Como cada mañana me adentro a la empresa haciéndome notar y como siempre, la gente me saluda aun cuando yo ni siquiera volteo a verlos por más que de esfuercen. No es que yo sea un maleducado como de seguro suponen, pero a ciencia cierta no me importa quién me saluda o quién no porque no estoy para personas hipócritas desde las primeras horas de la mañana. No hay que ser un experto para saber que estas personas solamente me saludan para obtener en algún momento algún beneficio por mi parte.
Cuando por fin salgo del ascensor, lo primero que veo es a mi asistente, la cual tiene su semblante bastante serio y creo que en verdad me pasé ayer con ella. No obstante, cuando camino dos pasos y pretendo hablar para arreglar las cosas, esta ni siquiera me deja pronunciar una palabra antes de acribillarme con su tono de voz mordaz.
– Buenos días, jefe, en su oficina lo espera su abogado junto a otro hombre y antes de que me reclame por haber dejado pasar a alguien sin su permiso a su oficina. Le digo que esos hombres son más tercos y groseros que usted, así que la verdad no estaba para discutir con nadie tan temprano y los dejé hacer su voluntad – dice sin siquiera tomar aire para hacer una pausa y cuando intento volver a decirle algo esta simplemente se retira hacia el sanitario dejándome ahí parado como monigote.
Tal parece que voy a pasar trabajo para que esta mujer vuelva a ser la misma extrovertida de siempre y que deje este lado amargado suyo que no me esta gustando para nada. Creo que con esta nueva personalidad si podríamos tener serios problemas, ya que de seguro por algún lado la soga explotaría si alguno de los dos decía algo equivocado.
En cuanto entro a mi oficina me encuentro con Mateo y con su padre, quién toda la vida siempre ha sido el abogado de confianza de la familia y ahora su hijo, mi mejor amigo. Es mi abogado de mayor confianza y al único que le daría mis cosas con los ojos cerrados.
– ¡Vaya! Hay que ver que tu asistente sí que tiene tremendo carácter, nada que ver con las anteriores que has tenido – dice Mateo con una sonrisa burlona y al parecer se escuchó perfectamente todo lo que Rebeca me dijo antes de marcharse.
– Mateo te pediría por favor que te abstengas de hacer comentarios sobre mi asistente, ya que te juro que las ganas que tengo de cogerla por el pescuezo son monumentales. Estoy seguro que voy a terminar de descargar mi molestia contigo en vez de con ella – digo entre gruñidos y este solamente alza sus brazos en modo de rendición.
– No culpes a tu asistente por nuestra irrupción en tu oficina, creíamos que ella era una de las tantas que te tiras sobre el escritorio y que no tenía mucha importancia si pasábamos o no. Ya después nos disculpamos con ella por la manera tan brusca de tratarla.
– ¿Cómo pueden pensar eso de mí? Ni loco me tiro yo a esa mujer, ni loco. Si supieran el carácter de los mil demonios que tienes no estarían pensando eso. Solo les digo que eso que escucharon hace un momento es la versión dulce de su carácter y no estoy exagerando cuando hablo.
– Bueno, Damon, cada mujer tiene su propia personalidad y yo creo que tu secretaria es la que te va a poner en caja muchacho. Creo que ya va siendo hora de que alguien ponga orden en tu vida y esa puede ser ella – dice el señor Harold bastante divertido y yo lo miro como si estuviera loco.
– No sueñe con eso señor Harold, pero ahora cambiando de tema para no ser yo quien resulte enloquecido, me gustaría saber que hacen aquí ustedes dos ¿Qué los trae por la oficina a tan temprana en la mañana?
– Bien, directo al grano, entonces vayamos al tema que verdaderamente nos interesa. Si estamos aquí es porque ya salió una copia del testamento de tu abuelo, el cual viene relacionado con el de tu madre y si me atrevo a enseñarte esto es porque confío más en ti que en tu padre para llevar el manejo de todo lo que hoy poseen. Sería el fin de todo el trabajado tu abuelo si las cosas caen en manos de tu padre, así que quiero que lo que se diga dentro de esta oficina aquí se quede porque si alguien más se entera podría ser una catástrofe.
– Por supuesto que aquí se queda todo lo que se diga, eso está de más mencionarlo. Sabes que lo que hayan venido a decirme de aquí no sale y más si es algo que involucra a mi padre. Sin embargo, lo que no entiendo es porque dicen que el testamento del abuelo puede afectarme bastante ¿Qué es lo que dice ese pedazo de papel?
Veo a Harold metiendo su mano dentro de su portafolio y sacando a la vez una carpeta con algunos documentos. Los mismos que pone de inmediato en mis manos, pero que yo no tenga que leerlos y comience a perder mi tiempo en ello. Este al instante me resume básicamente todo lo que dice ese papel, dejándome con la boca completamente abierta y el mundo entero a mi alrededor congelado.
– Tu abuelo dejó estipulado que para que tu cobres la herencia y te hagas el dueño de todo lo que el podría, incluyendo su empresa, debes de estar legalmente casado. Es decir, si no contraes matrimonio en los próximos seis meses, todo lo que alguna vez fue de tu abuelo pasará a las manos de tu padre en un abrir y cerrar de ojos.
– ¡Espera! ¿Qué acabas de decir? – le pregunto después de haber hecho unos minutos de silencio para poder procesar la información que acabo de recibir – ¿Debes estar bromeando cierto? Dime que no es verdad lo que me dices.
– Para nada Damon, no estoy bromeando. Esto que te acabo de decir es lo que estipula el testamento de tu abuelo y ahí en esos papeles está todo bien escrito puedes leerlo.
– ¿Pero por qué el abuelo dejó semejante testamento con semejante cláusula?
– Bueno, sabes que la familia de tu abuelo siempre fue una fiel creyente del amor y del matrimonio. Así que su último deseo fue verte casado y feliz aún cuando todos sabemos lo que pasó con Daniela. Sin embargo, ahora sabes que para poder cobrar esa herencia debes estar completamente casado y no sé como le harás, pero el tiempo se te está acabando. Dudo mucho que tu padre tarde en descubrir esto y si él se casa primero que tú entonces ya no habrá quien le impida quedarse con todo.
– ¿Entonces me estás diciendo que de verdad debo de casarme para tener la empresa y todo lo que era de mi abuelo? – vuelvo a preguntar como si fuera idiota, pero es que aún no me lo creo.
– Así es muchacho, pero no vuelvas a repetir la misma pregunta porque la respuesta siempre será la misma. Antes de que se acaben estos seis meses que comienzan a partir de ya, debes de estar casado o lo perderás todo. Tu decides si aceptarlo o no.
La cabeza me da vueltas y froto mis cines para aliviar el dolor que empieza a crecer, ya que no entiendo por qué el abuelo tuvo que hacerme esto sabiendo mi situación. Cómo se supone que me voy a casar con una mujer antes de seis meses y todo para que el infeliz de mi padre no malgaste o destruya todo por lo que mi abuelo trabajó por años.
– Esto es inaudito y por más que lo mire por todos los lados me parece una total ridiculez lo que me está pidiendo – digo dejando caer mi cabeza hacia atrás, hasta que escucho las palabras de mi amigo.
– Cuando mi padre me dijo lo que en el testamento se estipulaba, supuse que te pondrías de este modo y digamos que como siempre yo te tengo la solución a tus problemas.
– ¿La solución a mis problemas? Dime que no estás pensando en disfrazarte de mujer para casarte conmigo porque eso si no cuadra – digo en modo de broma para poder alivianar el ambiente.
– Que más quisieras tú que casarte conmigo, pero lejos de bromear con esto te tengo la solución como ya te había dicho ¿Qué te parece si contratas a una mujer que se haga pasar por tu esposa por todo un año? Puedes hacer un contrato, hacerla firmar y en cuanto ese contrato termine se divorcian de inmediato. De ese modo tú cobrarías todo lo que era de tu abuelo y luego quedarías libre para seguir con tu triste vida de picaflor.
– ¿Me estás hablando en serio? ¿Oh sea esa idea salió de tu boca?
– Exactamente como lo escuchas, solamente tienes que buscarte a una chica que esté dispuesta a fingir un matrimonio contigo. Claro está que en cuanto ese año acabe a esa chica se le dará un buen dinero por sus servicios y básicamente sers como un trabajo de convivencia para ella. Creo que si te animas esa puede ser la solución que te hace falta.
– No lo sé Mateo, eso que me dices es una verdadera locura porque si a esa mujer se le da por abrir la boca todo el esfuerzo se iría a la basura.
– ¿Sabes, Damon? Yo había pensado que de verdad eras más inteligente, pero veo que no es así ¿Qué acaso no se te ocurrió la brillante idea de poner una cláusula en el contrato en donde especifique que esa persona no puede contar nada jamás? Esa persona que al final escojas debe saber que si rompe esa cláusula o alguna otra deberá pagarte mucho dinero como compensación para evitar que todo se vaya a la basura como dices. Así que de alguna manera es un ganar, ganar y tú te quedas con todo y esa persona se lleva un buen dinero que le resuelva la vida.
Aprieto el puente de mi nariz porque creo que en cualquier momento se me van a explotar los vasos sanguíneos de esta y voy a comenzar a hacer un desastre por todo el escritorio. Además, a decir verdad creo que Mateo tiene un poco de razón en lo que dice y tal vez puedo conseguirme a alguien que me colabore de esa manera y después darle un buen dinero para que se mantenga callada para siempre. Dudo mucho que lo haya alguna persona que necesite ayuda económica urgente, pero deberé valorar muy bien a quién escojo.
– Está bien, me convenciste amigo mío. Consigue a varias candidatas y después hablamos del tema, necesito entrevistarlas y ver quién es la más adecuada. No quiero correr ningún riesgo y no puedo dejar ningún cabo suelto en esta ocasión solo por asignarle la tarea a alguien más.
– Pues bien, así será. Te traeré varias ofertas para que puedas escoger la que más te guste.
Luego de platicar un rato con los dos hombres en mi oficina, me doy cuenta de que el abuelo se aseguró bastante bien de que cumpliera su voluntad. Sin embargo, su fallo fue no especificar que tiempo tendría que estar casado exactamente, por lo que solo sería por un tiempo y después todo acabaría. Es aquí cuando volveré de nuevo a convertirme en quién soy y nadie podrá decirme qué hacer y que no.
Unos golpes en la puerta me hacen quitar mi atención del documento que estaba leyendo y al ver entrar a mi asistente sin que le dé permiso solamente resoplo dejándola ser porque a esa mujer le falta un tornillo.
– ¿Qué haces en mi oficina sin pedir permiso? ¿No ves que estoy reunido?
– He intentado llamarlo a la extensión, pero su teléfono al parecer está descolgado. Debo decirle que tiene una visita importante y como usted es bien raro no sé siquiera recibirla.
– ¿De quién se trata ahora? – pregunto con fastidio.
– Es su padre, dice que es urgente y que quiere verlo ahora. No obstante, la mujer que me dio el curso de capacitación me dijo que entre usted y su padre había algún tema delicado. Por lo que antes de dejarlo pasar me aseguro de que no quiera intentar despedirme por hacer mi trabajo.
– Si mi padre está aquí mándalo a la basura, dile que no tenemos nada de que hablar y que puede retirarse por donde mismo vino. Ahora con respecto a usted, le aconsejo que deje ese tonito conmigo porque puede que un día de esto pierda la paciencia y le diga cosas fuera de lugar
– ¿Y es que acaso no la ha perdido ya? A mi entender usted pierde la paciencia con mucha facilidad y siempre habla sin pensar. Además, no creo que tenga que recordarle que ayer se volvió un completo capullo al hablar conmigo y aún así tengo que soportarlo porque este es mi trabajo – dice esta fuertemente, para después dejarme con la palabra en la boca y marcharse dejándome solo con los dos caballeros. Los cuales tienen una expresión divertida en sus rostros y todo por lo que acaba de suceder.
– ¿Cómo que tu asistente me está cayendo demasiado bien sabes? Nunca nadie te había dicho tus verdades de esa manera – dice Mateo para luego reírse mientras yo dejaba escapar un gruñido, solamente le lanzo un bolígrafo para que deje de reírse, pero en vez de eso el idiota continúa en las mismas.
– Mateo mantén tus comentarios dentro de tu boca, no quiero escuchar nada más con respecto a esa mujer. Estoy seguro de que ella va a volverme loco o de plano yo la asesino antes de que acabe la semana – digo para ignorar su risa y seguir con lo que estaba haciendo.