Capítulo 4 capitulo 4

Capitulo 4

Ya lejos de las puertas, Khaos entre su pensar, deambulaba en las calles del poblado, no obstante, algo no cabía en su pensamiento mundano, cada vez que caminaba, las personas que estaban a su alrededor se alejaban de este, causándole confusión e intriga sus comportamientos. Lástima, quizás no se daba cuenta que su presencia aplastaba y sofocaba lentamente a los civiles inconscientemente.

– Qué extraño... la gente parece temerme... - se murmuro así mismo, una sensación casi rígida recorrió en su cuerpo. Aunque no detuvo su caminar, su mente le jugó una mala jugada, más aquel recuerdo. Lentamente su mente se llenó de preguntas sin resolver, absorto.

– Un guerrero... todo esto es muy raro, empezando por lo primero... no recuerdo nada, ni siquiera nombre... solo aquel recuerdo.... – alzo la vista, pestañeando como cualquier humano, de pronto, su vista observo la decadencia de un sol que lentamente iba apagándose, dando paso al ocaso, inconscientemente una sonrisa oculta se formó en su rostro, sus pupilas por unos momentos tornaron de un color carmesí.

Horas pasaron y el anochecer finalmente se mostró, dando paso la brillante del majestuoso astro rey, las estrellas irradiaban tranquilidad y la oscuridad dejo que los mismo iluminaran al diurno día.

El silencio inundaba el ya vacío lugar, sus ojos parpadearon leve, veía los alrededores del poblado de la cual le cogió un pequeño gusto, lástima que no podía quedarse más de lo debido, seguidamente, miro un papel, aquel misterioso papel que le había entregado un extraño encapuchado que, sin darse cuenta de ellos, desapareció como un fantasma sin explicación alguna. Como cualquier humano curioso, se dispuso a leer la carta. Se levantó de la silla. Abrió el rollo y se puso a leerlo.

DE XXX

El tiempo corre, Misterious, el mundo opacado se verá...

Tu llegada ha culminado una nueva era, no más falsos dioses, no más falsa libertad, no más guerras.

Vive, y vive, déjate guiar por tus ideales, no importan los sacrificios, no importan las opiniones. Solo guía al mundo entre las sombras como un guerrero.

El tiempo transcurría, y Khaos, no entendía mucho lo que quiso decir la carta, entonces supuso que la forma que estaba escrita, no era más que una mera profecía, el no creía en ellas, ni siquiera actualmente tras leer esa carta, pero, aun así, decidió guardarlo por seguridad.

Mañana investigaría y especularía sobre sus acciones, no es que fuera un hombre irracional y negligente, simplemente esta vez debía medir sus acciones cuidadosamente en este desconocido mundo. Intentaba no pensar mucho, al parecer su mente suspicaz no quería dejarle de pensar, un largo suspiro soltó de su boca, seguidamente noto aquella espada que tenía enfundada. La desenfundo. Y ojeo cada detalle. El pomo era de un color plateado casi rasgando lo oscuro, curiosamente parecía ser una cruz templario. Una empuñadora cubierta de un metal bastante resistente, cubierto de un material de acero plata. La hoja era del color hierro como cualquier espada, la punta del filo era punzante, capaz de atravesar como si nada a cada ser vivo como si de una katana se tratase. La canaladura del mismo era de un color negro, tan negro como la misma noche. En conclusión, era una espada templarial artesanal. Un tipo de espada recto.

Terminando de admirar cada detalle de su espada. La enfundo y lo coloco en su espalda, estando delante de su escudo, pasando un pequeño lapso del tiempo, decidió levantarse de aquella silla, e ir hacia un lugar, específicamente un tipo de gremio, así es, como lo pensaron, el gremio de aventurero, unos de los gremios más peligrosos desde el punto de vista civil, según ellos, de allí nadie salía cuerdo, pues más que aventureros, eran mercenarios trabajando en misiones peligrosas, enfrentando a seres desconocidos, salvando personas como si fueran héroes, recolectando materiales para mejorar su equipamiento no sin antes pelear contra ladrones para evitar ladrones, animal o monstruos de los mitos. Y cuando lleguen finalmente a algún pueblo o ciudad poder mejorar su mejorar su armadura o fabricar nuevas armas, de los cuales eso se encargan los herreros.

También se supo que había clanes de aventureros cada uno más peligroso o inteligente que otro, al igual que otros factores, cabe decir que se impresiono al escuchar por parte de alguna persona hablando con alguien, de que existían diferentes razas, desde semi-humanos hasta monstruos, por no decir que existía la magia.

Caos, quien andaba y al mismo tiempo escuchaba por medio de sus oídos lo que la gente decía, para así absorber alguna información que le sea útil, mientras tanto caminaba un tanto moderado e apático hacia su destino, el gremio aventurero, ignorando el hecho de que las personas se alejaran de su presencia.

Sucesos pasaron y el estimado Khaos llego al gremio, echando un vistazo a los aventureros, quienes lo miraban con curiosidad por su persona, como siempre, hubo uno que otro que le daban una mirada intimidante. Aunque no le afecto, desde luego solo fue un vistazo efímero.

Segundos bastaron para llegar a la receptoría, después de todo estaba a unos metros de este.

desde allí lo esperaba una mujer, era una mujer joven y hermosa mujer con un cabello castaño atado a una trenza lateral y ojo de color miel dorada. Noto que esperaba y atendía los aventureros con una sonrisa en su rostro, aun así, no era alguien que se sonroja torpemente por una mujer, actos seguidos, suspiro leve, acercando a la receptoría. Siendo ahora atendido.

- ¡Hey ¿Cómo le va señor extraño? ¿Que lo trae por aquí?! Puede decirme Danna - se presentó y dialogo con furor la joven. acompañada de una sonrisa, observando a Caos un tanto curiosa por su armadura, además sentía un aura intrigante que le rodeaba sin mencionar que se sentía sofocada y un poco atemorizada por su presencia, aunque lo oculto bastante bien.

- Quisiera saber si puedo adquirir el trabajo de un aventurero – respondió indiferente a la joven, ignorando la forma que lo llamo, mientras tanto ojeaba un papel que parecía ser una misión.

- Oh, así que desea ser aventurero.... Debo decirle que es un trabajo peligroso. – espeto la chica a nuestro protagonista.

- ¿Estás seguro de hacerlo? – pregunto esta vez, abandonando aquella personalidad divertida, mirando al contrario con una faceta seria.

- no habría venido a este lugar, si no estuviera listo. – contesto cortante el Guerrero. Aunque, a decir verdad, su verdadera intención no era trabajar como aventurero en sí, simplemente estaba utilizando este trabajo como medio de fuente para poder viajar sin restricciones y poder investigar libremente cada lugar y acontecimiento. Y hacer misiones en pleno viaje.

- Bien, usted lo decidió, señor extraño. – replico con una sonrisa leve, arrastrando un papel junto a un bolígrafo hacia nuestros estimado, Khaos.

Así como pronto paso, tomo el bolígrafo, llenando los datos necesarios en el papel, dejando los nombres en blanco, escribiendo Khaos como apodo, y eligiendo su clase guerrera de forma inconsciente. Devolviendo desde luego aquel papel a la chica, viendo como leía, notando su confusión, así que para evitar que preguntase sobre algo personal, rápidamente hablo.

- Listo, Danna, ¿Algo más? – dialogo indiferente nuevamente

- ¿Eh-h?, no nada, ¿señor Khaos?, tome su tarjeta. – respondió la chica dudosa, al no ver el formulario completo, entregándole un tipo de tarjeta que parecía ser la identificación.

- Gracias, Danna, fue un gusto charlar contigo. – Sin perder su valioso tiempo, se dio la vuelta y se dirigió hacia la salida del gremio. Por fin, iniciaría la verdadera aventura, entre tanto una figura observaba a los lejos a nuestro amigo.

Capitulo terminado, iniciando Arco: El vigilante.

            
            

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