Capítulo 5 Se terminó el compromiso (Primera parte)

Al salir del Palacio Real, Harper entrecerró los ojos bajo el sol deslumbrante. Su visión estaba un poco borrosa, exactamente igual que sus sentimientos acerca de todo lo que la rodeaba. Ella se quedó allí aturdida, sintiéndose como la sobreviviente de un desastre; desde su renacimiento hasta ahora, había estado varias veces al borde de la muerte. Bajando la cabeza, lanzó un suspiro al pensar en lo difícil que había sido su vida.

Parada todavía frente a la puerta vacía del palacio, sonrió amargamente, reflexionando sobre la indiferencia de todo el Clan Chu, pues a nadie le importaba su vida, excepto a su abuela, la única que solía preocuparse por ella. Pero la anciana se enojó tanto con ella que salió a visitar al templo budista y se negó a volver.

Cuando Matthew salió, vio a Harper cubriéndose la cara con la mano y supuso que estaba llorando, pero cuando se acercó a ella, se dio cuenta de que no era así, sino que simplemente estaba bloqueando el brillo del sol con su mano.

"Su Alteza, gracias por salvarme la vida", la mujer cayó de rodillas, expresando su gratitud hacia Matthew, quien ni siquiera la miró. Luego, él se fue sin decir nada, dejándola arrodillada frente al palacio como una tonta.

Harper se quedó sin palabras, se puso cuidadosamente de pie sacudiéndose la tierra de la ropa. Con el corazón encogido, comenzó a caminar hacia su casa. A pesar de que la mansión del Clan Chu no estaba tan cerca, para ella no era gran cosa.

Sin embargo, nunca se esperó que le llevara casi dos horas caminar hasta allí, y los pies ya le dolían por la larga caminata. Tan pronto como entró, notó que su padre la estaba mirando. Sue Wang, la dueña del Clan Chu y todos los demás la observaban con expresiones divertidas, aparentemente disfrutando de sus desgracias.

"¡Padre!".

"¡Hija indócil!", alcanzando la taza de té que había sobre la mesa, Charles la lanzó furiosamente hacia Harper. Ella la esquivó por poco, y esta pasó volando por su oreja, derramándole el té caliente por encima. A pesar de que sintió la sensación de ardor en su cuerpo, no dejó escapar una sola queja, sino que simplemente miró a su padre.

"¿Cómo te atreves a implicar a todo nuestro clan? ¿Acaso no sabías con quién estabas tratando? ¡Era el príncipe Matthew! ¡Ese hombre mata gente sin pensarlo dos veces!". Todos sabían que Matthew era frío, despiadado y sanguinario, de manera que Charles no podía creer que su hija hubiera implicado a todos los miembros del clan para salvarse a sí misma. ¡Simplemente estaba jugando con fuego!

"Padre, no quiero que se dañe tu reputación; si hubiera cometido el delito de asesinar al hijo del General, este seguramente habría desahogado su ira contigo. A Su Majestad le agrada el General Maxwell y tiene mucha confianza en él. Si no demostraba mi inocencia, tú te verías involucrado".

"¡Deja de ser tan irrazonable!", Charles rugió mientras golpeaba el escritorio enfurecido. En el momento que ocurrió el incidente, él de inmediato declaró que no iba a estar al lado de su hija, llegando incluso a ponerla a disposición de Maxwell. ¿Cómo podría el príncipe seguir culpándolo? "Siempre supe que eras prepotente, pero no me esperaba que fuera para tanto. No te importó la vida de nuestro clan en absoluto. ¡Me niego a tener una hija tan viciosa como tú!".

"¡Padre!", ella suplicó, se quedó paralizada por la situación, no se lo podía creer. ¡Lo único que quería era sobrevivir! Si no hubiera estado segura de su inocencia, ¿cómo se habría atrevido a jugar con la vida de todo el clan? Los otros no quisieron acabar con su vida, pero su propia familia la quería ver muerta, ¿cómo podría no sentirse triste?

"Harper, eres demasiado orgullosa y arrogante. No deberías involucrar a otros en esto", intervino Sue mientras observaba toda la escena, fingiendo tristeza en su rostro. Pero por dentro, su corazón estaba lleno de felicidad. "Yo... ¡Ni siquiera puedo rogarle a tu padre que te perdone!".

"Cierto. Harper, ¿cómo podría perdonarte nuestro padre después de que hiciste algo tan cruel?", Felicia intervino echando sal a la herida. En el mundo dominado por los hombres, aunque Harper era una mujer, había logrado trabajar en la Academia Real de Medicina por sus excelentes habilidades médicas. Charles debería estar orgulloso de ella, pero la verdad era que la odiaba.

"Padre, realmente no planeaba sacrificar a nuestro clan para salvar mi vida; solo quería pedirle al príncipe Matthew que me diera la oportunidad de demostrar mi inocencia. Por favor...", ella intentó explicar.

"¡Cállate! ¡No soy tu padre! ¡Yo no tengo una hija tan rebelde como tú!", Charles la pateó sin previo aviso, haciéndola caer al piso. El dolor sordo en su pecho aumentó cuando se percató de la mirada tan fría de su padre. Entonces, puso una sonrisa amarga y pensó: '¿Ves la cara de estas personas? ¡Se supone que son lo que tú llamas familia!'.

"Padre, yo solo...", murmuró.

"¡Basta! ¡Ya no quiero seguir escuchando tus patéticas excusas!", él se enfureció. "¡De ahora en adelante, deberás quedarte en tu habitación y no saldrás nunca!".

"¿Qué quieres decir?", la chica preguntó desconcertada.

"Que de ahora en adelante, ¡solo puedes quedarte en tu habitación y no están permitidas las salidas!", ordenó el patriarca en un tono grave. Sabía que su hija solo traería más problemas si volvía a salir; esta vez, habían sido Maxwell y Matthew, ¿quién sabe qué pasaría la próxima vez?

"Padre, sigo siendo una médica de realeza. ¿Cómo podría quedarme en casa todo el tiempo?".

"No te preocupes. Ya que ofendiste al general Maxwell, nuestro padre ha enviado tu renuncia a Su Majestad para retirarte de la Academia Real de Medicina. Hailey se hará cargo de tu puesto. Será mejor que te retires a tu habitación para reflexionar sobre tus acciones. No hagas enojar a mi padre", declaró Felicia orgullosamente. 'Harper, llevas años siendo dominante, pero a partir de ahora, ¡tú serás la dominada!', pensó ella felizmente.