"Me gusta tu vestido, Sophia. Te ves aún más hermosa", dijo Andrew luego de un rato.
"Gracias. Tú también".
"¿Yo también me veo hermosa?". Al escucharlo, puse mis ojos en blanco. "Solo bromeaba".
Él sugirió hablar acerca de música y seguimos conversando, esto atrajo mi atención. Tanto Jack como yo estábamos escuchando su historia y sus chistes malos. Este otro también compartió su amor por la música, pero el problema era que la música no lo amaba a él. Bueno, este no era el caso de Andrew, que nos mostró algunas fotos de los instrumentos musicales que tenía en casa y por supuesto, me quedé callada y no les conté nada acerca de mi anterior trabajo en la universidad.
También toco diferentes instrumentos musicales, pero el que más me gusta es la guitarra. Mi papá me enseñó a tocarlos cuando tenía once años. Dejé la escuela de baile a los diez, fue entonces cuando mi mamá nos abandonó y yo solo me concentré en lo que papá quería que hiciera. Un día llegó a casa con una guitarra en las manos y me enseñó a usarla. A partir de ahí fue que empecé a aprender a tocarlos.
En verdad me gustaba bailar en aquel entonces, pero no tuve más remedio que dejarlo porque quería que papá fuera feliz a pesar de la ausencia de mamá. Hice todo lo que él quería que hiciera, pero no hay mal que por bien no venga porque lo usé como mi trabajo a tiempo parcial en la universidad.
El que recién se había sumado al grupo estaba en medio de su narración sobre su guitarra cuando escuché la voz familiar de una mujer detrás de mí y el nombre con el que solía llamarme.
"¿Belle?".
Tragué saliva mientras me giraba muy despacio para ver a Rian, que estaba parada a unos pocos pasos de mí. Parpadeé una y otra vez, entonces me quedé boquiabierta cuando me di cuenta de que en realidad era ella.
"¿Rian?".
Al final nuestras miradas se cruzaron y puse mi boca en forma de 'A' y luego de 'O' al mismo tiempo. Fue en verdad un momento sorprendente para mí. Nos acercamos la una a la otra y nos estrechamos en un muy apretado abrazo.
"¿Qué estás haciendo aquí?", ambas preguntamos al unísono.
Se mordió el labio inferior y me percaté de la mirada que le lanzó a Daniel, que se encontraba detrás de ella con el ceño fruncido.
"¿Ustedes se conocen?", este último nos preguntó a ambas.
"¿Tú lo conoces?", le pregunté también a ella y desplacé mi mirada hacia este.
"Hum... de hecho, es mi hermano".
"¡Oh!", exclamé en un verdadero estado de choc.
¡Pero qué pequeño es el mundo! Mi prometido y futuro esposo era hermano de una de mis amigas de confianza de la universidad. La persona con la que había compartido todos mis secretos y vivencias era nada más y nada menos que la hermana menor de quien adoptaré el apellido dentro de dos semanas.
Todos permanecimos en silencio y nadie se atrevió a hablar hasta que mi prometido nos preguntó a ambas enarcando las cejas.
"¿Cómo se conocieron ustedes dos?".
Ante esa pregunta, ella sonrió de súbito y tomó mi mano.
"Estudiamos juntas en la misma universidad. De hecho, ella era mi mentora y fue quien me presentó a la banda", le respondió, sonriendo... No... Más bien sonriendo con complicidad.
"¿Mentora?". Las cejas de este casi se rozaron una con otra.
"Sí, pero es una larga historia, Dani, así que no me preguntes cómo, cuándo ni por qué, porque sé que en realidad no es que te interese".
Ella lo llamó 'Dani', pero eso no fue lo que captó mi atención, sino sus palabras 'no es que te interese' y de alguna manera muy dentro de mí, realmente no necesitaba preguntar qué quiso decir con eso porque ya sabía la respuesta.
Me percaté de cómo intercambiaron una mirada y la de este hacia su hermana era fulminante, pero Rian, la misma Rian de siempre, se encogió de hombros y se volteó hacia el otro hombre que estaba junto a su hermano.
"Amor, ella es nuestra instructora de baile de la que te estuve comentando la última vez".
Ignoró por completo a su hermano, pero no soltó mi mano.
"¿En serio?", preguntó el hombre a quien ella había llamado por esposo. También noté el amor y la adoración en ambos ojos cuando la miró.
"Sí. Por cierto, cariño, esta es Belle, mi mentora más querida en el canto y ahora en el baile. Y este es Alex, mi esposo". Sonrió ya que nos presentó el uno al otro. Su hermano estaba solo mirando detrás de ella.
"¡Guau! Eres tan talentosa. Encantado de al fin conocerte".
Él me ofreció la mano para estrechar la mía y yo acepté con gusto.
"Gracias. Encantada de conocerte también". Le regalé una sonrisa de agradecimiento.
"Bienvenida a la familia".
Mi antigua amiga me sonrió, al mismo tiempo que me volvió a abrazar. Conozco esa sonrisa y es sincera, pero hay algo escondido en ella. Había interrogantes por responder.
"¿Por qué la llamas Belle?", preguntó mi prometido, a quien nadie le había dirigido la palabra en el grupo.
Ella puso los ojos en blanco antes de sonreírle.
"Oh... mi querido hermano mayor. Tch, tch, tch. La llamo Belle porque ese siempre ha sido su apodo. ¿Y sabes cuál es su verdadero nombre? Es Sophia Ysabelle Del Mundo", sonrió entonces con dulzura.
No pude menos que dejar escapar aquella sonrisa que se deslizó en mis labios por cómo le respondió a su hermano. Estaba a punto de agregar algunos comentarios, pero mi teléfono sonó y vi un mensaje de Craig en la pantalla. Él quería saber cómo lo estábamos pasando en la fiesta. No le respondí el mensaje de texto, sino que solo guardé el teléfono móvil en el bolsillo de mi vestido.
"Belle, ¿también te gusta 'Bob Esponja'?".
"¿¡Eh!?", exclamé, confundida. Su voz era un poco fuerte y los chicos que estaban alrededor de nosotras también se voltearon hacia ella, en especial su hermano y su esposo.
"Hum... Sí, es lindo", le respondí sin tener la menor idea de lo que estaba pasando por su mente.
"Bob Esponja... Hum... Sí, es lindo", añadió con un tono de voz un poco más alto y me reí entre dientes al ver que ambos hombres la miraron. ¿Acaso estos tenían algún inconveniente o algún problema con Bob Esponja?
"Belle, ¿puedo hablar contigo en privado?".
Aunque yo no sabía por qué de repente quería hablar conmigo, asentí.
"Por supuesto".
"Tengo un secreto y quiero compartirlo contigo".
Me reí entre dientes cuando los dos la miraron, les había cambiado el semblante. El rostro de su marido se había tornado avinagrado mientras que mi futuro esposo lucía atemorizado.
"Vámonos".
Ella me tomó del brazo, pero nos detuvimos cuando ambos gritaron su nombre al unísono.
"¡Rian!", vociferó su esposo.
"¡Arrianna Angela!", mencionó su nombre completo mi prometido con su rostro resplandeciente.
"Muchachos, ¿qué pasa?", inquirió al darse la vuelta con el ceño fruncido y se colocó las manos en la cadera.
"¡Solo intento hablar con mi cuñada en privado! ¿Tienen algún inconveniente con eso? Si les parece bien, pueden ver televisión y buscar sus episodios de Bob Esponja favoritos para aliviar su mal humor".
Se me escapó una risa entre los labios junto con los muchachos y ella me tomó de la mano para llevarme arriba.
Entramos en una de las habitaciones, salimos a la terraza y nos sentamos en la mesa de centro una frente a la otra.
"¿De qué quieres hablar conmigo?", le pregunté primero, aunque en el fondo ya sabía qué me iba a preguntar.
"Belle", suspiró y prosiguió. "No sabía que eras la prometida de mi hermano. No lo mencionaste cuando nos encontramos la semana pasada".
Y yo tenía mi razón. Sonreí a medias. "Sí. Recuerdo que en algún momento me dijiste que tienes un hermano, pero nunca pensé que fuera él".
"Sí. Es Dani, Daniel Kelley", hizo silencio, respiró hondo y prosiguió. "¿Podrías, por favor, decirme por qué razón aceptaste este acuerdo? ¿Y por qué te vas a casar con mi hermano?".
Parpadeé y evité su mirada. Ahora estoy empezando a cuestionarme si esta decisión de casarme con su hermano era la mejor manera de echar a Joseph en prisión, ¿o si siquiera estaba bien hacerlo?
"Rian", me disponía a explicarle, pero ella continuó.
"¿Tiene algo que ver con tu pasado?".
Mordí mi labio inferior mientras la miré de frente.
"¿Se trata de Joseph?".
Cerré los ojos con tan solo escucharla mencionar aquel nombre. El recuerdo todavía estaba tan vívido en mi mente, como si hubiera sucedido ayer y no hace seis años.
"Dime la verdad, ¿se trata de ese hombre que intentó violarte hace seis años?".
'¡Oh Dios!', exclamé en mis pensamientos al recordar aquella pesadilla
y asentí aún con los ojos cerrados. "Sí. Es por él. ¡Es por ese maldito malnacido!", bramé apretando los dientes.
"¡Ay Dios mío! ¿Por qué no le contaste a Daniel?". Esa fue la primera pregunta que me hizo después de decirle la verdad.
"¡No, Rian!", exclamé entretanto negaba con la cabeza.
"¿Pero por qué? Él necesita conocer cada detalle de ti y de tu vida".
Me reí entre dientes solo para ocultar las nuevas oleadas de dolor que oprimían mi pecho.
"¿Crees que le importaría? ¿Él me escucharía? ¡No, amiga! Ni siquiera sabe mi nombre completo. ¡Tu hermano está hecho de piedra!".
"No, Belle, créeme. Verás que no es tan frío cuando te des la oportunidad de conocerlo más".
"¡No sonríe y cuando lo hace es con burlón, siempre con su mirada fulminante y no para de insultarme!".
"Bueno, estoy de acuerdo contigo con respecto a su sonrisa, tan valiosa como los diamantes, pero vas a vivir con él durante un año bajo el mismo techo. Tienes que decirle, al menos sean amigos...".
"¡No!", negué con la cabeza mientras la miraba con seriedad. "Solo acepté este acuerdo porque tu mamá me dijo que tu hermano necesitaba una 'esposa trofeo', para obtener el contrato de su mayor inversionista. Y porque necesito un lugar donde esconderme hasta que tenga evidencias sólidas para probar en la corte lo que ese rufián me hizo. Borró todas las grabaciones de las cámaras de vigilancia después de haberme hecho eso. Y solo hay una persona que puede ser mi testigo, su criada que lo vio todo, pero el problema es que ella desapareció sin más después de eso".
Junté mis dos manos y las apreté tanto que mis nudillos casi se tornaron blancos.
"El mes pasado lo vi en el centro comercial. ¡No puedo creer que después de todos estos años todavía me afecte así, amiga! Ya yo había enterrado todos esos horribles recuerdos, pero cuando lo vi, ¡me persiguieron de nuevo!".
"E-espera... ¿Cómo se involucró mi mamá en tu compromiso con Dani?".
"Ella es una de mis alumnas en mi salón de baile y en la clase de Zumba. Y ella lo presenció todo. Vio cómo ese malnacido volvió a acosarme en el estacionamiento del centro comercial. Ella me ayudó con sus guardaespaldas y créeme, no sabía que era tu mamá. Me preguntó qué pasó y le conté todo, o sea, mis luchas en la vida desde que salí de Italia hasta lo que ese maldito me hizo. Entonces se ofreció a ayudarme".
"¿Y esa ayuda para ti consiste en que te cases con su hijo?", concluyó esta mi frase.
"Sí. Solo necesito usar el apellido de alguien para ocultar mi estado. Entonces, cuando Joseph sepa que estoy casada con tu hermano, dudará en acosarme o acercarse a mí de nuevo".
"Belle...".
"¿Puedo pedirte un favor, Rian?".
"S-sí. Lo que sea".
"¿Puedes no contarle a nadie nada de esto? Ni una sola palabra de lo que sabes sobre mí y mi pasado, en particular la razón por la que me casé con tu hermano".
"Pero Belle...", dijo e hizo una pausa.
"Por favor, Rian. Hasta que resuelva mi propio problema. Por favor, ¿sí?". Tomé sus dos manos que descansaban sobre la mesa.
"Pero necesitas ayuda. ¿Por qué no le cuentas todo a Dani? Él te ayudará...".
"No, no lo entiendes. Si Joseph se entera de que este matrimonio no es real, hará todo lo posible para tenerme de nuevo".
"Pero Dani va a ser tu marido. Con seguridad te escucharía".
"No", dije negando con la cabeza.
"¿Por qué no denuncias esto a la policía? Ellos...".
Me reí de ella de una manera sarcástica. "¿A la policía? ¿Informar esto a la policía dices? ¿Estás segura de que me escucharían? ¿Me creerían? No tengo ninguna evidencia en mí. ¡Lo que quedó fue el recuerdo de cómo ese cerdo me tocaba! ¡De sus manos sucias, de su repugnante saliva sobre mi cuerpo! Y la única persona que presenció todo está desparecida hasta ahora. ¡Y no sé cómo encontrarla!".
Las lágrimas entonces me nublaron la vista. ¿Cómo es que es tan difícil lidiar con estos horribles recuerdos dentro de mi cabeza?
"Pero amiga...".
"¿Y crees que tu hermano escucharía? ¡Lo único que sabe hacer es juzgarme y acusarme de haberme casado con él por su dinero! Él nunca creería mi historia. ¿Por qué? Debido a que si mi propio padre nunca me creyó, entonces, ¿qué esperaría de otras personas?".
"Pero en verdad te creo y lo hice desde que me compartiste tu historia. Y mi mamá también cree en ti".
"Porque no es lo mismo en el caso tuyo y de tu mamá. Lo entenderías fácilmente porque también eres mujer".
"Ysabelle...".
Y ya no lo pude evitar más, las lágrimas comenzaron a caer por mis mejillas. Ojalá también tuviera a alguien que me apoye. Desearía tener también una madre como ella, un hermano que me protegiera y un padre que no fuera como el mío, que nunca creyó en mí cuando más lo necesitaba. Mi padre era toda la familia que tenía en ese momento, pero fue a la vez quien me dejó sumida en mis horribles recuerdos de ese modo tan miserable.
Sentí unos brazos a mi alrededor y una mano frotando mi espalda.
"Prométemelo, Rian, ¿por favor?". La miré aún con lágrimas fluyendo por mis mejillas. Ella asintió.
"Lo prometo, pero espero que algún día le cuentes estas cosas a él".
Después de aquel momento a solas en la terraza, ambas decidimos bajar y volver a la fiesta, pero antes me dijo que me ayudaría con el comportamiento de su hermano.
Cuando regresamos a donde estaban todos celebrando, ella caminó hacia su esposo de inmediato. Vi cómo compartían una mirada tierna y cómo su pareja la contemplaba con puro amor y adoración en los ojos. Sé que en mi caso y en mi situación, nunca experimentaría esas cosas, pero de alguna manera deseo que después de todas estas luchas y problemas que tengo ahora, también pueda encontrar a mi propio príncipe azul. Espero hallar al hombre que me sostendrá en sus brazos mientras me mira como si fuera la única mujer que existe en su mundo, el hombre que me entenderá y nunca me juzgará por quién soy y por lo que me sucedió en mi pasado, sino el que me amará por siempre y sin condiciones.
Cerré los ojos cuando vi a ambos besándose frente a las personas que los rodeaban. Suspiré y deseé en silencio que cualquiera que fuese la consecuencia que tuviese que enfrentar después de este matrimonio, pudiera sentir paz en mi corazón y me liberara de mis no tan buenos recuerdos del pasado. Y una lágrima solitaria rodó por mi rostro, pero no estaba de humor para limpiarla.
Y como todavía tenía los ojos cerrados, no me di cuenta de las miradas que me estaba lanzando mi prometido. Él también caminó y se paró frente a mí y me sorprendí cuando abrí los ojos pues me secó esa lágrima solitaria. Tomó mi mano y me llevó hacia el centro del lugar.
Le dio su vaso al camarero mientras nos paramos frente a las personas que ahora estaban observando sus movimientos. Y sin siquiera articular palabra, se arrodilló y me mostró el anillo de diamantes blancos que tenía en la mano.
'¿¡Pero qué diablo es esto!?', me pregunté en mi cabeza en medio de mi estado de choc por lo que este estaba haciendo en ese momento.
"Sophia, sé que lo que tenemos ahora es una historia abrumadora, pero no quiero dejarte ir. Ni ahora ni nunca".
'¡Dios mío! ¡Qué buen actor eres, Daniel Kelley!', continué reflexionando, atónita.
"Cariño", prosiguió él mientras seguía arrodillado.
'¿Cariño? ¿Quién dijo eso? Díganme que no fue él, por favor... ¡Ja, ja, ja! ¿Qué tal si te pateo las pelotas, cariño?', me preguntaba yo ante tanta desfachatez.
"¿Quieres ser la madre de mis hijos en el futuro? ¿Quieres ser mi esposa de por vida? ¿Y me darás el honor de ser el hombre más feliz del mundo al casarte conmigo?".
Lo miré de frente, pero su rostro mostraba lo contrario de lo que yo estaba pensando. Me estaba sonriendo, pero en mi cabeza de súbito apareció una respuesta a eso.
'¡Idiota! Certo che sta solo recitando, questa è solo una finta festa di fidanzamento!'. (¡Idiota! ¡Por supuesto que solo es pura verborrea y esta no es más que una fiesta de compromiso fingida!) Pensé, insultada.
"¡Por favor, di que sí!". Escuché los gritos de sus padres y quise reírme cuando vi la expresión del rostro de este. Estoy segura de que ahora me está descuartizando silenciosamente dentro de su mente.
"Sí, 'cariño', me casaré contigo", respondí haciendo hincapié en aquella expresión tierna que me había dicho dos veces esta tarde.
Él sonrió burlonamente.
'¿Lo ven? ¡Solo está fingiendo!', me repetía yo en mi cabeza mientras lo miraba.
Deslizó el anillo de diamantes en mi dedo y se puso de pie muy despacio, pero lo que yo no sabía es que me sorprendería aún más por lo siguiente que este estaba por hacer.
Acarició mis mejillas con sus manos y su boca atrapó mis 'vírgenes' labios. Sentí que el mundo giraba a mi alrededor mientras las mariposas dentro de mi estómago comenzaban a revolotear con los fuertes latidos de mi corazón.
Tuve que cerrar los ojos y agarrar su hombro para apoyarme, mientras mis rodillas se doblaban por ese repentino sentimiento y sensación que me estaba provocando con ese beso. Sentí su mano alrededor de mi cintura y mi espalda baja. Tomó mis dos manos y las rodeó alrededor de su cintura antes de soltar mis labios. Me abrazó después de eso y me susurró al oído.
"Apuesto a que fui tu primer beso, cariño".
'¡Maldito malnacido!', murmuré para mí misma y mis ojos se abrieron como platos.