La mansión del conde Wazburg, en el día de hoy, estaba en un frenesí, los sirvientes corrían de aquí para allá, mientras murmuraban y hablaban sobre las nuevas noticias de las cuales se habían enterado.
El mayor activo económico que el conde de Wazburg, había ostentado durante años, había escapado en la noche del día ayer, sin que nadie se enterase, y solo un día antes de que el duque Clais, se la llevara consigo a la capital del ducado, lugar en el cual su carrera hubiese despegado como nunca.
Nadie sabía por qué Olivie, se había escapado, y solo unos pocos sabían que sus criadas más cercanas se habían ido con ellas, pero estas dos cosas no importaban en realidad, lo que verdaderamente importaba, era lo que pensaban el duque Clais y el conde de Wazburg.
Cuando el conde, se enteró de la fuga de Olivie, montó en cólera rápidamente y ordeno que la buscaran de inmediato en las zonas cercanas, en cuanto al duque Clais, lo único que hizo fue guardar silencio mientras el conde dictaba órdenes.
Habían pasado varias horas desde que el conde ordeno buscar a Olivie, pero todavía, no se tenían noticia de ella, ni una sola.
Ya eran las doce del mediodía del día de hoy, y en el comedor principal de la mansión del conde de Wazburg, este último se encontró almorzando con el duque Clais, y mientras comían, el conde le decía a este último, las ultimas noticias con respecto a Olivie.
- ¿Cuánto hombres puedes enviar a buscarla? -pregunto el duque Clais, mientras bebía una copa de vino.
-Eh puesto a decenas de mis mejores hombres a buscarla duque, pero todavía no eh tenido noticias, por desgracia tengo problemas para enviar más hombres en su búsqueda, debido a que hace solo unos días atrás, un grupo de bandidos asalto una de mis caravanas comerciales y envié a gran parte de mis guardias a darles caza, por eso estoy algo escaso de hombres en estos momentos -dijo el conde.
-Ya veo... mandare un mensaje a mi castillo... voy a hacer que cuatrocientos de mis hombres, se unan a la búsqueda -dijo el duque Clais.
- ¿cuatrocientos? ¿No es un poco exagerado? Solo es una chica joven sin ninguna experiencia, ¿Por qué se necesitarían tantos hombres para buscarla? -pregunto el conde.
-No me preocupa que no puedan encontrarla, me preocupa que antes de que lo hagan, algo malo pueda pasarle a ella -dijo el duque.
- ¿Algo malo? ¿Usted se preocupa por ella? -pregunto el conde, con una notable sorpresa en su voz.
-Obviamente... después de todo... el valor que posee, es inestimable -dijo el duque.
- ¿Su valor? -murmuro el conde.
-Si... con ella a mi lado... podría generar muchas ganancia en la capital, o incluso en la ciudad capital del electorado, ¿En serio piensas que voy a dejar que algo le paso a mi... "preciosa" chica? -dijo el duque Clais, mientras miraba de forma indiferente al conde.
-Ah... ya entiendo -dijo el conde, mientras pensaba en algunas cosas.
Lo que el duque había dicho, ciertamente era verdad... el valor monetario que Olivie, podría llegar a aportarles a sus patrones, era inmenso, eso lo sabía el conde más que nadie, después de todo, se había estado beneficiando de Olivie durante años, y la riqueza que había acumulado era inmensa.
-Quiero que envíes el mensaje de inmediato a mi castillo, tenemos que encontrar a esa chica, y tiene que ser rápido -dijo el duque Clais.
-Se hará como guste duque -dijo el conde.
- ¿Tienes idea de por qué la chica se escapó? -pregunto el duque Clais
-Honestamente no, no tenía ninguna razón para hacerlo en realidad, siempre le eh proporcionado cualquier cosa que pudiese pedir y me eh asegurado de que se mantenga en buen estado de salud... no sé por qué escaparía -dijo el conde.
-Ya veo... cuando la encontremos, tendré que sacarle cualquier idea de volver a escapar... para siempre -dijo el duque Clais.
-Naturalmente señor, pero sería mejor que no fuera muy severo con ella... si algo le pasara a su garganta...
-Ella perdería todo su valor, eso lo sé, no soy tonto, sin esa voz que tiene, ella no vale nada, me asegurare de que no sufra ninguna daño del cuello para arriba -dijo el duque Clais.
-Eso sería lo mejor -dijo el conde.
-No importa por qué razón habrá escapado... cuando la vuelva a tener en mis manos, no volverá a huir... incluso si tengo que quebrarle las piernas, a fin de cuentas, ella pueda cantar sin problemas en silla de ruedas... "mi precioso activo" no volverá a escapar de mi -dijo el duque Clais, mientras volvía a tomar un poco de vino de su copa.
Mientras el duque y el conde, tenían esta conversación, a una cierta distancia de la ciudad de Stenkilburg, tres mujeres, se encontraban en estos momentos cabalgando, a una cierta distancia de los caminos que llevaban a la ciudad.
Y mientras hacían esto, una de ellas tres, de repente empezó a sentir un escalofrió que la hizo temblar de forma abrupta.
- ¿Qué sucede señorita? -pregunto Anastasia.
-No se... sentí algo en mi espalda -dijo Olivie.
- ¿Algo en su espalda? -murmuro Anastasia.
-Por favor no me diga que ahora su espalda también le está diciendo cosas -dijo Sarah.
- ¡Obvio que no Sarah! Mejor ignoren lo que dije y continuemos cabalgando -dijo Olivie, mientras fruncía el ceño.
Obviamente no le gusto las palabras que Sarah, había dicho.