Ya había pasado un día desde que el concierto en la ciudad Stenkilburg había terminado, la noche había llegado, y los criados de la mansión del conde de Wazburg ya estaban durmiendo en sus camas, siendo solo unos pocos los que aún se encontraban despiertos.
Y la mitad de la noche, una joven de piel blanca, se encontró en estos momentos caminando a hurtadillas atraves de los pasillos de la mansión, al parecer dirigiéndose a los establos.
Esa joven, era Olivie, quien en estos momentos tenía una pequeña mochila junto con ella.
Después de su comida con el duque Clais, y el conde de Wazburg, y de regresar a su habitación, Olivie, finalmente había decidido que debía hacerle caso a la voz en su cabeza, y hacer lo que esta le estaba diciendo que hiciera.
Honestamente no sabía que era esa voz en su cabeza ni que quería exactamente, pero algo en su interior le dijo que esta voz no era mala, y que estaba tratando de guiarla hacia el lugar a donde debía ir, y con el fin de poder callar esa voz que la atormentaba, y de poder saciar la curiosidad que la invadía, Olivie decidió irse de la mansión del conde Wazburg, con la meta de ir hacia donde la voz la quería guiar.
Ya había planeado todo, ella se iría un día antes de que el duque se la llevara a su hogar, había reunido provisiones y dinero, y después de tener todo listo, decidió que era hora de irse, lo único que lamentaba, era que no podía despedirse de sus criadas, Anastasia y Sarah, ya que no sabía si ellas terminarían por alertar al conde de sus intenciones, por lo que solo pudo irse sin decirles nada, sin saber si algún día las volvería a ver.
-Espero que no me hagas arrepentirme de esto -dijo Olivie.
La persona a quien estaba dirigidas esas palabras, era la voz en su cabeza, algo que en realidad ni siquiera era una persona.
Todo pareció proseguir justo como Olivie lo planeo, y en poco tiempo casi logro llegar a la puerta que conducía a los establos de la mansión, y "casi" lo logro, porque antes de poder llegar a esa puerta, se encontró... con sus dos criadas, Sarah y Anastasia, las cuales estaban paradas frente a la puerta atraves de la cual se podía acceder a los establos, desde el interior de la mansión.
- ¿Se puede saber a dónde va usted a estas horas señorita? -pregunto Anastasia, en el momento en que vio a Olivie.
- ¿Ustedes? ¿Qué hacen aquí ustedes dos? -pregunto Olivie, mientras miraba con sorpresa a sus dos criadas.
- ¿Qué hacemos nosotros aquí? Eso nosotros deberíamos preguntárselo a usted señorita ¿En serio piensa que no notamos sus intenciones? ¿Qué demonios piensa hacer? -pregunto Sarah.
-Mañana el duque se la va a llevar a la capital del ducado, le espera una vida de lujos y fama ¿Se puede saber por qué quiere irse justo cuando está a punto de alcanzar el cenit de la vida? -pregunto Anastasia, mientras fruncía el ceño.
Cuando Olivie, escucho las preguntas de sus criadas, suspiro ligeramente, mientras pensaba en cómo decir las cosas.
¿Qué iba a decirles? ¿Qué iba a abandonar una vida de lujos, riqueza y fama por que una voz desconocida sonaba en su cabeza todo el día?
¿Quién podría considerar eso una excusa valida?
Pero sin más opción, Olivie no pudo decir más que la verdad, empezando a contarles a sus dos fieles criadas, lo que le había pasado en los últimos días.
Cuando Sarah y Anastasia, escucharon que Olivie pretendía irse para seguir lo que una voz desconocida supuestamente le estaba diciendo en su cabeza, las dos por obvias razones, quedaron aturdidas, sin saber que decir, de hecho, Sarah se acercó a Olivie, y empezó a comprobar su temperatura para comprobar que no estaba enferma, y que no estaba volviéndose loca por la enfermedad.
- ¡¿Quieren parar ya con esto?! -dijo Olivie, mientras apartaba a Anastasia y a Sarah de ella, estas dos no paraban de revisar si Olivie estaba enferma o no.
-Pero señorita... -murmuro Anastasia, sin saber que decir.
-Escuchen, se cómo suena lo que les estoy diciendo, a mi también me parecer una locura, pero siento en lo más profundo de mi ser que esta voz que suena en mi cabeza... es de alguien bueno, y necesito seguirla, por favor confíen en mi -dijo Olivie.
-Señorita, nosotras confiamos en usted... pero en lo que no confiamos son en las voces que suenan en su cabeza -dijo Anastasia, mientras miraba con ojos aturdidos a Olivie.
-Por favor, no traten de detenerme, siento que si no hago esto, voy a terminar por arrepentirme por el resto de mi vida... por favor no me detengan -dijo Olivie.
-Señorita -dijo Sarah, sin saber que hacer al parecer.
-Bien, no la vamos a detener -dijo Anastasia.
- ¡¿Qué?! -dijeron al mismo tiempo Olivie y Sarah.
-No la vamos a detener, pero... vamos a ir con usted -dijo Anastasia.
- ¡¿Qué?! -dijo Olivie, mientras miraba con ojos aturdidos a Anastasia.
-Así es, vamos a ir con usted, solo así la dejaremos ir -dijo Anastasia.
- ¿Tú estás de acuerdo con esto? -pregunto Olivie, mientras giraba su vista para ver Sarah.
Cuando Sarah, se encontró con la mirada de Olivie, pareció pensarlo un breve momento, antes de asentir en dirección a esta última.
-Ustedes... -murmuro Olivie, sin saber que decir.
-Señorita, la vamos a dejar ir, pero tiene que prometernos una cosa -dijo Anastasia.
- ¿Qué cosa? -pregunto Olivie.
-Un mes, le vamos a dar un mes para que pueda saciar su curiosidad con respecto a esa... "voz" que suena en su cabeza, si pasado un mes, no logra encontrar nada relacionado a esa "voz", entonces las tres regresaremos aquí ¿Está de acuerdo? -pregunto Anastasia.
-Un... mes... -murmuro Olivie, mientras analizaba ese tiempo.
Un mes pareció un poco corto tiempo, pero parecía más que suficiente para que Olivie pudiera saciar su curiosidad con respecto a que era lo que la estaba llamando, Olivie lo pensó durante un breve tiempo, antes de decidirse finalmente.
-Bien... así será, un mes, si en un mes no logro encontrar nada, nosotras tres regresaremos a este lugar -dijo Olivie.
-Que bien... me alegro que sea razonable -dijo Anastasia.
-Si no hay nada más que hablar, vámonos entonces, no quiero perder mucho tiempo -dijo Olivie, mientras caminaba hacia la puerta que estaba detrás de Anastasia y Sarah.
Después de abrir la puerta, Olivie camino hacia el interior de los establos, siendo acompañada por sus criadas, pero encontró algo que no espero... los mozos de cuadra, que estaban a cargo de los establos, por alguna razón no se habían ido a dormir, y estaban inspeccionando el establo en estos momentos.
- ¡Maldición! -dijo Olivie, mientras se escondía junto con sus criadas, detrás de un montón de paja que había en el establo.
-Señorita ¿No conto con que los mozos de cuadra estarían vigilando el lugar? -pregunto Anastasia.
-Pensé que estarían dormidos... esto fue inesperado -dijo Olivie.
- ¿Y ahora qué hacemos? -pregunto Sarah.
-Déjenmelo a mi... lo resolveré -dijo Olivie, quien poco después, empezó a tocarse un poco la garganta, y acto seguido, asomo su cabeza para ver a los mozo de cuadra que revisaban el establo,
Después de que Olivie, asomara su cabeza, esta última empezó a cantar, cuando sus criadas vieron esto, se asustaron, pero decidieron guardar silencio mientras Olivie continuaba cantando.
Olivie, continuo cantando durante un breve tiempo, y sus criadas vieron con sorpresa, como los mozos de cuadra, iban durmiéndose uno a uno, hasta que todos ellos terminaron quedándose dormidos.
-Bien, ahora podemos irnos -dijo Olivie, quien se levantó poco después de decir estas palabras.
- ¡Señorita! ¡¿Cómo hizo eso?! -pregunto Sarah, mientras miraba sorprendida a Olivie.
- ¿Eso fue... "poder de la nobleza"? -pregunto Anastasia, mientras miraba sorprendida a Olivie.
-Si... así es -dijo Olivie.
- ¡¿Usted puede usar el "poder de la nobleza"?! ¡¿Desde cuándo?! -pregunto Sarah.
-Desde hace años, encontré uno de los manuales de entrenamiento en la biblioteca del conde, y desde entonces eh entrenado el... "poder de la nobleza", lo que acaban de ver, fue algo así como una habilidad sonora que invente por mí misma, con ella puedo dormir a quienes escuchen mi canto -dijo Olivie.
- ¡Increíble! ¡¿El conde lo sabe?! -pregunto Sarah.
-No, no lo sabe, no me quise arriesgarme a recibir un castigo por robar unos de sus manuales en secreto, ahora no perdamos tiempo, y vayámonos de aquí -dijo Olivie, quien de inmediato camino hacia uno de los mejores caballos del establo.
Olivie y sus dos criadas, terminaron por tomar 4 de los mejores caballos del establo del conde, y después de hacer esto, las tres se fueron a la mitad de la noche, de la mansión del conde de Wazburg, en viaje a un destino desconocido.