DRACCO
Mc Donald apellido poderoso entre los grandes y es que nuestra riqueza, reputación, prestigio y lujos no tienen comparación, ser los mejores es una religión impuesta por nuestro padre que nos llevo a la grandeza obligando a nuestra madre a casarse con él.
Unir una constructora, con unos de los mejores bancos del país lo llevo por grandes negocios como el casino, y propiedades fuera del continente, dicen que me parezco demasiado a mi padre y no solo en lo físico, su inteligencia, astucia, cautela lo llevo a ser lo que fue hasta el día que murió.
Tengo mucho de él, como por ejemplo conocer bien las personas de tu entorno, como también conocer los puntos débiles de tus enemigos, en la guerra como en el amor todo se vale y la persona con la mejor jugada es el vencedor.
-¿Ya preparaste todo? -le pregunto a Demian después de mi hermana salir-quiero la construcción destruida.
-No es fácil Dracco, vidas humanas podrían perderse si se calcula mal.
-Que sea de noche que nadie labora.
-Ese es el problema Dracco-que solo me ponga trabas y no soluciones me daña el día-a diferencia de muchas constructoras, los San Miguel manejan dos turnos ofreciendo una mayor efectividad en la entrega de las contracciones, siempre hay personal laborando y no llevare la muerte de tantas personas en mi conciencia.
-Se muy bien como funciona el muy maldito-debo ingeniarme algo, solo que había estad tan ocupado en otras cosas que descuide los proyectos-que difundan en el rumor de una bomba, pero asegúrate de destruirla-rueda los ojos-déjalo Demian-esto no le corresponde a el -yo me encargo.
-¿Qué piensas hacer?
-No te importa.
Salgo de su oficina hostigado con tanta mierda, mi hombre de confianza regresa en una semana y en dos días ese trabajo ya esta listo, esperare que tengan un avance significativo en la contracción, para que después note como ante sus ojos se le derrumba.
En la sala de espera esta Ava hablando por teléfono y apenas me ve, sus mejillas se sonrojan, siempre están encendidas por mí, provocarlo me infla el maldito ego porque lo único que deseo es calcinarla.
-Hermano tengo que dejarte-susurra bajando su cabeza cuando estamos frente a frente-te amo mucho, mucho Amit, saluda a mis padres y dile a Arya que la amo también.
Cuelga la llamada y tarda unos segundos mirarme, pero al hacerlo sus ojos que son como observar el cielo mas despejado no me trasmite calma, aflora una tempestad en mi interior que me cuesta controlar.
-Estaba hablando con mi hermano, estaba preocupado por mi y-intenta explicarme-le dije que estaba bien, que estaba realizando unas diligencias.
Es tan tonta, inocente, tan limpia que es imposible no pensar en ensuciarla.
-Tu teléfono-me observa con extrañes-Ava-lo que me enoja con ella es que tengo que repetirle dos veces las mismas cosas.
-¿Por qué?
-Dámelo-me lo entrega con las manos temblorosas y lo guardo en el bolsillo de mi chaqueta, tomo su mano para salir de aquí, estar tan duro por ella es una molestia, necesito tenerla hoy mismo.
-¿Mas tarde me lo devolverás?
No le digo nada mientras el ascensor nos lleva al parqueadero, conozco a Cruella mejor que nadie y sé que no obedecerá, estamos cortados con la misma tijera, el mismo molde y por nuestras venas corre la misma sangre, es de suponer que someterse a mis exigencias no es propio de ninguno, asi que mientras ella inicia los trámites, mantener incomunicada a Ava será lo mejor.
El auto avanza hasta mi apartamento, mientras tanto aprovecho el momento de no solo atender algunas cosas de la oficina, si no que me entretengo con la suavidad de su piel, sus piernas son lindas, pero definitivamente sus senos son una parte de ella que me vuelve loco.
Mis manos se vuelven inquietas adentrándose por la cara interna de sus piernas, pero sus manos atrapan la mía deteniendo el avance por unos segundos, aplico un poco de fuerza hasta llegar a mi destino y al contacto de mis dedos con su clítoris cierra sus piernas tirando su cuerpo hacia adelante.
Maldita reacción que provoca dejando todo a un lado y estrello mi boca contra la suya mientras que mis dedos corren la tela de sus bragas, sus labios son sedosos, húmedos y caliente, pero los que estoy besando son adictivos, dulces y deliciosos.
Le cuesta responder cuando solo quiere gemir con mis dedos dentro de ella, dado a todas sus reacciones me gusta tenerla así sin saber como actuar con todo eso que la quema cada vez que estoy cerca.
-Dracco-con mi mano libre aparto el cabello negro que recae hasta su espalda, se eriza y ataco su cuello con mis dedos dentro, no me detengo al sentir tanta humedad en su canal-detente.
-¿No te gusta? -quisiera arrancarle ese maldito vestido negro, no le debe guardar nada a ese hombre, ella ahora es mía.
-No es correcto-responde evadiendo inteligentemente mi pregunta, metiendo sus dedos en mi cabello, agarrando un puñado de este-no está bien hacer esto, no para mí.
-¿Te gusta? -muerdo y succiono su cuello marcándola con ansias-abre más las piernas.
-Por favor-suplica-detente.
Ese gemido disfrazado de sollozo me excita a un grado que ella no imagina, mi polla duele en su prisión queriendo traspasarla si es posible.
Mi mente divaga con su cuerpo sobre el mío saltando en mi polla mientras me le como las tetas, maldita fantasía que me hace gotear y ansiarla mas.
-Responde y no te atrevas a mentirme porque eso si es pecado-mis dedos entran y salen de su sexo que cada vez se moja más-si quieres que me detengan confiesa la verdad, piensa que soy el padre que escuchaba tus pecados Ava.
-Eres de lo peor.
Mis palabras la enojan tanto que me empuja queriendo apartarme, pero la domino en el asiento trasero del auto abriéndola de piernas.
-No seas así Dracco–rompo sus bragas mientras sonrió con sus palabras.
-¿Así como? -la abro más tiñendo de rojo sus mejillas-déjame ver lo que me voy a comer.
-No-aparta la mirada con sus manos cubrir su intimidad -no te burles más por favor, eres un indecente que no tiene el más mínimo tacto para dirigirse a una mujer, no sabes cómo me avergüenzas.
-Porque si tienes un coño lindo-la escucho tragar grueso -vamos princesa, déjame ver, no me hagas enojar.
-Yo no quiero que te enojes -es una niña,.
-¿Quieres hacerme feliz?-pregunto acariciando sus piernas que me rodean.
-Supongo que si-ella es astuta en medio de su inocencia, se convierte en un peligro cuando no sabe el arma que posee y causa desastres sin darse cuenta, es el tipo de demonio que no puedo andar suelto por ahi con apariencia angelical.
-Déjame ver entonces -juego con ella, su rostro se baña en escarlata haciéndola lucir más hermosa y provocativa.
-No juegues más conmigo.
-Abre.
Lentamente lo hace oscureciéndome la vista como si se tratase de un espectro poseer mi cuerpo, en automático me voy de cara contra su intimidad, saboreando sus pliegues y el sabor a mujer, a una verdadera hembra.
Levantó su cadera agarrando sus nalgas hasta tenerla a una altura donde succión el sexo mojado, deleitándome hasta más no poder, sus manos se aferran a las mías mientras la mantengo arqueada con su espalda en la silla en tanto mi lengua juega con su clítoris.
No controla los jadeos mientras me la devoro queriendo meterme tan profundo dentro de ella, quiero escucharla gritar mi nombre cada vez que se la meta hasta el fondo, pero me divierto en su intimidad hasta hacerla gemir y gemir con las profundas atenciones de mi lengua en su cavidad.
Sabe exquisito la muy maldita invitándome a querer que se derrame con mi boca pegada a su coño caliente, la desee desde que la vi y ahora la tengo sometida con una mentira que la hace pecar, me gusta causar ese conflicto emocional que la pone contra la espada y la pared, sus creencias son fuertes, pero la llama del pecado que yo avivo también.
Gime, se remueve y mueve sus caderas ya poseída por eso que se llama placer, es una jodida delicia los jugos que derrama, lamiendo toda su intimidad trago eso que deja salir llena de pudor.
-Por favor para ya Dracco-esta cerca de llegar a su clímax, pero tiene miedo, el problema es que yo quiero enviarla a ese infierno donde no podrá salir nunca más-Dracco.
-Sabes cómo detenerme-le digo volviendo a mi deliciosa tarea-¿te gusta?
Entierra sus uñas en mi brazo arqueándose cuando atrapo su clítoris entre mis labios tirando de él, lo suelto, para morder sus labios y volverlo a capturar para succionarlo con ardor con mis manos en sus ricas nalgas.
-No me detendré si no me das respuesta-a pesar de todo es arrogante, no quiere darme la razón y se debate en decir mentiras o aceptar el hecho que le encanta eso que le hago.
-¡Si!-la sujeto con una mano metiendo un dedo torturándola-¡Dracco!
-¿Si que Ava?-mi lengua también trabaja a la par de mi dedo.
-Para ya, algo quema dentro-confiesa-si me gusta, me gusta mucho.
Su declaración solo me enceguece más y continúo pegado en ella hasta que no aguanta más la presión y deja salir el manantial que baña mi boca que se traga todo el fluido que deja salir mientras su cuerpo se arquea con el orgasmo provocado.
Limpio todo mientras sus piernas elevadas tiemblan y limpia las lagrimas llenas de culpa que mojan su rostro mientras yo termino de alimentarme.
-Buena niña-bajo su vestido-ven aquí princesa.
Llora en mi pecho y dejo que se descargue, odio ver a las mujeres llorar, supongo porque no estoy acostumbrado a verlas en ese estado como tan lamentable, madre nunca lloro, no que yo recuerde, alguna que otra lagrima a veces de felicidad por los detalles de mi padre, pero nunca de dolor o a cantaros como lo hace Ava temblando en mis brazos.
Cruella es como esperar que en África ocurra una aurora boreal, o se acabe la hambruna en el mundo, es algo imposible que doña piedra derrame ese liquito vital, su ego es poderoso y nada ni nadie merece eso de ella, lloraría solo si le genere ingresos, de lo contrario solo si existen los milagros ocurriría tampoco por mucho que la odie la quiero ver llorar y que Ava lo haga por un orgasmo es bastante frustrante.
Llegamos al departamento donde me dejo caer en el sillón dejando mi cabeza en el borde y mi brazo encima de mi frente, los documentos a mi lado y hay silencio por largo rato con Ava parada en el mismo lugar, me exaspera su actitud a veces y me levanto por un poco de licor.
-Deja de llorar que eso no resuelve nada-ni el sabor a licor supera su esencia-ven hablemos.
Muevo mi cabeza lidiando con el dolor de mi polla y el desespero de saber que esta sin bragas teniéndola sola para mí.
-Siéntate donde te sientas cómoda-opta por el sillón frente a mí, la mesita nos separa y sus manos alisan el vestido antes de sentarse con las piernas cerradas, bebo con una sonrisa florecer en mi rostro, las ganas de corromperla son tan grandes que de hoy no pasa.
-¿Porque acudiste a Novak? -bebo observando como juega nerviosa con sus dedos-mírame cuando te hablo y no me mientas, ya has pecado demasiado hoy.
Me burlo de ella, ver sus expresiones de culpabilidad nutren eso que despierta sin ella entender que deseo es matarla a punta de polla.
-Ava me estoy impacientando-con ella es imposible-¿qué hacías con mis enemigos?
-Buscaba asesoría-me observa al hablar-quería saber si podía hacer algo para que no dejaras a mi gente en la calle.
-Tu difunto esposo los dejo en la calle-le digo-no soy yo.
-Pero te aprovechas para chantajearme, obligarme hacer cosas que no quiero.
-Pero que disfrutas-niega limpiando las lágrimas-debes entender que de mi escapatoria no tienes, tu esposo hizo todo mal confiando en mí.
-¿Porque? -llora-¿qué te hizo de malo?
-El nada-bebo más controlándome-en cambio la culpable aquí eres tú-abre sus ojos-por ti es que todo el mundo esta a punto de quedarse en la calle.
-Yo no te hice nada Dracco, yo...
-Tu si hiciste mucho querida-me estiro dejando la bebida en la mesa-despertar el diablo en mi no lo ocasiona cualquiera-tomo los documentos-¿qué te dijo Novak?
-Que no hay nada que hacer-si hay algo que hacer, pero ella ni nadie lo sabe, solo mi hermana y yo-solo tú puedes ayudarme.
-Resultó inteligente el imbécil.
-Su hermano-la sangre se me calienta en las venas-Paris fue quien me asesoro.
El y yo tenemos una vieja deuda pendiente que aún no hemos saldado.
-No quiero volver a verte cerca de ellos-asiente, le tiro los documentos en la mesa-firma.
-¿Hay algo que podamos hacer?-niego ocasionando que derrame mas lagrimas-Dracco.
-Serás mía por tiempo indefinido Ava, convéncete que si no firmas ya mañana mismo todos están en la calle-tiembla -no quiero quejas, negativas, demoras o llanto, si quiero que me la chupes lo harás, si quiero cogerte el culo lo hare, no te negaras a mis deseos, porque donde quiera hacerte mía accederás, sin quejas, ni pretextos, porque no solo es firmar y ya, si logras hacerme enojar, simplemente le daré la orden a mi hermana.
-Soy humana-dice-que pasa con lo que yo siento, quiero.
Ruedo los ojos.
-Firma Ava-insisto-demuestra que amas a tu familia.
Se toma su tiempo en plasmar su firma, pero lo hace después de un lamento acompañarla, cierra la carpeta dejando el esfero encima y vuele a sentarse limpiándose las lágrimas sin mirarme.
Ese es el problema de las personas firmar sin leer, le entregan el alma al diablo sin saberlo.
-Abre te piernas-exijo-quítate el vestido y tócate para mí, sin llorar princesa-advierto-que no te estoy violando.
Obedece esta vez más rápido dejando caer el vestido negro que quemare después, sin mirarme vuelve a cubrirse apretando sus piernas ocultando lo que sea que siente, se niega a eso que la quema, pero ya se acostumbrara, solo es cuestión de tiempo.
-Siéntate y ábrete de piernas, quiero que te toques.
-Nunca he hecho algo semejante-confiesa -no se como hacerlo.
La noche ha caído, la pared de vidrios deja entrever las estrellas que se toman el cielo y a mí la oscuridad cuando se sienta abriéndose de piernas obedeciendo a mi mirada.
-hazlo como lo sientas -le digo-ahora soy tu marido y debes complacerme-jugar con su mente resulta tan divertido-hazlo para mi princesa, tócate.
Abre solo un poco deslizando su mano, pero no logro ver nada desde mi posición, palidece al verme caminar en su dirección y sentarme en la mesa quedando más de cerca a eso que hará para mí.
-Ábrete más-pido absorto en el deseo de poseerla ya, pero me resulta gracioso jugar con ella, con sus nervios y su esencia -quiero ver princesa.
Accede posando las piernas en los reposa brazos dándome una panorámica que casi me provoca un paro cardíaco.
-Mírame cuando te toques-hay chispa cuando su mirada choca con la mía, hay un enorme deseo que rasga su interior queriendo salir, pero es fuerte conteniéndose-vamos princesa.
-No se-muerde su labio-nunca lo he hecho.
-¿Ni para Cristóbal? -niega-¿sola? -niega nuevamente.
-¿Qué voy hacer contigo princesa? -digo llevando mi mano hasta su intimidad-tócate así-gime cuando mis dedos acarician su sexo ya vuelto agua-abre tus labios-pido.
-Dracco-esto le cuesta.
-Abre tu coño para mí-digo-quiero comértelo.
Sus dedos delgados separan su carne tierna y rosadita, es una delicia observar, el goteo se hace intenso mientras mis dedos acarician todo su sexo ocasionando que libere más flujo.
Agua se me vuelve la boca presenciando en como lentamente la llevo a un camino sin retorno, gime con sus mejillas incendiadas mientras que a mi ya se me está haciendo imposible controlar la bestia que quiere partirla en dos.
Tomo uno de sus dedos guiándola y sola continúa dándome la mejor vista del mundo, siento que la ropa me estorba, que la saliva se me aliviana, que la sangre en las venas se me cocina y la temperatura de mi cuerpo sube de forma insoportable.
Ella no ve como me tiene porque sus ojos los mantiene cerrados con su boca entreabierta liberando jadeos mientras se toca, es una maldita diosa dejándose llevar por el deseo reprimido, muerde sus labios atorándome la salvia en la garganta con las ganas que me sumen en querer arrancarle no sé cuál de sus labios.
-Ingresa un dedo-le digo-mírame cuando lo hagas.
Los abre e inmediatamente lagrimas bajan por sus mejillas mientras arquea el cuerpo al meter un dedo en su cavidad.
-Muévelo princesa-obedece anclando su vista que se torna oscura, me jode la existencia con sus jadeos tiernos, candentes, indecentes, ¿Cómo puede una persona ser tan dulce y jodidamente ardiente al mismo tiempo?
-Dracco-arquea su cuerpo sin dejar de tocarse, sin dejar de acariciar mis demonios con su mirada.
-Suéltalo princesa-le digo quitándome la chaqueta-démelo de regalo, no lo saques-preveo su intención-tócate el clítoris, hazlo duro princesa, no te detengas.
Continúa esparciendo su chispa en todo su cuerpo hasta que explota sin más, cerrando las piernas cuando un chorro llega hasta mi mojándome el rostro.
-Perdón-musita regulando su respiración-no era mi intención.
«Es la mejor jodida corrida de una mujer» impactado pruebo el sabor que me impulsa a tomarla del brazo atrayéndola tanto a mi cuerpo que me permite saborear sus labios rojos de tanto morderlos.
La beso mientras a cuestas la llevo a mi habitación, una vez adentro la arrojo a la cama y toda ella rebota echándole mas gasolina a mi sistema, estoy tan malditamente duro por ella que temo venirme al sentir su calor.
Sus ojos se quieren salir de cuenca al ver mi verga y no es la primera que tiene esa expresión, gatea en la cama horrorizada queriendo escapar, pero hundo la cama tomándola del tobillo, tiro de ella que pelea, pero dejo mi peso sobre su delicado y menudo cuerpo con sus manos por encima de su cabeza.
-¿Por qué yo? -su labio inferior tiembla cuando siente el miembro que recae en su abdomen.
-Porque me gusta ser yo quien provoque tu calvario-susurro cerca de sus labios-es jodidamente adictivo desatar el fuego en ti y ver como te consumes a fuego lento con tus culpas-su mirada azul me perfora las entrañas- me gusta ser el causante de eso que te atormenta y el dueño absoluto de tus placeres culposos.
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¿NO SE SI LE BAJAMOS A LA INTENSIDAD O ASI ESTA BIEN? serán intensos debido a la esencia de la novela.
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