en un escenario aun mayor... eh incluso podre hacer que el príncipe elector venga a verte en persona ¿Qué te parece Olivie? -dijo el duque Clais, mientras miraba a Olivie.
-Me parece maravilloso -dijo Olivie, mientras internamente pensaba por que el duque decía estas palabras.
A fin de cuentas ¿Podría ella negarse a algo que el duque quisiera? Obviamente la respuesta era no, si él quería que la acompañara, entonces ella debía ir, y según parecía, el conde de Wazburg, no estaba muy contento con la idea de perder su monopolio sobre Olivie, ya que cuando el duque Clais propuso llevarse a Olivie con él, el conde frunció el ceño de forma disimulada, aunque aun así Olivie lo noto.
Y no era de extrañar que al conde no le gustara la idea de perder a Olivie, a fin de cuentas, en los últimos diez años, Olivie le había proporcionado una gran cantidad de riqueza al conde, pero ahora, él estaba a punto de perder su fuente renovable de ingresos a favor de alguien más.
¿Cómo podría gustarle esto?
-Bien, entonces está decidido, en dos días, te iras conmigo, y a partir de entonces, podrás alcanzar mayores alturas -dijo el duque Clais, mientras miraba con una sonrisa a Olivie.
-Le agradezco por la oportunidad -dijo Olivie, en un tono formal.
Olivie continúo comiendo con el conde y el duque durante un breve tiempo, hasta que por fin pudo retirarse de nuevo a su habitación, y esperándola, estaban sus criadas Anastasia y Sarah, quienes estaban esperando emocionadas a que Olivie les diera las noticias.
Cuando ellas, se enteraron que Olivie se iría con el duque, se emocionaron y se alegraron mucho por ella, ya que esta era una gran oportunidad para Olivie, aunque también se entristecieron un poco, ya que significaba que no la verían más.
Habían estado juntas durante casi diez años, desde que Olivie tenía once años, hasta la fecha actual, de hecho, ellas planeaban celebrar pronto su cumpleaños, el cual ocurría dentro de unos meses, pero parece que ya no podrían hacerlo.
Anastasia y Sarah, se fueron después de unas horas de la habitación de Olivie, dejándola a ella sola, y cuando esto paso, Olivie se tiro a su cama, agarrando poco después una de las almohadas y empezando a gritar contra ella.
La voz que sonaba en su cabeza, no cesaba, de hecho, pareció que se estaba volviendo más fuerte, y ese constante ruido en su cabeza la estaba enloqueciendo.
De hecho, cuando el duque propuso que ella se fuera con él, la voz en su cabeza empezó a chillar aún más, volviéndose cada vez más frenética, y hartando aún más a Olivie.
Y en medio de ese sonido constante en su cabeza, ella de repente tuvo un momento de "iluminación momentánea" lo cual le hizo darse cuenta, de que era lo que tenía que hacer, para poder callar a esta incesante voz que la atormentaba en su cabeza.