Capítulo 6 Cap 05. La Bella y la Bestia

Mi risa hizo eco en la habitación. Jamás había oído algo tan absurdo en lo que recordaba de mi vida.

- Mira que te crea que soy tu esposa, que perdí la memoria y que de alguna manera aparecí viéndome como alguien más, es una cosa, que sea inmortal y la líder del clan de las sombras es otra.

- ¿Qué te hace creer que no puedes ser la líder del clan de las sombras?

- Mírame Jake! Levante la voz. - Tengo pinta de no matar ni una mosca.

Él esbozó una sonrisa un tanto burlona.

- Eso mismo pensé por mucho tiempo. Exclamó reacomodandose en el sofá y mirándome con diversión.

- ¡Ay solo falta que me digas que también soy la monja! Bromeé.

Inmediatamente se puso serio y vi en sus ojos inquietud.

- La monja no existe Eli. No existe, es solo un personaje para aterrar a la gente.

Me crucé de brazos y me planté frente a él.

- Enserio? Enserio no existe esa monja?

Él negó con la cabeza.

- Pero yo la he visto, he visto lo que ha hecho.

- ¿La has visto de frente? Me interrogó!

- ¡No! He visto los videos.

- ¡Exacto! Videos. Es muy fácil manipular un video con tecnología. La asociación de rebeldes solo ve lo que nosotros queremos que vean. La monja no existe.

- Entonces! ¿Por qué dijiste que la monja se llevó a tu esposa?.

- Fue solo para asustarlos. Fue una simple broma, también pude haber dicho que se llevó a mis hijos y ellos lo hubieran creído aunque no saben que tenemos hijos.

Suspire para calmar mis nervios y empecé a repasar en mi mente lo que me había dicho.

- Me llamo Elizabeth Justice, tengo cinco hijos, una se llama Selena... Justice supongo no? Le pregunté y él asintió. - Otra se llama Macarena. Los más pequeños Caspian, Leonard y Otto.

Exacto! Exclamó él con orgullo como cuando un profesor enseña a un niño el abecedario. - Solo que Leo es más alto que Caspian, así que no te confundas. Caspian tiene el cabello negro y Leo el cabello dorado.

Me quedé pensando un momento. Quería que me aclarara quienes eran los adoptivos pero me contuve. Había visto los ojos de Selena, ella tenía los ojos de él aunque no sus rasgos físicos, ella seguro se parecía a mi, bueno mi supuesta yo real.

- ¿Cuántos años tienes? Lo interrogue mientras me sentaba a su lado de nuevo.

- Es un secreto. Me respondió con una sonrisa.

- Enserio! ¿Cuántos años tienes? ¿Hay una gran diferencia de edad entre tú y yo?

- No demasiado, te llevo cuatro años. Confesó esbozando una sonrisa.

- Entonces por qué el cabello blanco? Lo interrogue y enrede mis dedos en su cabello por inercia.

- Porque soy albino, nací con un déficit de melanina Eli! Me explicó con pereza.

- ¡Ay con razón eres tan pálido! Exclamé haciéndome la sorprendida. - Casi te confundo con la pared por eso te pedí que te pusieras una camisa para poder verte! Me burlé de él.

Se empezó a reír a carcajadas y yo me reí con él. Confiaba en él y cuando me dijo que era su esposa le creí sin cuestionarme. Me sentía diferente, cómo si estuviera en casa, incluso estaba haciendo chistes sin importarme la muerte de Trevor.

- ¡Parece que tu pasivo-agresivo sentido del humor tampoco cambió! Exclamó y se levantó del sofá y sacó un móvil de su bolsillo trasero.

- Creo que deberíamos bajar a comer! Me dijo después de consultar la hora. - Llevas una semana sin haber probado un bocado.

- Qué día es? Preguntó anonadada.

- Miércoles!

- Y dónde estamos?

- En una isla al norte de Canadá! Me respondió mientras guardaba su celular en el bolsillo de nuevo.

Me tomó unos segundos procesar la información antes de seguir preguntando.

- Y está es nuestra casa?

Él sonrió con diversión.

- Si es nuestra casa pero aún no nos habíamos mudado aquí cuando te fuiste, apenas se estaba construyendo.

Le di un vistazo a la habitación.

- ¡Me encanta! La decoración es exquisita!

- ¡Me alegro que te guste! La decoré para ti! Me dijo con ternura y tomó mi mano y me hizo levantarme.

Me llevó hasta la puerta de la biblioteca y la abrió completamente.

No puedo explicar con palabras la emoción que sentí en ese momento, era como si estuviera viviendo en un cuento de hadas.

- Un día me dijiste que tú cuento favorito era la Bella y la Bestia, no porque la Bestia se convirtió en un príncipe, si no porque la Bestia le dio a Bella lo que él más atesoraba. Le dio su mundo de conocimiento y fantasías. Así que construí para ti la biblioteca más grande que existe. Aquí están todos los libros de fantasía y ficción que se han escrito en los últimos cien años, ordenados por orden alfabético traducidos al español. También recopilé en un servidor todos los libros de ciencias, matemáticas, física, química, arte, música, todo el conocimiento de la humanidad y se actualiza cada día.

- Y hay una sección de libros de romance? Pregunté con entusiasmo mientras miraba hacia arriba cómo las múltiples escaleras, andamios y balcones estaban esparcidos por las altas paredes llenas de libros que parecían llegar a un infinito porque no podía ver el techo.

- ¡Esos están muy arriba! Adornando un balcón donde tú y yo podremos ver las estrellas y hacer el amor. Respondió con la mirada perdida en los libreros.

A mi se me encendieron las mejillas y tiré de mi mano suavemente por la vergüenza. Hasta entonces reparó en sus palabras y me miró con nerviosismo.

- Perdona, yo no quise decir eso. Solo es que, ya sabes... suelo pensar mucho en los viejos tiempos.

            
            

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