Capítulo 10 Jian Wei lucha por Mei Ling

El sol comenzaba a ocultarse detrás de las montañas, bañando la ciudad con una luz cálida que invitaba a la reflexión. En el pequeño café donde Mei Ling solía pasar sus tardes, la joven se sentó, distraída, mirando su taza de té sin realmente ver el líquido. Sus pensamientos estaban lejos, en una maraña de sentimientos que no lograba ordenar. Desde aquel día en que había decidido luchar por Jian Wei, las cosas habían cambiado. Aunque en su corazón sabía que él la quería, algo en ella no podía dejar de sentirse incómoda.

El constante acercamiento de Jian Wei, sus mensajes llenos de ternura y los mensajes que dejaba en su teléfono ya no la llenaban. Al contrario, más emoción le causaban las notas que el admirador secreto dejaba en su escritorio, incluso se percató que la motivaban más de lo hubiese imaginado. Mei Ling no sabía si debía sentirse halagada o abrumada. Todo en su vida se había vuelto más complicado desde que él había decidido luchar por ella.

Jian Wei, por su parte, no sabía qué más hacer. Había intentado ser directo, le había confesado su amor, pero las cosas no habían salido como esperaba. La mirada distante de Mei Ling, su actitud reservada, lo dejaban con una sensación de incertidumbre que le pesaba en el pecho. A pesar de todo, no estaba dispuesto a rendirse. Si algo había aprendido en su vida, era que las cosas importantes no se logran fácilmente. El amor, en su opinión, era uno de esos tesoros que valía la pena perseguir, incluso si el camino era arduo.

Esa tarde, como todas las anteriores, Jian Wei se encontraba frente a su escritorio, escribiendo una nueva nota para Mei Ling. Tomó un trozo de papel y, con cuidado, plasmó sus pensamientos en tinta. Las palabras eran sencillas, pero cargadas de emoción:

"Mei Ling, cada día que paso sin poder verte como antes, siento que algo en mí se apaga. Estoy dispuesto a esperarte todo el tiempo que necesites, porque tú eres la única que quiero en mi vida. No me rindo, y aunque no lo entiendas ahora, mis sentimientos son sinceros. Siempre aquí, esperando que me des una oportunidad."

Cuando terminó, metió la nota en un sobre y se dirigió hacia el escritorio de Mei Ling. Sabía que Mei Ling estaría fuera de la oficina aquella tarde, por lo que tenía tiempo suficiente para dejar la carta en su escritorio. Era una pequeña esperanza, un gesto de amor que, aunque parecía insignificante, le daba fuerzas para continuar luchando.

Al abrir la gaveta, se detuvo un momento para respirar hondo. Miró a su alrededor, asegurándose de que no había nadie que pudiera verlo. Sabía que si Mei Ling veía algo sospechoso, podría sentirse aún más incómoda, así que, sin hacer ruido, dejó la carta sobre su escritorio y vio la nota que le había dejado Daniel, junto a un chocolate. No sabía si la leería, pero tenía que intentarlo.

Cuando Mei Ling llegó, una extraña sensación de inquietud la invadió al ver la carta en su escritorio y la gaveta entreabierta. La había reconocido al instante. No era la primera vez que Jian Wei dejaba mensajes de ese tipo, pero algo en esta carta parecía diferente. La forma en que las palabras estaban escritas, tan llenas de esperanza, de un amor que parecía inmenso y verdadero. No podía evitar sentirse tocada por su sinceridad, pero, al mismo tiempo, algo en su interior le decía que no debía ceder tan fácilmente. A veces, la dulzura podía ser tan persuasiva que resultaba difícil decir no, pero ella no quería que eso la arrastrara a una relación que no sentía completamente. La duda la invadió al no saber si Jian Wei había visto el presente de su admirador secreto.

Pasaron los días y la lucha de Jian Wei por ganarse el corazón de Mei Ling continuaba. Él ya no se conformaba con solo dejar notas, sino que también le enviaba mensajes de texto. Cada palabra que escribía estaba cargada de emoción, buscando la manera de tocar su alma. Aunque ella respondía de forma fría y distante, él no se rendía. Lo que más le dolía era la indiferencia de Mei Ling. Cada vez que ella lo evitaba o le respondía con monosílabos, su corazón se quebraba un poco más, pero aún así, su esperanza no desaparecía. Sabía que el amor verdadero no era algo que se conquistaba de inmediato, sino algo que se construía lentamente, paso a paso, incluso cuando la otra persona parecía no notar los esfuerzos.

Mientras tanto, Daniel, seguía acercándose más a Mei Ling, y Jian Wei comenzó a sospechar de sus intenciones, observando desde las sombras. Aunque Daniel no era tan directo como Jian Wei, tampoco estaba dispuesto a rendirse. Su enfoque era distinto, más sutil, pero igual de decidido. Daniel había comenzado a acercarse a Mei Ling con excusas triviales. Se encontraba con ella en el pasillo por casualidad, la invitaba a tomar un café como si fuera una simple coincidencia, y siempre estaba allí para escucharla, en los momentos en que más lo necesitaba. Todo parecía natural, casi como una amistad genuina, pero lo que Mei Ling no sabía era que Daniel estaba detrás de las notas misteriosas que recibía en su escritorio.

Él había encontrado una manera de dejarle pequeños detalles, mensajes ocultos que ella nunca asociaba con él. No era su estilo ser tan abierto como Jian Wei, pero la sensación de misterio que rodeaba esas notas lo convertía en una presencia constante en la mente de Mei Ling. Mientras Jian Wei se desbordaba de emociones y expectativas, Daniel se mantenía tranquilo, guardando su secreto, esperando pacientemente el momento adecuado para que Mei Ling lo viera con otros ojos.

Una tarde, mientras Mei Ling caminaba hacia su casa, la vio a lo lejos, parada frente a su puerta. Jian Wei, como siempre, estaba allí, esperando pacientemente. Aunque el gesto parecía romántico, a Mei Ling le costaba aceptar la imagen de alguien esperando por ella, como si estuviera atrapada en una situación que no podía controlar. Decidió no darle demasiada importancia y, aunque su corazón latía más rápido al verlo, no pudo evitar sentirse molesta. "¿Por qué no entiende que no quiero presionarme?", pensó, mientras se alejaba sin decir una palabra.

Jian Wei la observó partir, sintiendo que algo dentro de él se rompía. Cada día, sus esfuerzos parecían más inútiles. Pero, a pesar de la frustración, seguía creyendo que, algún día, Mei Ling entendería la profundidad de su amor. Mientras tanto, Daniel seguía observando en silencio, sabiendo que la batalla por el corazón de Mei Ling aún no había terminado, y que solo el tiempo diría quién ganaría finalmente.

            
            

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