Encontrando el amor
img img Encontrando el amor img Capítulo 6 Ella me saca de quicio
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Capítulo 11 Problemas y un bebé img
Capítulo 12 Mi novia img
Capítulo 13 Una conversación con verdades img
Capítulo 14 Metiendo la pata ante su padre img
Capítulo 15 Salir para despejar img
Capítulo 16 La invitación luego del beso img
Capítulo 17 Visita inesperada para conocernos img
Capítulo 18 Provocaciones img
Capítulo 19 Discusión acalorada img
Capítulo 20 Propuestas y condiciones img
Capítulo 21 Cambios de humor img
Capítulo 22 Conversación en casa img
Capítulo 23 Llevando regalos img
Capítulo 24 Boda en diez días img
Capítulo 25 Nueva clausula img
Capítulo 26 Escogiendo el anillo img
Capítulo 27 Conversación entre mujeres img
Capítulo 28 El vestido de tus sueños img
Capítulo 29 Tomar decisiones juntos img
Capítulo 30 Amigo en problemas img
Capítulo 31 No te enamores de mí img
Capítulo 32 Decisión segura img
Capítulo 33 Nuestros votos img
Capítulo 34 Contrato sin firmar img
Capítulo 35 La verdad de todo img
Capítulo 36 Fuerte discusión img
Capítulo 37 Grave error img
Capítulo 38 La cena img
Capítulo 39 La luna de miel img
Capítulo 40 Incidente en el avión img
Capítulo 41 Brillo y sonrojo img
Capítulo 42 Di que eres mía img
Capítulo 43 Reencuentro no deseado img
Capítulo 44 Un cambio img
Capítulo 45 Pasión en la pista img
Capítulo 46 Esposa tierna, sexy y borracha img
Capítulo 47 Nueva decisión img
Capítulo 48 Tocar el cielo img
Capítulo 49 Pelea y reconciliación img
Capítulo 50 Amanecer contigo img
Capítulo 51 Visita al cementerio img
Capítulo 52 De lo bueno a lo malo. img
Capítulo 53 Conversación en la cena img
Capítulo 54 Madre he hija img
Capítulo 55 Preguntas sin respuesta s img
Capítulo 56 Accidente en la escalera img
Capítulo 57 En realidad no fue un accidente img
Capítulo 58 Confesión y sorpresa img
Capítulo 59 Cuidar lo que se ama img
Capítulo 60 Epílogo img
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Capítulo 6 Ella me saca de quicio

Capítulo 5

Damon

Esta mañana me había levantado mucho más temprano de lo habitual, ya que era uno de esos días en los que solamente me despertaba y daba vueltas en la cama sin parar. Por lo que debido a esto, decidí ir a la empresa aun cuando esta estaba completamente vacía y el personal no llegaría hasta las 7:30.

Al llegar como siempre solamente estaba el hombre de vigilancia, el cual me dejó pasar y luego de pedirle que no le dijese a nadie de mi presencia en la empresa, me decidí a subir a mi oficina para ponerme a trabajar. Necesitaba mantener mi mente ocupada en algo para no pensar en las desgracias que tiene mi vida o en como esta cambio en un abrir y cerrar de ojos luego de descubrir la traición de mi ex prometida con mi padre.

La verdad era que tenía demasiado trabajo atrasado y todo es por culpa de las anteriores asistentes que he tenido. Ninguna ha sabido llevar mi ritmo de trabajo, ni ha sabido organizar bien el manejo de la empresa. Esta solamente vienen para dejarme meterme entre sus piernas y se olvidan del trabajo por completo una vez creen que me tienen a sus pies. Sin embargo, hace mucho que dejé de ser el juguete de las mujeres y ahora ellas son las que deben aguantar que yo juegue con ellas. Así que una vez me tiro a mi asistente, automáticamente las despido para que no hayan complicaciones y que armen escándalos innecesarios.

El tiempo pasa volando y ni siquiera sé qué hora es, solo sé que ya debe de ser casi media mañana porque el sol está en lo alto del cielo y a través de los ventanales de mi oficina puedo verlo perfectamente. Como también puedo ver a las personas que van corriendo de un lado a otro tratando de llegar a sus siguientes destinos.

Un murmullo se hace presente en la parte de afuera de mi oficina, pero no le presto mucha importancia. Seguramente es alguien del personal buscando algo en los archivos y como nadie sabe que estoy aquí entonces no seré molestado.

No sé que tiempo habrá pasado desde que escuché aquel ruido fuera de mi oficina, pero ahora solamente se escuchaba el sonar de unos tacones que iban de un lado a otro como si estuviesen recorriendo el lugar. Algo que me llamó bastante la atención porque normalmente las personas vienen buscan algo y luego se van, debido a que como no hay asistente, no hay nadie que cubra el trabajo.

Intrigado por saber quién es la persona que está haciendo tantos ruidos en mi piso, me dirijo hacia la puerta y en cuanto la abro, por la repentina e inesperada acción. Veo como alguien cae al piso y ni siquiera me da tiempo de parar la caída. Solamente me doy cuenta de que es la mujer que de seguro andaba caminando de un lado a otro, pero sinceramente espero que no se haya hecho daño.

Rápidamente me agacho para ver si esta se encuentra bien, pero no la toco en ningún momento y únicamente me fijo en su melena roja. Esa que es bastante abundante y me pregunto si es totalmente natural o si es algún tinte que se da para que le quede así de bien. Sin embargo, lo que me dejó aún más cautivado fueron sus grandes ojos verdes, esos que parecían un par de Esmeraldas en bruto de lo mucho que brillaban. Pero aun así, me abstuve de decir algún comentario sobre ellos y solo me dediqué a preguntarle si se encontraba bien.

Jamás llegué a pensar que una mujer como ella fuera a ser mi nueva asistente y cuando me refiero a una mujer como ella lo hago en el sentido de que es contestona y altanera tanto como yo. Se ve por encima de la ropa que no le gusta acatar muchas órdenes y al parecer ella es como un volcán que en cualquier momento puede hacer erupción si la provocas mucho. Creo que le quedaría muy bien ese apodo mirando su melena roja, aunque de estatura creo que soy un poco más alto que ella, que digo un poco. Soy muchísimo más grande que ella que parece un Minion a mi lado, no obstante, yo no soy hombre tampoco de quedarme callado y aunque intente decirle algo. Al parecer esa mujer siempre tiene alguna palabra para contestarme, así que solo espero que esa actitud rebelde y altanera no nos traiga consecuencias a futuro o ambos terminaremos matándonos.

Aunque tenía la ligera impresión de que ya había visto a esta mujer en otro lugar, sin embargo, por más que intentas recordarlo no puedo. Solamente me queda la satisfacción de saber que no es alguna de las mujeres que me he tirado, ya que si hubiese sido el caso de seguro me estuviera reclamando.

...

Hace apenas una semana mi vida era completamente normal o por lo menos yo trataba de que fuese así, pero desde que tengo a esa mujer como asistente cada día siento como si envejeciera a cada segundo.

Remango las mangas de mi camisa hasta los codos y tiro mi cabeza hacia atrás dejándola caer en el respaldo de la silla, para luego seguir con mi corbata y aflojar un poco el nudo. Necesitaba relajarme después de tanto estrés que he acumulado los últimos días que no he salido de reunión en reunión, pero mis planes de relajación se ven arruinados al escuchar esa voz y unos toques tras la puerta que me alteran enormemente.

– ¿Quién se atreve a molestarme? Juro por Dios que guindaré a la persona que esté detrás de esa puerta – digo exasperado como un niño chiquito, ya que no he tenido ni siquiera un solo minuto para mí desde que ella llegó.

– Pues soy Rebeca, jefecito – dice con su voz femenina que últimamente me taladra el cerebro.

– Te juro que si no te quitas ahora mismo de esa puerta te voy a despedir. No quiero ver a nadie, no quiero verte.

– Pues lo lamento jefecito, pero debo decirle que su videoconferencia con las personas de México está por comenzar. Así que dudo mucho que pueda despedirme solo por hacer bien mi trabajo – dice abriendo la puerta sin que le haya dado permiso de entrar y yo solo volteo los ojos por su actitud.

– ¿Por qué abriste la puerta sin que te diera permiso? – digo gruñendo y todavía no entiendo por qué no la he despedido, tal vez será porque la muy condenada hace muy bien su trabajo como tanto se jacta de decir.

– No hace falta que me dé permiso, yo toqué, usted me escuchó y me estaba hablando a través de la puerta. Así que simplemente la abrí y ya – dice recargando su peso contra el marco de la puerta, dejándome ver su curvilínea figura.

– Está bien, como sea ¿Qué es lo que me acabas de decir antes de abrir la puerta?

– Le decía que su videoconferencia está por comenzar y mirando la hora en mi reloj le diré que solamente le quedan cinco minutos para estar en la sala de juntas. Así que yo le aconsejo que se dé prisa y se vuelva a acomodar su ropa para que esté presentable.

– Maldita sea – digo frustrado porque sé que no puedo cambiar esa videoconferencia para otro momento.

– Ya todo está listo y en la sala encontrará una carpeta con toda la información que necesita para la junta. Además, debe preguntarle al Señor Morales como está su esposa, ya que en las noticias salió que no ha estado muy bien de salud. Creo que sería una manera cortés y agradable de empezar una reunión para que así su negocio se pueda dar con mejor fruto.

Escucho claramente todas las recomendaciones que me da mi querida asistente y la muy condenada era buena en su trabajo no quedaban dudas. Solamente que si dejaba de ser tan respondona y altanera sería la asistente perfecta, así yo no tendría deseos de estrangularla a cada segundo que la veo.

Mientras me acomodo el traje y vuelvo a estar presentable, veo como Rebeca se acerca hacia mí y con sus manos comienza a acomodar el nudo de mi corbata. La cual siempre me da problemas, pero al mirarme al espejo noto que el nudo es completamente diferente. Ahora traigo uno más sofisticado, el cual jamás había visto y debo decir que me encanta.

– ¿Qué nudo de corbata es este? – le pregunto al voltear a verla y esa solamente sonríe para retocarme al parecer algo de la corbata.

– Es un nudo eldredge. Aprendí a hacerlo porque a mi papá le encanta y me hace hacérselo cada vez que usa corbata.

– Pues creo que a partir de ahora también me lo harás a mí porque me gusta más este que el que traía.

Veo como al parecer Rebeca iba a decir algo, pero sus palabras son cortadas por la intromisión de alguien en mi oficina. Alguien a quien no querría ver en estos momentos, pero aunque la he sacado una mil veces de mi vida, la muy maldita sigue apareciendo en ella como una sanguijuela. Además y para rematar, el muy cretino de mi padre le dio las acciones que mi madre por desgracia le había heredado a él y ahora a cada rato tengo que verla rondando por aquí con la supuesta intención de cuidar sus intereses. Más bien solo vienes con ese pretexto, ya que en el fondo solo quiere acostarse conmigo.

– ¿Interrumpo algo? – me pregunta Daniela como si yo le tuviese que darle explicaciones y aprieto la mandíbula para no soltar una grosería.

– No interrumpes nada, nada que te importe por supuesto – digo solamente para luego mirar a Rebeca – Quiero que me acompañes en la videoconferencia, así que vamos porque aquí no estábamos haciendo nada productivo.

– Está bien, vamos – dice mi asistente mirándome sin entender lo que sucede, pero esto a ella no le incumbe.

– ¿Puedes siquiera esperar un minuto, Damon? Si estoy aquí es porque necesito hablar contigo de algo verdaderamente importante.

– ¿Pues qué crees? Yo no quiero hablar contigo en estos momentos y tengo algo mucho más importante que hacer que perder mi tiempo en una conversación que de seguro ni me interesa. Ambos sabemos perfectamente que es lo que estás buscando.

– Solo dame cinco minutos y después puedes irte si lo deseas. No te estoy pidiendo algo imposible – dice la muy pesada, pero estoy seguro de que si no lo hago ella no se irá de aquí.

– Está bien, solo te daré ese tiempo y ya vas contando. Rebeca, por favor espérame donde te dije y enseguida voy. Trata de retrasar solamente unos minutos la videoconferencia poniendo alguna escusa de mi parte – le digo a mi asistente, la cual sale no muy convencida después de mis palabras.

En cuanto la puerta se cierra, veo como Daniela se acerca a pasos lentos hacia mí, tal vez creyendo que voy a caer en su juego como la última vez. Sin embargo, en esta ocasión no tengo ningún interés en revolcarme con ella para molestar al imbécil de mi padre que se cree superior a todos. A fuerzas entendí que ella no es mujer para llevarla al altar, debido a lo que me hizo hace tres años.

– ¿Quién es esa mujer con la que estabas? – me pregunta ella como si tuviese algún derecho sobre mí.

– Es mi asistente, pero eso a ti no te interesa, por lo cual te pido que no me hagas preguntas estúpidas. Mejor dime a qué viniste para que ya puedas lárgate y no me quites más tiempo.

– ¿Así que estamos estrenando asistente nueva? ¿Qué pasó con la anterior? – dice esta ignorando mis palabras por completo y su cinismo ya me está sacando de mis casillas.

– Pasó que me la tiré por toda la oficina y luego me aburrí de ella, por lo que simplemente me deshice del problema cuando ya no lo necesitaba ¿Algo más que quiera saber?

– ¿Cómo puedes decirme algo así, Damon? ¿Qué no te importa lo que yo siento por ti? – me pregunta la muy cínica y yo solamente me río en su cara.

– ¿Tú estás hablando en serio, Daniela? ¿En serio crees que yo voy a creer que tú sientes algo por mí? Ambos sabemos perfectamente que no eres más que una zorra que se revolcó conmigo y luego se revolcó con mi padre para obtener dinero. Así que no me vengas con estupideces y desaparece de mi vista.

– ¿Por qué siempre tienes que sacar ese tema a relucir? ¿Qué no te cansas de lo mismo?

– Tal vez será porque te vas a casar con él y porque me viste la cara de estúpido por mucho tiempo. No cabe duda que eres tan cínica, ya que hasta hace unos días te volviste a acostar conmigo y luego duermes placenteramente en la cama de mi padre como si nada ¿Qué acaso quieres jugar con los dos? ¿Nos quieres también tener a tu lado en la cama durmiendo juntitos? Déjame decirte que si esa es tu fantasía enferma te recuerdo que no cuentes conmigo. Ahora sí me disculpas, hay personas más importantes que reclama mi presencia en este momento– digo saliendo de mi oficina y dejándola parada justo en medio de esta con la ira acumulándose dentro de su cuerpo.

– Eres un estúpido – es lo que grita tras la puerta, pero la verdad es que me importa muy poco.

            
            

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