Salí de la ducha envuelta en una toalla y me dirigí a la puerta del clóset que era paralela a la puerta hacia la habitación.
Era un closet enorme, estantes blancos con tallados de madera; grandes espejos con marcos dorados y un sofá circular en el centro.
Al lado izquierdo estaba aperchada su ropa, trajes muy elegantes, chaquetas y camisas de todos los estilos. Habían muy pocos colores, casi toda su ropa era negra o blanca y tonos de gris.
Al otro lado estaba un poco más vacío pero habían muchos vestidos de colores claros y primaverales. Muchos textiles como el satin, seda, lino y otros que ni siquiera podía distinguir invadían mi supuesto guardarropa. Los escotes profundos y cortes atrevidos eran los protagonistas, cristales y pedrería en vestidos de noche y la colección de zapatos era impresionante.
Tome unos pump blancos con una hebilla plateada cubierta de diamantes y me los probé solo por curiosidad y lo que más me sorprendió fue que me quedaron como anillo al dedo.
Esperaba que no me quedaran ya que se veían nuevos.
Mis pies se veían tan elegantes y refinados en esos zapatos tanto que me dio ganas de probarme unos cuantos vestidos, pero primero me propuse a buscar ropa interior. Me ponía nerviosa estar en su habitación sin ropa.
Recordé cuando expresó su intención de hacerme el amor en la biblioteca y se me encendieron las mejillas.
Abrí una gaveta y me quedé sin aliento. Estaba llena de juegos de collares de diamantes.
Abrí otra y esta llena de joyería de rubíes, otra y en esa solo zafiros. Abrí una tras otra y me encontré solo con joyas, las mas lujosas que había visto en mi vida quizás.
Acaso ese era mi estilo de vida? Joyas, vestidos lujosos y zapatos caros.
Por curiosidad metí los dedos en la orilla de un espejo que iba del techo hasta el suelo y una puerta secreta se abrió. Las luces automáticas se encendieron y me quedé sin respiración otra vez! Era como la caja de pandora. Una pared llena de bolsos, la otra llena de perfumes y un enorme tocador con espejo de luces en el fondo.
Camine hipnotizada hasta el tocador, admirando la gran cantidad de bolsos y perfumes que se almacenaban ahí y por inercia la curiosidad me hizo abrir la gaveta del tocador.
Estaba lleno de labiales de todos los colores aún con sus sellos y empaques sumamente lujosos. En sus sellos rezaban nombres que nunca había escuchado en mi corta memoria.
En otro depósito sombras para los ojos, bases de maquillaje y un sin fin de cosas que ni siquiera sabía para que se usaban.
Seguí de curiosa y me propuse a probar los perfumes, todos estaban sellados excepto uno que estaba en una botella transparente como de elixir. No tenía marca ni nombre, solo era un líquido espeso con un tinte rojizo.
Le quité el tapón de corcho y dejé caer en mis dedos una gota del aceite.
La esencia invadió el lugar y sentí como si alguien me diera un tirón. Frente a mis ojos aparecieron imágenes, recuerdos quizás, solo que en ese momento me aterraron.
Había una mujer desnuda frente a mí mirándome desde el espejo. Labios carnosos y pintados de un tinte naranja, ojos de un azul intenso casi electrizante. Busto mediano, amplias caderas, abdomen marcado, piernas torneadas y piel pálida con pecas aceituna. El cabello naranja y rizado le llegaba hasta la cadera. Era hermosa, tanto que olvidé que era anormal ver algo así en un espejo.
Esbozó una sonrisa y sus mejillas hendidas se rellenaron, pero dejando aún en ellas dos preciosos hoyuelos.
- Hola Palmer! Disfrutas de nuestra nueva casa? Exclamó con voz dulce y melodiosa con un tono burlón.
- Jake!!! Grité a todo pulmón y me estampé contra el armario que estaba detrás de mí.
Caí al suelo temblando y me cubrí con la toalla hasta la cabeza.
Unos segundos no más le tomó llegar al closet.
- ¿Qué sucede cielo? Preguntó en tono de preocupación y se acercó a mí.
Me aparté los brazos del rostro y apunté con mis dedos temblorosos al espejo donde ahora solo se veía el reflejo de él.
- Había una mujer rubia en el espejo! Exclamé rompiendo en llanto.
El me tomó del brazo y tiró de mí suavemente para levantarme.
- Una mujer rubia? Exclamó consternado y se giró a mirar el espejo con el ceño fruncido como si fuera un idiota.
- Sí! una mujer de cabello rizado y ojos azules. Exclamé mientras él ponía mis brazos alrededor de su cuello y me levantaba en brazos para sacarme del clóset.
Se detuvo en el umbral de la puerta y hundió su rostro en mi cuello.
- Te pusiste perfume? Me interrogó.
Yo lo fulmine con la mirada. "Por qué le importaba si me había puesto perfume?"
- ¿Cómo se veía esa mujer? me preguntó mientras cerraba la puerta del espejo con el talón de su pie.
- Los ojos eran de un azul eléctrico, delgada y alta, era aterradora pero también era linda.... Confesé.
- Y su cabello como era? ¿Como qué edad tenía? Siguió preguntando mientras se sentaba en el sofá conmigo encima.
Me acomode en su regazo y suspire antes de responder. Aún estaba impactada.
- Tenía el cabello rizado y le llegaba hasta la cadera,era de un color naranja claro, casi dorado y se veía como de la edad de Selena. Y me habló! Exclame alarmada.
Él esbozó una sonrisa como si lo que le estaba diciendo era un chiste.
Sabía en mi interior que lo que yo estaba diciendo era muy descabellado para cualquier persona cuerda pero aun así me fastidio que se riera de mí.
- ¿Por qué te ríes? Murmuré furiosa y le di un golpe en el brazo.
- No me malinterpretes cielo! Se defendió y se cubrió con las manos la cabeza cuando estaba a punto de soltarle un puñetazo a la cara. - Es que pueda que sea un recuerdo.
Me levanté de su regazo rápidamente y mi toalla cayó al suelo dejándome completamente desnuda frente a él.
Mi corazón se paralizó al ver cómo su mirada cambió a una mirada lasciva y olvide todo lo que había pasado en esa milésima de segundo.
Me agache rápidamente y me cubrí con la toalla fingiendo naturalidad aunque sentía el rostro como fuego.
- Supongo que nada que no hayas visto! Exclamé apartando la mirada.
El se acomodó en el sofá y suspiró.
- Eso no significa que no me guste ver! Exclamó con un poco de decepción.
- Ya vete! Le ordene.
El se levantó a regañadientes y se dirigió a la puerta.
Se giró a mirarme y se me quedó mirando a los pies.
- Me gusta cómo se te ven esos zapatos, parece que no perdiste el buen gusto!
Hasta en ese momento me acordé que seguía teniendo puestos esos zapatos y sentí que mis mejillas se ruborizaron.
- ¿En serio tenía un gusto tan extravagante? Lo interrogue.
- Vestidos y zapatos hechos a tu medida mi amor. Respondió con una sonrisa.
Me mordí los dedos y me quedé mirando los vestidos. En realidad todos me seguían pareciendo demasiado.
Cuando desapareció me quité los zapatos y mire la etiqueta que tenían adentro (Manolo Blahnik) Decía.
Salí del clóset dispuesta a encontrar mi ropa interior en otra parte porque ahí no estaba, tampoco pijamas y ropa de andar por casa.
Caminé hacia la puerta donde había visto a Jake con el taladro esta mañana y me acerqué.
Estaba cerrada con una cerradura electrónica de reconocimiento dactilar.
Eso me pareció extraño.
- Jake!! Volví a gritar. Parecía que esa era mi palabra favorita del día.
Él apareció rápidamente.
- Dígame madame! ¿Qué desea mi preciosa esposa? Me preguntó plantándose en la puerta y colocando ambos brazos por encima de su cabeza para agarrarse del marco.
Joder! Estoy segura que mi cara se puso roja por lo jodidamente sexy que se miraba. Ese momento ni siquiera lo recuerdo con lucidez, solo la imagen de el mirandome fijamente.
- ¿Dónde carajos está mi ropa interior? Lo interrogue, haciendo mi mejor actuación.
El se quedó mirando la puerta detrás de mí mordiéndose los labios.
- ¡Respecto a eso! Exclamó y bajó los brazos del umbral y caminó hacia mí. - ¡Te los debo mi amor! Murmuró en tono seductor y colocó sus largos dedos fríos en mi mentón.
- ¿A qué te refieres? Lo interrogue dándole una manotada para apartar sus dedos que me quemaban la piel y la manera en que me miraba me daban ganas de lanzarme a él y comérmelo a besos.
- ¡Que ya sabes! Hizo un gesto con su mano que me dio la sensación que estaba inventándose una excusa. - Tú y yo somos pareja, bueno éramos o.... podemos seguir siendo... solo si tú quieres por supuesto.
Me crucé los brazos sobre el pecho y fruncí el ceño.
- ¡De acuerdo tú ganas! Confesó. - No te compre ropa interior porque me parece innecesaria. Y tú ropa de la antigua casa, aún no llega.
- Donde solíamos vivir antes? Lo interrogue.
- ¡En el sur! Respondió vagamente y yo no me lo creí nadita.
- Juegas conmigo verdad? Lo acusé!
Él levantó las manos y se mordió los labios.
- Sería incapaz de hacer eso! Pero si no te gusta la ropa que hay en tu clóset haré que te traigan más y por ahora puedes buscar algo entre mi ropa que se te haga cómodo.
- Jake! Lo reprendí. - Como se supone que voy a bajar a desayunar con mis hijos sin tener ropa interior puesta?
- Ellos no se van a enterar!!! Replicó.
- ¡Tú lo sabrás! Grite frenetica.
- Soy un ángel! ¿Por quién me tomas? Un pervertido?
Eso último lo dijo con sarcasmo y hasta hoy me doy cuenta que no sabía frente a quien estaba parada la indefensa Palmer o Elizabeth...