Capítulo 7
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Una respiración agitada, escondiéndose de alguien, detrás de un oscuro y peligroso callejón de la ciudad de Sheila. Una mano tapo su boca, que agitada respiraba, tratando de calmar aquellos sentimientos temerosos y nerviosos. Sus ojos naranjos estaban derramando lagrimas sin cesar, una imagen se repetía en su mente, un asesinato, un sacrificio.
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Un golpe se sintió en el lugar, una figura se levantó con brusquedad de su cama, tras despertar comenzó a mirar a los lados con rapidez, cuando no hubo nadie, suspiro de alivio, relajando su tensionada mente, y se froto los cienes con delicadeza.
Al rato, se paró de su cama, camino hacia las afueras de la cabaña, y tranquila pudo distinguir a una figura, un hombre, sentado en el tronco, con un palo en mano, y aquel palo tenía un pescado lo suficientemente grande como para llenar el estómago humano, y se estaba cocinando en aquella fogata.
La mujer que recién salió de la cabaña y recientemente del trance, rápidamente desenfundo su arma, y la empuño con ambas manos, corrió hacia el extraño, impulsando con rapidez su pierna, y cerca de sus metros, realizo un salto para hacer un corte desde arriba hacia abajo.
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El hombre que estaba tranquilo cocinando su pescado, sintió como sus más profundos instintos de supervivencia se alteraron, y de repente, se levantó con rapidez y por milagros esquivo el ataque sorpresa de parte de la mujer.
Tras eso, ataco en frente con el palo que sostenía su mano izquierda, golpeando con gran rapidez y fuerza, un punto vital del bíceps de su enemiga, paralizando en el proceso el brazo izquierdo y luego de eso, dio una patada frontal en el estómago, provocando que la mujer retrocedería y se retorciera del dolor, al no poder reaccionar la patada por la repentina parálisis del brazo izquierdo que le ocasiono el guerrero, sin mencionar el dolor que sentía en su bíceps o incluso en su panza.
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– ¡Maldición! – grito para sí misma, enojada consigo misma por actuar impulsivamente, y ahora estaba por pagar el precio, retorciéndose del dolor, ya su mandoble no podía portar, su brazo izquierdo estaba paralizado por ese ataque de presión, o incluso podría estar dislocado, en teoría, aunque no creo que sea posible.
Cada respiración agitada que daba, mas sus temores interiores se incrementaban, ese temor de morir, esa sola idea hacia que su corazón se retorciera y se obligara a latir más fuerte que antes, pero algo raro sucedía.
Tan pronto como pudo, levanto su cabeza, observo con una mirada temerosa, al contrario. Pero nada sucedió, simplemente allí estaba, parado, como si nada pasase, sosteniendo su mandoble que resplandecía por la luz del sol.
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Un largo suspiro se escuchó por el lugar, clavo con fuerza el mandoble al suelo, hundiendo la mitad del frio metal en la tierra, una vez hizo eso, se alejó de la chica, solo para sentarse en el mismo tronco, de la cual, estaba algo dañado.
Y nuevamente se dispuso a cocinar su pescado con aquel palo, pobre del guerrero, al ver que no estaba el pescado y que solamente estaba cocinando, o más bien quemando la rama, haciendo que suspirase con amargura, tirando el palo en la fogata y se dispuso levantar, solo para seguir su destino hacia un lugar, que no estaba tan lejos de la cabaña.
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Finalmente, la chica, tras unos minutos pudo recuperar el aire con calma, ya no respirando con agitación por el dolor provocado por su contrincante, se levantó con dificultad, con su mano derecha cubría su estómago, caminando de manera inepta hacia su mandoble, cuando llego con su mano derecha de la cual cubría anteriormente su estómago, intento en vano quitar el mandoble clavado en la tierra, estaba débil, por lo tanto era obvio que no podría, pero su terquedad y su supuesta inquebrantable voluntad no permitirían tal humillación y seguiría intentando sacar aquel mandoble de la profunda tierra.
Las horas pasaron y pasaron sin cesar, hasta que desistió, cayendo al suelo inevitablemente por el cansancio, sin embargo, su consciencia no la perdono e hizo que su mente cayera en el mundo de los sueños sin dejarle la oportunidad de oponerse.
– El mundo de los sueños: Elther. –
– Viejo mono ¿Cómo estás? – pregunto con una sonrisa inocente, viendo con felicidad al mono blanco.
El envejecido animal no susurro ni menciono algunas palabras, solo, tan solo, acaricio las mejillas de la niña de forma paterna, sus ojos verdes veían profundamente aquellos ojos naranjos de la niña, su otra mano acaricio la cabeza de la misma.
– ¿Pasa algo, viejo mono? – pregunto la niña, no recibiendo repuesta de su protector, al contrario; se alejó, abandonando aquellas caricias que le propinaba a la menor, la niña cuando vio estas acciones de su parte, intento seguirlo, pero de nuevo, fracaso. Cada paso que daba, más se alejaba del animal, lentamente aquel lugar colorido y tan hermoso comenzó a volverse tan oscuro que la misma noche.
El temor comenzó apoderarse de la niña, no entendía nada, como ese lugar tan añorado y feliz que vivía hace unos momentos, se volvió de repente tan oscuro, incluso no había ninguna luz que iluminara la profunda y eterna oscuridad, lo que a menudos los humanos representamos como el "Mal".
Tantos conceptos diferentes, bastantes ideologías, bastantes pensamientos, cada uno representando los correctos e incorrecto en un blanco y negro, yin y yang, luz y oscuridad, bien y mal. Moral e inmoral. Y al final todos tenemos pensamientos colectivos, cada humano ocultando su verdadera fachada, ocultando su verdadera naturaleza. Tal vez deberíamos agradecer que la religión existe, algo que por más que lo neguemos, ha sido una chispa de esperanza entre la oscuridad para nosotros, los seres que habitamos en este planeta, algo que nos ha mantenido cuerdo, o en estos momentos el mundo en caos estaría, y personas con una entrañable sonrisa verían y disfrutarían como el mundo se destruye a sí mismo.
Los ojos naranjos de la niña brillaron en la plena oscuridad, y a su vez los ojos del mono brillaron de color rojo, abandonando cualquier rastro de aquel color verde que una vez tuvieron sus pupilas, no obstantes antes de que desapareciera del sueño, susurro unas palabras que colmarían su mente, su manera de pensar.
– Perdona a tus enemigos... pero no olvides su nombre y lo que ha pasado, aprende de ellos... – Murmuro sin sentido algunos, o al menos eso parecía ser para algunos de nosotros. Y luego de eso, todo se volvió tan oscuro.
– Fin del Elther –
– ¡Ahh! – despertó repentinamente entre los gritos la mujer, solamente para ver que estaba sola en el bosque y fuera de su cabaña, aunque luego recordó los sucedidos antes de caer al mundo de los sueños.
– Maldición... esta vez, estoy viva de milagro, si no fuera porque ese hombre tuvo misericordia de mí, no estaría respirando en estos momentos por mi actitud impulsiva – Pensó enojada la chica, sacando el mandoble clavado con ambas manos de la tierra, al haber recuperado la movilidad de su brazo izquierdo, y luego de eso, se metió en la cabaña con urgencia, y ponerse la armadura, tenía unos días de límites para llegar hacia el reino Dhira.
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– Otro lado; Pueblo Jaim –
Allí estaba el guerrero, con su ya acostumbrado semblante sereno e indiferente, recordando con extrañeza aquella chica que le ataco, para después dejarlo en el tercer plano como si nada, después de todo eso no era vital para su pensar, simplemente era una mujer torpe para él.
Ya no tenía aquella capa negra, bueno lo tenía, pero estaba destrozado, ahora mismo lo usaba, pero parecía que era un superhéroe, un héroe con capa siendo totalmente lo contrario de lo que él pensaba, un pensamiento común pero no tan común entre la sociedad , el bien y el mal no existen, todo es relativo, no hay moral e inmoral, simplemente humanos con diferentes pensamientos, aunque como toda persona tenia moral, así que en cierta forma era un hipócrita pero eso no le importaba, después de todo, no era un dios, era simplemente una vida más del montón.
Tan pronto como paso, en segundos su espada saco al exterior, empuñándola con su mano derecha, mientras que su mano izquierda usaba un escudo que lo protegería de todo ataque enemigo, y sin pensarlo dos veces, se dirigió al pueblo, dispuesto a eliminar a los males que perturban la paz de las gentes inocentes y de los débiles.
Él era el verdugo, mas no su salvador, solo un verdugo, un mal necesario desde el punto de vista de algunos. Cuando llego al pueblo, lo primero que hizo fue noquear con su escudo a los caballeros que protegían la entrada del pueblo, tras hacer eso, escondió a los guardianes en un lugar donde nadie lo atacaran, no tenían la culpa de lo que el provocaría en el pueblo.
Una vez que hizo eso, entro al pueblo, empuñando con fuerza la espada, y de la nada su cuerpo comenzó a desprender una energía oscura, no se veía, pero se podía percibir en los instintos, producto de esa involuntaria energía, varias personas comenzaron a salir a las calles del pueblo, lastima.... esa aura que desprendía ocasiono que las personas que se suponían que eran malas comenzaron a volverse cada vez más locas, sus instintos poco a poco iban tomando el control de su cuerpo, debido a esto, comenzaron a atacarse entre ellos, llegando tan lejos como para matar a los suyos, aquellos quienes no esperaban eso, atacaron a sus propios miembros "Traidores".
Khaos aprovechando tales actos, se unió al combate, comenzando una lucha sangrienta, asesinando a diestra y siniestra a cada enemigo que se le cruzara en el camino, aunque tuvo compasión con algunos, permitiéndoles vivir al percibir rastro de bondad e involuntarios al meterse en lo que la sociedad llamo corrupción y maldad. Sin embargo, antes de dejarlos con vidas, este marco una extraña marca en los cuerpos de los perdonados, no importando si eran mujeres, debía dejarle una lección por sus voluntades débiles o en algún punto de su vida morirían. Aun así no todo era color rosa, tuvo que asesinar a niños que lamentablemente ya no tenían salvación, y para evitar más sufrimiento asesino fríamente a los prójimos, horas y horas pasaron, se seguía escuchando gritos desgarradores por todos lados hasta que finalmente cada sonido horrífico desapareció, y si, allí estaba Khaos, parado en una pilas y pilas de cadáveres, su armadura dañada, su escudo partido por la mitad y su espada llena de sangre, reluciendo incesantemente con la poca luz del astro rey. Y una respiración agitada se podía sentir, una vez más observo los alrededores, había matado a 300 personas total, aun así, todavía había muchas personas en el pueblo, quizás no dejo una bonita imagen, pero ahora mismo se encargaría de esto, y de algo había aprendido con los días, tenía la habilidad de absorber y en consecuencia su armadura al igual que su espada e escudo se repararían y su material se volvería más resistente, incluso su cuerpo se curaría y recuperaría su estado original, mejorando algunas estadística humanas.
Y sin perder el tiempo, clavo al suelo su espada, en unos minutos la arma brillo de un color rojo blanquecino fuertemente, y aquellos cadáveres comenzaron a ser absorbido por la tierra, quien se lo trago lentamente, pero la energía fue digerida por la espada, la sangre ya no estaba en el suelo, todo lo que su espada toco o corto fue absorbido por voluntad del guerrero, quien ahora estaba recuperado al 100%, observando con calma los cadáveres restantes que eran como 4 y luego se encargó de ellos, mientras que la gentes salieron al pueblo, para ver los sucedidos, solo para ver que había un guerrero caminando hacia una cafetería como si nada, tal parece que los gritos que escucharon en su pueblo, fueron imaginaciones de su mente, o tal vez no.... Sea como sea, no podrán saberlo, nunca más. Lo importante era que la corrupción que había en este pueblo ya estaba al borde de la extinción, y Khaos se encargaría de la última migaja que sobro de la torta.