Capítulo 8
Cabalgo sobre un caballo con rapidez, sus melenas sobresalían por la fuerza del aire y la velocidad que su caballo galopaba. A sus lados, había dos caballos más, montados por dos guardianes guardaespaldas clase elite.
– ¡Vamos, rápido no tenemos mucho tiempo! – grito burlesco, riendo de la felicidad, queriendo saber la reacción de su añorado y cariñoso padre, al saber que no llegaría a tiempo a un desconocido evento.
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- ¡¿Qué?! ¡Que mi hija no llego! – Golpeo la mesa con fuerza, no dañando su madera severamente, pero si lo suficiente como para dejar una marca. – Maldición... tendré que enseñarle modales de nuevo a esa mocosa... - gruño en furia, para seguidamente intentar respirar tranquilo y acariciar sus sienes.
- eso parece mi señor – respondió un hombre arrodillado, habiendo escuchado sin intención algunas las últimas palabras mencionadas, supongo que tenía un buen nivel auditorio. - ¿Desea que haga participe? – pregunto dejando de arrodillarse poco a poco, dándole una mirada tranquila y curiosa al enojado hombre.
- Dios.... Mío... justo ahora debía hacerlo – se susurró a sí mismo en voz baja, una mirada triste le dirigió al hombre que tenía en frente, y simplemente asintió a su respuesta. – Agradecería que tomaras las riendas del asunto, mientras tanto me encargare de hacer tiempo –
El hombre sin decir nada, paso retirarse de la habitación, no antes asentir la respuesta dada por el anciano que estaba preocupado y paranoico por las acciones de una de sus hijas.
- Confió en ti – pensó el anciano, observando como aquel protector se desvanecía poco a poco, hasta que las gigantescas puertas se cerraron, y la figura ya no se vio más antes sus ojos. El anciano preocupado, suspiro, trato de calmar las inseguridades que su mente le mostro, imaginando cada situación que su hija pudo haber pasado.
Hasta que de repente, un fuerte ruido se escuchó, las puertas se abrieron a la fuerza, producto de un guardián nervioso y lastima, curiosamente los protectores del rey se le pusieron de frente, cada uno de ellos apuntaban al guardián al cuello con sus respectivas armas. ¿Y cómo no? El guardián estaba nervioso por la situación que estaba teniendo.
- ¡S-señor!¡Tiene que escucharme! – exclamo nervioso y asustado en guardián, arrodillándose antes su señor, todo esto no era solamente presenciado por el rey y sus protectores, había personas de la nobleza como también aventureros de distintos clanes de gremios que estaban presenciando este extraño acontecimiento.
- Di lo que tengas que decir caballero– hablo firme, el anciano al atemorizado hombre, sentándose en lo que parecía ser un trono de oro, así es, estábamos hablando de un rey anciano, aquel que observaba con tranquilidad al guardián atemorizado, por su tono, supuso que sería una noticia de mal augurio. Sin otra opción, hizo un gesto con sus manos, haciendo que sus protectores asintieron a esto, y se alejaron del hombre, colocándose al lado de su rey, como si de esclavos se tratasen.
- ¿Cómo me expreso...? – dudo por unos segundos el atemorizado hombre, usando toda su voluntad, antes de caer desmayado por la tensión que estremeció a su cuerpo, debido a que estaba bastante aterrorizado, tuvo una fuerte tensión arterial. Antes de caer en el mundo de la inconciencia, menciono las siguientes palabras. –Alguien ha masacrado más de 300 personas.... – y finalmente cayó al suelo, dejando no solamente a un rey estupefacto por lo que acaba de oir, sino también lo que estaban allí.
- ¡¿Qué?!.... – murmuro aun no creyendo lo que acaba de oír, inconscientemente frunció los ceños, por la debida amenaza que se presentó en su reino, y si esto seguía así, era posible que su amenaza era tan grande que sería muy crucial para la destrucción o unión de los reinos, bueno este último, era si la amenaza era tan poderosa. Pero había un problema y es que no sabían cuál era la amenaza, alguien o algo.
Y de un momento a otro, la paranoia comenzó a surgir en su mente, ¿Y si, no se enfrentaban a un hombre, si algo que está lejos de nuestra compresión humana? En tan solo pensar que existieran seres tan poderosos que rozaran lo divino, el, tan solo, pensar en aquello estremecía su cuerpo y el temor se llenó en su interior consciencia.
- ¡Lleven a ese soldado a una habitación, para que descanse! – ordeno con firmeza y seriedad, pensando la manera de controlar este asunto. Pronto una lamparita se prendió en su cabeza y decidió hacer algo que nunca pensó hacer realidad. Una reunión con los 8 reinos que existían.
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Khaos estaba asentado sobre una enorme roca, observando como el agua fluía con calma por el horizonte, observo como el cielo azul resplandecía fuertemente, el sol lentamente parecía desvanecerse de este, como si estuviera dejando de existir, a miles de kilómetros de distancias, el ocaso llegaba listo para remplazar al astro.
Sus ojos se mantuvieron fijo, viendo aquel hermoso y verdoso horizontes, pudo notar como pájaros cantaban y animales cazaban a otros, ojeando como el ciclo alimenticio se repetía una y otra vez, rompiendo esa ilusión de un paraíso lindo, no era imposible hacerlo realidad, pero para hacerlo realidad debían pagar un precio muy alto, y era jugar con lo que los humanos desconocemos por naturaleza; jugar a ser unos dioses.
Conociendo a los humanos, harían cualquier cosa para hacer sus sueños realidad; principalmente los ambiciosos. Llegando tan lejos a tomar el camino fácil como es la venta de droga, asesinato, venta de humanos como semi-humanos o hasta algunas veces monstruos, la esclavitud era normal de toda forma, pero eso solo pasaba en 3 reinos gobernados por humanos, o tal vez eso veríamos por ahora.
De la nada, nuestros ojos comenzaron a ver como el tiempo transcurría demasiado lento, incluso los movimientos de Khaos parecían inamovibles, mientras pasaba tal situación extraña, una luz brillo de manera significativa, iluminando por unos breves momentos el bosque y a través de ellos, se pudo ver como se transformaba en algo, un ser vivo que a nuestros ojos no podíamos ver, estaba muy lejos de la vista humana, era posible si tuviéramos la visión de un águila.
Y luego de aquel acontecimiento, todo pareció ir normal, excepto khaos por alguna razón pudo ver una gigantesca luz y al mismo tiempo pudo ver que desapareció de la faz en unos míseros segundos. Pero esta vez no, no dejaría que la curiosidad lo dominase, suspiro, y respiro hondo en armonía, parpadeo unos momentos y observo una dirección específica, seguidamente se paró y comenzó a caminar hacia su nuevo destino.
De nuevo, un nuevo camino estaba creando, después de todo un caminante no sería si no formara sus caminos, de a poco iba ganando experiencias y conocimientos en este mundo, así como asesino, también ha salvado vidas ya sean humanas o no humanas, poco a poco iba eliminando el mal a su manera.
Repentinamente sus instintos se aceleraron y de forma involuntaria su cuerpo su movió hacia un lado, esquivando de lo que pudo ser una embestida de un león dorado, tal como el león de nemea, acto seguido, el salvaje animal rugió con fuerza e imponencia, retumbando media naturaleza con su poderoso grito.
- Mierda... - fue lo único que pudo decir el guerrero, al ver semejante león, eligiendo la opción de correr "cobardemente", usando los arboles como escudo, logrando salvarse muchas veces de las garras del león, usando a los arboles como distracción, a decir verdad, tenía tanta suerte, pero al mismo tiempo una mala suerte, cada que león atacaba, los árboles se partían a la mitad.
Tenía dos opciones la primera era huir, o la segunda siendo la decisión más suicida, matar o domar al león. Pensándolo bien, esta vez tomaría una estúpida, pero tal vez beneficiosa decisión, esquivo por última vez el ataque del león, y dejo de correr desenfrenadamente, y se le paro de frente, pegándole un puñetazo en la mandíbula con fuerza, dejándolo un poco mareado, aprovechando los segundos restantes, se subió a su espalda rápidamente y cuando menos se lo espero, el león comenzó a correr tan pero tan rápido, que obligo a khaos, agarrar los pelos del león por instinto para no caerse, reventarse con el suelo por la misma caída.
León hacia movimientos feroces y rápidos, intentando que su víctima cayera al suelo, mientras, por otro lado, el guerrero hacia lo que podía, no iba durar para siempre montado sobre una incontrolable bestia, estaba sufriendo mareos por los repentinos movimientos que realizaba el animal, hasta que de manera imprevista perdió la consciencia e inevitablemente cayó al suelo, arrastrándose entre la tierra, por la fuerza del viento junto a la velocidad que impulso el león.
Mientras el león frenaba su correr, el cuerpo del guerrero se levantó como si alguien lo controlara, su mano derecha desenfundo y empuño la espada en armonía, rápidamente se impulsó hacia adelante, realizando varios cortes diagonales y verticales hacia el animal, ocasionando que retrocedería y sufriendo algunas heridas no tan graves, sin embargo, movió la cabeza, volviendo a ser consciente, gruñiendo al guerrero.
Por otra parte, Khao estaba inconsciente" observando" al león, pero encima de él, había una figura oscura con su misma apariencia, la única diferencia eran sus ojos, que brillaban violentamente de un color blanco.