Capítulo 5 5

Visita sorpresa

25 de mayo1994

Los hermanos Valencia eran dueños de ocho restaurantes, cuatro tiendas de ropa y dos discotecas, todos estos negocios distribuidos a lo largo y ancho de toda la ciudad. Lukas administraba cada uno de ellos, mientras Enrique le gustaba sentirse un poco más libre, sin la presión constante de estar en la cansada rutina laboral, él era más un apoyo para Lukas, después de todo, debían ser partícipes en los negocios que su padre dejó para ambos.

Lukas llegaba a casa a las 7: 00 p. m., de lunes a viernes, una rutina que él disfrutaba completamente. Su gran departamento se encontraba al sur de la ciudad, en el último piso de un edificio de quince niveles. En el lugar todos los vecinos se sentían orgullosos de decir que Lukas Valencia vivía en el pent-house, uno muy lujoso y con elevador propio. Esa noche, Lukas llegó y con total normalidad salió del elevador que daba directamente a su sala. Se sorprendió por unos segundos, pues, vio todas las luces encendidas y algunas cosas fuera de su lugar.

-¿Qué demonios pasa? -preguntó en un tono sutil-. ¡Hermanito! -gritó aquella mujer de cabello negro y ojos azules, que salió de la cocina en batón para dormir y usando pantuflas de peluche.

-¿Qué haces aquí? ¿Cómo entraste? -dijo Lukas, pues reconoció al instante a la mujer que estaba cómodamente instalada en su departamento.

-El vigilante me dejó entrar, después de todo, sabe a la perfección quién soy, ¿olvidas que he estado aquí muchas ocasiones?

-No lo olvido, Selene, solo que la próxima vez podrías avisarme con anticipación que vendrás.

Dijo Lukas, acercándose a la mujer y saludándola de beso en la mejilla y un abrazo bastante cálido. Parecía haber cariño y confianza entre ellos.

-Mi pequeño hermanito, te he extrañado -dijo Selene mientras recibía aquel abrazo.

-No lo creo, supe que estuviste aquí hace unos meses, visitaste a Enrique, tuvieron una linda cena de hermanos y no te tomaste la molestia de incluirme en tus planes.

Lukas fue a su gran sofá rojo que se encontraba al fondo del lugar, estaba junto a grandes ventanales de cristal que daban vista al bosque.

-¿Eso te genera algún tipo de enojo o celos? -preguntó ella acompañándolo a la sala y acomodando completamente su cuerpo en el sofá, estirando los pies encima de una mesa de centro que ahí estaba-. No lo tomes personal, por favor. En aquella ocasión no me comuniqué contigo, porque mi visita a Enrique fue por asuntos de fuerza mayor.

-No me interesa realmente, y ¿celos? Por favor, hermana. Parece que no me conoces lo suficiente -dijo Lukas mientras sonreía y daba un golpe a Selene en las piernas-. Baja tus piernas de mi mesa -regañaba a la mujer como si fuera una pequeña niña.

Ella hizo una mueca para después voltear los ojos por completo, dejándolos en blanco, pero obedeció a su hermano. La atención de ambos fue atraída al ascensor, pues, las puertas comenzaron a deslizarse lentamente, alguien estaba llegando al lugar.

-¡Enrique! -gritó Selene nuevamente emocionada, se levantó y a toda prisa fue corriendo hacia el ascensor donde Enrique aún no terminaba de poner los dos pies fuera de él-. ¡Ay!, gracias por venir, necesitaba verlos a ambos. Amaría que los demás estuvieran aquí con nosotros.

-Te arranco la cabeza si metes más gente a mi casa -dijo Lukas desde el sofá.

-Qué gusto que estés aquí, hermana. -Enrique la abrazaba por varios segundos sin soltarla.

-¿Y tú qué haces aquí? -preguntó Lukas.

-En la tarde Selene me llamó y me dijo que estaría contigo. Pensé que venir sería una buena idea; venir y pasar una noche juntos -dijo Enrique caminando hacia Lukas seguido por Selene.

-Yo me acabo de enterar, ya que cierta persona se tomó la libertad de venir sin avisar y lo supiste tú antes que yo -dijo Lukas.

Ahora los tres ocupaban un lugar en el cómodo sofá de Lukas. Al sentarse, Enrique comenzó a sacar algunas bolsas plásticas que venían dentro de su mochila.

-Y para mejorar nuestra noche, traje botanas y bebidas. ¿Les gusta el tequila? -Lukas arrebató la botella de tequila de las manos de Enrique y procedió a leer la etiqueta.

-Pensándolo bien, qué gusto que hayan decidido invadir mi casa -expresó Lukas con bastante seriedad antes de levantarse e ir a su cocina.

Al volver trajo con él recipientes y vasos. Los puso sobre la mesa de centro y sacó unos cigarrillos del bolsillo trasero de su pantalón, lanzándolos a las piernas de Selene.

-Excelente, ¿ves que la convivencia puede ser maravillosa?

-Salud por la vida y por compartirla una vez más -dijo Enrique después de servir los tres vasos y ponerlo en manos de sus hermanos.

Encendieron la radio, pusieron un disco y la música sonó a todo volumen. Apagaron unas cuantas luces, dejando encendidas solo las de la terraza que daba vista al bosque. Durante toda la noche los tres disfrutaron de la música, bebieron y fumaron hasta agotar todo el alcohol y cigarrillos, estaban totalmente ebrios; reían, gritaban, cantaban y bailaban. Lukas parecía ahora no estar tan molesto de tenerlos en casa, pues no paraba de reír en cada momento por las locuras e incoherencias que decía su hermano a cada momento. Selene perdió por completo el perfecto peinado que tenía en un comienzo y Enrique se desprendió de los zapatos, chamarra y playera, quedándose solamente con el pantalón puesto.

Dieron las tres de la mañana y el lugar era un completo caos. Lukas siempre mantenía su casa intacta e impecable, pues, era demasiado enfocado en la limpieza, no toleraba ver un alfiler fuera de su lugar, pero en este momento estaba tan ebrio que eso no importaba. Enrique corrió al balcón y sin previo aviso comenzó a vomitar, dejando a Selene sola, de pie en media sala; antes de eso bailaban juntos. Ella fue al sofá, se recostó y en menos de un minuto parecía estar profundamente dormida.

Lukas supo que era momento de ir a dormir, observó cómo Enrique caminó tambaleándose a una habitación donde siempre dormía cuando lo visitaba y Selene estaba perdida por completo. Llegó a su habitación, se desprendió solamente del reloj y pulseras que llevaba en las muñecas y lanzó los zapatos al otro lado del lugar, se dejó caer sobre el gran colchón. Mientras se cobijaba, pensaba en lo feliz que se sentía de tener a sus hermanos cerca de él, no era un chico sentimental y tampoco le era fácil demostrar sus emociones, así que solo podía guardar sus pensamientos para sí mismo.

26 de mayo, 1994

-Asqueroso patán -dijo Selene al entrar a la habitación de Lukas, lanzándole un cojín que había traído con ella desde el sofá.

-¿Qué te sucede? -preguntó Lukas en un tono molesto, mirando por la ventana. Los primeros destellos de luz del sol apenas comenzaban a aparecer en el horizonte.

Ella fue a la cama y se recostó al otro extremo, cubriéndose con la misma cobija que su hermano, algo que incomodó a Lukas, pues jalonearon la cobija más de tres ocasiones, no era tan grande como para cubrirlos a ambos.

-Me dejaste dormida afuera, en el sillón, ni siquiera te tomaste la molestia de cerrar las ventanas; hace un frío terrible. Además, me dio tortícolis, eres un pésimo anfitrión.

-Conoces a la perfección el lugar, has dormido aquí más de cinco veces, ¿aun así quieres que te lleve de la mano a la habitación que te corresponde?

-Prefiero dormir contigo, aquí hay calefacción y en los otros cuartos no. -Lukas la ignoró y dio la vuelta por completo. Cerró los ojos nuevamente, intentando recuperar el sueño tan satisfactorio que estaba teniendo-. ¿Has experimentado algún cambio en los últimos meses? -preguntó ella, pues, a diferencia de él, no tenía nada de sueño y conversar le parecía una buena idea.

-No.

-Es extraño, pero necesito contárselo a alguien.

-Excelente, Enrique despierta a las 10 de la mañana, puedes abrirte por completo con él.

Lukas quería arrancarse la cabeza de la desesperación, algo que no podía tolerar era que interrumpieran sus horas de descanso y mucho menos un sábado a las 7 de la mañana. Pero Selene parecía no captar el mensaje.

-Es una sensación diferente que recorre todo mi cuerpo, me hace sentir incómoda y ansiosa -expresaba ella mientras miraba la ventana apreciando el amanecer.

-Se llama menopausia, es normal. Tienes casi 40 años.

-Eres un estúpido, Lukas, no me refiero a eso. Esto es serio, necesitas escucharme.

En ese momento, Lukas dio la vuelta mirando hacia ella y limpiando sus ojos con ambas manos, la miró con bastante enojo.

-¿Qué, Selene? ¿Qué puede ser tan serio o importante para que no puedas esperar unas horas para contármelo?

-Estoy generando un nuevo poder.

Lukas abrió por completo los ojos y se sentó cruzando ambas piernas y poniendo completa atención a Selene.

-¿En verdad? ¿De qué se trata? -preguntó con bastante curiosidad.

-Estaba en España hace unos cuantos días, realizaba mis actividades cotidianas con normalidad. Pero de pronto, mientras conducía de regreso a casa después de hacer el súper, vi un espectacular sobre un enorme edificio. "Llegó la hora" fue la frase que alcancé a rescatar en mi mente antes de experimentar algo como nunca antes. Mi vista se nubló, pude sentir cómo mis manos se congelaban. Seguí conduciendo, pero era como si mi cuerpo lo hiciera de forma automática, porque yo no estaba consciente ya de lo que pasaba a mi alrededor. Caí en un trance, tuve una visión que, estoy segura, significa algo importante para todos nosotros.

-¿Visión? ¿Te refieres a que viste el futuro o algo similar? -preguntó Lukas, interrumpiéndola.

-Eso es justo lo que no he conseguido descifrar.

-¿Qué fue lo que viste?

-Estabas tú presente, pero también Valeri estaba junto a ti. Ambos corrían por una avenida totalmente descontrolados, pude ver el miedo en el rostro de ella y en el tuyo había esa maldad que dejaste atrás hace cientos de años.

Selene se puso de pie, contaba aquella visión mientras caminaba de un lugar a otro en aquella recámara. Miraba la ventana y después a Lukas, movía sus manos como si expresara con palabras, no fiera. Lukas se movió encima de la cama, acercándose un poco a ella y sentándose en la esquina con los pies ya en el suelo.

-Cualquier cosa puede significar eso, ¿qué edad tenía ella? Sabiendo eso podremos suponer en cuánto tiempo será.

-No me interrumpas, Lukas. Ella era pequeña, tal como lo es ahora. Mientras corrían a toda prisa, yo podía sentir el sufrimiento que había en el interior de ambos. Los dos estaban padeciendo un tormento interno realmente desgarrador. Creí que estaba volviéndose loca. Cuando abrí los ojos y volví a la realidad, estaba ya fuera de mi casa con el carro parqueado. Intenté ignorar y seguí con mi día, pero eso no salía de mi cabeza. Después, ese mismo día por la noche, estando en mi cocina, miré el reloj que está colgado en la pared, contemplé la hora: 08:33 p. m., y nuevamente experimenté algo similar, con el mismo sentimiento que en la visión anterior, pero esa vez estaba en una casa en la que jamás había estado. Ahí había un reloj digital, con grandes números en color rojo que parpadeaban indicando la misma hora: 08:33 p. m., pero lo más extraño en esta ocasión, era que cuando tomé en manos aquel reloj, sentí una sustancia viscosa entre mis dedos y cuando miré mis manos estaban llenas de sangre. Te juro hermano que no entiendo por qué me está sucediendo esto. Pero me tiene en un estado de alerta inmenso que me llena de angustia.

-Es muy extraño todo esto, tenemos que prestar atención a todo aquello que llame tu atención y sepas que puede estar relacionado con tus extrañas visiones. ¿Has tenido más visiones además de esas dos?

Lukas se puso de pie y fue a la ventana para abrirla por completo. De forma extraña estaba sintiendo calor. Debían ser los nervios que lo acogían.

-Por supuesto, todos los días. Son tantas, que comienzo a sentirme esquizofrénica.

La puerta de la habitación fue golpeada tres veces y esto asustó a Selene, pues, fue sorpresivo para ella. Lukas miró cómo su hermana se asustó con tanta facilidad, que no dudó que la situación la tuviera en verdad muy ansiosa.

-¿Qué hacen despiertos? ¿Por qué esas caras? Espero no estén discutiendo como es su costumbre.

Enrique entró a la habitación, se asombró al verlos despiertos tan temprano y, sobre todo, de pie uno frente al otro.

-Para nada, estoy pidiéndole a Lukas unas pastillas, el dolor de cabeza me mata. -Selene miró a Lukas de una forma muy peculiar, en ese momento él entendió que ella no quería hablar del tema con Enrique presente-. Y, además, estaba por invitarlo a aquel café al que fuimos cuando cumplió 15 años, ¿lo recuerdan? Me gustaría que fuéramos juntos esta noche. -Con agilidad Selene consiguió cambiar por completo la conversación y para Enrique fue algo creíble.

-Me da mucha pena con ustedes, pero hoy en la noche tengo un compromiso -dijo Enrique entre balbuceos.

-¡Oh, lo entiendo! Entonces Lukas y yo tendremos tiempo de calidad juntos.

-¿Qué compromiso tienes, Enrique? -preguntó Lukas, por su forma de decirlo parecía no estar de acuerdo en algo.

-Lia quiere conocer el restaurante en Polanco, prometí llevarla hoy por la noche y cenaremos ahí.

Enrique parecía no sentir suficiente comodidad al hablar de Lia frente a Lukas y mucho menos, frente a Selene que no sabía del tema.

-¿Quién es Lia? -preguntó con bastante curiosidad, dejando ver una sonrisa tierna en sus labios.

-Una mujer que conoció hace como 20 días, se hicieron "amigos" y ahora me toca tenerla en el restaurante cada mañana dándole desayunos gratis.

-¿Te enamoraste de ella? -preguntó Selene muy felizmente.

-¿Qué? No, es muy pronto para hablar de amor -dijo Enrique demostrando su nerviosismo, era como un niño que sus padres molestos cuando tiene su primera novia.

-¿En verdad vas a negar el hecho de que te tiene completamente loco? No sientas pena con nosotros. Además, tengo que reconocer que es bastante bonita.

Lukas parecía no estar de acuerdo en algo, pero no decía nada. Solo mantenía la conversación con normalidad, sin embargo, sus hermanos lo conocían tan bien, que podían notar aquel conflicto interno que pasaba Lukas.

-Vamos, Enrique, platícame de ella. Es intrigante para mí, saber quién es la mujer capaz de flechar a cupido. Una cucharada de tu propio chocolate. -Selene rio y, junto con ella, Lukas; Enrique se sentía acorralado.

-Está bien, te lo contaré. Pero no ahora, como no podré estar con ustedes para la cena, les ofrezco que me acompañen a casa para traer un poco de ropa limpia y después podemos ir a desayunar juntos.

-Acepto la oferta, en pocos minutos comenzaré a sentir hambre. Ya que no me dejaron dormir tendrán que llenarme el estómago -dijo Lukas ya sentado en la cama.

-Excelente, iré a ponerme la ropa, y en lo que ustedes se alistan podremos salir en 30 minutos máximo de aquí. -Enrique salió de la habitación, cerrando la puerta y dejándolos solos nuevamente.

-¿Por qué pareciera que no te agrada la conquista de Enrique, ¿eh?

-Cuando la conozcas, si es que eso pasa. Te darás cuenta de que hay algo extraño en ella, hay maldad. Te lo aseguro. -Lukas se mostraba a la defensiva, después de dos semanas tratando a Lia cada mañana, parecía que nunca sería de su agrado completamente-. Pero lo hablaremos en la noche, cuando estemos solos, tenemos una conversación sin terminar. Ahora lárgate de mi habitación y llévate tus maletas, sabes perfectamente cuál es la habitación para visitas.

Se levantó y fue por las maletas de Selene que estaban mal puestas frente a su armario, caminó con ellas, abrió la puerta y las puso fuera de la recámara.

-Eres insoportable, Lukas, no sé cómo puedo quererte a pesar de eso -dijo ella dando un par de golpes en el pecho de su hermano, que no hizo nada por defenderse, ni siquiera le importaba-. Me tendrás que dar detalles precisos de esa tal Lia. Esa desconfianza que tienes es algo que me genera más que solo preocupaciones, sino miedo.

            
            

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