Siempre Tuya
img img Siempre Tuya img Capítulo 7 La fiesta de compromiso (Primera parte)
7
Capítulo 13 No somos amigos img
Capítulo 14 Tu color favorito img
Capítulo 15 Señorita img
Capítulo 16 Él siente celos img
Capítulo 17 La competencia de baile img
Capítulo 18 La sorpresa de Sophia img
Capítulo 19 Te lo mereces img
Capítulo 20 Cabeza hueca img
Capítulo 21 Es mejor morderse la lengua img
Capítulo 22 Besos falsos img
Capítulo 23 ¡No son celos! img
Capítulo 24 La ausencia de Sophia img
Capítulo 25 La esposa terca img
Capítulo 26 ¡Campeones! img
Capítulo 27 Rian desapareció img
Capítulo 28 ¿Qué le está pasando img
Capítulo 29 El accidente de Alex img
Capítulo 30 Una pérdida de tiempo img
Capítulo 31 Es él img
Capítulo 32 La tormenta img
Capítulo 33 La madre de Sophia img
Capítulo 34 Lo siento img
Capítulo 35 Preso de los celos img
Capítulo 36 La señora Kelley img
Capítulo 37 ¡Ella es igual que las otras chicas! img
Capítulo 38 El juicio equivocado img
Capítulo 39 Eso es lo que llamamos amor img
Capítulo 40 Tu esposa es una mujer fuerte img
Capítulo 41 Un admirador secreto img
Capítulo 42 Confundida img
Capítulo 43 Si no hay beso, no hay teléfono img
Capítulo 44 Layla img
Capítulo 45 Déjà vu img
Capítulo 46 Negación img
Capítulo 47 Ella es como un acertijo img
Capítulo 48 Dormirás en mi habitación img
Capítulo 49 ¿Dónde está mi beso img
Capítulo 50 Es un buen hombre img
Capítulo 51 Osito de peluche img
Capítulo 52 Está enfermo img
Capítulo 53 ¿Puedes cantar para mí img
Capítulo 54 La tienda de regalos img
Capítulo 55 Mi esposa img
Capítulo 56 Un beso apasionado img
Capítulo 57 Una pequeña cosa loca llamada amor img
Capítulo 58 No vivas en el pasado img
Capítulo 59 La suerte no estaba del lado de Sophia img
Capítulo 60 Lo opuesto a la verdad img
Capítulo 61 Decepcionada img
Capítulo 62 Ya me cansé img
Capítulo 63 Paquete img
Capítulo 64 El amor de una madre img
Capítulo 65 Ya no constituyen un matrimonio img
Capítulo 66 Si la mirada matara... img
Capítulo 67 Ridículo img
Capítulo 68 Él te ama, Belle img
Capítulo 69 Rendirse img
Capítulo 70 ¡Tengo una idea! img
Capítulo 71 Plan de escape img
Capítulo 72 Ella lo sigue a San Diego img
Capítulo 73 Estás borracha img
Capítulo 74 ¡Sí...te amo! img
Capítulo 75 Déjame explicarte img
Capítulo 76 Enamorarse no es un error img
Capítulo 77 ¡Te equivocaste, amigo! img
Capítulo 78 ¡Estaba equivocado! img
Capítulo 79 Su padre img
Capítulo 80 ¡Amo mi vida! img
Capítulo 81 Tu padre está enfermo img
Capítulo 82 ¡Me equivoqué! img
Capítulo 83 ¿Qué hay en la caja img
Capítulo 84 ¡La amo! img
Capítulo 85 Quiero conocer a tu marido img
Capítulo 86 El falso yerno img
Capítulo 87 Nunca lo dejaré de amar img
Capítulo 88 Invitados img
Capítulo 89 ¡No quiero ver tus joyas! img
Capítulo 90 Les haré pagar, cariño img
Capítulo 91 Sin motivos para celebrar img
Capítulo 92 Una segunda oportunidad img
Capítulo 93 El interrogatorio img
Capítulo 94 Las últimas palabras de su padre img
Capítulo 95 ¿Puedes volver a ser mi osito de peluche img
Capítulo 96 Un buen padre img
Capítulo 97 Los De Lucca img
Capítulo 98 ¡No te pedí que te quedaras! img
Capítulo 99 ¡Protegeré lo que es mío! img
Capítulo 100 De regreso img
img
  /  3
img

Capítulo 7 La fiesta de compromiso (Primera parte)

Perspectiva de Sophia:

"¡Llegas tarde!", dijo una voz.

Mi cabeza se giró, tan pronto como lo escuché. Si no fuera por la fría mirada, agradecería semejante apariencia. Craig tenía razón, este hombre parado frente a mí era, en calidad, apuesto como el diablo y rebosaba atracción sexual. Por supuesto, estaba mal decirle eso, porque no quería que se sintiera como un rey o un rompecorazones, ya que eso, solo le aumentaría el ego.

"Por lo que recuerdo, la celebración comienza a las tres de la tarde. Así que, miré la hora y todavía quedaba tiempo, lo que significa que no voy atrasada, de hecho, tengo unos diez minutos antes de la fiesta", argumenté al darle mi más encantadora sonrisa, pese a una inexplicable sensación en el estómago.

"¿En realidad enfatizas que estás sin demora?", expresó y tragué saliva en cuanto los ojos se le posaron en mi escote.

"Porque lo estoy, de igual forma, mis ojos están aquí arriba", dije, con un señalamiento a mis facciones. "Y no mires más allá de la abertura, porque eso no te ayudaría en nada".

Vi cómo se sorprendió con mi franqueza, pero era mejor demostrarle temprano, mi carácter. Por tanto, la idea fue dejar que se adaptara a mi comportamiento y no solo yo al suyo, en especial con sus opiniones algo insultantes.

Lo intenté dejar atrás con unos pasos hacia la entrada, aunque me logró agarrar del brazo.

"¿Adónde vas", inquirió mientras contraía el rostro.

En consecuencia, puse una mirada al cielo y repliqué: "¿Adónde crees que voy? Está claro que adentro, para que podamos comenzar el festejo".

"¡La próxima ocasión, asegúrate de llegar media hora antes! ¡Mi tiempo es demasiado valioso para perderlo!". Los dientes se le mantenían bien ajustados, a la par que tomaba mi mano y la envolvía en su brazo, para sorpresa mía.

"¿Quién te pidió que me esperaras, Señor Kelley? Lo hiciste porque quisiste, al contrario, no le dije que perdiera nada al esperarme".

De manera que, comenzamos a caminar hacia el pórtico y en el momento que mi escolta dejó de moverse, yo también me detuve a mirarlo.

"No sabes lo que puedo hacer con tu dulce e inteligente boca, Sophia".

¡Dios mío! ¿Por qué mi nombre sonaba tan hermoso y sexy cuando lo mencionaba? En efecto, hice la pregunta que se suponía que estaba dentro de mi cabeza.

"¿Qué planeas hacer con mi tan halagada boca? ¿Me vas a besar?". Vi el asombro presente en su rostro, y era demasiado tarde para retractarme.

Por un segundo, el hombre sonrió al repasar mis labios mientras levantaba una palma hacia mi mejilla izquierda.

"No sabía que leías la mente, cariño".

Al escuchar cómo me había llamado, no pude evitar que se entrecortara mi forma de respirar. Después, bajó la cabeza muy despacio hasta que estuvimos a solo centímetros.

"¿Si lo hago, te importaría?", preguntó con un tono diferente.

Podía escuchar los vertiginosos latidos que expedía el corazón dentro de mi pecho. Eran ensordecedores, al punto que me entumecían los sentidos y no lograba notar a la gente en la entrada, quienes ahora nos miraban. Sin perder contacto visual, de repente volvió a bajar la cara y antes de que nuestros labios se tocaran, antes de que perdiera mi primer beso, se percibió una voz familiar desde el umbral de la recepción.

"Chicos, lamento molestarlos en tan dulce momento, estamos a nada de comenzar la fiesta, pero no se preocupen, aún pueden continuar dentro", apuntó la señora Kelley que, con complicidad, nos guiñó un ojo.

'¿Qué se suponía que iba a pasar? ¿Nos hubiésemos besado? ¿En verdad sería eso posible?', analicé.

Pude sentir la piel de mi cara dibujada de un rojo carmesí, En definitiva, no sabía que Andrew y mi suegra nos observaban, ahora con amplios ademanes alegres.

"Vamos", profirió al agarrar mi mano para ponerla de regreso como adorno de su brazo.

No dije nada, sin más, dejé que me arrastrara dentro de la enorme sala de estar.

Primero, presentó algunos socios comerciales con semejante mohín y gestos extra empalagosos, que hasta las hormigas se mostrarían tímidas de dicha dulzura. Traté de lucir calmada durante las formalidades, sonreí a quienquiera que me introdujera, pero cuando se trató de cierto compañero, así de simple, le dio mi nombre dispuesto a marcharse.

"Hola, soy Jack", formuló el joven de unos veintitantos años y extendió la mano enfrente.

"Sophia", respondí en el instante que logré devolverle la dulce mímica que ostentaba.

"Lamento el comportamiento de mi mejor amigo, tal vez solo está estresado con algún problema de la empresa", manifestó dándome una copa de vino que transportaba el camarero encima de una ofrecida bandeja.

Reí entre dientes mientras aceptaba la bebida. "¿Estresado? No lo creo, estoy segura de que, aunque no tenga un problema de trabajo, el comportamiento no le cambiaría de ser frío arrogante y grosero".

Por otra parte, el nuevo conocido sacudió la cabeza y los ojos describían pura diversión debido al comentario.

"Me gustas", espetó de improviso.

Casi de manera involuntaria, mi vista se estrelló en la fisionomía del caballero, quejosa. "Disculpa, ¿qué?", objeté.

"Quiero decir... Me gusta cómo te comportas en presencia de él", explicó veloz.

"Te refieres a mi manera de referírmele con enérgicos comentarios y de describirlo con esos fuertes adjetivos".

El muchacho escondió lo risible. "Exacto, además de tu forma de actuar, contraria a la de otras féminas alrededor".

"Mmm, ¿Qué cosa? ¿Coquetear?". Pregunté asintiendo.

"Mostrarte seductora", aclaró.

Tan pronto como mis oídos captaron las palabras, comencé a reír a carcajadas en medio de más de cincuenta personas, reunidas en el lugar.

"Yo nunca haría eso, Jack, incluso si fuera el último hombre en la tierra, preferiría morir antes que seducirlo", detallé y puse los ojos en blanco.

"¡Oh! En verdad me gustas, Sophia, ¡eres incomparable!".

Ambos nos divertíamos, cuando en un lapso, vi a Daniel parado cerca de la entrada con Andrew. El primero lanzaba puñales con los ojos, solo que no estaba segura que estuvieran destinados a mí o al mejor amigo. Así, lo ignoré y volví toda mi atención en quien tenía delante, por lo que llegué a desconocer en qué momento Daniel abandonó todo y se marchó de la recepción.

"¿Hace cuánto tiempo se conocen?", cuestioné curiosa.

"¿Daniel y yo?", interpeló. Luego de ratificarle con un movimiento positivo, me contestó: "Bueno, desde la universidad".

"Entiendo, por eso se convirtieron en mejores amigos", opiné.

"Si, estás en lo cierto, de hecho, somos cuatro en nuestro círculo cercano, tu futuro esposo, Ryan, Alex y este servidor. Los conocerás más tarde, pues estoy seguro de que no se perderían el evento por nada del mundo.

"¿Aunque fuera falso?", insinué.

En contraparte, me miró directo al alma. "Si, a pesar de que lo fuera", acto seguido, moví la vista de arriba hacia abajo.

"Bueno, dime, ¿a qué te dedicas? Quiero decir, trabajas, estudias o...".

"Trabajo, soy instructora de baile".

"¡Maravilloso! ¡Eso es genial! Entonces, ¿eres la maestra Sophia?".

"Si, algunos de mis alumnos me dicen así, pero el resto se dirige a mí como señorita".

"¿Pudiera visitar tu estudio en alguna ocasión?".

"Si, ¿por qué no? Pásate cuando lo desees".

"¿Puedes darme una lección gratis?", continuó.

"Seguro".

Me sentí a gusto con él, a diferencia de con su mejor amigo.

~~~~~~~ ° ~~~~~~~ ° ~~~~~~~ ° ~~~~~~~

Perspectiva de Daniel:

'¡Ya veo que sabes cómo jugar este juego, mujer! ¡Eh! ¡Vaya! ¡Coqueteas con mi viejo conocido! ¡Eso es un golpe bajo!'.

Apreté los puños a la par que caminaba fuera del lugar. Necesitaba salir para calmar un poco mis nervios, antes de tomar la decisión de echarlos a la calle.

Un auto deportivo negro se detuvo frente a mí y en el segundo que vi a mi pariente salir del mismo, oculté de inmediato mi enojo con una sonrisa.

"Hola, hermanita", la saludé y sus ojos se agrandaron al verme.

"¡Oh!, Que tal hermano mayor. ¡Mira que te extrañé!", corrió hacia donde estaba y me abrazó por la cintura con fuerza.

"Yo también te eché de menos, gracias por asistir".

Enseguida la besé en la frente, previo a darle otro abrazo, era cierto que la había extrañado. Aun cuando ni siquiera yo podía pedirle que viviera conmigo, estaba feliz de que ella y Alex admitieran, al fin, el amor del uno para el otro. Llevaban cuatro años de casados, pero todavía vivían separados.

"¿Cómo estás?", señalé a Alex. Me giré para verlo, con una mueca connivente.

"Todo muy bien", indicó.

Nos dimos un fraternal y varonil abrazo.

"¡Felicidades mi compadre, por fin sientas cabeza!". Añadió una palmada a mi hombro.

"¡Tss! ¡Me hubiera gustado!", resoplé, a medida que negaba con la mirada lo dicho, asimismo, ignoré por completo el instante en que compartieron contacto visual después de mi declaración.

"Esto... Dani, ¿por qué estás aquí afuera? Es tu fiesta de compromiso, deberías estar cerca de tu novia", expresó mi consanguínea.

"¿Novia?", farfullé con desaprobación y le lancé una ojeada con ese sentimiento.

"¡Ah, verdad! Me refiero a prometida, lo siento mucho", Posterior a intentar rectificar, tomó alegre mi brazo.

"¡Tss!", exhalé, dado que, aquella palabra, por sí sola, hacía que me atormentara sobremanera. Además, la imagen de mi prometida, entre galanterías con Jack, continuaba un baile en mi pensamiento.

"No pareces muy feliz, Dani", agregó.

"¿Y quién lo sería?. ¡Está solo interesada en mi dinero!", revelé inconforme otra de las razones por las que no quiero acercarme tanto a Sophia.

"Querido, de esa manera solo la juzgas".

"No la has conocido, Rian, entra y espera a encontrártela", Articulé un tanto desganado.

"¡Increíble! ¡Daniel! ¿Ni siquiera nos la vas a presentar?", requirió, con énfasis en mi nombre.

Si en realidad no supiera la actitud de mi hermanita, la dejaría pasar sola, pero no, es diez veces más terca que yo.

"¡Está bien! Me convenciste, ¡iré con ustedes!", especifiqué, con los ojos en blanco, mientras abría camino dentro.

Entramos a la mansión con una expresión diferente en cada uno de nuestros rostros. Ellos, emocionados de conocer a mi supuesta prometida y en oposición, yo entre rezos, para que esta muchacha no estuviera con Jack o de otra forma tendría que atarla a mis caderas.

"¡Guau! Cariño, ¿pinté la pared de rojo?". Todos escuchamos la voz de mamá desde la esquina y mi pequeña hermana le sonrió.

"Si, mi querer, también la pintaste con tu amor y alegría", subrayó papá, que estaba al lado y se regocijaba en la pareja, del mismo modo, descansaba un brazo alrededor del hombro de la esposa y con el otro, sujetaba una copa de vino.

"Padres", Rian los abrazó uno a la vez y Alex se propuso imitarla.

Se felicitaron mutuamente y sostuvieron una conversación sobre la vida matrimonial, no pude hacer más que escucharlos.

"Ahora que ustedes dos están juntos, esperamos que nos den un nieto", pidió mi padre, con un par de apretones al hombro de Alex.

"No tiene de qué preocuparse, señor, ya estamos en el proceso", habló el joven con confianza.

"Bien entonces, porque aquí mi hijo está bajo esfuerzos de lograr darme uno", mencionó.

Mi cara mostró cierta amargura, después de escuchar el comentario del progenitor. Por supuesto que yo sabía que la referencia era hacia mí. Me entraron muchas ganas de interrumpirlos y especificarles: "Eso es bastante imposible que suceda", pero me quedé callado. Incluso mi hermana casi se muere de la risa.

En el minuto que tuvieron la oportunidad, se escaparon muy despacio de la plática.

"¿Cuál es el nombre de tu futura mujer, Dani?".

Atendí a la cuestión que hizo mi semejante: "Sophia".

Durante un largo vistazo a través de las pocas personas no tuve éxito en encontrarla.

"¿Por casualidad, la buscas?, inquirió de nuevo.

"Si", contesté, pero me sorprendió cuando el tono de voz le sonó irritado.

"¿Puedes, al menos, completar una sola oración más desarrollada, Dani? ¡Vaya que eres molesto!".

"No entiendo, ¿cómo quieres que responda tus preguntas? Su nombre es Sophia y si, la estoy buscando. ¿Eso es lo que querías?". Las palabras salieron con el mismo nivel de molestia, dado, en especial, por el hecho de que no podía ni ver a mi prometida en ese momento.

Me volteé rumbo a mi pariente cuando hacía divertidas muecas. "¡Si, comprendiste! Eso es, en esencia, lo que quiero. Por tanto, gracias por rellenar con frases".

"¡Tss!", resoplé sin más y continué la búsqueda entre la multitud.

Se divertían con mi diligencia, pero me hallaba demasiado concentrado en buscar a Sophia y Jack en medio de los invitados. Apreté las mandíbulas cuando la descubrí, en ese minuto, acompañada de Andrew.

"La encontré", expresé.

Luego, señalé con el dedo en la dirección correcta. Está de espaldas a nosotros, pero estoy de seguro que es ella, porque además de mi madre, es la que también lleva un vestido morado esta noche.

Noté que el ceño de Rian se marcaba más profundo en cada paso hacia mi prometida.

"¡Oh Dios!", exclamó.

Por ende, la miré confundido en cuanto jadeó y se puso las manos sobre la boca.

"¿E-estás seguro... que esa es tu pareja, Daniel?", tartamudeó mi hermana.

"Sí, claro, ¿por qué lo dices?", averigüé con expresión contraída. No sabía cuál era el motivo de que actuara así.

Pero sin responder nada, avanzó de inmediato rumbo a Sophia Mientras Alex y yo la seguíamos. A escasos metros la una de la otra, llamó con un nombre diferente que me crispó las emociones.

"¿Belle?".

            
            

COPYRIGHT(©) 2022